lunes, 26 de octubre de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 28 DE OCTUBRE – MIERCOLES – 30ª – SEMANA DEL T. O. – A – San Simón y San Judas, apóstoles


 


28 DE OCTUBRE – MIERCOLES –

30ª – SEMANA DEL T. O. – A –

San Simón y San Judas, apóstoles

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,19-22):

 

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios.

Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular.

Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor.

Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 18,2-3.4-5

 

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

 

El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo susurra. R/.

 

Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,12-19):

 

En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles:

Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.

 Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

 

Palabra del Señor

 

1.    Cuenta una antigua tradición que celebramos a San Simón y San Judas el mismo día porque siempre iban en sus correrías apostólicas predicando juntos. Uno se apodaba “el Zelote” y otro “el Tadeo”. Uno, aludiendo a su pertenencia a una banda armada violenta de resistencia y otro que significa “el valiente”, de corazón bastante apasionado -por lo que sabemos-.

Imagino que tanto Simón el Zelote como Judas Tadeo, en el ala más tradicionalista, estarían encantados escuchando a Jesús las palabras del evangelio de ayer: ¡vengo a traer fuego, nada de paz sino división y guerra!

Y me imagino que, a otros discípulos como Juan o Felipe, de corte más helenista, les enfadaría bastante estos arranques de Jesús.

Me apuesto a que unos y otros se sentían desconcertados con Él y desbordados con su libertad. Ni contigo ni sin ti… Al César lo que es del César… No convirtáis la Casa de mi padre en un mercado… Mi Reino no es de este mundo…

 

2.    Me vienen a la cabeza enfrentamientos sociales recientes o cualquier conflicto político en todo tiempo. Cuanto más complicado es un asunto, más difícil es ver juntos a quienes se sitúan ideológicamente en las antípodas. No sé si hay algún caso como el de Jesús y sus apóstoles. No sé si alguien que haya llevado a cabo una empresa semejante rodeado de gente tan dispar.

El evangelio de hoy recuerda la llamada de Jesús a los doce. Por su nombre. Con su identidad propia. Y los llama siempre para todo el mundo, para todos, por todos los lugares.

Qué curioso… Tantas veces nosotros agarrados a “mi” bandera”, “mis” valores, “mi” partido”, “mi” patria, “mi” visión…. Y Jesús y su Evangelio empeñado en que la fuerza que sale de él cure siempre “a todos”, “a todos”, “a todos”.

 

 

SAN SIMÓN Y JUDAS TADEO, APÓSTOLES

 


El nombre de Simón figura en undécimo lugar en la lista de los apóstoles. Lo único que sabemos de él es que nació en Caná y que se le daba el apodo de «Zelotes». Judas, por sobrenombre Tadeo, es aquel apóstol que en la última cena preguntó al Señor por qué se manifestaba a sus discípulos y no al mundo (Jn 14,22). La liturgia romana, a diferencia de la de los orientales, conmemora el mismo día, juntamente, a estos dos apóstoles.

 

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares, a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe. En Alemania, Italia, América y muchos sitios más, tiene numerosos devotos que consiguen por su intercesión admirable ayuda de Dios, especialmente en cuanto a conseguir empleo, casa u otros beneficios.

Santa Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo. Judas es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios".

 

Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe".

Simón significa: "Dios ha oído mi súplica".

San Simón y San Judas Tadeo se les celebra la fiesta en un mismo día porque según una antigua tradición los dos iban siempre juntos a todas partes a predicar la Palabra de Dios. Ambos fueron llamados por Jesús para formar parte del grupo de sus 12 escogidos o apóstoles. Ambos recibieron el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego el día de Pentecostés y presenciaron los milagros de Jesús en Galilea y Judea y oyeron sus sermones; le vieron ya resucitado y hablaron con Él después de su santa muerte en la Cruz, le vieron luego de Su gloriosa resurrección y fueron testigos presenciales de su ascensión al cielo.

Judas se le llama Tadeo para diferenciarlo de Judas Iscariote que fue el que entregó a Jesús.

San Judas Tadeo escribió una de las Cartas del Nuevo Testamento. En la misma, ataca a los gnósticos y dice que los que tienen fe, pero no hacen buenas obras son como nubes que no tienen agua, árboles sin fruto, y olas con sólo espumas, y que los que se dedican a los pecados de impureza y a hacer actos contrarios a la naturaleza, sufrirán la pena del fuego eterno.

La antigua tradición cuenta que a San Simón lo mataron aserrándolo por medio y, a San Judas Tadeo, cortándole la cabeza de un hachazo. A San Judas le pintan muchas veces con un hacha en la mano.

 

 

 


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