martes, 12 de octubre de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 14 - DE OCTUBRE – JUEVES – 28ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Calixto I


 

 

      14 - DE OCTUBRE – JUEVES –

28ª – SEMANA DEL T. O. – B –

San Calixto I

 

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (3,21-30a):

 

Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley. Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre.

Así quería Dios demostrar que no fue injusto dejando impunes con su tolerancia los pecados del pasado; se proponía mostrar en nuestros días su justicia salvadora, demostrándose a sí mismo justo y justificando al que apela a la fe en Jesús.

Y ahora, ¿dónde queda el orgullo? Queda eliminado. ¿En nombre de qué? ¿De las obras? No, en nombre de la fe.

Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley. ¿Acaso es Dios sólo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles?

Evidente que también de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 129,1-2.3-4.5

 

    R/. Del Señor viene la misericordia,

la redención copiosa

 

Desde lo hondo a ti grito, Señor;

Señor, escucha mi voz;

estén tus oídos atentos

a la voz de mi súplica. R/.

 

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,

¿quién podrá resistir?

Pero de ti procede el perdón,

y así infundes respeto. R/.

 

Mi alma espera en el Señor,

espera en su palabra;

mi alma aguarda al Señor. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54):

 

En aquel tiempo, dijo el Señor:

«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros.

Por algo dijo la sabiduría de Dios:

"Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.

Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación.

¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, ¡que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»

Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

 

Palabra de Señor

 

1.  El modo o forma de comportamiento, que Jesús denuncia en este evangelio, por desgracia está más generalizado de lo que imaginamos. Porque no es propio solamente de los actuales escribas y fariseos. Es decir, de los actuales profesionales de la religión. Es la conducta que suelen tener casi todos los integristas intransigentes, en lo que se refiere a la observancia de la religión.

Por eso, lo primero que este texto de Lucas pone en boca de Jesús es el comportamiento tan contradictorio que los profesionales de la religión suelen

tener contra los "profetas", tanto los antiguos como los actuales.

Tal comportamiento se resume en lo siguiente: cuando los profetas resultan molestos para la institución religiosa, se les persigue, se les expulsa, se les difama, se les desautoriza y, si es preciso, se les mata.

Pero, luego, cuando a la institución

religiosa le conviene, se pone al profeta en un pedestal, se le canoniza, se le presenta como modelo y ejemplo.

 

2.  Por eso no es de extrañar que en la Iglesia se hagan cosas muy parecidas. Cosas que no son sino la prolongación en la historia del conflicto entre sacerdotes y profetas, tal como sucedió en Israel.

Durante el s. XX, la misma Curia Vaticana persiguió a teólogos tan reconocidos como De Lubac o Congar a los que luego elevó al rango de cardenales.

Estas conductas vaticanas han

colaborado poderosamente al empobrecimiento de la teología católica,

sobre todo, en Europa y especialmente en el ámbito de la dogmática. 

Hoy, en los seminarios y centros de estudios eclesiásticos, se ha creado un clima de miedo, no siempre reconocido, pero sumamente eficaz para bloquear la

creatividad teológica y la mejor difusión del Evangelio.

 

3.  Y no es de menos actualidad la acusación que Jesús les hace a los juristas: "os habéis quedado con la llave del saber". El control creciente y abrumador que la jerarquía eclesiástica ejerce sobre el saber de las cosas de Dios, de Jesús, del Evangelio... "cierra el paso a los que intentan entrar". Y es que la "gente sencilla" sintoniza con el Evangelio mucho mejor que los "sabios y entendidos" (Mt 11, 25 par).

En tiempos pasados, cuando la sociedad se mantenía impregnada de religiosidad, la Iglesia podía subsistir. En este momento, y más de ahora en adelante, la Iglesia se va quedando reducida a un gueto, una especie de secta, cada vez más marginal, más desplazada y con menos capacidad de influjo en la sociedad, sobre todo en las sociedades avanzadas de los países industrializados.

No nos queda más solución que el retorno al Evangelio.

San Calixto I

San Calixto I (siglo III)

Se cuenta que en un tiempo fue esclavo; habiendo alcanzado la libertad, fue ordenado diácono por el papa Ceferino, a quien sucedió más tarde en la cátedra de Pedro.

Combatió a los herejes adopcionistas y modalistas. Recibió la corona del martirio en el año 222 y fue sepultado en la vía Aurelia.

Breve Biografía

 

Las catacumbas son una meta obligatoria para los peregrinos y turistas que van a Roma. Particularmente célebres y frecuentadas son las de San Calixto, que el Papa Juan XXIII definió “las más importantes y las más célebres de Roma”. Quedan cerca de las también famosas catacumbas de San Sebastián y de Santa Domitila. Comprenden un área de 400 metros por 300, con cuatro pisos sobrepuestos; se ha calculado que tienen no menos de 20 kilómetros de corredores.

Esta obra colosal recuerda para siempre a San Calixto, porque fue él quien se preocupó por su realización, primero como diácono del Papa Ceferino y después como Papa. Pero este lugar no es precioso sólo por sus dimensiones, sino por el gran número y la importancia de los mártires que fueron “depositados” allí: particularmente célebres son las criptas de Santa Cecilia y la contigua de los Papas Ponciano, Antero, Fabián, etc. Por eso, puede parecer raro que falsee precisamente la de San Calixto que fue quien hizo construir esa cripta.

La tumba de San Calixto se encuentra en el corazón de la antigua y genuina Roma: en la basílica de Santa María en Trastévere, que fue construida por el Papa Julio a mediados del siglo IV, intitulada también a San Calixto.

Calixto nació en Trastévere en la segunda mitad del siglo II, y su padre era un tal Domicio. Era de humilde condición, pero muy apreciado por el correligionario o Carpóforo, que le confió la administración de sus bienes. Pero algo no marchó bien, pues poco después el pobre Calixto fue condenado a hacerle dar vueltas a una rueda de molino para pagar al patrón y a la comunidad cristiana los perjuicios ocasionados. Poco tiempo después Calixto tuvo que soportar otra dura condena, la flagelación y la deportación a Cerdeña, por las acusaciones de los judíos.

La comunidad cristiana lo rescató, incluso con la intervención de Marcia, la concubina de Commodo, y entonces Calixto colaboró con el Papa Víctor y con Ceferino, a quien sucedió como Papa en el 217.

Su elección provocó el cisma de Hipólito, que reprochaba a Calixto su origen servil y sobre todo su flexibilidad con los pecadores. San Calixto tuvo también que luchar contra la herejía sabeliana. Murió “mártir”, no a mano de la autoridad imperial como asegura el Martirologio Romano, sino durante una sublevación popular.

  

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