miércoles, 12 de enero de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 14 - DE ENERO – VIERNES – 1ª – SEMANA DEL T.O. – C San Félix de Nola

 

 


14 - DE ENERO – VIERNES –

1ª – SEMANA DEL T.O. – C

San Félix de Nola

 

Lectura del primer libro de Samuel (8,4-7.10-22a):

 

En aquellos días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá.

Le dijeron:

«Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas las naciones.»

A Samuel le disgustó que le pidieran ser gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor.

El Señor le respondió:

«Haz caso al pueblo en todo lo que te pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey.»

Samuel comunicó la palabra del Señor a la gente que le pedía un rey:   

«Éstos son los derechos del rey que os regirá: a vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras.

Vuestros campos, viñas y los mejores olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros. A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. Y vosotros mismos seréis sus esclavos. Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis, pero Dios no os responderá.»

El pueblo no quiso hacer caso a Samuel, e insistió:

«No importa. ¡Queremos un rey! Así seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga al frente de nosotros a luchar en la guerra.»

Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se lo comunicó al Señor.

El Señor le respondió:

«Hazles caso y nómbrales un rey.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 88,16-17.18-19

 

    R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor

 

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:

caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;

tu nombre es su gozo cada día,

tu justicia es su orgullo. R/.

 

Porque tú eres su honor y su fuerza,

y con tu favor realzas nuestro poder.

Porque el Señor es nuestro escudo

y el Santo de Israel nuestro rey. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Marcos (2,1-12):

 

Cuando a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra. Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico:

«Hijo, tus pecados quedan perdonados.»

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

«Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»

Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo:

«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...»

Entonces le dijo al paralítico:

«Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa.»

Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos.

Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

«Nunca hemos visto una cosa igual.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Se sabe con seguridad que, desde tiempos muy remotos, los seres humanos establecieron extrañas relaciones entre las desgracias y los pecados. 

Es decir, se establecieron relaciones misteriosas entre el sufrimiento y la conducta humana.  De forma que se llegó a la conclusión de que el mal físico es consecuencia del mal ético. Relacionando el mal ético, no con la conducta humana, sino más bien con los rituales de la religión. Ya Tito Livio lo recuerda: "El desastre hizo recordar la religión": adversae res admonuerunt religionum (5, 51, 8).

Así, la "simbólica del mal" (Paul Ricoeur) se relacionó con la "culpa", la "mancha" o la "ofensa". Todo ello vinculado, no tanto a conductas "humanas", sino "rituales". Así, el "pecado" y el "miedo" al castigo divino estaba asegurado (Jean Delumeau).

 

2.  En el fondo, la causa de estas extrañas relaciones tiene mucho que ver con el poder religioso de los dirigentes religiosos. Así, ellos mantienen su control y la fuerza para perpetuar la "mentalidad sumisa", que se traduce en obediencia, alimentada por el miedo al castigo de los dioses. Sin saberlo, los letrados mal pensantes, ante la bondad de Jesús con el paralítico, eran portadores de estas ideas míticas y de tiempos desconocidos, mediante las que tales letrados mantenían su poder sobre las conciencias de la pobre gente, que, además de sufrir enfermedades, carencias y desgracias, tenía que someterse a los "hombres de lo sagrado".

 

3.  El relato de este evangelio es la indicación más clara de que Jesús quiso acabar con estas complicaciones para la conciencia de la gente. Para lo que era necesario dejar patente que, por supuesto, Dios es quien perdona los pecados. Pero el medio para conseguir ese perdón no está en el sometimiento a los "hombres de lo sagrado".

El perdón de los pecados se explica y se demuestra por la fuerza de la bondad con el que sufre, la misericordia con el que se ve incapacitado. Y la lucha contra todo lo que es desgracia y causa de dolor en los seres humanos.

A Jesús le llevaron un hombre destrozado. Por su parálisis total. Y por su mala conciencia. Jesús lo sanó por completo. Por tanto, en la medida en que vamos por la vida dando felicidad, paz y esperanza, en esa misma medida queda perdonado todo posible pecado.

 

San Félix de Nola




En la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san Félix, presbítero, el cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la persecución fue encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz, pudo volver entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable ancianidad, como invicto confesor de la fe (s. III/IV).

 

Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa "feliz", en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.

Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.

Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.

No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.

Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.

Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.

Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.

Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.

 

https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felix_de_Nola.htm

 

 

 

   

 

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