14 - DE ENERO – VIERNES –
1ª – SEMANA DEL T.O. – C
San Félix de Nola
Lectura del primer libro de Samuel
(8,4-7.10-22a):
En aquellos
días, los ancianos de Israel se reunieron y fueron a entrevistarse con Samuel
en Ramá.
Le dijeron:
«Mira, tú eres ya viejo, y tus hijos no
se comportan como tú. Nómbranos un rey que nos gobierne, como se hace en todas
las naciones.»
A Samuel le disgustó que le pidieran ser
gobernados por un rey, y se puso a orar al Señor.
El Señor le respondió:
«Haz caso al pueblo en todo lo que te
pidan. No te rechazan a ti, sino a mí; no me quieren por rey.»
Samuel comunicó la palabra del Señor a
la gente que le pedía un rey:
«Éstos son los derechos del rey que os
regirá: a vuestros hijos los llevará para enrolarlos en sus destacamentos de
carros y caballería, y para que vayan delante de su carroza; los empleará como
jefes y oficiales en su ejército, como aradores de sus campos y segadores de su
cosecha, como fabricantes de armamento y de pertrechos para sus carros. A
vuestras hijas se las llevará como perfumistas, cocineras y reposteras.
Vuestros campos, viñas y los mejores
olivares os los quitará para dárselos a sus ministros. De vuestro grano y
vuestras viñas os exigirá diezmos, para dárselos a sus funcionarios y ministros.
A vuestros criados y criadas, vuestros mejores burros y bueyes, se los llevará
para usarlos en su hacienda. De vuestros rebaños os exigirá diezmos. Y vosotros
mismos seréis sus esclavos. Entonces gritaréis contra el rey que os elegisteis,
pero Dios no os responderá.»
El pueblo no quiso hacer caso a Samuel,
e insistió:
«No importa. ¡Queremos un rey! Así
seremos nosotros como los demás pueblos. Que nuestro rey nos gobierne y salga
al frente de nosotros a luchar en la guerra.»
Samuel oyó lo que pedía el pueblo y se
lo comunicó al Señor.
El Señor le respondió:
«Hazles caso y nómbrales un rey.»
Palabra de Dios
Salmo: 88,16-17.18-19
R/. Cantaré eternamente tus
misericordias, Señor
Dichoso el
pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.
Porque tú eres
su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo
y el Santo de Israel nuestro rey. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Marcos (2,1-12):
Cuando a los
pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa. Acudieron
tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Él les proponía la palabra.
Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo por el gentío,
levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús, abrieron un boquete y
descolgaron la camilla con el paralítico.
Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo
al paralítico:
«Hijo, tus pecados quedan perdonados.»
Unos escribas, que estaban allí
sentados, pensaban para sus adentros:
«Por qué habla éste así? Blasfema.
¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios?»
Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y
les dijo:
«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más
fácil: decirle al paralítico "tus pecados quedan perdonados" o
decirle "levántate, coge la camilla y echa a andar"?
Pues, para que veáis que el Hijo del
hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...»
Entonces le dijo al paralítico:
«Contigo hablo: Levántate, coge tu
camilla y vete a tu casa.»
Se levantó inmediatamente, cogió la
camilla y salió a la vista de todos.
Se quedaron atónitos y daban gloria a
Dios, diciendo:
«Nunca hemos visto una cosa igual.»
Palabra del Señor
1. Se sabe con seguridad que,
desde tiempos muy remotos, los seres humanos establecieron extrañas relaciones
entre las desgracias y los pecados.
Es decir, se establecieron relaciones
misteriosas entre el sufrimiento y la conducta humana. De forma que
se llegó a la conclusión de que el mal físico es consecuencia del mal ético.
Relacionando el mal ético, no con la conducta humana, sino más bien con los
rituales de la religión. Ya Tito Livio lo recuerda: "El desastre hizo
recordar la religión": adversae res admonuerunt religionum (5, 51, 8).
Así, la "simbólica del mal"
(Paul Ricoeur) se relacionó con la "culpa", la "mancha" o
la "ofensa". Todo ello vinculado, no tanto a conductas
"humanas", sino "rituales". Así, el "pecado" y el
"miedo" al castigo divino estaba asegurado (Jean Delumeau).
2. En el fondo, la causa de estas extrañas relaciones tiene mucho que ver con el poder religioso de los dirigentes religiosos. Así, ellos mantienen su control y la fuerza para perpetuar la "mentalidad sumisa", que se traduce en obediencia, alimentada por el miedo al castigo de los dioses. Sin saberlo, los letrados mal pensantes, ante la bondad de Jesús con el paralítico, eran portadores de estas ideas míticas y de tiempos desconocidos, mediante las que tales letrados mantenían su poder sobre las conciencias de la pobre gente, que, además de sufrir enfermedades, carencias y desgracias, tenía que someterse a los "hombres de lo sagrado".
3. El relato de este
evangelio es la indicación más clara de que Jesús quiso acabar con estas
complicaciones para la conciencia de la gente. Para lo que era necesario dejar
patente que, por supuesto, Dios es quien perdona los pecados. Pero el medio
para conseguir ese perdón no está en el sometimiento a los "hombres de lo
sagrado".
El perdón de los pecados se explica y se
demuestra por la fuerza de la bondad con el que sufre, la misericordia con el
que se ve incapacitado. Y la lucha contra todo lo que es desgracia y causa de
dolor en los seres humanos.
A Jesús le llevaron un hombre
destrozado. Por su parálisis total. Y por su mala conciencia. Jesús lo sanó por
completo. Por tanto, en la medida en que vamos por la vida dando felicidad, paz
y esperanza, en esa misma medida queda perdonado todo posible pecado.
San Félix de Nola
En la ciudad de Nola, en la Campania (hoy Italia), san Félix, presbítero, el
cual, según cuenta san Paulino, mientras arreciaba la persecución fue
encarcelado y sometido a crueles sevicias. Restablecida la paz, pudo volver
entre los suyos y vivió en la pobreza hasta una venerable ancianidad, como
invicto confesor de la fe (s. III/IV).
Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de
Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa "feliz", en
el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo,
en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.
Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones
desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de
actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más
exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien
escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector.
También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa
san Dámaso le dedicó un poema.
Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar
principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la
grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las
montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para
vigilar y proteger a los fieles.
No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad
donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y
conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses.
Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza
y dolor.
Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo
gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.
Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente
amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los
cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.
Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero
él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión
evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en
Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue
consagrada una basílica.
Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de
los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros
operados junto a su tumba.
https://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felix_de_Nola.htm
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