27 - DE ENERO – JUEVES –
3ª – SEMANA DEL T.O. – C
STª ANGELA
DE MERICI
Lectura del segundo libro de
Samuel 7,18-19.24-29):
Después que
Natán habló a David, el rey fue a presentarse ante el Señor y dijo:
«¿Quién soy yo, mi Señor, y qué es mi
familia, para que me hayas hecho llegar hasta aquí?
¡Y, por si fuera poco para ti, mi Señor,
has hecho a la casa de tu siervo una promesa para el futuro, mientras existan
hombres, mi Señor!
Has establecido a tu pueblo Israel como
pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios. Ahora, pues, Señor Dios,
mantén siempre la promesa que has hecho a tu siervo y su familia, cumple tu
palabra.
Que tu nombre sea siempre famoso. Que
digan: "¡El Señor de los ejércitos es Dios de Israel!" Y que la casa
de tu siervo David permanezca en tu presencia.
Tú, Señor de los ejércitos, Dios de
Israel, has hecho a tu siervo esta revelación:
"Te edificaré una casa"; por
eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta plegaria. Ahora, mi Señor, tú
eres el Dios verdadero, tus palabras son de fiar, y has hecho esta promesa a tu
siervo. Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que esté siempre
en tu presencia; ya que tú, mi Señor, lo has dicho, sea siempre bendita la casa
de tu siervo.»
Palabra de Dios
Salmo: 131,1-2.3-5.11.12.13-14
R/. El Señor Dios le dará el trono
de David, su padre
Señor, tenle
en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob. R/.
«No entraré
bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob.» R/.
El Señor ha
jurado a David
una promesa que no retractara:
«A uno de tu linaje pondré sobre tu trono.» R/.
«Si tus hijos
guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono.» R/.
Porque el
Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre,
aquí viviré, porque la deseo.» R/.
Lectura del santo evangelio según
san Marcos (4,21-25):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a la muchedumbre:
«¿Se trae el candil para meterlo debajo
del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero?
Si se esconde algo, es para que se
descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz.
El que tenga oídos para oír, que oiga.»
Les dijo también:
«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará con creces hasta lo que tiene.»
Palabra del Señor
1. En estas palabras de
Jesús, se rechazan la clandestinidad, el ocultamiento, la doble vida. Jesús
quiere que vivamos de tal forma, que no tengamos nada que ocultar. La ley del
Evangelio es la ley de la transparencia.
Se suele decir que "los trapos
sucios se lavan en casa". El criterio de Jesús es que eso no vale. Como es
lógico, hay ámbitos de la vida privada que no se van pregonando. Esto es cosa
que todo el mundo entiende. Porque pertenece al sentido común.
2. Pero lo que Jesús propone
aquí se refiere a otra cosa. Se trata del enorme problema de nuestra
"imagen pública".
Para muchas personas, la imagen que dan
a los demás es más importante que la realidad de lo que viven, de lo que dicen
y hacen, de lo que quieren y de lo que no quieren que se sepa. Esta tendencia a
proteger y hasta magnificar la "propia imagen" es tanto más fuerte
cuanto la persona se sitúa más arriba en la escala social o religiosa. Por eso,
en la alta sociedad y en los ambientes religiosos hay tanta hipocresía, tanta
falsedad, tanta mentira. Porque hay mucho que ocultar.
Se oculta la vida sexual. Se oculta la
economía. Se ocultan las apetencias reales que mueven a las personas.
Se fingen humildades, generosidades,
pureza... una sarta de mentiras, que dan mucha pena. Y vergüenza.
3. En el relato de la pasión, cuando
llevaron a Jesús ante el sumo sacerdote y este le preguntó por su doctrina,
Jesús respondió: siempre he enseñado en público "y no he dicho nada a
ocultas".
Jesús utiliza el término "parresía",
que significa libertad, audacia, atrevimiento (Jn 18, 19-20). Aquello le costó
a Jesús la primera bofetada de la pasión (Jn 18,22). Vivir en plena
transparencia, cuesta llevarse muchas bofetadas en la vida.
Y es triste decirlo, pero es así: la sociedad está organizada de manera, que hay personas que no tienen más remedio que vivir ocultando quizá su grandeza, por ejemplo, su capacidad de amar. Y, además, no olvidemos que las instituciones religiosas funcionan de manera que, a veces, el sujeto se ve en la dura situación de tener que vivir ocultando o disimulando cosas o experiencias que no hay más remedio que ocultar.
Una institución que funciona así tiene
que organizarse y ser gestionada de otra manera. Y hay que luchar
por ello.
1474 – 1540
Nació alrededor del año
1470 en Desenzano, región de Venecia. Tomó el hábito de la tercera Orden
franciscana y reunió a un grupo de jóvenes, a las que instruyó en la práctica
de la caridad y en la promoción cultural. En el año 1535 fundó en Brescia una
sociedad de mujeres, bajo la advocación de santa Úrsula, dedicadas a la
formación cristiana de las niñas pobres. Murió en 1540.
Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su
nombre significa "Mensaje de Dios".
Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa
femenina para educar niñas.
Se crió en una familia campesina muy
creyente, donde cada noche leían la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba
mucho y la entusiasmaba por la religión.
Quedó huérfana de padre y madre cuando aún
era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le
pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud
en la Providencia Divina que a nadie abandona.
Su infancia es muy sufrida y tiene que
trabajar duramente, pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las
niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.
Se hace Terciaria Franciscana y sin haber
hecho sino estudios de primaria, llega a ser consejera de gobernadores,
obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don
del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada
ocasión.
Viendo que las niñas no tenían quién las
educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a
la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la
Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Ursula, la santa mártir del
siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas "Las once mil
vírgenes, que murieron por defender su religión y su castidad).
Lo que más le impresionaba era que las niñas
de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión.
Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó
a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en
cada vereda.
Angela era de baja estatura, pero tenía todas
las cualidades de líder y de guía para influir en los demás. Y además tenía
mucha simpatía y agradabilidad en su trato.
En Brescia fundó una escuela y de allí se
extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas
muy piadosas se vino a vivir en casa de Angela y con ellas fundó la Comunidad.
En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que
volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: "Estas son tus religiosas
educadoras".
La gente consideraba a Santa Ursula como una
gran líder o guía de mujeres. Por eso Angela puso a sus religiosas el nombre de
Ursulinas.
La Comunidad de Ursulinas fue fundada en
1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Angela, el 27 de enero de
1540. Fue canonizada en 1807.
Un hombre le preguntó un día en plena calle:
¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió:
"Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la
hora de morirse y de darle cuenta a Dios".
Sus últimas palabras fueron: "Dios mío,
yo te amo".
Que estas sean también las palabras que
nosotros digamos no sólo al tiempo de morir, sino muchísimas veces durante toda
nuestra vida.
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