12 DE JULIO
– MIERCOLES –
14 –
SEMANA DE T.O. – A –
San Juan Gualberto
Lectura del libro del
Génesis (41,55-57;42,5-7.17-24a):
En aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto, y el pueblo reclamaba pan
al Faraón; el Faraón decía a los egipcios: «Dirigíos a José y haced lo que él
os diga.»
Cuando el hambre
cubrió toda la tierra, José abrió los graneros y repartió raciones a los
egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto. Y de todos los países venían
a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra.
Los hijos de
Jacob fueron entre otros a comprar grano, pues había hambre en Canaán. José
mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo. Vinieron, pues,
los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra.
Al ver a sus hermanos, José los reconoció, pero él no se dio a conocer,
sino que les habló duramente:
«¿De dónde
venís?»
Contestaron:
«De tierra de
Canaán, a comprar provisiones.»
Y los hizo
detener durante tres días.
Al tercer día,
les dijo:
«Yo temo a Dios,
por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois gente honrada, uno de
vosotros quedará aquí encarcelado, y los demás irán a llevar víveres a vuestras
familias hambrientas; después me traeréis a vuestro hermano menor; así
probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis.»
Ellos aceptaron,
y se decían: «Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le
veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta
desgracia.»
Intervino Rubén:
«¿No os lo decía
yo: "No pequéis contra el muchacho", y no me hicisteis caso? Ahora
nos piden cuentas de su sangre.»
Ellos no sabían
que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró; después
volvió a ellos.
Palabra de Dios
Salmo: 32,2-3.10-11.18-19
R/. Que tu
misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez
cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con
bordones. R/.
El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por
siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en
edad. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (10,1-7):
En aquel tiempo, Jesús, llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad
para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Éstos son los
nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano
Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y
Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas
Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los
envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a
tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas
descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»
Palabra del Señor
1. El
capítulo 10 del evangelio de Mateo presenta el segundo gran discurso de Jesús.
El primer discurso,
el del sermón del monte (cap. 5-7), trata principalmente de las relaciones
mutuas entre los seres humanos; el segundo discurso, se refiere a la misión de
los discípulos, que el mismo Jesús ha elegido.
Mateo ha
preparado este nuevo discurso -como hemos visto en el evangelio de ayer-
hablando de la misión del propio Jesús, que iba de pueblo en pueblo, anunciando
la llegada del reinado de Dios y curando enfermos y aliviando penas, al tiempo
que el mismo Jesús se quejaba de la escasez de obreros para la inmensa tarea
que urgía realizar.
- ¿De qué
tarea se trata? O sea,
- ¿qué
pensaba Jesús de la tarea que debían realizar aquellos discípulos que él mismo
había elegido y designado?
2. Jesús no
los envió a una tarea o misión universal. Todo se tenía que concentrar en las
"ovejas descarriadas de Israel".
Jesús no los
envió tampoco a una misión religiosa o sagrada. No les habla de templo, ni de
culto sagrado, ni de rituales o normas litúrgicas.
Su destino
es anunciar que se acerca el Reino (reinado) de Dios. Se trata de decirle a la
gente que se acerca el momento en que Dios va a ser el que reina, el que
determina lo que tenemos que hacer los humanos: hacer lo que Dios quiere.
Por otra
parte -y, sobre todo- aquel grupo de "los Doce" no se iba a
perpetuar, es decir aquello no era una especie de pequeño grupo dirigente.
Cuando se
suicidó Judas, eligieron a Matías para completar el número de doce (Hech 1,
15-26). Pero este número de "los doce" duró hasta que vino el Espíritu
en Pentecostés. Después, los que fueron muriendo de aquellos doce, nunca fueron
cargos renovados. Hasta que se extinguieron.
La Iglesia
nunca tuvo conciencia de que aquellos doce hombres se tenían que mantener.
El origen
del episcopado y de los obispos, como "sucesores de los apóstoles",
es una idea que se fijó en el s. III (Y. Congar, J. A. Estrada).
3. A estos
discípulos, Jesús les dio "autoridad". Ellos prolongan la autoridad
que tuvo Jesús para anunciar el reinado de Dios y curar enfermos (Mt 7,29; 9,6.
8).
Jesús los envía a expulsar demonios (que era una forma de indicar en
aquel tiempo algunas enfermedades) (O. Bócher) (Mt 4, 23-24; 8, 1-4. 5-13.
14-16; 9, 1-8...) y a curar enfermedades y dolencias (Mt 4, 23-24; 8, 1-4,
etc.).
La misión de
estos discípulos, tal como la presenta Mateo, era reformar la religión de
Israel, dándole otra orientación: una religión no centrada en el templo, el
culto y los sacerdotes, sino en:
1)
Presentar una nueva imagen de Dios, el Padre de bondad y misericordia.
2)
Un nuevo proyecto, el reinado de Dios.
3)
Fomentar una nueva conciencia ética, las relaciones más profundamente humanas
(sermón del monte).
4)
Mejorar la situación del pueblo oprimido, aliviando sus males, dolencias y
opresiones.
Este
proyecto tendría que ser la base del proyecto y de la misión de la Iglesia en
el mundo.
San Juan Gualberto
Religioso benedictino -Año 1073
En el monasterio de Passignano, en la Toscana, san Juan Gualberto, abad, que
después de perdonar por el amor de Cristo al asesino de un hermano suyo, vistió
el hábito monástico, y más tarde, deseando practicar una vida de mayor
austeridad, puso los cimientos de una nueva familia monástica en Valumbrosa.
Vida
de San Juan Gualberto
Nació en Florencia, de familia muy rica y su único hermano fue asesinado.
Era heredero de una gran fortuna y su padre deseaba que ocupara altos puestos
en el gobierno.
Un Viernes Santo iba este santo por un camino rodeado de varios militares
amigos suyos, y de pronto se encontró en un callejón al asesino de su hermano.
El enemigo no tenía a donde huir, y Juan dispuso matarlo allí mismo. El asesino
se arrodilló, puso sus brazos en cruz y le dijo: "Juan, hoy es Viernes
Santo. Por Cristo que murió por nosotros en la cruz, perdóname la vida".
Al ver Gualberto aquellos brazos en cruz, se acordó de Cristo crucificado. Se
bajó de su caballo. Abrazó a su enemigo y le dijo: "Por amor a Cristo, te
perdono".
Siguió su camino y al llegar a la próxima iglesia se arrodillo ante la
imagen de Cristo crucificado y le pareció que Jesús inclinaba la cabeza y le
decía: "Gracias Juan".
Desde aquel día su vida cambió por completo. En premio de su buena acción,
Jesús le concedió la vocación, y Juan dejó sus uniformes militares y sus armas
y se fue al convento de los monjes benedictinos de su ciudad a pedir que lo
admitieran como religioso. Su padre se opuso totalmente y exigió al superior
del convento que le devolvieran a Juan inmediatamente.
Cuando el papá vio al antiguo guerrero convertido en sencillo y piadoso
monje se echó a llorar, y dándole su bendición se retiró.
En aquellos tiempos, el peor defecto que había en la Iglesia era la Simonía,
es decir, algunos compraban los altos cargos, y así llegaban a dirigir la Santa
Iglesia algunos hombres indignos. En el convento de Florencia, donde estaba
Juan, se murió el superior, uno de los monjes fue con el obispo y con dinero
hizo que lo nombraran superior a él. También el obispo había comprado su cargo.
Gualberto no pudo soportar esta indignidad y se retiró de aquel convento con
otros monjes y antes de salir de la ciudad, declaró públicamente en la plaza
principal que el superior del convento y el obispo merecían ser destituidos
porque habían cometido el pecado de simonía. Más tarde logró que los
destituyeran.
Fundador.
Se fue a un sitio muy apartado y silencioso, llamado Valleumbroso y allá
fundó un monasterio de monjes benedictinos que se propusieron cumplir
exactamente todo lo que San Benito había recomendado a sus monjes. El
monasterio llegó a ser muy famoso y le llegaron vocaciones de todas partes. Con
los mejores religiosos de su nuevo convento fue fundando varios monasterios más
y así logró difundir por muchas partes de Italia las buenas costumbres, y fue
atacando sin misericordia la simonía y las costumbres corrompidas. Las gentes
sentían gran veneración por él.
Después de haber logrado que muchas personas abandonaran sus vicios y se
convirtieran y que muchos sacerdotes empezaran a llevar una vida santa, y
gozando del enorme aprecio del Papa y de numerosos obispos, murió el 12 de
julio de 1073, dejando muchos monasterios de religiosos que trataban de
imitarlo en sus virtudes y llegaron a gran santidad.
Que sus ejemplos sean de gran provecho para nuestra alma.
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