24 DE JULIO
– LUNES –
16 –
SEMANA DE T.O. – A
Santa Cristina de Bolsena
Lectura del libro del Éxodo
(14,5-18):
En aquellos días, cuando comunicaron al
rey de Egipto que el pueblo había escapado, el Faraón y su corte cambiaron de parecer
sobre el pueblo, y se dijeron:
«¿Qué
hemos hecho? Hemos dejado marchar a nuestros esclavos israelitas.»
Hizo
preparar un carro y tomó consigo sus tropas: tomó seiscientos carros escogidos
y los demás carros de Egipto con sus correspondientes oficiales. El Señor hizo
que el Faraón se empeñase en perseguir a los israelitas, mientras éstos saltan
triunfantes.
Los
egipcios los persiguieron con caballos, carros y jinetes, y les dieron alcance
mientras acampaban en Fehirot, frente a Baal Safón. Se acercaba el Faraón, los
israelitas alzaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban detrás de
ellos y, muertos de miedo, gritaron al Señor.
Y
dijeron a Moisés:
«¿No
había sepulcros en Egipto?, nos has traído a morir en el desierto; ¿qué es lo
que nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te lo decíamos en Egipto: "Déjanos
en paz, y serviremos a los egipcios; más nos vale servir a los egipcios que
morir en el desierto"?»
Moisés
respondió al pueblo: «No tengáis miedo; estad firmes, y veréis la victoria que
el Señor os va a conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los
volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad en
silencio.»
El
Señor dijo a Moisés:
«¿Por
qué sigues clamando a mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha. Y tú,
alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los
israelitas entren en medio del mar a pie enjuto. Que yo voy a endurecer el corazón
de los egipcios para que los persigan, y me cubriré de gloria a costa del
Faraón y de todo su ejército, de sus carros y de los guerreros. Sabrán los
egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del
Faraón, de sus carros y de sus guerreros.»
Palabra de Dios
Salmo:
Ex 15,1-2.3-4.5-6
R/.
Cantaré al Señor, sublime es su victoria
Cantaré al Señor, sublime es su victoria,
caballos y
carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y
mi poder es el Señor,
él fue mi
salvación.
Él es mi Dios:
yo lo alabaré;
el Dios de
mis padres: yo lo ensalzaré. R/.
El Señor es un guerrero,
su nombre es
«El Señor».
Los carros
del Faraón los lanzó al mar,
ahogó en el
mar Rojo a sus mejores capitanes. R/.
Las olas los cubrieron,
bajaron hasta
el fondo como piedras.
Tu diestra,
Señor, es fuerte y terrible,
tu diestra,
Señor, tritura al enemigo. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (12,38-42):
En aquel tiempo, algunos de los escribas
y fariseos dijeron a Jesús:
«Maestro,
queremos ver un signo tuyo.»
Él
les contestó:
«Esta
generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que
el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del
cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de
la tierra. Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y
harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de
Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Cuando juzguen a esta
generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella
vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y
aquí hay uno que es más que Salomón.»
Palabra del Señor
1. Se
acercan a Jesús los letrados y los fariseos, los hombres del estudio teológico
y los hombres de la observancia religiosa. - ¿Para qué? Para pedirle
un "milagro" (semeion), un hecho prodigioso.
Aquellos hombres de entonces, como tantos
de ahora, se piensan que a Dios se le encuentra en los hechos extraordinarios,
en los prodigios. Esta mentalidad, que busca a Dios en los milagros, expresa
algo sobrecogedor. El Gran Inquisidor (de F. Dostoyevski) le dice a Jesús:
"Si te hubieras prestado a realizar el milagro..., habrías calmado la
inquietud eterna de la humanidad, esa inquietud nacida del deseo de saber ante
quién tiene uno que inclinarse. Pues no hay para el hombre libre cuidado más
continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento".
La
gente quiere milagros. Quiere "dioses", ante los que sus fieles y
devotos desean quedar extasiados. Y así, vivir sometidos. Lo que no soporta
nadie es la libertad.
2. Jesús
responde calificando a aquellos hombres como "esta generación perversa y
adúltera". El término "generación" (genea) aparece 25 veces en
los evangelios, para designar al pueblo judío en tono amenazante.
Esta
expresión está tomada de la literatura apocalíptica judía, para indicar la
última generación judía, que fue infiel a Dios (Hen 93, 9; Hab 2, 6 s; Jub 23,
16 ss; Mt 11, 16 par; Sal 77, 8; 94, 10; Mt 23, 36).
3. Todo
esto indica que el cristianismo primitivo acusaba a la "última
generación" de Israel de haber colmado la medida de sus pecados (V.
Hasler).
Es
improbable que Jesús dijera estas cosas. Lo que aquí se expresa es el conflicto
entre cristianos y judíos.
Jesús
no quería enfrentamientos y conflictos.
Todo
eso proviene de nuestras torpes inclinaciones y resentimientos.
De
este evangelio tendríamos que aprender a no decir lo que aquí se pone en boca
de Jesús. Y conste que tiene una buena dosis de verdad lo que ha dicho Denis
Guénoun: "La religión se constituye como la diferencia entre
religiones".
De
ahí que el cristianismo, "al constituirse como religión, necesitó de la
diferencia religiosa, necesitó que el judaísmo fuera su otro: la religión
falsa" (Daniel Boyarin). Pero es triste nacer así. Para vivir luego
enfrentado con quienes no se identifican conmigo. Si fuera cierto que la
religión lleva a eso, prefiero vivir
sin religión.
La
fe en Jesús y el amor a su proyecto, basta.
Santa Cristina de Bolsena
Joven, posiblemente
romana, martirizada cerca del lago de Bolsena en la región Toscana de Italia.
Sus hazañas legendarias se han confundido con las de Santa Cristina de Tiro,
cuya existencia no es segura. La iconografía la representa en variadas formas:
Con flechas, sosteniendo una piedra de molino, con serpientes. Desde 1969 el
culto se limita a los calendarios locales.
Vida de Santa Cristina de Bolsena
Un caso más de
conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su hija u obedecer al emperador?
Es la frase del Evangelio: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo
que es de Dios".
Era hija de Urbano, un
gobernador pagano de armas tomar. Su hija, por el contrario, tuvo la suerte de
entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas,
contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo.
A medida que iba
aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para colmo, el padre no sabía ni palabra.
Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el
padre tenía en casa. Un juego más pensaba el padre. La realidad era todo lo
contrario.
Pero cuando se enteró
de que era cristiana, pronunció estas palabras: "No se ha decir en el
mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos
triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus
hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer
burla de la cólera de un padre".
La sometió a toda clase
de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Hay un momento en que el
propio padre la llevó al templo de Apolo para que rezara e hiciera los
sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó derrumbado al suelo ante su
padre. Este, en un acto de violencia, cayó fulminado de muerte.
Otros gobernadores
hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron más remedio que darle muerte para
el escarmiento de los cristianos que crecían como la espuma en tiempos de
dificultad.
Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran en la
actualidad.
Fuente: http://es.catholic.net/santoral/
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