29 DE JULIO
– SÁBADO –
16 –
SEMANA DE T.O. – A
Santa Marta
Lectura
del libro del Éxodo (24,3-8):
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todo lo que había dicho el
Señor y todos sus mandatos; y el pueblo contestó a una:
«Haremos
todo lo que dice el Señor.»
Moisés
puso por escrito todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un
altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y
mandó a algunos jóvenes israelitas ofrecer al Señor holocaustos y vacas como
sacrificio de comunión. Tomó la mitad de la sangre, y la puso en vasijas, y la
otra mitad la derramó sobre el altar.
Después,
tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al pueblo, el cual
respondió: «Haremos todo lo que manda el Señor y
lo obedeceremos.»
Tomó
Moisés la sangre y roció al pueblo, diciendo:
«Ésta
es la sangre de la alianza que hace el Señor con vosotros, sobre todos estos
mandatos.»
Palabra de Dios
Salmo:
49,1-2.5-6.14-15
R/.
Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza
El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la
tierra de oriente a occidente.
Desde Sión,
la hermosa, Dios resplandece. R/.
«Congregadme a mis fieles,
que sellaron
mi pacto con un sacrificio.»
Proclame el
cielo su justicia;
Dios en
persona va a juzgar. R/.
«Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus
votos al Altísimo
e invócame el
día del peligro:
yo te
libraré, y tú me darás gloria.» R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (13,24-30):
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: «El reino de
los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero,
mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y
se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba
la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al
amo:
"Señor,
¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?"
Él
les dijo:
"Un
enemigo lo ha hecho."
Los
criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos
a arrancarla?"
Pero
él les respondió:
"No,
que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer
juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores:
'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo
almacenadlo en mi granero'."»
Palabra del Señor
1. Como
es lógico, los criados que pretendían arrancar la cizaña eran individuos que
mostraban ser ellos los que sabían lo que era "buena hierba" y lo que era "cizaña".
Es
decir, ellos se veían a sí mismos capacitados para enjuiciar con seguridad a
los demás. Para enjuiciarlos y para arrancarlos de raíz. Se sentían capacitados
y sobre todo seguros de lo que pensaban hacer. Y lo más peligroso es que, como
lo que pensaban hacer era una cosa buena, no podían ni dudar de que iban a
hacer lo que tenían que hacer.
O
sea, se puede afirmar que eran auténticos fanáticos. Y ya se sabe que "la
esencia del fanatismo reside en el deseo de obligar a los demás a cambiar"
(Samuel Oz).
Esto
es peligrosísimo. Lo ha explicado bellamente Victoria Camps, en su Elogio de la
duda, donde nos recuerda el sabio pensamiento de Bertrand Russell: "Gran
parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se debe a que los
ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de
dudas".
2. Esto
explica la genialidad de la parábola de la cizaña. Y la necesidad que tenemos de la tolerancia y el respeto. Jesús solo fue intolerante con los
intolerantes. Precisamente porque en ellos vio el gran peligro para la
tolerancia con el otro, con el diferente, con el que yo veo como cizaña.
Sin
duda alguna, la Inquisición fue una agresión a los derechos fundamentales de
las personas. Pero, además de eso, fue seguramente la mayor agresión que se ha
hecho contra la propia Iglesia. Concretamente, la Iglesia católica se ha hecho
tan odiosa, ante mucha gente, porque ha potenciado la cultura de la
intolerancia.
3. No
puede ser casualidad que los grupos actuales más religiosos, son precisamente
los grupos religiosamente más intolerantes. Y ahora, cuando las fronteras se
han difuminado y cuando las gentes circulan por el mundo entero con mayor facilidad, los grupos religiosos se hacen más intolerantes, se
empeñan en ser ellos quienes saben dónde está la mala hierba, y no consienten
dejarla crecer.
Es
evidente que la espiritualidad del respeto y la tolerancia es una de las cosas
que más y mejor debe cuidar y cultivar la Iglesia de Jesucristo.
Santa Marta
Memoria de santa Marta, era hermana de Maria y de Lazaro; cuando hospedo en
su casa de Betania, cerca de Jerusalén, a Jesús, el Señor, se esforzó en servirle
lo mejor que pudo, y muerto su hermano Lázaro, proclamó: «Tú eres el Cristo, el
Hijo de Dios vivo, que has venido al mundo» (s. I).
Vida de Santa Marta de Betania
Marta es hermana de María y de Lázaro y vivía en Betania, pequeña población
distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los
Olivos.
Jesús vivía en Galilea, pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba
hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania, que, tal vez, habían
cambiado también su morada de Galilea por la de Judea. Marta se esforzó en
servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la
resurrección de su hermano.
San Juan nos dice que "Jesús amaba a Marta y a su hermana María y
Lázaro" (Jn 11:5).
Lucas añade:
"Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada
Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que,
sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba
atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa
que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me
ayude.» -Lucas 10:38-40
No podemos estar seguros de la motivación de Marta al hacer su petición a
Jesús, pero todo parece indicar que se quejaba contra su hermana. Nuestro Señor
aprecia el servicio de Marta, pero al mismo tiempo sabía que era imperfecto.
Muchas veces nuestro servicio, aunque sea con buena intención, este mezclado
con el afán de sobresalir, la compulsión por ser protagonistas, la competencia
para sentirnos que somos los mejores. Es entonces que salen las comparaciones.
¿Por qué la otra no hace nada y soy la que trabajo?
El Señor corrige a Marta, penetra en su corazón afanado y dividido y
establece prioridades:
«Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de
pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será
quitada.» -Lucas 10: 41-42
Esa única cosa de la
que hay necesidad es de poner todo el corazón en amar a Dios, atender a Jesús
que nos habla, que quiere levantarnos de nuestra miseria.
Toda vida activa debe surgir de la contemplación. La vida activa sin
contemplación lleva al alma a dispersarse perder de vista el fin. La vida
contemplativa se concentra en Dios y se une a Él por la adoración y el amor. La
vida contemplativa es una especie de noviciado del cielo, pues la contemplación
es la ocupación de los bienaventurados del paraíso. Por ello, Cristo alabó la
elección de María y afirmó: "sólo una cosa es necesaria". Eso
significa que la salvación eterna debe ser nuestra única preocupación.
Si contemplamos como van las cosas en cualquier Iglesias podremos ver muchas
actividades, programas, ideas... Es relativamente fácil hacer cosas por Jesús,
pero cuanto nos cuesta estar en silencio ante su Presencia. En seguida pensamos
en cosas que hacer. No comprendemos que lo primero y más importante es
atenderlo a El directamente por medio de la oración.
Jesús encontró más digna de alabanza la actitud contemplativa de María.
Cuanto quisiera Jesús que todos, como María, nos sentáramos ante el para
escucharle. Ella se consagraba a la única cosa realmente importante, que es la
atención del alma en Dios. También el Padre nos pide que, ante todo, escuchemos
a Su Hijo (Mt 17-5).
Entonces, ¿no es necesario trabajar? Claro que sí lo es. Pero para que el
trabajo de fruto debe hacerse después de haber orado. El servicio de Marta es
necesario, pero debe estar subordinado al tiempo del Señor. Hay que saber el
momento de dejar las cosas, por importantes que parezcan, y sentarse a escuchar
al Señor. Esto requiere aceptar que somos criaturas limitadas. No podemos
hacerlo todo. No podemos siquiera hacer nada bien sin el Señor
San Agustín escribe: "Marta, tú no has escogido el mal; pero María ha
escogido mejor que tú". San Basilio y San Gregorio Magno consideran a la
hermana María modelo evangélico de las almas contemplativas y su santidad no
está en duda, sin embargo, es curioso que, de los tres hermanos, solo Marta
aparece en el santoral universal.
La resurrección de Lázaro
El capítulo 11 de San Juan narra el gran milagro de la resurrección de
Lázaro. En aquella ocasión vuelve a hablarse de Marta. Lázaro se agravó de
muerte mientras Jesús estaba lejos. Las dos hermanas le enviaron un empleado
con este sencillo mensaje: "Señor aquel que tú amas, está enfermo".
En un mensaje de confianza en que Jesús va actuar a su favor.
Pero Jesús, que estaba al otro lado del Jordán, continuó su trabajo sin
moverse de donde estaba. A los apóstoles les dice: "Esta enfermedad será
para gloria de Dios". Y luego les añade: "Lázaro nuestro amigo ha
muerto. Y me alegro de que esto haya sucedido sin que yo hubiera estado allí,
porque ahora vais a creer".
A los cuatro días de muerto Lázaro, dispuso Jesús dirigirse hacia
Betania, la casa estaba llena de amigos y conocidos que habían llegado a dar el
pésame a las dos hermanas. Tan pronto Marta supo que Jesús venía, salió a su
encuentro y le dijo: "Oh Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto
mi hermano; pero aún ahora yo sé que cuánto pidas a Dios te lo concederá"
Jesús le dice: "Tu hermano resucitará".
Marta le contesta: "Ya sé que resucitará el último día en la
resurrección de los muertos".
Jesús añadió: "Yo soy la resurrección y la vida. Todo el que cree en
mí, aunque haya muerto vivirá. ¿Crees esto?"
Marta respondió: "Sí Señor, yo creo que Tú eres el Cristo, el Hijo de
Dios, el que tenía que venir al mundo."
Jesús dijo: "¿Dónde lo han colocado?". Y viendo llorar a Marta y a
sus acompañantes, Jesús también empezó a llorar. Y las gentes comentaban:
"Mirad cómo lo amaba".
Y fue al sepulcro que era una cueva con una piedra en la entrada. Dijo
Jesús: "Quiten la piedra". Le responde Marta: "Señor ya huele
mal porque hace cuatro días que está enterrado". Le dice Jesús: "¿No
te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?". Quitaron la piedra y
Jesús dijo en voz alta: "Lázaro ven afuera". Y el muerto salió,
llevando el sudario y las vendas de sus manos.
De los años siguientes de la santa no tenemos ningún dato históricamente
seguro, aunque según la leyenda de la Provenza, Marta fue con su hermana a
Francia y evangelizó Tarascón. Ahí se dice que encontraron, en 1187, sus
pretendidas reliquias, que todavía se veneran en su santuario.
Los primeros en dedicar una celebración litúrgica a santa Marta fueron los franciscanos
en 1262, el 29 de julio, es decir, ocho días después de la fiesta de santa
María Magdalena, impropiamente identificada con su hermana María.
Santa Marta es la patrona de los hoteleros, porque sabía atender muy bien.
Fuente: corazones.org)
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