16 DE JULIO
– DOMINGO –
15 –
SEMANA DE T.O. – A
NTRA. SRA. VIRGEN DEL CARMEN
Lectura
del libro de Isaías (55,10-11):
Así dice el Señor:
«Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no vuelven allá sino después de
empapar la tierra, de fecundarla y hacerla germinar, para que dé semilla al
sembrador y pan al que come, así será mi palabra, que sale de mi boca: no
volverá a mí vacía, sino que hará mi voluntad y cumplirá mi encargo.»
Palabra de Dios
Salmo
64,10.11.12-13.14
R/.
La semilla cayó en tierra buena y dio fruto
Tú cuidas de la tierra,
la riegas y la
enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va
llena de agua,
preparas los trigales. R/.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja
mullidos,
bendices sus
brotes. R/.
Coronas el año con tus
bienes,
tus carriles rezuman
abundancia;
rezuman los pastos del
páramo,
y las colinas se orlan
de alegría. R/.
Las praderas se cubren
de rebaños,
y los valles se visten
de mieses,
que aclaman y
cantan. R/.
Lectura
de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-23):
Sostengo que los
sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá.
Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los
hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por
uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería
liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa
de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está
gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que
poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la
hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo.
Palabra de Dios
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (13,1-23):
Aquel día, salió Jesús
de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que
subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del
camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno
pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó
en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se
secó. Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron. El resto cayó
en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El
que tenga oídos que oiga.»
Palabra del Señor
RESPUESTAS PARA UNA
CRISIS
Crisis ayer, hoy y
siempre
Que la Iglesia actual (al menos en España) está en crisis no lo puede negar
nadie. Baja el número de los que se confiesan cristianos, el número de
bautismos y matrimonios, la práctica sacramental. Pero las crisis no son una
novedad de la Iglesia actual. Se han dado siempre.
Una crisis con cinco interrogantes y siete parábolas.
Al llegar a este momento del evangelio de Mateo (capítulo 13), el horizonte
ha comenzado a oscurecerse. Lo que comenzó tan bien, con el seguimiento de
cuatro discípulos, el entusiasmo de la gente ante el Sermón del Monte, los diez
milagros posteriores, ha cambiado poco a poco de signo. Es cierto que en torno
a Jesús se ha formado un pequeño grupo de gente sencilla, agobiada por el peso
de la ley, que busca descanso en la persona y el mensaje de Jesús y se
convierten en “mis hermanos, mis hermanas y mi madre”. Pero esto no impide que
surjan dudas sobre él, incluso por parte de Juan Bautista; que gran parte de la
gente no muestre el menor interés, como los habitantes de Corozaín y Betsaida;
y, sobre todo, que el grupo religioso de más prestigio, los fariseos, se oponga
radicalmente a él y a su doctrina, hasta el punto de pensar en matarlo.
Mateo está reflejando en su evangelio las circunstancias de su época, hacia
el año 80, cuando los seguidores de Jesús viven en un ambiente hostil. Los
rechazan, parece que no tienen futuro, se sienten desconcertados ante sus
oponentes, no comprenden por qué muchos judíos no aceptan el mensaje de Jesús,
al que ellos reconocen como Mesías. Las cosas no son tan maravillosas como
pensaban al principio. ¿Cómo actuar ante todo esto? ¿Qué pensar? Mateo,
basándose en el discurso en parábolas de Marcos, pone en boca de Jesús, a
través de siete parábolas, las respuestas a cinco preguntas que siguen siendo
válidas para nosotros:
¿Por qué no aceptan todo
el mensaje de Jesús? ― ----Parábola del sembrador.
¿Qué actitud debemos adoptar con los que rechazan ese mensaje?
―
El trigo y la cizaña.
¿Tiene algún futuro este mensaje aceptado por tan pocas personas?
―
El grano de mostaza y la levadura.
¿Vale la pena comprometerse con él?
―
El tesoro y la piedra preciosa.
¿Qué ocurrirá a los que aceptan el mensaje, pero no viven de acuerdo con
los ideales del Reino?
―
La pesca.
Este domingo se lee la primera; el 16, las tres siguientes; el 17, las
otras tres.
¿Por qué no aceptan todos el mensaje de Jesús?
La primera parábola, la del sembrador, responde al problema de por qué la
palabra de Jesús no produce fruto en algunas personas. Parte de una experiencia
conocida por un público campesino. Para nosotros, basta recordar dos
detalles elementales: Galilea es una región muy montañosa, y en tiempos de
Jesús no había tractores. El sembrador se veía enfrentado a una difícil tarea,
y sabía de antemano que toda la simiente no daría fruto.
El ideal sería contar o leer esta parábola a personas que no la hayan escuchado
nunca. Al final se mirarían extrañados y dirían: ¿y qué? A lo sumo, las últimas
palabras de Jesús "¡Quien tenga oídos, que oiga!", les indicarían que
la historieta tiene un sentido más profundo, pero no saben cuál. Estamos ante
un caso de parábola enigmática, que pretende provocar la curiosidad del lector.
Por eso, inmediatamente después, surge la pregunta de los discípulos: ¿Por
qué les hablas en parábolas? Y esto sirve para introducir el pasaje más difícil
de todo el capítulo. La liturgia permite suprimir la lectura de esta parte y
aconsejo seguir su sugerencia, pasando directamente a la explicación de la
parábola.
¿Por qué la palabra de Jesús no da fruto en todos sus oyentes?
Se distinguen cuatro casos.
1) En unos, porque esa palabra no les dice nada, no va de acuerdo con
sus necesidades o sus deseos. Para ellos no significa nada la
formación de una comunidad de hombres libres, iguales, hermanos.
2) Otros lo aceptan con alegría, pero les falta coraje y capacidad de aguante
para soportar las persecuciones.
3) Otros dan más importancia a las necesidades primarias que a los
objetivos a largo plazo. Dos situaciones extremas y opuestas, el agobio de la
vida y la seducción de la riqueza, producen el mismo efecto, ahogar la palabra
de Dios.
4) Finalmente, en otros la semilla da fruto. La parábola es optimista y
realista. Optimista, porque gran parte de la semilla se supone que cae en
campo bueno. Realista, porque admite diversos grados de producción y de
respuesta en la tierra buena: 100, 60, 30. En esto, como en tantas cosas, Jesús
es mucho más comprensivo que nosotros, que sólo admitimos como válida la tierra
que da el ciento por uno. Incluso el que da treinta es tierra buena (idea que
podría aplicarse a todos los niveles: morales, dogmáticos, de compromiso
cristiano...).
La parábola podría leerse también como una llamada a la responsabilidad y a
estar vigilantes: incluso la tierra buena que está dando fruto debe recordar
qué cosas dejan estéril la palabra de Dios: el pasotismo, la inconstancia
cuando vienen las dificultades, el agobio de la vida, la seducción de la
riqueza. Pero este sentido no es el fundamental de la parábola. La llamada a la
responsabilidad y la vigilancia la trata Jesús con otras parábolas y en otros
casos.
Llamada a la fe y al optimismo
La crisis ante la situación actual puede venir en muchos casos de que
centramos todo en la acción humana. Cuando nosotros fallamos y, sobre todo,
cuando fallan los demás, creemos que todo va mal. Sólo advertimos aspectos
negativos. En cambio, la primera lectura de hoy, que usa también la metáfora de
la semilla y el sembrador, nos anima a tener fe en la acción misteriosa de la
palabra de Dios, fecunda con la lluvia, que no dejará de producir fruto.
Las Sagradas Escrituras
celebran la belleza del Carmelo, donde el profeta Elías defendió la pureza de
la fe de Israel en el Dios vivo.
En el siglo XII, algunos eremitas se retiraron a aquel monte, constituyendo
más tarde una Orden dedicada a la vida contemplativa, bajo el patrocinio de la
Virgen María.
Historia de la Devoción a Nuestra Señora del
Monte Carmelo
Según tradición
carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos varones, que habían seguido
la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron la fe cristiana,
siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María en la
cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nube,
que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se llamaron
Hermanos de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII
, con los Cruzados, aprobando su regla Innocencio IV en 1245, bajo el
generalato de San Simón Stock.
El 16 de julio de 1251,
la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le entregó el hábito
que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito y le otorgó
varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también para
todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Llevando éstos el
escapulario, que es la reducción del que llevan los Carmelitas, participan de
todos los méritos y oraciones de la Orden y pueden esperar de la Stma. Virgen
verse pronto libres del Purgatorio, si hubieran sido fieles en observar las
condiciones impuestas para su uso.
En este día pidamos que
se acreciente la devoción a María Santísima que es tan espléndida con sus devotos
al prometer a los que lleven puesto su santo escapulario la eterna salvación y
el alivio y reducción de las penas del Purgatorio.
Vayamos a María, quien
nos llama con su voz dulcísima de Madre.
En la Edad Media se
creía que María significaba "estrella del mar", en latín "stella
maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado a María como
la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el
mismo Simón Stock con esta plegaria que se le atribuye:
"Flor del Carmelo Viña
florida, esplendor del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna,
intacta de hombre, a todos tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!.
El nombre de
"Stella Maris" se ha dado también a todos los centros del Apostolado
del Mar de la Iglesia Católica que están ubicados en los puertos.
Pero ... ¿de donde
viene el patronazgo de la Virgen del Carmen hacia los marineros?. En el siglo
XVIII, cuando ya era muy popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España,
el almirante mallorquín Antonio Barceló Pont de la Terra, nacido en 1716 y
fallecido en 1797, impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía.
Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el
patrocinio de San Telmo por el de la Virgen del Carmen. En muchas localidades
españolas se celebran grandes procesiones marítimas que son un auténtico éxito.
En el obispado de Girona cabe remarcar las de: l'Escala, Roses, Llançà, Arenys
de Mar y Palamós.
Aunque la Virgen sea la
patrona de los marineros, muchos de ellos comparten aún el patrocino con San
Telmo. También los pescadores tienen a la Virgen del Carmen como patrona sin
olvidar a San Pedro. Se la puede invocar para que nos proteja ante posibles
naufragios y tempestades en alta mar.
En Catalunya,
antiguamente, las chicas rogaban con una pequeña oración a Nuestra Señora del
Carmen para que les encontrara esposo rápidamente, daba igual su estatus
económico, rico o pobre: "Mare de Déu del Carme, doneu-me un bon marit,
sia pobre, sia ric, mentre vingui de seguit". También le tenían como
patrona los ya desaparecidos serenos (policía nocturna) de Barcelona.
El gran santuario
dedicado a Nuestra Señora del Carmen se encuentra lógicamente en el Monte
Carmelo, en Haifa (Israel), pero ... no en el valle del Wadi-es-Siah, sino en
el valle conocido como "El-Muhraqa". Allí hay el monasterio de los
carmelitas, una hospedería y un gran mirador.
Como ya sabes, la
fiesta de Nuestra Señora del Carmen es el 16 de julio, ya que según la
tradición, fue el 16 de julio de 1251 la fecha del regalo del escapulario por
parte de la Virgen a San Simón Stock.
Salvados del Mar
En el verano de 1845 el
barco inglés, "Rey del Océano" se hallaba en medio de un feroz
huracán. Las olas lo azotaban sin piedad y el fin parecía cercano. Un ministro
protestante llamado Fisher en compañía de su esposa e hijos y otros pasajeros fueron
a la cubierta para suplicar misericordia y perdón.
Entre la tripulación se
encontraba el irlandés John McAuliffe. Al mirar la gravedad de la situación, el
joven abrió su camisa, se quitó el Escapulario y, haciendo con él la Señal de
la Cruz sobre las furiosas olas, lo lanzó al océano. En ese preciso momento el
viento se calmó. Solamente una ola más llegó a la cubierta, trayendo con ella
el Escapulario que quedó depositado a los pies del muchacho.
Durante lo acontecido
el ministro había estado observando cuidadosamente las acciones de McAuliffe y
fue testigo del milagro. Al interrogar al joven se informaron acerca de la
Santísima Virgen y su Escapulario. El Sr. Fisher y su familia resolvieron
ingresar en la Iglesia Católica lo más pronto posible y así disfrutar la gran
protección del Escapulario de Nuestra Señora.
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