lunes, 11 de septiembre de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 12 DE SEPTIEMBRE – MARTES – 23 – SEMANA DE T.O. – A SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA

 



12 DE SEPTIEMBRE – MARTES

 – 23 – SEMANA DE T.O. – A

SANTÍSIMO  NOMBRE  DE MARÍA

 

      Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 2, 6-15

 

Hermanos:

 

Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded arraigados en él, dejaos construir y afianzar en la fe que os enseñaron, y rebosad agradecimiento.

Cuidado con que haya alguno que os capture con esa teoría que es una insulsa patraña forjada y transmitida por hombres, fundada en los elementos del mundo y no en Cristo.

Porque es en Cristo en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad, y por él, que es cabeza de todo principado y autoridad, habéis obtenido vuestra plenitud.

Por él fuisteis también circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo.

Por el bautismo fuisteis sepultados con él, y habéis resucitado con él, porque habéis creído en la fuerza de Dios que lo resucitó de entre los muertos. Estabais muertos por vuestros pecados, porque no estabais circuncidados; pero Dios os dio vida en él, perdonándoos todos los pecados. Borró el protocolo que nos condenaba con sus cláusulas y era contrario a nosotros; lo quitó de en medio, clavándolo en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a los principados y autoridades, los ofreció en espectáculo público y los llevó cautivos en su cortejo

 

Palabra de Dios.

 

Salmo: 144, 1-2. 8-9. 10-11

 

R/. El Señor es bueno con todos.

 

Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

 

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/.

 

      Lectura del santo evangelio según San Lucas (6, 12-19):

 

Sucedió que por aquellos días se fue él al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles.

A Simón, a quien llamó Pedro,

y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes;

a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.

Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados.

Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

 

Palabra del Señor

 

1.  Lo primero que se debe destacar es el hecho de que Jesús, ante una próxima decisión importante, se retira a una montaña lejana y allí pasa la noche entera en oración. Jesús no era un asceta, que vivía convencido de que a Dios se le encuentra alejándose de la convivencia con la gente. No hay datos para suponer que esa era la intención de Jesús.

Se comprende que, como hacemos todos cuando vamos a tomar una decisión importante, buscamos estar aislados, poder pensar, etc. Pero hay una cosa llamativa: Jesús jamás se fue al Templo a orar. No quiso eso. Prefirió irse al campo o al monte. A la naturaleza.

En todo caso, hay que pensar en la concentración total de Jesús en lo único que él veía como decisivo; hacer las cosas como Dios quiere que se hagan, no según otras conveniencias o intereses (F Bovon).

 

2.   Lo que Jesús hace, a la mañana siguiente, es elegir a los Doce, cuya lista de nombres se indica.

Del conjunto del N. T. se deduce claramente que no puede haber comunidades cristianas sin responsables (¿dirigentes?). Pero estos no se sitúan ni "sobre" la comunidad, ni -menos aún- "frente a" la comunidad.   

La designación de los responsables, en el caso de Jesús, tuvo que ser él mismo quien los designó.  Pero no confundamos el momento original fundante con lo que ha sucedido después.  Los Doce que designó Jesús no tuvieron una pervivencia institucional para siempre. Sabemos que Judas lscariote se suicidó y fue sustituido por Matías (Hech 1, 15-26).

A partir de Pentecostés, se fueron muriendo, pero no fueron sustituidos.  La llamada "sucesión apostólica" tiene sus orígenes, por un proceso lento, desde finales del s. II. Y en cuanto a la forma de designación, durante diez siglos, se hizo

por elección democrática en la que participaba la comunidad.  Fue en el s. XI (Gregorio VII) cuando el papado se apropió el derecho de designar a los obispos. 

Por lo demás, tanto en Mateo como en Lucas, la enseñanza de Jesús se presenta precedida de un sumario de curaciones de enfermos y alivio de sufrimientos y dolencias.

 

3.   Mientras que el evangelio de Mateo sitúa el sermón programático de Jesús en un "monte" (Mt 5, 1), Lucas lo pone en un "llano" (Lc 6, 17). Es discutible esta distinta ubicación, pero no es indiferente. Mientras que el monte, en la Biblia, indica el lugar del encuentro con Dios, Lucas habla de un llano, lugar del trabajo y de la convivencia.

Por lo demás, tanto en Mateo como en Lucas, la enseñanza de Jesús se presenta precedida de un sumario de curaciones de enfermos y alivio de sufrimientos y dolencias.

El Evangelio "ilumina la mente", pero antes que eso "remedia el dolor" humano. Ambas cosas tendrían que ir siempre unidas en la actividad apostólica y pastoral de la Iglesia.

 

SANTÍSIMO  NOMBRE  DE MARÍA

 



Esta festividad fue instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la Iglesia.

Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513 en la ciudad española de Cuenca. Desde ahí se extendió por toda España, y en 1683 el papa Inocencio XI la admitió en la Iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos.

La gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de san Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. María es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.

 

EL NOMBRE Y LA MISION

 

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

 

 

 

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