13 - DE JUNIO – JUEVES – 10ª – SEMANA DEL T.O. - B
San Antonio de Padua
Lectura del primer libro de los Reyes
(18,41-46):
En aquellos
días, Elías dijo a Ajab:
«Vete a comer y a beber, que ya se oye
el ruido de la lluvia.»
Ajab fue a comer y a beber, mientras
Elías subía a la cima del Carmelo; allí se encorvó hacia tierra, con el rostro
en las rodillas, y ordenó a su criado:
«Sube a otear el mar.»
El criado subió, miró y dijo:
«No se ve nada.»
Elías ordenó:
«Vuelve otra vez.»
El criado volvió siete veces, y a la
séptima dijo:
«Sube del mar una nubecilla como la
palma de una mano.»
Entonces Elías mandó:
«Vete a decirle a Ajab que
enganche y se vaya, no le coja la lluvia.»
En un instante se oscureció el cielo con
nubes empujadas por el viento, y empezó a diluviar. Ajab montó en el carro y
marchó a Yezrael. Y Elías, con la fuerza del Señor, se ciñó y fue corriendo
delante de Ajab, hasta la entrada de Yezrael.
Palabra de Dios
Salmo: 64,10.11.12-13
R/. Oh Dios, tú mereces un himno en Sión
Tú cuidas de
la tierra,
la riegas y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R/.
Riegas los
surcos,
igualas los terrenos,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R/.
Coronas el año
con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo
(5,20-26):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si no sois mejores que los escribas y
fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos:
"No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el
que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano
"imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama
"renegado", merece la condena del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu
ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas
contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte
con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura
arreglarte en seguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue
al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no
saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto.»
Palabra del Señor
1. El principio general
que establece Jesús es muy claro: si os limitáis a ser como los letrados y
fariseos, no tenéis sitio en mi proyecto. Ahora bien, los letrados eran los que
mejor conocían la religión; y los fariseos los que tenían fama de ser los más
observantes. Por tanto, lo que Jesús les dice a sus discípulos
es que el conocimiento de la religión y la observancia de sus normas no son
suficientes. ¿Por qué? Porque falta lo principal. Es lo que Jesús explica en
las antítesis que propone a continuación.
2. La primera antítesis se refiere al precepto fundamental del respeto en la relación con los demás: "no matarás" (cf. Ex 21, 12; Lev 24, 17). Pero Jesús radicaliza ese respeto hasta el extremo de no tolerar ni el enfado, ni palabras despectivas. Jesús exige, por tanto, el respeto total al otro. Al exigir este tipo de conducta, Jesús hace referencia a castigos de este mundo y del otro para quien falta al respeto al otro. Pero obviamente lo que Jesús establece no es un ordenamiento jurídico estricto. Al contrario, lo que Jesús pide es que seamos de tal calidad humana que no tengamos que ir, ni recurramos, a pleitos y tribunales.
3. El ordenamiento jurídico está establecido para garantizar los derechos de las personas. Eso es enteramente necesario, dado lo que da de sí la condición humana. Pero Jesús pide que la bondad del corazón sea la fuerza que supera cualquier situación de enfrentamiento. Y, en cualquier caso, que jamás faltemos al respeto a nadie.
San Antonio de Padua
San Antonio de Padua, también venerado como San Antonio de Lisboa, de
Coimbra o de Portugal, teólogo, predicador, monje portugués, patrón de Lisboa,
de Padua y de otros lugares.
Vida de San Antonio de Padua
Nació en Lisboa el 15 de agosto de 1195, con el nombre de Fernando de
Bulhões, en el seno de una familia pudiente descendiente del cruzado Godofredo
de Bouillon, y murió en Padua el 13 de junio de 1231.
Al ser bautizado recibió el nombre de Fernando. Su familia le procuró una
sólida educación en la escuela catedralicia local. Contrario a los deseos de su
familia, Fernando ingresó en la Abadía Agustina de San Vicente en las afueras
de Lisboa. Los monjes de la orden de San Agustín, de la cual él era miembro,
eran famosos por su dedicación a los estudios. Fernando estudió las Sagradas
Escrituras, a San Jerónimo, a San Agustín, a San Gregorio el Magno y a San
Bernardo. También estudió los clásicos latinos como Ovidio y Séneca. Sin
embargo, Fernando recibía constantemente la visita de amigos y familiares que
le traían regalos de los cuales se avergonzaba y noticias de su entorno social
que le molestaban. Su dedicación al estudio se veía importunada y no lograba
encontrar paz donde se encontraba. Por tal razón convenció a sus superiores
para que le trasladaran a la Abadía Agustina de la Santa Cruz en Coimbra, la
entonces capital de Portugal y así continuar sus estudios. En el verano de 1220
recibió el hábito franciscano y comenzó a estudiar las enseñanzas de su
fundador, Francisco de Asís. Adoptó el nombre de Antonio en honor de Antonio el
Magno a quien estaba dedicada la ermita franciscana en la que él residía. En la
fiesta de Pentecostés de 1221 miles de frailes se congregaron en Asís, episodio
que ha pasado a la historia como el Capítulo de las Esteras ya que muchos de
los frailes ahí reunidos tuvieron que dormir en esteras. Este Capítulo General
tuvo por tema un versículo del Salmo 143: “Bendito sea el Señor mi Dios que
adiestra mis manos para la batalla” y estuvo presidido por el cardenal Raniero
Capocci en ausencia del patrón de la orden, el cardenal Ugolino dei Conti di
Segni quien sería el futuro Gregorio IX, el papa que canonizará a San
Francisco. Una vez concluida la reunión, el provincial de Bolonia, Fraile
Graziano lo envió a una pequeña ermita en las montañas del pueblo de Montepaolo
para que sirviera como sacerdote. Este fue uno de los períodos más felices de
la vida de Antonio de Padua quien por fin había pasado a vivir en la sencillez
absoluta. A finales del verano de 1222 la comunidad franciscana descendió al
valle para asistir a las ordenaciones sacerdotales en la catedral de Forlí.
Antonio se vio obligado a predicar cuando el predicador no pudo llegar y todos
quedaron maravillados con su sermón. A partir de entonces, viajó por todo el
norte de Italia y el sur de Francia predicando especialmente en zonas donde la
herejía primaba.
Se dice que era un predicador elocuente con una voz clara y fuerte, una
atractiva sonrisa y una maravillosa memoria. Llamado "Doctor
Evangélico". Escribió sermones para todas las fiestas del año. Con el celo
de un apóstol emprendió la tarea de reformar la moralidad de su tiempo
combatiendo de forma especial la lujuria, la avaricia y la tiranía. Su obra
escrita son los Sermones en latín.
San Antonio de Padua posee el récord de la canonización más rápida de la
historia. Fue declarado santo 352 días después de su deceso, el 30 de mayo de
1232, fiesta de Pentecostés. Su muerte acaeció un 13 de junio, día de
celebraciones populares en Lisboa. San Antonio es el patrón de Lisboa, de
Padua, donde permanecen sus restos, y numerosas otras ciudades, como Concordia
(Entre Ríos), en Argentina.
Por los numerosos milagros que se le atribuyen es aclamado en todo el mundo.
Los habitantes de Padua construyeron en su memoria una magnífica basílica a
donde fueron transferidos sus restos en 1263. Cuando la bóveda en la que por
treinta años permaneció su cuerpo fue abierta, se encontró que las carnes del
mismo se habían reducido a polvo, pero su lengua, que le había servido para las
predicaciones, se mantenía intacta con un vívido color rojo. Buenaventura tomó
con afecto la lengua en sus manos y la besó exclamando: “Oh bendita lengua que
siempre alabaste al Señor e hiciste que otros lo alabaran, haces evidente ahora
tus méritos ante el señor.
La fama de los milagros de San Antonio nunca ha disminuido, e incluso en la
actualidad es reconocido como el más grande milagrero de todos los tiempos.
Como renombrado orador atrajo a las multitudes dondequiera que fue hablando en
múltiples lenguas y según la leyenda hasta los peces del Brenta se extasiaban
con su prédica.
Uno de los santos más venerados, sus estampitas y esculturas se encuentran
por doquier. Fue proclamado Doctor de la Iglesia el 16 de enero de 1946 y es
llamado el “Doctor Evangélico” en muchas ocasiones. Se le invoca especialmente
a la hora de encontrar objetos perdidos. También se le invoca para
contrarrestar la hambruna y la escasez. Patrono de los amputados, los animales,
los remeros, el Brasil, de la diócesis de Beaumont, de los animales domésticos,
de los ancianos, de las embarazadas, de la fe en el Sagrado Sacramento, de
Ferrazano, de los pescadores, de las cosechas, de los caballos, de Lisboa, de
los animales pequeños, del correo, de los marinos, de los oprimidos, de los
pobres, de Padua, de Portugal, de los navegantes, de los estériles, de los
criadores de cerdos, de los indios tiguas, de las aeromozas, de los viajeros y
de los aguadores.
En Portugal, Brasil y algunas partes de América Latina es reconocido como el
santo de los matrimonios y el día de su fiesta (el 13 de junio) las muchachas
solteras pueden comprar una pequeña imagen de San Antonio y colocarla al revés
como castigo hasta que hayan encontrado un buen marido. Esta curiosa devoción
ha sido retratada muchas veces en la cultura popular portuguesa y
latinoamericana.
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