27 - DE JUNIO – JUEVES – 12ª – SEMANA DEL T.O. - B
San Cirilo de
Alejandría
Lectura
del segundo libro de los Reyes (24,8-17):
Cuando Jeconías subió
al trono tenía dieciocho años, y reinó tres meses en Jerusalén. Su madre se
llamaba Nejustá, hija de Elnatán, natural de Jerusalén. Hizo lo que el Señor
reprueba, igual que su padre.
En aquel tiempo, los oficiales de Nabucodonosor, rey de Babilonia, subieron
contra Jerusalén y la cercaron. Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a
Jerusalén cuando sus oficiales la tenían cercada. Jeconías de Judá se rindió al
rey de Babilonia, con su madre, sus ministros, generales y funcionarios. El rey
de Babilonia los apresó el año octavo de su reinado. Se llevó los tesoros del
templo y del palacio y destrozó todos los utensilios de oro que Salomón, rey de
Israel, había hecho para el templo según las órdenes del Señor. Deportó a todo
Jerusalén, los generales, los ricos –diez mil deportados–, los herreros y
cerrajeros; sólo quedó la plebe. Nabucodonosor deportó a Jeconías a Babilonia.
Llevó deportados, de Jerusalén a Babilonia, al rey y sus mujeres, sus
funcionarios y grandes del reino, todos los ricos –siete mil deportados–, los
herreros y cerrajeros –mil deportados–, todos aptos para la guerra. En su lugar
nombró rey a su tío Matanías, y le cambió el nombre en Sedecías.
Palabra de Dios
Salmo:78,1-2.3-5.8.9
R/.
Por el honor de tu nombre,
líbranos,
Señor.
Dios mío, los gentiles
han entrado en tu heredad, han profanado tu santo templo, han reducido Jerusalén
a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos en pasto a las aves del cielo, y la carne de tus fieles a las fieras de la tierra. R/.
Derramaron su sangre como agua en torno a Jerusalén, y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos, la irrisión y la burla de los que nos
rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu
cólera? R/.
No recuerdes contra nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos agotados. R/.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro, por el honor de tu nombre; líbranos y perdona nuestros pecados a causa de tu nombre. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (7,21-29):
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos:
«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de
cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.
Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu
nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos
milagros?" Yo entonces les declararé: 'Nunca os he conocido. Alejaos de
mí, malvados."
El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel
hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia salieron los
ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió,
porque estaba cimentada sobre roca.
El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a
aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron
los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió
totalmente.»
Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza,
porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
Palabra del Señor
1. Al acabar el Sermón del Monte, como recopilación de todo lo
que ha dicho en este discurso, el evangelio de Mateo pone en boca de Jesús dos
advertencias que dan mucho que pensar:
1) No te fíes de tu religiosidad.
2) Solo vale lo que haces.
Estas dos advertencias necesitan su explicación.
2. Hay gente que se siente bien porque piensa que tiene fe. Y
porque además practica la religión con piedad, con devoción, más aún, no se
limita a rezar, sino que además hace apostolado y hasta consigue algunos
éxitos que llaman la atención. Como es lógico, el que se siente bien con todo
eso, es una persona que da mucha importancia a su religiosidad.
Pues bien, Jesús advierte; "No te fíes de todo eso". Al final, puedes encontrarte
con la dura sorpresa de que tu vida ha sido un fracaso.
Las "piedades", las "devociones", los
"apostolados", pueden terminar siendo el mayor engaño de nuestra
vida. - ¿Por qué?
3. Porque lo único que vale es poner en práctica lo que dice
Jesús. De forma que, si no lo haces, por más devociones, piedades y apostolados
que organices, todo eso no será sino la apariencia de una casa sin cimientos, un
hundimiento, una ruina. Y es que la religión es seguramente la cosa que más
engaña. Porque su peligro está en que engaña, no a los demás, sino a uno mismo.
En esto consiste la advertencia más seria que hace Jesús.
Obispo y Doctor de la
Iglesia
Nació en el año 370.
Practicó la vida monacal. Una vez ordenado presbítero, acompañó a su tío,
obispo de Alejandría, y en el año 412 le sucedió en el cargo. Combatió con
energía las enseñanzas de Nestorio y fue la figura principal del Concilio de
Éfeso. Escribió mucho y sabiamente con el fin de explicar y defender la fe
católica.
Murió en 444.
Martirologio Romano: San Cirilo, obispo y
doctor de la Iglesia, que, elegido para ocupar la sede de Alejandría, en
Egipto, trabajó con empeño para mantener íntegra la fe católica, y en el
Concilio de Éfeso defendió los dogmas de la unidad de persona en Cristo y la
divina maternidad de la Virgen María († 444).
Etimológicamente: Cirilo = Aquel que es un
gran Rey, es de origen griego.
Breve Biografía
San Cirilo nació en el año 370, y desde el
412 al 444, año de su muerte, tuvo firmemente en mano las riendas de la Iglesia
de Egipto, dedicándose al mismo tiempo en una de las épocas más difíciles en la
historia de la Iglesia de Oriente a la lucha por la ortodoxia, en nombre del
Papa san Celestino. En esta firmeza al servicio de la doctrina y en la valentía
demostrada en defensa de la verdad católica está la santidad del luchador
obispo de Alejandría, aunque reconocida tardíamente, por lo menos en Occidente.
En efecto, solamente bajo el pontificado de
León XIII su culto se extendió a toda la Iglesia latina, y tuvo el título de
“doctor”.
Por la defensa de la ortodoxia, contra el
error de Nestorio, obispo de Constantinopla, corrió el riesgo de ser desterrado
y durante algunos meses vivió la humillación de la cárcel:
“Nosotros—escribió—por la fe de Cristo estamos listos a padecerlo todo: Las
cadenas, la cárcel, todas las incomodidades de la vida y la misma muerte”.
En el concilio de Éfeso, del que Cirilo fue
protagonista, quedó derrotado su adversario Nestorio, que había suscitado una
verdadera tempestad en el seno de la Iglesia, pues negaba la maternidad divina
de María.
Título de gloria para el obispo de Alejandría
fue el haber elaborado en esta ocasión una auténtica y límpida teología de la
Encarnación. “El Emanuel tiene con seguridad dos naturalezas: la divina y la
humana. Pero el Señor Jesús es uno, único verdadero hijo natural de Dios, al
mismo tiempo Dios y hombre; no un hombre deificado, semejante a los que por
gracia se hacen partícipes de la divina naturaleza, sino Dios verdadero que por
nuestra salvación apareció en la forma humana”. De particular interés es la cuarta
de las siete homilías que pronunció durante el concilio de Efeso, el célebre
Sermo in laudem Deiparæ. En este importante ejemplo de predicación mariana, que
da comienzo a un rico florecimiento de literatura en honor de la Virgen, Cirilo
celebra las grandezas divinas de la misión de María, que es verdaderamente
Madre de Dios, por la parte que tuvo en la concepción y en el parto de la
humanidad del Verbo hecho carne.
Controversista maravilloso, Cirilo volcaba
los ríos de su fecunda oratoria. Teólogo de mirada aguda, fue al mismo tiempo
celoso pastor de almas. En efecto, además de sus tratados exclusivamente
doctrinales, tenemos de él 156 Homilías sobre san Lucas de carácter pastoral y
práctico, y las más conocidas Cartas pastorales, que se encuentran en 29
homilías pascuales.
Hipatia y Cirilo de
Alejandría, errores en una leyenda negra
El uso, y abuso, de leyendas negras con el
único fin de querer desprestigiar a la Iglesia. no es una novedad, es algo que
históricamente se repite cíclicamente pese a que ya una y otra vez la verdad
siempre brilla.
La relación entre Hipatia y San Cirilo,
actualizada en nuestros días por una película que no vamos a nombrar, no fue
tan truculenta como nos quieren hacer creer. Veamos algunos de los tantos
errores históricos en que caen los enemigos de la Iglesia, ahora disfrazados de
productores cinematográficos:
1) Hipatia, protagonista de
la misma, no fue asesinada siendo joven y hermosa, sino que murió en el año
415, a los 61 años de edad (una anciana en aquella época) Claro, que sabiendo
que el espectador se suele identificar con el protagonista -y por tanto también
con la ideología que pretende transmitir-, no se ha dudado en recurrir a la
guapa actriz Rachel Weisz, de 38 años. Es más fácil que el espectador se
identifique con alguien atractivo, joven y bello (el caso de esta actriz), que
con un personaje histórico feo o viejo (la verdadera Hipatia a la edad en que
murió)
2) Hipatia no destacó por ser
astrónoma, ni se adelantó a Kepler en más de mil años, sino que simplemente fue
una filósofa de la escuela platónica. Esta es la única referencia histórica que
existe sobre ella, y se debe al obispo cristiano Sinesio de Cirene, quien, al
contrario de cómo le pinta la película, hablaba bien de ella.
3) Dicho obispo, a quien la
película muestra como traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió
dos años antes que ella, por lo que es imposible que tuviera nada que ver con
su muerte.
4) Hipatia también tenía
buenas relaciones con otros cristianos, como es el caso del curial Amonio o del
Patriarca Teófilo, así como de muchos cristianos fervientes que, contemporáneos
con los sucesos, no dudaron en defender su personalidad. Como, por ejemplo,
Timoteo, en su Historia Eclesiástica. También fue un cristiano, Sócrates
Escolástico, quien en su Historia Eclesiástica (VII,15), escrita con
posterioridad a la muerte de la alejandrina, la encomió como "modelo de
virtud".
5) Hipatia no fue virgen
"para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena
dedicación", como ha declarado la protagonista de la película, quien se
considera "feminista radical", sino porque, coherente con su
filosofía platónica, ejercía la "Sofrosine" (el dominio de uno mismo
a través de las virtudes, entendidas como el control de los instintos y las
pasiones).
6) La mujer no fue libre en
Grecia y Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió la sujeción del
hombre, como quiere transmitir la película, sino que en Grecia la mujer era
considerada como un objeto más de la casa, y en Roma no era una «sui iuris», es
decir, titular de derechos, sino que era considerada "capiti
diminutio", como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a
la tutela o la "manus" del padre o del marido. Por el contrario, fue
el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza,
pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las
primeras manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la
voluntad de sus padres o del estado, fueron las primeras mártires cristianas
víctimas de las persecuciones romanas, tales como Santa Inés, Santa Ágata o
Santa Cecilia.
Presentar a la mujer en el ámbito de lo que
fue la sociedad pagana, en unas condiciones de emancipación como las que
caracterizan a Hipatia, resultaría absolutamente incomprensible si no se
advierte al mismo tiempo que es el creciente desarrollo del cristianismo y su
concepción de igual dignidad de hombre y mujer que lo hacen posible. El
paganismo, los clásicos griegos y romanos, confieren a la mujer un papel
subalterno y esencialmente doméstico y para nada vinculado a las instituciones
públicas, excepto en determinados y específicos cultos religiosos. Es decir,
Hipatia es el resultado de la evolución de una sociedad influenciada de manera
creciente por el cristianismo. Esto Amenábar lo oculta.
De la misma manera que Amenábar presenta a
Hipatia, es necesario recordar otras figuras de mujeres filósofas o escritoras,
como Eudocia, nacida en una familia pagana como Atenais y convertida luego al
cristianismo. La presencia pública de mujeres en una sociedad que se estaba
cristianizando sólo se explica por este último hecho, lo cual contradice
frontalmente lo que Amenábar nos relata.
7) Fue precisamente San
Cirilo de Alejandría -personaje que en el fondo persigue la leyenda de Hipatia-
el que más ha exaltado en la historia de la humanidad la condición femenina,
pues a él se debe la expresión "Theotokos", palabra griega que significa
"Madre de Dios". Él fue quien derrotó a la herejía nestoriana en el
Concilio de Éfeso del año 431. En esencia, la disputa consistía en si María era
madre de Cristo o madre de Dios. San Cirilo consiguió que se convocase un
concilio en Éfeso, lugar donde vivió sus últimos años la Virgen María, y logró
que la Iglesia declarase el primer dogma mariano de la historia: María, Madre
de Dios. Hasta aquel momento nadie en la historia había conseguido colocar a un
ser humano mujer por encima de cualquier hombre.
8) Hipatia nunca fue
directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los
cristianos, sino que fue incendiada por Julio César, saqueada como el resto de
la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297. En el
año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del Serapeo después de la
destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le
pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna,
razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de
las persecuciones que sufrieron durante trescientos años. Pero lo que allí
quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba en otros sitios.
9) El paganismo siguió
existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Concretamente, el
neoplatonismo siguió floreciendo allí hasta varios siglos después de la muerte
de Hipatia: la escuela platónica de Alejandría continuó funcionando con
normalidad durante más de 200 años, hasta que lo recuperó el Renacimiento
cristiano. Además, su más brillante exponente fue San Agustín, coetáneo de
Hipatia.
La
historia de Hipatia ha sido objeto de una recurrente manipulación,
fundamentalmente con el fin de atacar a la Iglesia: desde la Ilustración hasta
el feminismo radical actual. Amenábar, pues, no es original ni siquiera en eso.
Según el "iluminado" Voltaire, "desde la muerte de Hipatia hasta
la Ilustración, Europa está sumida en la oscuridad; la Ilustración, al
rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la revelación y los dogmas, vuelve
a abrir la iluminación de la razón". En cuanto al segundo ejemplo de
manipulación -el del feminismo radical-, podemos observar el que hace Úrsula
Molinaro, según el cual Hipatia fue la campeona del amor libre, pese a que en
realidad era virgen.
La verdadera historia de Hipatia se ha
transformado artificialmente en la leyenda del "Crimen de
Alejandría", cuyo protagonista principal es el obispo San Cirilo. La
atribución directa a este último del asesinato de Hipatia se debe al escritor pagano
Damascio, último escolarca de la Academia de Atenas y autor de la "Vida de
Isidoro" (una apología del paganismo de finales del s.V y principios del
s.VI), quien exiliado en Persia tras su cierre por orden de Justiniano, y
dispuesto a azuzar las maledicencias contra San Cirilo, a quien tuvo por rival
-en un tiempo de rivalidades religiosas fortísimas y extremas-, le atribuyó el
homicidio sin más fundamento que sus propias conjeturas. Porque esto y no otra
cosa es lo que, desde entonces y hasta hoy, siguen haciendo cuantos rivalizan
endemoniadamente contra la Fe católica. Han pasado siglos desde el lamentable
episodio y nadie ha podido aportar otro cargo contra el gran santo de
Alejandría que no fuera la sospecha, el rumor, la hipótesis trasnochada o la
presunción prejuiciosa.
Pero la leyenda en sí misma surge en 1720,
con la obra de John Toland (irlandés, hijo ilegítimo de un sacerdote católico,
que se hizo protestante y posteriormente activo militante del ateísmo en la
Gran Logia de Londres) Después vino Voltaire; después, el historiador Edward
Gibbon, quien, para argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la
causa interna de la decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de
Hipatia y declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallaron
en Alejandría en el siglo V. Más tarde llegarán las versiones románticas de
Leconte de Lisle y otros, y finalmente el feminismo radical, para el que
Hipatia fue la primera mártir de la misoginia propia del cristianismo. Todos
los autores citados, y alguno más, tienen una cosa en común: son masones
reconocidos. De nuevo, la Masonería aparece de fondo, entre bambalinas, cada
vez que surgen ataques mediáticos contra la religión, y concretamente contra el
cristianismo (enemigo secular de su ideología y por tanto de su imposición a
todo el mundo) como ha hecho siempre, empleando para ello diferentes medios
adaptados a cada momento histórico)
El maltrato y la muerte de Hipatia no es
imputable a los cristianos, como tampoco lo es a San Cirilo de Alejandría. El
origen de tal acusación se debe, como se ha señalado antes, al pagano Damascio,
enemigo acérrimo de San Cirilo, y simplemente ha sido repetida desde entonces
por todos los enemigos de la Iglesia para atacarla. No hay mentira mayor que la
que sostiene que "los historiadores coinciden en responsabilizar a Cirilo
de Alejandría por el asesinato de Hipatia". Coinciden los enemigos frenéticos
de la Iglesia Católica, no los historiadores o los genuinos estudiosos del
caso:
No coinciden (y discrepan con la leyenda
negra oficial impuesta finalmente por el Iluminismo) el arriano Filostorgio, el
sirio Juan de Éfeso, los jansenistas Le Nain de Tillemont y Claude Pierre
Goujet, o el erudito Christopher Haas en su "Alexandria in Late Antiquity:
Topography and Social Conflict", publicado en 2006. No coincide tampoco
Thomas Lewis, quien redactara ya en 1721 la célebre impugnación de la mentira a
la que tituló sugestivamente "La Historia de Hypatia, la imprudentísima maestra
de Alejandría: asesinada y despedazada por el populacho, en defensa de San
Cirilo y el clero alejandrino. De las calumnias del señor Toland". No
coincide Miguel Ángel García Olmo, quien advierte en la maniobra acusadora un
"afán de mancillar la ejecutoría de un pastor teólogo de vida esforzada y
ejemplar como fue Cirilo de Alejandría, venerado en Oriente y en
Occidente"; y ni siquiera se atreve a coincidir Gonzalo Fernández, quien
en su obra "La muerte de Hypatia", del año 1985, a pesar de la
ninguna simpatía que manifiesta hacia el santo, llamando tiránico a su
ministerio, concluye en que "ninguna de las fuentes sobre el linchamiento
de Hipatia alude a la presencia de parabolani entre sus asesinos". Los
parabolani eran los miembros de una hermandad de monjes alistados
voluntariamente para el servicio, principalmente entre los enfermos, y que en
su momento respondieron incondicionalmente a San Cirilo, recibiendo la
acusación de consumar el linchamiento de Hipatia. Recuérdese que también
Aguinis menciona a "un grupo de monjes", como causa instrumental del
delito. No coinciden los hechos. Porque el mismo San Cirilo, que lamentó y
reprobó el crimen de Hipatia, amonestó enérgicamente en su Homilía Pascual del
419 a la plebe alejandrina, dada a participar en turbamultas feroces y
sanguinarias como la que puso desdichado fin a la vida de la filósofa. Si no se
le cree al santo, las novelas de Lawrence Durrel -concretamente las de su
Cuarteto de Alejandría- resultan una buena fuente para conocer el carácter
sangriento y cruel de esas tropelías feroces del populacho alejandrino. Sin
olvidarnos de que fueron esas mismas hordas las que dieron muerte a dos obispos
cristianos, Jorge y Proterio, en el 361 y 457 respectivamente.
El anticristianismo de la película es, pues,
más que obvio, y nada disimulado; el mensaje de fondo se puede resumir en tres
puntos:
1) Los cristianos son
violentos, machistas y contrarios al progreso, la cultura y la razón.
2) Jesús podría haber sido
magnífico, pero no sus seguidores.
3) Según el propio Amenábar,
la civilización antigua era un prodigio de ilustración "de no haberse dado
ese traspiés que fue la Edad media y la caída del Imperio Romano, y de no
haberse paralizado el mundo durante 500 años".
Con estos prejuicios ideológicos, totalmente
ajenos a la verdad histórica, es lógico que Amenábar denuncie el inventado
fanatismo de la intolerancia religiosa. Lo curioso es que para ello tenga que
mirar al pasado, manipulándolo además -¿más desmemoria histórica?- y no refleje
uno de los mayores integrismos actuales, que justamente va en la dirección
opuesta: la actual intolerancia antirreligiosa, de la que él es, de nuevo hay
que decirlo, simple punta de lanza. La Hipatia que retrata el director no es la
real, pero a los espectadores no se les va a advertir esa ausencia de base
histórica, sino que se les pretende hacer creer justo lo contrario.
Parece que Amenábar ha ´olvidado´ un pequeño
detalle en su película: los que persiguieron masivamente, reprimieron,
torturaron y mataron fueron los paganos a los cristianos en nombre del
paganismo y de razones que hoy nos parecen brutalmente irracionales, como lo
constatan las propias actas de los juicios romanos. Amenábar engaña y
miente con las imágenes y el argumento, que hace de la película más
cara rodada en España un simple panfleto político anticristiano. Al final va a
tener razón: la situación de entonces se parece a la actual (los paganos
persiguiendo a los cristianos, y no como él nos lo quiere vender).
P. Ángel Amo. Fuente:
Catholic.net
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