12 - DE JULIO – VIERNES –
14ª – SEMANA DEL T.O. - B
San Juan Gualberto
Lectura de la profecía de
Oseas (14,2-10):
Así dice el Señor:
«Israel, conviértete
al Señor Dios tuyo, porque tropezaste por tu pecado. Preparad vuestro discurso,
volved al Señor y decidle: "Perdona del todo la iniquidad, recibe benévolo
el sacrificio de nuestros labios.
No nos salvará Asiria,
no montaremos a caballo, no volveremos a llamar Dios a la obra de nuestras
manos. En ti encuentra piedad el huérfano." Yo curaré sus extravíos, los
amaré sin que lo merezcan, mi cólera se apartará de ellos. Seré para Israel como
rocío, florecerá como azucena, arraigará como el Líbano.
Brotarán sus vástagos,
será su esplendor como un olivo, su aroma como el Líbano. Vuelven a descansar a
su sombra: harán brotar el trigo, florecerán como la viña; será su fama como la
del vino del Líbano. Efraín, ¿qué te importan los ídolos? Yo le respondo y le
miro: yo soy como un ciprés frondoso: de mí proceden tus frutos. ¿Quién es el
sabio que lo comprenda, el prudente que lo entienda? Rectos son los caminos del
Señor: los justos andan por ellos, los pecadores tropiezan en ellos.»
Palabra de Dios
Salmo: 50
R/. Mi boca proclamará tu
alabanza, Señor
Misericordia, Dios mío,
por tu bondad, por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi
pecado. R/.
Te gusta un corazón
sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la
nieve. R/.
Oh Dios, crea en mí un corazón
puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo
espíritu. R/.
Devuélveme la alegría
de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso.
Señor, me abrirás los labios, y mi boca proclamará tu alabanza. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (10,16-23):
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus apóstoles:
«Mirad que os mando
como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como
palomas. Pero no os fieis de la gente, porque os entregarán a los tribunales,
os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes,
por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os arresten, no
os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os
sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el
Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
Los hermanos
entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se
rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi
nombre; el que persevere hasta el final se salvará.
Cuando os persigan en
una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades
de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre.»
Palabra del Señor
1. El proyecto del Reino, tal
como lo presenta Jesús, es intolerable para los poderes de este
mundo. Un proyecto que desmotiva a la gente ante el dinero, y los valores que lleva
consigo el afán por el dinero desencadena la persecución contra los apóstoles.
Jesús es muy claro en este punto. Por
tanto, cuando los apóstoles del Reino no encuentran rechazo y persecución sino aplauso y
privilegios, tales apóstoles tienen que preguntarse si son
"auténticos" o si, por el contrario, son "falsos"
apóstoles, como ya en el antiguo Israel hubo "falsos" profetas.
2. Dice Jesús que la
persecución vendrá de las "sinagogas"; y de los "gobernadores y
reyes". O sea, será persecución religiosa y persecución civil.
Ambas cosas.
En cuanto a la persecución religiosa, lo
más sorprendente es que no vendrá de los paganos o de otras religiones,
sino de la propia religión.
Exactamente como le ocurrió al propio
Jesús, que fue asesinado por la misma religión en la que fue educado, la
religión a la que socialmente perteneció durante toda su vida.
En asuntos de persecución religiosa, lo
primero que hay que preguntarse es si nos persiguen por causa del apego al
dinero (y a quienes lo tienen) o por causa del Evangelio.
3. La familia es la institución
que trasmite los valores establecidos, las costumbres de siempre, los intereses
de toda la vida. Por eso, el Evangelio del Reino puede llegar a desencadenar tanto
conflicto dentro de la propia casa.
De sobra sabemos que el dinero divide a
las familias y siembra el odio entre hermanos de la misma sangre.
San Juan Gualberto
Religioso benedictino
-Año 1073
En el monasterio de Passignano, en la
Toscana, san Juan Gualberto, abad, que después de perdonar por el amor de
Cristo al asesino de un hermano suyo, vistió el hábito monástico, y más tarde,
deseando practicar una vida de mayor austeridad, puso los cimientos de una
nueva familia monástica en Valumbrosa.
Vida
de San Juan Gualberto
Nació en Florencia, de familia muy rica y
su único hermano fue asesinado. Era heredero de una gran fortuna y su padre
deseaba que ocupara altos puestos en el gobierno.
Un Viernes Santo iba este santo por un
camino rodeado de varios militares amigos suyos, y de pronto se encontró en un
callejón al asesino de su hermano. El enemigo no tenía a donde huir, y Juan
dispuso matarlo allí mismo. El asesino se arrodilló, puso sus brazos en cruz y
le dijo: "Juan, hoy es Viernes Santo. Por Cristo que murió por nosotros en
la cruz, perdóname la vida". Al ver Gualberto aquellos brazos en cruz, se
acordó de Cristo crucificado. Se bajó de su caballo. Abrazó a su enemigo y le
dijo: "Por amor a Cristo, te perdono".
Siguió su camino y al llegar a la próxima
iglesia se arrodillo ante la imagen de Cristo crucificado y le pareció que
Jesús inclinaba la cabeza y le decía: "Gracias Juan".
Desde aquel día su vida cambió por
completo. En premio de su buena acción, Jesús le concedió la vocación, y Juan
dejó sus uniformes militares y sus armas y se fue al convento de los monjes
benedictinos de su ciudad a pedir que lo admitieran como religioso. Su padre se
opuso totalmente y exigió al superior del convento que le devolvieran a Juan
inmediatamente.
Cuando el papá vio al antiguo guerrero
convertido en sencillo y piadoso monje se echó a llorar, y dándole su bendición
se retiró.
En aquellos tiempos, el peor defecto que
había en la Iglesia era la Simonía, es decir, algunos compraban los altos
cargos, y así llegaban a dirigir la Santa Iglesia algunos hombres indignos. En
el convento de Florencia, donde estaba Juan, se murió el superior, uno de los
monjes fue con el obispo y con dinero hizo que lo nombraran superior a él.
También el obispo había comprado su cargo.
Gualberto no pudo soportar esta
indignidad y se retiró de aquel convento con otros monjes y antes de salir de
la ciudad, declaró públicamente en la plaza principal que el superior del
convento y el obispo merecían ser destituidos porque habían cometido el pecado
de simonía. Más tarde logró que los destituyeran.
Fundador.
Se fue a un sitio muy apartado y
silencioso, llamado Valleumbroso y allá fundó un monasterio de monjes
benedictinos que se propusieron cumplir exactamente todo lo que San Benito
había recomendado a sus monjes. El monasterio llegó a ser muy famoso y le llegaron
vocaciones de todas partes. Con los mejores religiosos de su nuevo convento fue
fundando varios monasterios más y así logró difundir por muchas partes de
Italia las buenas costumbres, y fue atacando sin misericordia la simonía y las
costumbres corrompidas. Las gentes sentían gran veneración por él.
Después de haber logrado que muchas
personas abandonaran sus vicios y se convirtieran y que muchos sacerdotes
empezaran a llevar una vida santa, y gozando del enorme aprecio del Papa y de
numerosos obispos, murió el 12 de julio de 1073, dejando muchos monasterios de
religiosos que trataban de imitarlo en sus virtudes y llegaron a gran santidad.
Que sus ejemplos sean de gran provecho
para nuestra alma.
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