10 - DE JULIO – MIERCOLES –
14ª – SEMANA DEL T.O. - B
San Cristóbal de Licia
Lectura de la profecía de Oseas
(10,1-3.7-8.12):
Una viña arrasada es Israel,
el fruto es como ella. Por la abundancia de sus frutos,
multiplicó sus altares. Cuanto más rica era su tierra, más adornaban sus
estelas.
Su corazón es inconstante,
así pues pagarán.
Él mismo hará pedazos sus altares, demolerá
sus estelas.
Entonces dirán: «no tenemos rey
porque no tuvimos temor del Señor..., y el rey ¿qué haría por nosotros?».
Ha desaparecido el rey de Samaría, como
una rama de la superficie del agua.
Serán destruidos los altozanos de
la Iniquidad, ¡pecado de Israel!
Espino y maleza crecerán sobre sus altares.
Dirán a las montañas: «Cubridnos», y
a las colinas: «Caed sobre nosotros».
Sembrad con justicia, recoged con
amor. Poned al trabajo un terreno virgen.
Es tiempo de consultar al Señor, hasta
que venga y haga llover sobre vosotros la justicia.
Palabra de Dios
Salmo: 104
R/. Buscad
continuamente el rostro del Señor
Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus
maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. R/.
Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente
su rostro.
Recordad las maravillas que hizo, sus
prodigios, las sentencias de su boca. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de
Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios, él gobierna
toda la tierra. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (10,1-7):
En aquel tiempo, Jesús llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad
para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Éstos son los
nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano
Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y
Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas
Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce
los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a
tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas
descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»
Palabra de Dios
1. El capítulo 10 del evangelio de Mateo
presenta el segundo gran discurso de Jesús.
El primer discurso, el del sermón del
monte (cap. 5-7), trata principalmente de las relaciones mutuas entre los seres
humanos; el segundo discurso, se refiere a la misión de los discípulos, que el
mismo Jesús ha elegido.
Mateo ha preparado este nuevo discurso
-como hemos visto en el evangelio de ayer- hablando de la misión del propio
Jesús, que iba de pueblo en pueblo, anunciando la llegada del reinado de
Dios y curando enfermos y aliviando penas, al tiempo que el mismo Jesús se
quejaba de la escasez de obreros para la inmensa tarea que urgía realizar.
- ¿De qué tarea se trata? O sea,
- ¿Qué pensaba Jesús de la tarea que
debían realizar aquellos discípulos que él mismo había elegido y designado?
2. Jesús no los envió a una tarea o misión
universal. Todo se tenía que concentrar en las "ovejas descarriadas de
Israel".
Jesús no los envió tampoco a una misión
religiosa o sagrada. No les habla de templo, ni de culto sagrado, ni de
rituales o normas litúrgicas.
Su destino es anunciar que se acerca el
Reino (reinado) de Dios. Se trata de decirle a la gente que se acerca el
momento en que Dios va a ser el que reina, el que determina lo que tenemos que
hacer los humanos: hacer lo que Dios quiere.
Por otra parte -y, sobre todo- aquel grupo
de "los Doce" no se iba a perpetuar, es decir aquello no era una especie de
pequeño grupo dirigente.
Cuando se suicidó Judas, eligieron a
Matías para completar el número de doce (Hech 1, 15-26). Pero este número de
"los doce" duró hasta que vino el Espíritu en Pentecostés. Después,
los que fueron muriendo de aquellos doce, nunca fueron cargos renovados. Hasta
que se extinguieron.
La Iglesia nunca tuvo conciencia de que
aquellos doce hombres se tenían que mantener.
El origen del episcopado y de los obispos,
como "sucesores de los apóstoles", es una idea que se fijó en el s.
III (Y. Congar, J. A. Estrada).
3. A estos discípulos, Jesús les dio
"autoridad". Ellos prolongan la autoridad que tuvo Jesús para
anunciar el reinado de Dios y curar enfermos (Mt 7,29; 9,6. 8).
Jesús los envía a expulsar demonios (que
era una forma de indicar en aquel tiempo algunas enfermedades) (O. Bócher) (Mt
4, 23-24; 8, 1-4. 5-13. 14-16; 9, 1-8...) y a curar enfermedades y dolencias
(Mt 4, 23-24; 8, 1-4, etc.).
La misión de estos discípulos, tal como la
presenta Mateo, era reformar la religión de Israel, dándole otra orientación:
una religión no centrada en el templo, el culto y los sacerdotes, sino en:
1) Presentar una nueva imagen de Dios, el
Padre de bondad y misericordia.
2) Un nuevo proyecto, el reinado de Dios.
3) Fomentar una nueva conciencia ética,
las relaciones más profundamente humanas (sermón del monte).
4) Mejorar la situación del pueblo
oprimido, aliviando sus males, dolencias y opresiones.
Este proyecto tendría que ser la base del
proyecto y de la misión de la Iglesia en el mundo.
San Cristóbal de Licia
En Licia, san Cristóbal, mártir. Patrón de los transportistas y conductores.
Vida de San Cristóbal de Licia
Cristóbal significa "el que carga o portador de Cristo".
¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho
que quizá un mártir de Asia menor a quien ya se rendía culto en el Siglo v. Su
nombre griego, «el portador de Cristo», es enigmático, y se empareja con una de
las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo
pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física,
y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de
él.
Cristóbal sirvió primero a un rey, aparente señor de la tierra, a quién
Cristóbal vio temblando un día cuando le mencionaron al demonio.
Cristóbal entonces decidió ponerse al servicio del diablo, verdadero
príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentará. Pero en el
camino el brujo pasó junto a una Cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le
pregunto entonces si él le temía a las cruces, contestándole el brujo que no,
que le temía a quién había muerto en la Cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto
entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el
diablo tiembla a la sola mención de una Cruz donde murió él tal Jesucristo.
¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de morir? Se
lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado de un río
por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a
cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que
aterroriza al Diablo.
Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante niño a
quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A
mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos
consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más que el universo
entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquél a
quien buscaba.
--¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo
entero?
--Tienes
razón, le dijo el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del
mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás
Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar
el río, me ayudas a mí.
Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a predicar a
Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a las
órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se
retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo.
Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios
intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación
Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo.
San Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca
y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre
colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos
inspira a todos protección y confianza.
Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la
excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús
sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo.
Esto ha dado lugar a las leyendas con que se ha oscurecido su vida. Se le
considera patrono de los transportadores y automovilistas.
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