30 - DE JULIO – MARTES –
17ª – SEMANA DEL T.O. – B
San Pedro Crisólogo
Lectura del profeta Jeremías (14,17-22):
Mis ojos se deshacen en
lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia de la Doncella de mi
pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al campo: muertos a espada; entro
en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta como el sacerdote vagan
sin sentido por el país. «¿Por qué has rechazado del todo a Judá? ¿Tiene asco
tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la
turbación. Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu
trono glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los
ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas
torrenciales? ¿No eres, Señor Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo
hiciste todo?»
Palabra de Dios
Salmo:
78
R/.
Por el honor de tu nombre, líbranos, Señor.
No recuerdes contra
nosotros las culpas de nuestros padres; que tu compasión nos alcance pronto, pues estamos
agotados. R/.
Socórrenos, Dios
salvador nuestro, por el honor de tu nombre líbranos y perdona nuestros pecados, a causa de tu
nombre. R/.
Llegue a tu presencia
el gemido del cautivo: con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo, ovejas
de tu rebaño, te daremos gracias siempre, contaremos tus alabanzas de generación
en generación. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (13,36-43):
En aquel tiempo, Jesús
dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se acercaron a decirle:
«Acláranos la parábola de la cizaña en el campo.»
Él les contestó:
«El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el
mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los
partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es
el fin del tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo:
el Hijo del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los
corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto
y el rechinar de dientes.
Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que
tenga oídos, que oiga.»
Palabra del Señor
1. La parábola de la cizaña afirma:
1) Que, en este mundo y por todas partes, la buena hierba está siempre mezclada con
la mala hierba.
2) Que "los obreros del Señor" (Mt 13, 27 s) quieren enseguida
arrancar la mala hierba.
3) Que Jesús no quiere que se haga eso porque nadie está
capacitado para distinguir la mala hierba de la buena y puede suceder que,
pensando que se arranca la cizaña, lo que en realidad se hace es arrancar la
buena semilla.
4) Que por eso hay que dejar las cosas de forma que solo cuando llegue la
cosecha, o sea, "el fin del tiempo", entonces será el momento en que
"los ángeles" harán la debida separación y darán a cada cual su
merecido.
2. Hay demasiada gente
que, no solo se siente capacitada, sino que además está empeñada en
arrancar cuanto antes lo que ellos piensan que es la mala hierba. Son los
intolerantes, los que no soportan al que hace o dice lo que ellos creen que no
se debe hacer ni decir. Por eso no respetan el pluralismo, ni la diversidad.
Exigen que todo el mundo les respete a ellos, pero ellos se consideran con
derecho a no respetar al disidente, al diferente o sencillamente al otro.
3. En la sociedad
civil existen los tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) que tienen
el deber de velar por el respeto de los derechos de los ciudadanos.
Esto pertenece al poder civil. Pero lo que Jesús no quiere es que los
"obreros del Reino de Dios" se dediquen a decidir ellos y a castigar
a quienes no hacen las cosas como los hombres de la religión piensan que se
tienen que hacer.
La religión no tiene ni autoridad
ni competencia para decidir lo que es cizaña en la sociedad, y menos aún
tiene competencias para arrancar esa presunta cizaña.
San Pedro Crisólogo
Año 451
Nació alrededor del año 380 en Imola, en
la Emilia, y entró a formar parte del clero de aquella población.
En el año 424 fue elegido obispo de
Rávena, e instruyó a su grey, de la que era pastor celosísimo, con abundantes
sermones y escritos.
Murió hacia el año 450.
Crisólogo significa: el que habla muy bien.
Este santo ha sido uno de los oradores más
famosos de la Iglesia Católica. Nació en Imola (Italia) y fue formado por
Cornelio obispo de esa ciudad, por el cual conservó siempre una gran
veneración. Este santo prelado lo convenció de que en el dominio de las propias
pasiones y en el rechazar los malos deseos reside la verdadera grandeza, y que
este es un medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios.
Pedro gozó de la amistad del emperador
Valentiniano y de la madre de este, Plácida, y por recomendación de ellos los
dos, fue nombrado Arzobispo de Ravena (la ciudad donde vivía el emperador).
También gozó de la amistad del Papa San León Magno.
Cuando empezó a ser arzobispo de Ravena,
había en esta ciudad un gran número de paganos. Y trabajó con tanto entusiasmo
por convertirlos, que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no
creyentes en esta capital.
A la gente le agradaban mucho sus
sermones (y por eso le pusieron el sobrenombre de Crisólogo, o sea: el que
habla muy bien). Su modo de hablar era conciso, sencillo y práctico. Sabía
explicar muy claramente las principales verdades de la fe. A ratos se
entusiasmaba tanto mientras predicaba, que la misma emoción le impedía seguir
hablando, y el público se contagiaba de su entusiasmo y empezaban muchos a
llorar. En los dos meses más calurosos del verano dejaba de predicar y
explicaba así jocosamente a sus oyentes el porqué de esta determinación:
"en este tiempo de calores tan bochornosos no les predico, porque ustedes
se apretujan mucho para escucharme y con estas temperaturas tan altas llegan
los ahogos y trastornos, y después le echan toda la culpa de ello a mis
sermones". La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves,
era capaz de resumir las doctrinas más importantes de la fe. Se conservan de
él, 176 sermones, muy bien preparados y cuidadosamente redactados. Por su gran
sabiduría al predicar y escribir, fue nombrado Doctor de la Iglesia, por el
Papa Benedicto XIII.
Recomendaba mucho la comunión frecuente y
exhortaba a sus oyentes a convertir la Sagrada Eucaristía en su alimento de
todas las semanas.
Murió el 30 de julio del año 451.
Quiera nuestro buen Dios concedernos que
muchos predicadores y catequistas de nuestro tiempo merezcan también el
apelativo de Crisólogos: los que hablan muy bien.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios
y la ponen en práctica. (Lc, 8, 21)
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