lunes, 22 de julio de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 24 - DE JULIO – MIERCOLES – 16ª – SEMANA DEL T.O. - B Santa Cristina de Bolsena

 


 

 24 - DE JULIO – MIERCOLES – 16ª – SEMANA DEL T.O. - B

Santa Cristina de Bolsena

 

  Comienzo del profeta Jeremías (1,1.4-10):

 

     Palabras de Jeremías, hijo de Helcías, de los sacerdotes residentes en Anatot, territorio de Benjamín.

Recibí esta palabra del Señor:

«Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te nombré profeta de los gentiles.»

Yo repuse:

«¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.»

El Señor me contestó:

«No digas: "Soy un muchacho", que adonde yo te envíe, irás, y lo que yo te mande, lo dirás. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte.»

Oráculo del Señor.

El Señor extendió la mano y me tocó la boca; y me dijo:

«Mira: yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para edificar y plantar.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 70

R/. Mi boca contará tu salvación, Señor

 

A ti, Señor, me acojo: no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.

 

Sé tú mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú.

     Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.

 

Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud.

     En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R/.

 

Mi boca contará tu auxilio, y todo el día tu salvación.

     Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,1-9):

 

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente quedó de pie en la orilla.

Les habló mucho rato en parábolas:

«Salió el sembrador a sembrar.

Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.

Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.

Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.

El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta. El que tenga oídos que oiga.»

 

Palabra del Señor 

 

   1.  Se ha dicho con razón que "los sermones reflejan los problemas de cada época y de cada predicador" (Ulrich Luz). Por eso tenía razón Lutero cuando decía que esta parábola le parecía bastante terrible (satis terribilis). ¡Solo oír a contadas personas produce fruto el Evangelio! ¡Solo una cuarta parte se salva!

"La culpa no está en el sembrador, sino en el terreno... es decir, en el que se descuida" (Juan Crisóstomo). 

Todo esto —es verdad— se puede afirmar. Pero el problema, en este momento, es más complejo.

 

2.  Si sembrar la palabra de forma que diera fruto, ya era difícil en tiempos de Jesús, en nuestro tiempo resulta una tarea mucho más complicada que entonces. Porque vivimos integrados en un sistema (el sistema capitalista) que ha impuesto un modo de "acción comunicativa" (J. Habermas) toda ella orientada en función del beneficio (económico-político).

Por eso, porque nos han condicionado para que interese solo el beneficio, la comunicación propiamente tal se ha cortado. Los mensajes que recibimos, los aceptamos o rechazamos en función del beneficio. Porque el sistema nos ha programado para ese solo interés.

 

3.  En tales condiciones, la palabra religiosa (propiamente tal) ha quedado desplazada de nuestro sistema de comunicación y de la "acción comunicativa".

En la enseñanza, por lo general, la religión no interesa. Y la catequesis es asimilada por los niños hasta que hacen la primera comunión. Las homilías -salvo excepciones- se oyen de forma convencional y "para cumplir", el que predica y el que oye. Sin que, por tales discursos, se modifique la vida y la conducta de los oyentes.  

Cuando el Papa o los obispos hablan, son escuchados si dicen cosas estridentes, que pueden ser noticia en los medios. Si no dicen algo de eso, casi nadie les presta atención.

 

4.  El discurso religioso puede dar algún fruto, en estos tiempos, solamente cuando la persona que habla vive de tal forma que, de la manera que sea, se sitúa al margen del sistema.  Solamente en la medida en que nos situamos al margen de los intereses del sistema, en esa misma medida la palabra que decimos se convierte en semilla que puede dar fruto.

A demasiados sembradores de la Palabra se les ve demasiado integrados en el sistema. Por eso hacen estéril la semilla.

Y es que los sembradores de la semilla y el Evangelio no siempre se llevan bien.

 

Santa Cristina de Bolsena

 



 

 

Joven, posiblemente romana, martirizada cerca del lago de Bolsena en la región Toscana de Italia. Sus hazañas legendarias se han confundido con las de Santa Cristina de Tiro, cuya existencia no es segura. La iconografía la representa en variadas formas: Con flechas, sosteniendo una piedra de molino, con serpientes. Desde 1969 el culto se limita a los calendarios locales.

 

 

Vida de Santa Cristina de Bolsena

 

   Un caso más de conciencia. ¿Qué debe hacer su padre? ¿Matar a su hija u obedecer al emperador? Es la frase del Evangelio: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".

  Era hija de Urbano, un gobernador pagano de armas tomar. Su hija, por el contrario, tuvo la suerte de entrar en contacto desde muy pequeña con unas mujeres cristianas. Estas, contentas y felices, le enseñaron la vida y obra de Jesucristo.

   A medida que iba aprendiendo, vivía cuanto aprendía. Y para colmo, el padre no sabía ni palabra. Como niña, se entretenía en romper las estatuas de los falsos dioses que el padre tenía en casa. Un juego más pensaba el padre. La realidad era todo lo contrario.

Pero cuando se enteró de que era cristiana, pronunció estas palabras: "No se ha decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre".

La sometió a toda clase de sufrimientos. De todos ellos la libró el Señor. Hay un momento en que el propio padre la llevó al templo de Apolo para que rezara e hiciera los sacrificios pertinentes. Pero el dios se cayó derrumbado al suelo ante su padre. Este, en un acto de violencia, cayó fulminado de muerte.

Otros gobernadores hicieron los mismo. Y, cansados, no tuvieron más remedio que darle muerte para el escarmiento de los cristianos que crecían como la espuma en tiempos de dificultad.

Sus restos los llevaron de Toscana a Palermo en donde se veneran en la actualidad. 

Fuente: http://es.catholic.net/santoral/

 

 

 

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