jueves, 18 de julio de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 20 - DE JULIO – SÁBADO – 15ª – SEMANA DEL T.O. - B S. APOLINAR, OBISPO DE RAVENA Y MÁRTIR

 


 

 20 - DE JULIO – SÁBADO –

15ª – SEMANA DEL T.O. - B

S. APOLINAR, OBISPO DE RAVENA Y MÁRTIR

 

  Lectura de la profecía de Miqueas (2,1-5):

¡Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder!

Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas; oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.

Por eso, dice el Señor:

«Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia. No lograréis apartar el cuello de ella, no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso. Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: "Han acabado con nosotros, venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra." Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor.»

 

Palabra de Dios

 

 

Salmo: 9,22-23.24-25.28-29.35

 

R/. No te olvides de los humildes, Señor

¿Por qué te quedas lejos, Señor,

y te escondes en el momento del aprieto?

      La soberbia del impío oprime al infeliz y lo enreda en las intrigas que ha tramado. R/.

 

El malvado se gloría de su ambición,

el codicioso blasfema y desprecia al Señor.

      El malvado dice con insolencia: «No hay Dios que me pida cuentas.» R/.

 

Su boca está llena de maldiciones,

de engaños y de fraudes; su lengua encubre maldad y opresión; en el zaguán se sienta al acecho para matar a escondidas al inocente. R/.

 

Pero tú ves las penas y los trabajos,

tú miras y los tomas en tus manos.

A ti se encomienda el pobre,

tú socorres al huérfano. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,14-21):

En aquel tiempo, al salir de la sinagoga, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí, y muchos le siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías:

«Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones.

No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones.»

 

Palabra del Señor

 

1.   Los fariseos que presenta aquí el evangelio son consecuentes con su religión: si Jesús quebranta la ley religiosa, hay que matarlo. Al tomar semejante decisión, no hacían sino ser consecuentes, hasta el final, con sus creencias.

He aquí el peligro que entrañan, a veces, las religiones. Y si no llegan a matar, es frecuente que lleguen a humillar y someter a las personas hasta el extremo de hacerles la vida insoportable.

 

2.  El contraste con la religión de los fariseos es la vida de Jesús, que es la otra forma de entender y vivir la religión.

Para explicar lo que fue y cómo fue la vida de Jesús, Mateo echa mano de una cita del profeta Isaías (42, 1-4). La cita es tan extensa porque Mateo vio en ella un excelente resumen de lo que fue la vida de Jesús, la religión de Jesús, que describe el contraste más fuerte con la religión de los fariseos.

 

      3.  Según Is 42, 1-4, Jesús es, no el "siervo", sino el "hijo pequeño" (pals) del Padre.  La misión que el Padre le encomendó fue "anunciar el derecho a las naciones" del mundo.  El problema está en la palabra "derecho". El texto griego utiliza el término krísis, que no significa "derecho", sino "juicio". Pero, en Is 42, 1-4, el profeta se refiere efectivamente al juicio divino, pero no un juicio de desgracia, sino de salvación.

Por tanto, este evangelio dice que Jesús vino a traer, no ya el derecho, sino la realización del derecho, que es salvación, para todos, no solo para los elegidos, sino para todas las naciones. Y eso lo hizo, no a base de imponerse y dominar, sino todo lo contrario, a fuerza de callar, de no enfrentarse a nadie, de aprovechar todo lo aprovechable. 

Es la bondad y la humanidad sin fisuras. Así es la vida y la religión de Jesús.

 

S. APOLINAR, OBISPO DE RAVENA Y MÁRTIR

 




Como sucede a menudo con los Santos del primer siglo, no hay muchas fuentes históricas sobre la vida de San Apolinar, el primer obispo de Rávena. Vivió en tiempos del Imperio Bizantino de Oriente. El encuentro con el apóstol Pedro parece ser decisivo en su vida. Algunas fuentes, sin embargo, datan la figura histórica del Santo más tarde, alrededor del 150-200.

 

     Seguir a Jesús hasta el fin del mundo

 

     Apolinar es un joven de grandes esperanzas, que vive en Antioquía con su familia de religión pagana. Un día alguien llega a su ciudad para hablar de una nueva forma de amarse los unos a los otros, así como Dios nos ama a nosotros. Su nombre es Pedro y sus palabras son las de Jesús, el Hijo de Dios a quien vio morir con sus ojos y luego resucitar para redimir a la humanidad, y de quien recibió el encargo de construir su Iglesia. Por esta razón, Pedro viaja por todas partes y en torno al año 44 llega precisamente a Siria. Apolinar fue fulgurado por la Palabra y decide seguirlo a Roma. Desde allí, Pedro lo envía a Classe, cerca de Rávena, donde la marina romana tenía una base con cientos de marineros, en su mayoría de tierras orientales. Algunas fuentes también describen una misión evangelizadora en Mesia y Tracia que duró unos 3 años.  

 

     Primer obispo de Rávena, para la ira de los paganos

 

     Apolinar es despierto, coge las cosas al vuelo y, sobre todo, habla bien. Logra llevar a muchos a la fe cristiana, obteniendo la conversión de familias enteras. Por eso Pedro le confía la construcción de la Iglesia de Rávena, de la que de hecho es nombrado pastor, es decir, primer obispo. Cuando llega a la ciudad cura a la esposa del tribuno, pero tan pronto como las autoridades se enteran, le piden que sacrifique ídolos a los dioses. Apolinar se niega: responde que los ídolos estaban hechos de oro y plata, materiales preciosos que hubiera sido mejor dar a los pobres, y así, es golpeado brutalmente. A pesar de este difícil debut, gobernaría esta iglesia durante unos 30 años, construyendo la reputación de "sacerdote" y "confesor" por la que es recordado.

 

     El martirio y la difusión del culto 

 

       Apolinar interpreta perfectamente la misión pastoral del obispo, logrando conquistar a la fe las almas de muchos. Era normal que en un momento dado terminara en la mira de los paganos. Estamos bajo el reinado de Vespasiano, en el año 70 d.C. Incluso lo intiman a que no predique, pero él se niega a obedecer. Un día, al regresar de una visita a una leprosería, lo golpean tan fuerte que muere siete días después. En el lugar de su martirio – el actual San Apolinar en Classe – se  construye una basílica consagrada en el año 549. Su culto se extiende rápidamente, incluso más allá de las fronteras de la ciudad: llega a Roma gracias a los papas Simmaco y Honorio I, mientras que el rey franco Clovis le dedica una iglesia cerca de Dijon. Finalmente, en el siglo IX, sus reliquias son llevadas a la ciudad, y conservadas en la iglesia que a partir de ese momento toma el nombre de San Apolinar el Nuevo.

 

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