viernes, 19 de julio de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 21 - DE JULIO – DOMINGO – 16ª – SEMANA DEL T.O. - B San Lorenzo de Brindisi

 


 

 21 - DE JULIO – DOMINGO –

16ª – SEMANA DEL T.O. - B

San Lorenzo de Brindisi

 

Lectura del libro de Jeremías (23,1-6):

Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi rebaño –oráculo del Señor–. Por eso, así dice el Señor, Dios de Israel:

«A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomaré cuentas, por la maldad de vuestras acciones –oráculo del Señor–. Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países adonde las expulsé, y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen; ya no temerán ni se espantarán, y ninguna se perderá –oráculo del Señor–.

Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que suscitaré a David un vástago legítimo: reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con este nombre: El-Señor-nuestra-justicia.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo 22

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre.

       Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

Preparas una mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término. R/.

 

      Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,13-18):

Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo.

Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu.

 

Palabra de Dios

 

      Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

 

Palabra del Señor

 

Descanso merecido y frustrado.

 



 

¿Un relato imposible o un relato simbólico? (Mc 6,30-34)

 

El evangelio empalma con el del domingo anterior, cuando Jesús envía a los discípulos de misión.

 

En aquel tiempo se reunieron de nuevo los apóstoles con Jesús y le contaron lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid conmigo a un lugar retirado y tranquilo y descansad un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no tenían tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca a un lugar tranquilo ellos solos. Al ver que se iban, muchos se dieron cuenta, y de todos los poblados corrieron allá a pie y se les adelantaron. Jesús, al desembarcar y ver tanta gente, se compadeció de ellos porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

 

A primera vista se entiende tan bien que casi da vergüenza comentarlo. Pero hay un detalle sorprendente e inexplicable: cuando Jesús y los discípulos se montan en la barca en busca de un lugar solitario, cuenta Marcos que muchos los vieron marcharse, fueron corriendo de todos los poblados y llegaron allí antes que ellos.

¿Es posible que la gente vaya corriendo desde Cafarnaúm, Betsaida, Magdala, y llegue antes que la barca a un sitio que nadie sabe cuál es? Imposible. Esto demuestra que el relato no hay que leerlo desde un punto de vista histórico (lo que ocurrió aquel día) sino simbólico.

 

El primer aspecto que subraya Marcos es el enorme interés de la gente por Jesús. Ya lo ha dicho antes, indicando que eran tantos los que iban y venían en su busca que no tenían tiempo ni para comer. Cuando Marcos leyese este texto en su comunidad, es posible que le obligara a preguntarse:

- ¿sentimos nosotros el mismo interés por Jesús?

- ¿Vamos corriendo detrás de él, o preferimos quedarnos cómodamente sentados en casa?

 

El segundo aspecto es la dedicación de Jesús a la gente. Cuando se acercan a la orilla y ve a la multitud reunida, no le dice a Pedro que reme mar adentro y busque otro sitio. Siente compasión de ellos porque los ve abandonados, como ovejas sin pastor. Si el primer aspecto sirve de autoexamen a la comunidad, este se dirige a sus responsables.

- ¿Siento compasión de la gente, o procuro quitarme de en medio cuando me van a fastidiar mi merecido descanso?

 

El tercer aspecto, muy importante, es que Jesús, al sentir compasión, no se dedica a hacer milagros, sino a enseñar. Y la gente parece satisfecha con eso. El viaje en busca de Jesús ha merecido la pena.

 

Pastores malos, pastores buenos, descendiente de David (1ª lectura: Jeremías 23,1-6)

 

El texto recoge ideas típicas de mediados del siglo VI a.C., durante el destierro de Babilonia. Es el resultado de unir diversas intervenciones proféticas, muy breves y tenidas en diversos momentos. No debe extrañarnos que existan diferencias.

Por entonces era frecuente acusar a los reyes, los pastores, de haberse despreocupado del pueblo y provocar que marchara al destierro. La primera intervención de Dios se centrará en castigar a los monarcas.

 

¡Ay de los pastores que dejan perecer y dispersarse al rebaño de mi pasto, dice el Señor! Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel, sobre los pastores que guían a mi pueblo: Vosotros habéis dispersado mi rebaño, lo habéis descarriado sin preocuparos de él. Pero yo me voy a ocupar ahora de vosotros -dice el Señor-, castigando vuestras perversas acciones.

 

Pero el castigo no basta. Si los israelitas están dispersos, la siguiente intervención de Dios consistirá en reunirlos de todos los países.

 

Yo mismo recogeré los restos de mi rebaño de todos los países donde los dispersé y los haré volver a sus pastos, donde crecerán y se multiplicarán.

 

¿Qué ocurrirá después? Los textos proféticos difieren bastante en este aspecto, y se pueden distinguir tres tendencias:

1) Dios mismo será el rey de Israel, mentalidad que se mantiene en el Padrenuestro cuando pedimos:  «Venga a nosotros tu reino».

2) Habrá una restauración de la monarquía, con buenos reyes, no como los anteriores.

3) Dios suscitará un rey maravilloso. El texto elegido por la liturgia mezcla las dos últimas ideas: en un caso se habla de “pastores”, en plural.

 

Suscitaré para ellos pastores que los apacentarán; no sufrirán más temor y angustia, ni se volverá a perder ninguno -dice el Señor-.

 

Pero la última promesa se refiere a un único descendiente de David que gobernará rectamente, practicando el derecho y la justicia.

 

Vienen días -dice el Señor- en que yo suscitaré a David un vástago legítimo, que reinará como verdadero rey, con sabiduría, y ejercerá el derecho y la justicia en la tierra. En sus días se salvará Judá, e Israel vivirá en seguridad. Y éste será el nombre con que le llamarán: «El Señor nuestra justicia».

 

En cualquier caso, restauración de la monarquía o rey ideal, los israelitas que escuchaban estas promesas proféticas imaginaban a un soberano poderoso y respetado, con capacidad de implantar la justicia y traerles el bienestar. Ya que esta lectura se ha elegido por su relación con el evangelio, es importante advertir como cambia la imagen. Jesús no es un monarca sentado en su trono; no es temido, como la mayoría de los reyes antiguos; se mueve en un ambiente sencillo, humilde, de campesinos y pescadores; y su misión principal no consiste en administrar justicia, sino en enseñar. Algo que puede parecer decepcionante, pero que a sus contemporáneos entusiasma hasta el punto de seguirlo de todas partes.

 

De Galilea y de todo el mundo (2ª lectura: Efesios 2,13-18)

 

Según el evangelio, los galileos siguieron a Jesús desde todas partes. Años más tarde, el seguimiento se produjo en muchos países, y la iglesia adquirió un aspecto nuevo al estar formada por cristianos de origen judío y de origen pagano. La experiencia actual de Estados Unidos y Europa con respecto a los migrantes ayuda a comprender lo difícil que resulta sentirse unidos, iguales y hermanos los miembros de distintos pueblos.

Desde el punto de vista religioso, en el siglo I, el mayor motivo de conflicto era la Ley de Moisés, con sus mandamientos y decretos. El judío que los practicaba se consideraba «cerca de Dios». El pagano, que ni los conocía ni los practicaba, estaba «lejos».

- ¿Cómo podría conseguirse la unión de judíos y paganos?

Para los judíos contemporáneos de Jesús y de Pablo, la respuesta era clara: que el pagano se circuncide y observe la Ley de Moisés. Pero lo que hace Jesús, según el autor de la carta, es revolucionario: en vez de obligar a observar la Ley, la anula con sus mandamiento y decretos. Al morir por todos, destruye la enemistad y hace que todos, lejanos y cercanos, tengamos acceso al Padre en un mismo Espíritu.

 

Hermanos, ahora estáis unidos a Cristo Jesús gracias a su muerte, los que antes estabais lejos, ahora estáis cerca. Él es nuestra paz; el que de ambos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad; anulando en su propio cuerpo la ley, sus mandamientos y decretos.

 Él ha formado de los dos, en su propia persona, una nueva humanidad, haciendo así la paz. Él hizo de los dos un solo cuerpo y los ha reconciliado con Dios por medio de la cruz, destruyendo en sí mismo la enemistad; con su venida anunció la paz a los que estabais lejos y a los que estaban cerca; porque por él los unos y los otros tenemos acceso al Padre en un mismo Espíritu.

 

Por desgracia, lo que dice este autor no siempre se cumple. En muchos conflictos políticos, económicos, sociales, entre cristianos, lo que triunfa no es la paz sino la enemistad. No somos una «nueva humanidad» sino una multitud de inhumanidades. Necesitamos ir en busca de Jesús para que él nos enseñe.

 

San Lorenzo de Brindisi

 

 


Año 1619

 

 Lorenzo significa: coronado de laurel. Laureado. Este santo ha sido quizás el más famoso predicador de la comunidad de Padres Capuchinos.

Nació en Brindis (Italia) cerca de Nápoles. Desde pequeño demostró tener una memoria asombrosa. Dicen que a los ocho años repitió desde el púlpito de la Catedral un sermón escuchado a un famoso predicador, con gran admiración de la gente.

Cuando pidió ser admitido como religioso en los Padres Capuchinos, el superior le advirtió que le iba a ser muy difícil soportar aquella vida tan dura y tan austera. El joven le preguntó: "Padre, ¿en mi celda habrá un crucifijo?". "Si, lo habrá", respondió el superior. "Pues eso me basta. Al mirar a Cristo Crucificado tendré fuerzas para sufrir por amor a Él, cualquier padecimiento".

La facilidad de Lorenzo para aprender idiomas y para grabarse en la memoria todo lo que leía, dejó atónitos a sus superiores y compañeros. Prácticamente se aprendía de memoria capítulos enteros de la S. Biblia y muchas páginas más de libros piadosos. Hablaba seis idiomas: griego, hebreo, latín, francés, alemán e italiano.

Y su capacidad para predicar era tan excepcional, que, siendo simple seminarista, ya le fue encomendado el predicar los 40 días de Cuaresma en la Catedral de Venecia por dos años seguidos. Las gentes vibraban de emoción al oír sus sermones, y muchos se convertían.

Un sacerdote le preguntó: "Fray Lorenzo, ¿a qué se debe su facilidad para predicar? ¿A su formidable memoria?" Y él respondió: "En buena parte se debe a mi buena memoria. En otra buena parte a que dedico muchas horas a prepararme. Pero la causa principal es que encomiendo mucho a Dios mis predicaciones, y cuando empiezo a predicar se me olvida todo el plan que tenía y empiezo a hablar como si estuviera leyendo en un libro misterioso venido del cielo".

Los capuchinos nombraron a Fray Lorenzo superior del convento y luego superior de Italia. Más tarde al constatar las grandes cualidades que tenía para gobernar, lo nombraron superior general de toda su comunidad en el mundo. En sus años de superiorato recorrió muchos países visitando los conventos de sus religiosos para animarlos a ser mejores y a trabajar mucho por el reino de Cristo. Había días que caminaba a pie 50 kilómetros. No le asustaba desgastarse en su salud con tal de conseguir la salvación de las almas y la extensión del reino de Dios. La gente lo amaba porque era sumamente comprensivo y bondadoso, y porque sus consejos hacían un gran bien. Siendo superior, sin embargo, servía a la mesa a los demás, y lavaba los platos de todos.

El Santo Padre, el Papa, lo envió a Checoslovaquia y a Alemania a tratar de extender la religión católica en esos países. Se fue con un buen grupo de capuchinos, y empezó a predicar. Pero en esos días un ejército de 60 mil turcos mahometanos invadió el país con el fin de destruir la religión, y el jefe de la nación pidió al Padre Lorenzo que se fuera con sus capuchinos a entusiasmar a los 18 mil católicos que salían a defender la patria y la religión. La batalla fue terriblemente feroz. Pero San Lorenzo y sus religiosos recorrían el campo de batalla con una cruz en alto cada uno, gritando a los católicos: "Ánimo, estamos defendiendo nuestra santa religión". Y la victoria fue completa. Los soldados victoriosos exclamaban: "La batalla fue ganada por el Padre Lorenzo".

El Papa Clemente VIII decía que el Padre Lorenzo valía él solo más que un ejército.

El Sumo Pontífice lo envió de delegado suyo a varios países, y siempre estuvo muy activo de nación en nación dirigiendo su comunidad y fundando conventos, predicando contra los protestantes y herejes, y trabajando por la paz y la conversión. Pero lo más importante en cada uno de sus días eran las prácticas de piedad. Durante la celebración de la Santa Misa, frecuentemente era arrebatado en éxtasis, y su orar era de todas las horas y en todos los sitios. Por eso es por lo que obtuvo tan grandes frutos apostólicos.

Dormía sobre duras tablas. Se levantaba por la noche a rezar salmos. Ayunaba con frecuencia. Su alimento era casi siempre pan y verduras. Huía de recibir honores, y se esforzaba por mantenerse siempre alegre y de buen humor con todos. La gente lo admiraba como a un gran santo. Su meditación preferida era acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo.

En 1959 fue declarado "Doctor de la Iglesia", por el Sumo Pontífice Juan XXIII. Y es que dejó escritos 15 volúmenes de enseñanzas, y entre ellos 800 sermones muy sabios. En Sagrada Escritura era un verdadero especialista.

Cuando viajaba a visitar al rey de España enviado por la gente de Nápoles para pedirle que destituyera a un gobernador que estaba haciendo mucho mal, se sintió sin fuerzas y el 22 de julio de 1619, el día que cumplía sus 60 años, murió santamente. Ha sido llamado el "Doctor apostólico".

Ruega por nosotros, querido San Lorenzo, para que no tengamos miedo a gastarnos y desgastarnos por Cristo y su Santa Iglesia, como lo hiciste tú.

 

Dijo Jesús: "Si el grano de trigo muere, produce mucho fruto".

 

 

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