martes, 15 de octubre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 17 - DE OCTUBRE –JUEVES – 28ª – SEMANA DEL T.O. – B – San Ignacio de Antioquía

 


 

17 - DE OCTUBRE –JUEVES –

28ª – SEMANA DEL T.O. – B –

San Ignacio de Antioquía

 

        Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,1-10):

       Pablo, apóstol de Cristo Jesús por designio de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús, que residen en Éfeso. Os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

        Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor.

        Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.

        El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Éste es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.       

 

Palabra de Dios

 

      Salmo: 97,1.2-3ab.3cd-4.5-6
      R/. El Señor da a conocer su salvación.


      Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas: su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo. R/.

       El Señor da a conocer su victoria, revela a las naciones su justicia: se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. R/.

       Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
       Aclamad al Señor, tierra entera; gritad, vitoread, tocad. 
R/.  

 

       Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos: con clarines y al son de trompetas, aclamad al Rey y Señor. 
R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,47-54):

 

  En aquel tiempo, dijo el Señor:

  «¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros.

   Por algo dijo la sabiduría de Dios:

   "Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán"; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.

   Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación.

   ¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, ¡que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»

   Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.

 

Palabra de Señor

 

       1.-   Pablo comienza esta carta dirigida a los fieles de Éfeso, como siempre, presentándose como apóstol de Cristo por designio de Dios, y deseándoles la gracia y la paz del Padre y del Hijo.

       Inmediatamente comienza una serie de bendiciones dirigidas a Dios Padre que, a través de Cristo, nos ha facilitado toda clase de bienes espirituales y celestiales, por lo tanto parte de la premisa que aquellos que han asumido la Buena Noticia de Jesús, han sido elegidos ya antes de la creación del mundo, mediante la persona de Cristo, para ser considerados Hijos de Dios, y poder recibir la gloria de la gracia divina que se nos concede como seguidores de su Hijo, y todo ello nos sirva de estímulo para constantemente ensalzar a Dios Padre.

        La muerte y pasión de Jesús ha sido la vía por la que se ha transmitido la redención de todas las culpas al género humano, y con sus enseñanzas nos ha facilitado el conocimiento del Padre y el Misterio de su voluntad, que no es más que Cristo mismo.

       Él se erige como cabeza de la Iglesia, donde tienen cabida todos los que reciben con fe su Palabra, y cuando llegue el momento culminante, poder reunir a través suyo todas las cosas tanto del cielo como de la tierra.

          Pablo quiere transmitir a toda la comunidad el don que hemos recibido la humanidad, por medio de Cristo, como cabeza de toda la creación.

 

         2.-   Hoy la Iglesia celebra la memoria de San Ignacio de Antioquía, que sucedió como obispo al apóstol San Pedro en su comunidad; fue condenado a las fieras y conducido a Roma para su ejecución, en el trayecto escribió siete cartas a las distintas iglesias de su tiempo. Asumió lo que hoy nos dice el salmista “El Señor da a conocer su salvación” por lo tanto “Aclama al Señor tierra entera”

 

        3.-   San Lucas en el capítulo 11 de su evangelio nos refiere el enfrentamiento que Jesús tuvo con algunos escribas y fariseos, en que les echa en cara la actitud hipócrita de su comportamiento, pues se preocupan más por la apariencia que en llevar una vida coherente con lo que predicaban, pues los escribas imponían al pueblo cargas pesadas, es decir, preceptos, casi imposibles de cumplir, y, sin embargo, ellos no ayudaban lo más mínimo.

        Es en este contexto cuando les recuerda la actitud reincidente del Pueblo de Israel, que olvidaba la alianza que Dios había establecido con ellos, y ese era el motivo por el cual el Señor enviaba hombres que les recriminaban la actitud y les invitaban a volver su rostro hacia Dios, y que, en muchas ocasiones, fueron maltratados e incluso asesinados, y posteriormente los herederos levantaron mausoleos a los profetas, pero sin alejarse de la actitud de sus antepasados.

       Por todo eso les recrimina advirtiéndoles que a ellos se les reclamará por la sangre de los profetas desde la creación del mundo.

        También les echa en cara que estos juristas que se han erigido como sabios de la ley, actúan como el “perro del hortelano” que no han sido capaces de entrar en el Reino de Dios y han cerrado el paso a los que intentaban entrar.

 

           4.-   Jesús insiste siempre en la limpieza de corazón, no hay que aparentar una cosa, cuando se actúa totalmente de forma contraria. Nos invita a todos a ser coherentes con lo que decimos y hacemos, que nos olvidemos de las apariencias, que lo que realmente importa es tratar a los demás como nos gustaría que nos trataran a nosotros.

        No seamos lobos con piel de cordero, que nuestra actitud sea siempre limpia y honrada, no anteponiendo nuestro interés al de los demás. El amor de Dios que se ha encarnado en Jesucristo ha de servirnos de ejemplo de vida, para que nuestro ser y obrar sea para todos un reflejo de la imagen de Dios.

         ¿Damos gracias continuamente a Dios por tenernos como Hijos predilectos?

        ¿Vemos en Cristo la culminación de la obra de Dios?

       ¿Mantenemos una actitud honrada con los que nos rodean?

 

San Ignacio de Antioquía

 




 

Ignacio fue el segundo sucesor de Pedro en el gobierno de la Iglesia de Antioquía. Condenado a morir devorado por las fieras, fue trasladado a Roma y allí recibió la corona de su glorioso martirio en el año 107, en tiempos del emperador Trajano.

En su viaje a Roma, escribió siete cartas dirigidas a varias Iglesias, en las que trata sabia y eruditamente de Cristo, de la constitución de la Iglesia y de la vida cristiana. Ya en el siglo IV, se celebraba en Antioquía su memoria el mismo día de hoy.

 

   Fue el tercer obispo de Antioquía, lugar donde se empezó a conocer a los seguidores de Cristo como cristianos. Ignacio fue el primero en llamar a la Iglesia católica. Fue condenado a morir devorado por los leones. Oraba intensamente para que los leones le destrozaran por amor a Dios. Durante el viaje al martirio escribió siete cartas a las Iglesias de Asia Menor

   Poco se sabe de la vida familiar de Ignacio de Antioquía. Casi todo lo que hoy se sabe de él proviene de las siete cartas que él mismo escribió mientras era llevado al martirio.

   Se dice que él fue el niño al que Jesucristo llamó para invitar a sus apóstoles a hacerse como niños: «Él llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: Os aseguro que, si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos».

   Ignacio fue el tercer obispo de Antioquía, situada en Siria. La ciudad era una de las más importantes de toda la cristiandad. Fue allí donde se empezó a llamar cristianos a los discípulos de Cristo. Fue allí también donde Ignacio se refirió a la Iglesia como católica, es decir, universal. Antioquía, en orden de importancia, se situaba solo detrás de Roma y Alejandría. Era una ciudad con gran número de cristianos.

   Antioquia era gobernada bajo las órdenes del emperador Trajano, que, si bien al principio respetó a los cristianos, posteriormente los persiguió por oponerse a los dioses que él adoraba. Ignacio fue arrestado por negarse a adorar a dichos dioses y por proclamar la existencia de un solo Dios verdadero.

   Fue conducido a Roma para ser martirizado. Durante el viaje escribió sus famosas siete cartas, que se pueden dividir en dos grupos. Las primeras seis cartas iban dirigidas a las iglesias de Asia Menor para exhortarlas a mantener la unidad interna y prevenirlas contra las enseñanzas judaizantes, entro otras. La séptima carta está dirigida a la Iglesia de Roma. En ella, les pide que no intercedan por él para salvarle del martirio. Al contrario, les escribió: «Por favor: no le vayan a pedir a Dios que las fieras no me hagan nada. Esto no sería para mí un bien sino un mal. Yo quiero ser devorado, molido como trigo, por los dientes de las fieras para así demostrarle a Cristo Jesús el gran amor que le tengo. Y si cuando yo llegue allá me lleno de miedo, no me vayan a hacer caso si digo que ya no quiero morir. Que vengan sobre mí, fuego, cruz, cuchilladas, fracturas, mordiscos, desgarrones, y que mi cuerpo sea hecho pedazos con tal de poder demostrarle mi amor al Señor Jesús».

    En cada parada de viaje aprovechaba para reunirse con los cristianos de la zona, que salían junto con su obispo para escuchar a Ignacio y recibir su bendición.

   Al llegar a Roma, fue conducido al Coliseo donde fue echado a la tierra para ser devorado por las fieras. Las autoridades soltaron dos leones hambrientos que destrozaron a Ignacio, otorgándole la gloriosa corona del martirio que tanto ansiaba por amor a Jesucristo. San Ignacio murió en el año 107. Sus restos fueron trasladados de nuevo a Antioquía.

 

José Calderero @jcalderero

 

 

 

 

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