miércoles, 23 de octubre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 25 - DE OCTUBRE –VIERNES – 29ª – SEMANA DEL T.O. – B – San Frutos, San Valentín y Santa Engracia de Segovia

 

 


25 - DE OCTUBRE –VIERNES –

29ª – SEMANA DEL T.O. – B –

San Frutos, San Valentín y Santa Engracia de Segovia

 

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (4,1-6):

   Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.

   Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.

 

Palabra de Dios

 

   Salmo: 23,1-2.3-4ab.5-6

   R/. Ésta es la generación que busca tu rostro, Señor.

   Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes: él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos. R/.

  ¿Quién puede subir al monte del Señor?

        ¿Quién puede estar en el recinto sacro?

     El hombre de manos inocentes y puro corazón, que no confía en los ídolos. R/.

  Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación.

        Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

 

  Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,54-59):

  En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:

  «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, - ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? - ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?

  Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.»

 

Palabra del Señor

 

        1.-  San Pablo en los capítulos anteriores, expone a la comunidad de Éfeso el misterio de Cristo y de la Iglesia. El plan salvador de Dios que, a través de Cristo “nos ha enriquecido con toda clase de bienes espirituales” y casi al final del capítulo primero continua “y vosotros también, los que acogisteis la palabra de la verdad, que es la buena noticia que os salva al creer en Cristo, habéis sido sellados por él, con el Espíritu Santo prometido”

          Envueltos en tanta riqueza espiritual como acaba de recordar, nos invita a vivir “según la vocación a la que habéis sido llamados” con unas actitudes determinadas para no desperdiciar la gracia que nos habita y en la que habitamos.

           Exige un compromiso concreto en nuestra manera de actuar. Se nos recuerda, una vez más, que nuestra vida cristiana, nuestra espiritualidad tiene un test de veracidad de nuestra fe, de nuestro compromiso cristiano:  las actitudes que manifestamos en nuestra vida diaria.

 Hay también una preocupación en este texto y en toda la carta, por la unidad de la Iglesia en al que el autor puede observar en las comunidades de Éfeso, cierto peligro de fragmentación. Estas virtudes que se nos recuerdan como compromiso de nuestra vocación de creyentes: Humildad, paciencia para sobrellevarnos con amor. Tratar a los otros con amabilidad. El ejercicio de estas virtudes ayuda a los creyentes a “conservar, mediante el vínculo de la paz, la unidad que es fruto del Espíritu”

         Estas virtudes que el apóstol expresa aquí nos ayudarán también en el hoy de nuestras comunidades o de nuestra sociedad. Termina la cita invitándonos a mantenernos unidos ”…un solo cuerpo, un solo Espíritu…una esperanza que encierra la vocación a la que habéis sido llamados”

 

         2.-   Lucas se dirige a una comunidad de la segunda generación con peligro de perder “el ardor primero “en el seguimiento de Jesús, con el riesgo de acomodarse a la situación que viven. Aparece la tentación de la rutina. Es una situación de la comunidad a la cual se dirige Lucas pero que puede tener algunas coincidencias con las nuestras.

          Por otra parte, el texto que reflexionamos está ubicado en el camino de Jesús a Jerusalén, en un periodo próximo a su final, que aprovecha Lucas para poner toda la enseñanza que Jesús quiere transmitir sobre el Reino y las actitudes que debieran acompañar a sus seguidores. El tiempo apremia y hay que aprovechar las enseñanzas del Maestro.

Sabemos de la importancia que tiene leer e interpretar los signos de los tiempos, la importancia de analizar la realidad, la importancia de saber interpretar bien la realidad que vivimos. En una palabra, discernir bien los acontecimientos para tomar las decisiones adecuadas.

 

          3.-   Nos sorprende Jesús, diciéndonos a nosotros sus seguidores ¿cómo es que veis, observáis la naturaleza, los acontecimientos, bien en imágenes del tiempo meteorológico, en los informativos que muestran diferentes y preocupantes realidades sociales, en la calle, en la realidad concreta de cada persona y no acabáis de descubrir las señales que Dios os está enviando, lo que está queriendo deciros y que atañe a la manera de responder a esa realidad, como creyentes, como comunidad de fe, como miembro de la sociedad en la que vivo?

          Porque eso mismo les recrimina Jesús a la multitud que le seguía, veintiún siglos atrás.  ¿De modo que sois buenos observadores e interpretáis bien las señales de la naturaleza y no habéis descubierto todavía las señales del Reino de Dios, no habéis descubierto en mi persona las señales de la llegada del Reino, de mi paso entre vosotros como Mesías? Jesús, como gran pedagogo, expresa una experiencia humana común a todos los hombres para hacerles más comprensible su mensaje: la lluvia sobre justos e injustos etc.

      San Lucas nos invita a ser observadores atentos de la realidad.

Si volvemos a leer el texto situándolo en el hoy y en las circunstancias concretas de cada persona quizá descubramos, continuando con su relato y sus exigencias, que el mensaje que Jesús nos lanza a través de la contemplación de lo que vivimos, tiene una repercusión inmediata en nuestra práctica de vida. Caminamos junto con otros, también en nuestro entorno, hay guerras, conflictos…, muy claramente Jesús también nos da una pauta para que nuestras decisiones, nuestro discernimiento en cada situación, sea conforme a lo que Dios quiere.

          ¿Qué puedo hacer para favorecer la paz, qué puedo hacer para favorecer la acogida, qué puedo hacer para evitar que la naturaleza sufra, qué puedo hacer para acompañar la soledad, para aportar comprensión en un conflicto, qué puedo hacer…?

          Hagámoslo ahora que vamos de camino, en este camino de la vida, no nos limitemos a escrutar, y discernir. Discernir requiere tiempo, reflexión, escucha y búsqueda sincera de lo mejor según los criterios del evangelio.

 

San Frutos, San Valentín y Santa Engracia de Segovia

 

 


En las cercanías de Segovia, en Hispania, san Frutos, que llevó vida eremítica junto a una escarpada montaña (c. 715).

 

Vida de San Frutos, San Valentín y Santa Engracia de Segovia

 

  San Frutos, Santa Engracia y San Valentín, mártires

  Los cuerpos de San Frutos, Santa Engracia y San Valentín, venerados por los cristianos segovianos, se conservaron en la ermita de San Frutos, cerca de la actual Sepúlveda, desde comienzos del siglo VIII hasta el siglo XI.

  El rey Alfonso VI concedió esta ermita al monasterio de San Sebastián de Silos —hoy Santo Domingo de Silos- para que la cuidasen y facilitasen la creciente devoción del pueblo; se hizo escritura en el 1076. Los monjes recomponen la ermita como de nuevo y la habilitan para que puedan vivir en ella algunos monjes. Terminadas las obras en el año 1100, la consagra D. Bernardo, el primer Arzobispo de Toledo. Está construida sobre roca escarpada, como cortada a pico, a orillas del río Duratón, afluente del Duero. En ese nuevo lugar se depositan las reliquias de los tres santos.

  Restaurada Segovia y restituida a su dignidad episcopal, se pasan a su catedral la mitad de las reliquias desde el monasterio de Silos, con autorización y mandato del arzobispo de Toledo, en el 1125.

  Tan celosamente se guardan que se pierde el sitio donde fueron depositadas hasta que se encontraron milagrosamente, en tiempos del celoso obispo D. Juan Arias de Ávila.

  En el año 1558 se depositaron finalmente en la nueva catedral. Allí, en el trascoro, reposan los restos del Patrono de la Ciudad, teniendo por fondo el retablo que trazó Ventura Rodríguez para el palacio de Riofrío y que Carlos III donó para la catedral segoviana.

  ¿Quién fue el hombre que desde catorce siglos atrás es polo de atracción de tantas generaciones de segovianos?

  Nació Frutos, en el año 642, en el seno de una familia rica que tuvo otros dos hijos con los nombres de Valentín y Engracia. Debió ser una familia de profundas convicciones cristianas que supieron, con la misma vida, inculcarlas a sus hijos. Sin que se sepa la causa, murieron los dos. Ahora los tres jóvenes son herederos de unos bienes y comienzan a conocer en la práctica la dureza que supone el ser fieles a los principios. Parece ser que tanto tedio provocaron en ellos los vicios, maldades, desenfrenos, asechanzas y envidias de su entorno humano, que Frutos les propone un cambio radical de vida. Los tres, con la misma libertad y libre determinación deciden vender sus bienes y los dan a los pobres. Dejaron la ciudad del acueducto romano y quieren comenzar una vida de la soledad, oración y penitencia por los pecados de los hombres. A la orilla del río Duratón les pareció encontrar el lugar adecuado para sus propósitos. Hacen tres ermitas separadas para lograr la deseada soledad y dedicar el tiempo de su vida de modo definitivo al trato con Dios.

A partir de aquí se tiene noticias de Frutos cuando el estallido de la invasión musulmana y su rápida dominación del reino visigodo. Frutos, en su deseo de servir a Dios, intervino de alguna manera —y con vivo deseo de martirio- en procurar la conversión de algunos mahometanos que se aproximaron a su entorno; defendió a grupos de cristianos que huían de los guerreros invasores; dio ánimos, secó lágrimas y alentó los espíritus de quienes se desplazaban al norte; fue protagonista de algunos sucesos sobrenaturales y murió en la paz del Señor, con el halo de santo, el año 715.

  La misma historia refiere que sus hermanos Valentín y Engracia fueron de los mártires decapitados por los sarracenos y sus cuerpos colocados con el del Santo.

  Lo que se sabe hoy del entorno en que viven y mueren estos santos facilita cubrir las lagunas o los interrogantes que pueden presentarse. La invasión musulmana, su rápido avance por el reino hispano-visigodo y el martirio de cristianos tuvieron su génesis. La unidad del reino tan lograda por la conversión del arrianismo a la fe católica de Recaredo en el 589 presentaba ahora una falsa cohesión por su fragilidad. Los clanes de nobles, civiles y eclesiásticos, con intereses políticos y económicos contrapuestos, tratan de controlar cada uno alternativamente el trono de Toledo y son una fuente continua de conflictos. La nobleza que en un principio recibió unos territorios para ejercer en ellos funciones administrativas, fiscales y militares, al hacerse hereditarias, quedan prácticamente privatizadas con detrimento progresivo de las funciones públicas características de un estado centralizado y llevan a la fragmentación del poder del monarca. La clase aristócrata asienta aún más la diferencia social con el pueblo cada vez más pobre, indefenso, desorientado, abandonado y hastiado del lujo de sus señores. Hay que añadir desastres naturales que asolan el país especialmente desde el reinado de Kindasvinto (642-653) como epidemias que diezmaban a la población, plagas de langostas, sequía, pestes y despoblamiento. El vicio, la amoralidad y desenfreno reina en la sociedad al amparo de lo que sucede en las casas de la nobleza. A la muerte de Witiza, los partidarios de Akhila, su hijo primogénito, no consiguen ponerlo en el trono ocupado por D. Rodrigo, duque de la Bética, y piden ayuda a los bereberes. El desastre de Guadalete del 711 hizo que lo que fue una simple ayuda de los moros capitaneados por Tariq se convirtiera en toda una invasión y conquista posterior que colma los planes estratégicos del Islam por la decrepitud que se había ido gestando en el interior del reino visigodo.

santopedia.com

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario