martes, 29 de octubre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 - DE OCTUBRE –JUEVES – 30ª – SEMANA DEL T.O. – B – San Alonso Rodríguez

 


 

31 - DE OCTUBRE –JUEVES –

30ª – SEMANA DEL T.O. – B –

San Alonso Rodríguez 

 

   Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (6,10-20):

  Buscad vuestra fuerza en el Señor y en su invencible poder. Poneos las armas que Dios os da, para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Por eso, tomad las armas de Dios, para poder resistir en el día fatal y, después de actuar a fondo, mantener las posiciones. Estad firmes, repito: abrochaos el cinturón de la verdad, por coraza poneos la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la paz. Y, por supuesto, tened embrazado el escudo de la fe, donde se apagarán las flechas incendiarias del malo. Tomad por casco la salvación y por espada la del Espíritu, es decir, la palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en la oración. Orad en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tened vigilias en que oréis con constancia por todos los santos. Pedid también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda palabras que anuncien sin temor el misterio contenido en el Evangelio, del que soy embajador en cadenas. Pedid que tenga valor para hablar de él como debo.

 

Palabra de Dios

 

      Salmo: 143,1.2.9-10

     R/. Bendito el Señor, mi Alcazar.

 

  Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea. R/.

 

  Mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio, que me somete los pueblos. R/.

 

  Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a David, tu siervo. R/. 

 

    Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 31-35

          En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle:

  "Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte".

  Él contestó:

  "Id a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana soy consumado”.

   Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

   ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor".

 

Palabra del Señor.

 

         1.-   Pablo nos invita a buscar nuestra fortaleza, no en nuestras propias capacidades, sino en Dios. En un mundo que a menudo promueve la autosuficiencia y la independencia total, Pablo nos recuerda que la verdadera fuerza proviene de una relación profunda con el Dios de la vida.

        En la actualidad, no nos enfrentamos literalmente a ejércitos físicos, o poderes malignos, pero sí nos enfrentamos a batallas internas y externas, como el egoísmo, la indiferencia, la injusticia, la comodidad y la tentación de apartarnos de los valores como la justicia y la paz. Y es que, las luchas más profundas no suelen ser físicas, sino espirituales. San Pablo nos recuerda que estas luchas deben enfrentarse desde la fe, utilizando las herramientas espirituales que Dios nos da.

“Ceñíos la cintura con la verdad, revestid la coraza de la justicia, calzad las sandalias de la prontitud para la Buena Noticia de la paz.”.

        2.-   Ser justos es buscar el bien para los demás, especialmente para los más vulnerables. Es luchar por los derechos de las personas más oprimidas. En un mundo lleno de conflictos, los hijos e hijas de Dios, debemos ser portadores de paz. Esto significa construir puentes, ser conciliadores y promotores de la esperanza y de la reconciliación. Y en medio de las dificultades, confiar en que Dios es el escudo que nos ayuda a resistir.

Busquemos, como nos dice San Pablo estar vigilantes, armados con la fe, la justicia, la verdad, la paz y la oración, para poder vivir una vida conforme al Evangelio en cualquier contexto y circunstancia.

 

       3.-   En el Evangelio de hoy Jesús muestra una determinación inquebrantable frente a las advertencias de los fariseos sobre Herodes. No se deja intimidar porque tiene claro su propósito: cumplir con su misión de amor y salvación, aunque ello implique enfrentar el rechazo y el sufrimiento. Este pasaje nos recuerda que, al igual que Jesús en Jerusalén, estamos llamados a seguir adelante a pesar de los obstáculos y miedos.

        Jesús utiliza una imagen conmovedora: la de una gallina que desea reunir a sus polluelos bajo sus alas. Aquí vemos el corazón tierno de Dios, que busca constantemente protegernos y cuidarnos. Aunque a veces nos alejamos o resistimos Su abrazo, Él nunca deja de invitarnos a volver. Esta imagen nos habla de una esperanza profunda: Dios no nos abandona, incluso cuando nos sentimos perdidos o rechazados.

       En este camino, no estamos solos. Jesús nos acompaña con su amor, y nos anima a confiar en que, aun en medio de las dificultades, Su plan siempre es para nuestro bien. Nos invita a reconocer su presencia y a dejar que su amor nos transforme.

       4.-    ¿Cuáles son los "Herodes" en mi vida, ¿esas amenazas o miedos que intentan desviar mi camino, y cómo puedo fortalecer mi confianza en la misión que Dios tiene para mí?

       ¿He experimentado el amor protector de Dios como esa imagen de la gallina que cuida a sus polluelos? ¿Qué me impide, a veces, refugiarme bajo sus alas?

       ¿De qué manera puedo abrirme más a la presencia de Dios en mi vida, especialmente en tiempos de dificultad o rechazo, para confiar en que su plan siempre es para mi bien?

 

San Alonso Rodríguez 

 




En la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, san Alfonso Rodríguez, que, al perder su esposa e hijos, entró como religioso en la Compañía de Jesús y estuvo como portero del colegio de aquella ciudad durante largos años, mostrando una gran humildad, obediencia y constancia en una vida penitente.

 

Vida de San Alonso Rodríguez

Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la comida a la cama con un mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo el plato». Cuando regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y comiéndolo pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se exigió a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a lo asno».

Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños.

Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús. A los doce años fueron alojados en su casa Pedro Fabro y otro jesuita, cuyas enseñanzas atesoró. Estudió en el Colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares.

A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.

Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.

Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.

 

Trabaja entonces en comercio y de ayo.

Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años

Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.

Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.

Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.

Fue canonizado por el papa León XIII junto con San Pedro Claver.

 

(Fuente: archimadrid.es)

 

 

 

 


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