jueves, 3 de diciembre de 2015

Párate un momento: Evangelio del dia 4 de Diciembre - VIERNES – Iª – Semana de Adviento San Juan Damasceno, presbítero



4 de Diciembre  - VIERNES –
Iª – Semana de Adviento
San Juan Damasceno, presbítero

Evangelio: Mt 9, 35-10, 1.6-8

En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver las gentes se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, “como ovejas que no tienen pastor”. Entonces dijo a sus discípulos: “La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies”.  Llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. A estos doce los envió con estas instrucciones: “Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad diciendo que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dad/o gratis”.

1.   Lo más claro que hay en este relato es que la actividad de Jesús, y la misión que encomendó a sus discípulos, tuvo (y debe seguir teniendo) un eje indiscutible: la preocupación central en la vida por el sufrimiento de enfermos y personas que sufren porque se ven privadas de su dignidad y sus derechos. El relato hace mención de “enfermedades y dolencias” (o equivalentes) tres veces (Mt 9, 35. 36; 10, 1).

2.   Para comprender lo que esto representa, hay que tener muy claro, ante todo, que una cosa es el hecho del milagro; y otra cosa es el significado de ese relato (A. SuhI, U. Luz...). Jesús no quebrantó la “ley natural”. Lo que quebrantó fue el “sufrimiento humano” (H. G. Fritzsche, G. Ebeling). El error de la teología ha sido poner estos relatos al servicio de la cristología y no al servicio de los que sufren en este mundo. Y la Iglesia, fiel a semejante teología, ha llenado bibliotecas con interminables discusiones sobre si los milagros son o no son históricos. Pero, haciendo eso, no se ha centrado en lo que se centró Jesús: en remediar el sufrimiento humano.

3.   Lo más espantoso, que nos apremia en este momento es: 1) La inseguridad en que vivimos. 2) La desigualdad que nos va distanciando más y más a unos de otros. La seguridad social se debilita. Crece la inseguridad social. La clase media se achica. Los ricos son cada día más ricos. Como cada día hay más pobres. Los medicamentos, los hospitales, la atención a los enfermos y personas limitadas está pasando, rápidamente, de ser un “servicio” a ser un “negocio”.  Que se lo pregunten a las empresas farmacéuticas y los que se enriquecen a costa del sector de la salud.  La Iglesia no es una ONG. Pero su “acción caritativa” no remedia estos problemas. Si creemos en Jesús, en lo que hizo y dijo, ¿por qué nos mantenemos al margen de estos problemas que dan tanto miedo?

San Juan Damasceno, presbítero
                              (675-749)
Teólogo griego; Presbítero y Doctor de la Iglesia
Fiesta: 4 de diciembre.

sobre la Natividad de la Virgen María, de sus sermones.
Me llamaste, Señor, para servir a tus hijos, oración, de su declaración de fe.
Nació en Damasco, en la segunda mitad del siglo VII, en el seno de una familia cristiana. Gran conocedor de la filosofía ingresó en el monasterio de San Sabas, próximo a Jerusalén, fue ordenado sacerdote. Escribió numerosas obras teológicas sobre todo contra los iconoclastas. Murió a mediados del siglo VIII.

Llamado Damasceno por ser de Damasco, capital de Siria.
Defendió la práctica de la veneración de imágenes contra los iconoclastas.
Llamado "Orador de Oro" por su elocuencia.  Gran poeta de la Iglesia del Este.
Nació de familia acomodada, su padre era ministro en Damasco, pero Juan renunció a esa vida, repartió sus posesiones entre los pobres y entro en el monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén.  Se dedicó al estudio y a escribir.  Quería hacer llegar los profundos tesoros de la fe a todo el mundo.
Cuando León el Isáurico, emperador de Constantinopla, prohibió el culto a las imágenes, haciéndose eco de los iconoclastas que acusaban a los católicos de adorar imágenes, San Juan Damasceno se hizo portavoz de la ortodoxia enseñando la doctrina católica. No adoramos imágenes sino que las veneramos. 
Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen. -San Juan Damasceno


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