12 DE AGOSTO - VIERNES
19ª ~ SEMANA DEL T.O.-C
Santa Hilaria
Evangelio según san Mateo 19,
3-12
En aquel tiempo, se acercaron a
Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: “¿Es licito a uno
despedir a su mujer por cualquier motivo?”
Él les respondió:
¿No habéis leído
que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo:
“Por eso abandonará
el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una
sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne”.
Pues lo que Dios ha
unido que no lo separe el hombre”.
Ellos insistieron:
“¿Y por qué mando Moisés darle acta de repudio
y divorciarse?”
Él les contestó:
“Por lo tercos que
sois permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así.
Ahora digo yo que
si uno se divorcia de su mujer —no hablo de prostitución— y se casa con otra
comete adulterio”.
Los discípulos le
replicaron:
“Si esa es la condición del hombre con la
mujer, no trae cuenta casarse”.
Pero él les dijo:
“No todos pueden
con eso, solo los que han recibido ese don.
Hay eunucos que salieron así del vientre de su
madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el
Reino de Cielos.
El que pueda con
esto, que lo haga”.
1. Se discutía, en tiempo
de Jesús, y se discute hoy, si el matrimonio cristiano tiene
que ser
indisoluble.
Este evangelio da pie a discusiones interminables. Así las cosas tenemos
dos hechos seguros:
1°) En los primeros siglos y en la Alta Edad Media, la Iglesia no
hizo problema de este asunto. Y se acomodó a las leyes y costumbres
civiles que
había entonces. Por eso, entrado el s. VIII, en 1726, el papa Gregorio le decía
al obispo san Bonifacio que permitiera el divorcio de un marido al que esposa
(por enfermedad) no podía darle el débito conyugal (PL 89, 525).
Lo mismo en una respuesta del papa Inocencio -I, a Probo (PL 20,
602-603).
2°) El contenido de este evangelio está muy anticuado. Por una
razón clara. La cultura actual ya ni se parece a la del tiempo de Jesús. Hoy la
gente no se casa por decisión de padres de los contrayentes. Ni para mantener
el patrimonio económico de la familia.
Hoy se casan las personas que se quieren y porque ellos (no sus
familiares) quieren
compartir la
vida. Todo esto demanda un cambio en la doctrina y en las prácticas de la
Iglesia.
2. Puesto que el Evangelio
no está claro ni, por tanto, puede ser determinante, la Iglesia tiene hoy el
derecho y el deber de responder a las necesidades de las mujeres y los hombres
del tiempo actual.
Lo que necesita la gente ahora no es cumplir las leyes que se
dieron hace miles de años a otros pueblos y a otras culturas.
La Iglesia tiene que ser luz y esperanza para la gente de ahora.
Ni más ni menos que eso.
3. Por todas estas razones, el matrimonio uniforme y definitivo no
es ya una institución obvia y evidente. Lo importante es crear las condiciones
para que las personas puedan vivir y mantener la “relación pura” (A. Giddens),
basada en la “comunicación emocional”, en la que las recompensas derivadas de
esa relación son la base para que la pareja unida le vea sentido a su vida y se
sienta feliz.
Santa Hilaria, mártir (-304)
Hilaria es un nombre de origen latino que significa “la que tiene
alegría”.
Madre de la mártir Santa Afra, oraba cierto día junto al
sepulcro de su hija, en compañía de sus criadas Digna, Euprepia y Eunomia,
cuando fueron todas detenidas. Inmediatamente el gobernador ordenó quemarlas
vivas por negarse a abjurar de su fe cristiana. Esto ocurrió en la ciudad de
Augsburgo, Alemania, el año 304.
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