jueves, 11 de agosto de 2016

Párate un momento: El Evangelio del día 12 DE AGOSTO - VIERNES 19ª ~ SEMANA DEL T.O.-C Santa Hilaria



12 DE AGOSTO - VIERNES
19ª ~ SEMANA DEL T.O.-C
Santa Hilaria

Evangelio según san Mateo 19, 3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba: “¿Es licito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?”
Él les respondió:
¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo:
“Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne”.
Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”.
Ellos insistieron:
 “¿Y por qué mando Moisés darle acta de repudio y divorciarse?”
Él les contestó:
“Por lo tercos que sois permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así.
Ahora digo yo que si uno se divorcia de su mujer —no hablo de prostitución— y se casa con otra comete adulterio”.
Los discípulos le replicaron:
 “Si esa es la condición del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse”.
Pero él les dijo:
“No todos pueden con eso, solo los que han recibido ese don.
 Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de Cielos.
El que pueda con esto, que lo haga”.

1.   Se discutía, en tiempo de Jesús, y se discute hoy, si el matrimonio cristiano tiene
que ser indisoluble.
Este evangelio da pie a discusiones interminables. Así las cosas tenemos dos hechos seguros:
1°) En los primeros siglos y en la Alta Edad Media, la Iglesia no hizo problema de este asunto. Y se acomodó a las leyes y costumbres
civiles que había entonces. Por eso, entrado el s. VIII, en 1726, el papa Gregorio le decía al obispo san Bonifacio que permitiera el divorcio de un marido al que esposa (por enfermedad) no podía darle el débito conyugal (PL 89, 525).
Lo mismo en una respuesta del papa Inocencio -I, a Probo (PL 20, 602-603).
2°) El contenido de este evangelio está muy anticuado. Por una razón clara. La cultura actual ya ni se parece a la del tiempo de Jesús. Hoy la gente no se casa por decisión de padres de los contrayentes. Ni para mantener el patrimonio económico de la familia.
Hoy se casan las personas que se quieren y porque ellos (no sus familiares) quieren
compartir la vida. Todo esto demanda un cambio en la doctrina y en las prácticas de la Iglesia.


2.   Puesto que el Evangelio no está claro ni, por tanto, puede ser determinante, la Iglesia tiene hoy el derecho y el deber de responder a las necesidades de las mujeres y los hombres del tiempo actual.
Lo que necesita la gente ahora no es cumplir las leyes que se dieron hace miles de años a otros pueblos y a otras culturas.
La Iglesia tiene que ser luz y esperanza para la gente de ahora. Ni más ni menos que eso.

3. Por todas estas razones, el matrimonio uniforme y definitivo no es ya una institución obvia y evidente. Lo importante es crear las condiciones para que las personas puedan vivir y mantener la “relación pura” (A. Giddens), basada en la “comunicación emocional”, en la que las recompensas derivadas de esa relación son la base para que la pareja unida le vea sentido a su vida y se sienta feliz.

Santa Hilaria, mártir (-304)

Hilaria es un nombre de origen latino que significa “la que tiene alegría”.


Madre de la mártir Santa Afra, oraba cierto día junto al sepulcro de su hija, en compañía de sus criadas Digna, Euprepia y Eunomia, cuando fueron todas detenidas. Inmediatamente el gobernador ordenó quemarlas vivas por negarse a abjurar de su fe cristiana. Esto ocurrió en la ciudad de Augsburgo, Alemania, el año 304.

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