jueves, 25 de agosto de 2016

Párate un momento: El Evangelio del día 26 DE AGOSTO - VIERNES - 21ª~ SEMANA DEL T.O.-C Santa Teresa de Jesús Jornet Ibars




26 DE AGOSTO - VIERNES -
21ª~ SEMANA DEL T.O.-C
Santa Teresa de Jesús Jornet Ibars

       Evangelio según san Mateo 25, 1-13
  En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
       “El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.
       Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
       El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
       “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!”        Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: “Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las sensatas contestaron:
       “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
       Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta.
       Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:
       “Señor, Señor, ábrenos”
        Pero él respondió:
       “Os lo aseguro: no os conozco”.
        Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora”.

       1.   Esta parábola, como casi todas las que cuentan los evangelios, tiene un elemento de extrañeza, un dato que rompe con la realidad de lo habitual, de lo normal de la vida (cf. R Ricoeur).
       Y es precisamente, en ese dato de ruptura con la realidad, donde se produce el “corte” con lo normal de la realidad, ahí es donde se encuentra la clave de interpretación de la parábola.
       En la historia que relata esta parábola, lo extraño está sobre todo en que se cierre la puerta del banquete a unas jóvenes, cosa impensable en una aldea del antiguo Oriente, ya que el pueblo entero participaba en la fiesta.
       También hay quienes no entienden que las jóvenes, que entran en el banquete, no fueran solidarias con sus compañeras hasta el punto de negarles el aceite que necesitaban en aquel momento.

       2.   La parábola no se refiere al juicio de Dios, ya que todo gira en torno a un banquete de bodas, que es un acontecimiento de alegría, no de temor y amenaza.
       La parábola se refiere al Reino, a la gran fiesta del Reino, que, una vez más, se presenta en los evangelios, como banquete nupcial, uno de los símbolos de alegría y disfrute de la vida más frecuente en todas las culturas.
       A fin de cuentas, el amor celebrado en la comensalía de un buen banquete o un simposio, como le llamaban los antiguos. Es una de las expresiones más frecuentes y comunes de la felicidad humana.

       3.   ¿Qué nos quiere decir la parábola?
       Las diez doncellas se consideraban las “invitadas”, o sea las “preferidas” y “privilegiadas”, que tenían asegurada la fiesta del banquete.
       Por eso hubo entre ellas algunas que no se cuidaron de llevarlo todo debidamente preparado. Y eso fue el motivo de su frustración.
       Jesús quiere decir: que nadie se sienta “privilegiado” y “seguro”, es decir, que nadie piense que él es quien tiene que estar en el Reino de Dios.
       En el Reino no hay privilegiados seguros.
       La entrada en el banquete no depende del privilegio, sino de una vida que sabe estar donde y como tiene que estar.
       En la postura humilde que no se ve como “el privilegiado”.

Santa Teresa de Jesús Jornet Ibars

 
Nació Teresa de Jesús Jornet e Ibars el 9 enero 1843 en Aytona (Lérida), en el seno de una familia de agricultores, profundamente cristianos; cursó los estudios de Magisterio y ejerció su profesión de maestra nacional durante algún tiempo en Argensola (Barcelona).
En 1868 ingresó en el monasterio de Clarisas de Briviesca (Burgos), del que tuvo que salir poco después por motivos de salud (1870). Durante algunos años recibió el influjo espiritual de un tío suyo, el P. Francisco de Jesús María y José Palau y Quer, carmelita descalzo exclaustrado, celoso misionero, gran contemplativo y apologista militante, creador de diversas instituciones de enseñanza. Durante algún tiempo, Teresa trabajó en las escuelas del P. Palau sin ligarse a compromiso de vida religiosa, abandonando estas actividades poco después (1872), fallecido el P. Palau.
Circunstancias providenciales decidieron definitivamente su vida, en el mismo a. 1872; en Barbastro (Huesca) entró en relación casual con un celoso sacerdote, D. Pedro Llacera, que le dio a conocer los planes de fundación en favor de la ancianidad desvalida que por entonces inspiraban la actividad de otro ilustre sacerdote, D. Saturnino López Novoa, chantre de la Catedral de Huesca; Teresa vio abierto el camino de su vida y se ofreció inmediatamente a ser colaboradora en tal empresa caritativa, uniéndose a las primeras aspirantes del nuevo Instituto fundado en Barbastro el 3 octubre 1872: pocos días después fue nombrada con carácter provisional superiora de aquel grupo por el Vicario capitular de la diócesis. Es fundadora de las conocidas Hermanitas de los ancianos desamparados.
Trasladada la Fundación a Valencia, Teresa fue confirmada en su cargo de directora general por el arzobispo Mons. Mariano Barrio Fernández (10 mayo 1875). Emitió la primera profesión el 29 noviembre 1874, pronunciando los votos perpetuos el 8 diciembre 1877.
El arzobispo de Valencia Mons. Antolín Monescillo (31 enero 1878) renovó el nombramiento de directora general. En 1887 fue elegida Superiora general del Instituto, de acuerdo con las Constituciones aprobadas por la Santa Sede, por un periodo de nueve años, siendo postulada para continuar en el cargo terminado este periodo, confirmándola en tal designación la Santa Sede (14 julio 1896) para otro periodo de nueve años que no pudo terminar.
Murió santamente en Liria (Valencia) el 26 agosto 1897, dejando 103 Casas-Asilos de su Congregación en plena actividad en España y América. Había recibido en la Congregación a 1.260 hermanitas, de las cuales muchas se le habían anticipado en la muerte.

Sus restos mortales fueron trasladados a Valencia, a la Casa Madre de la Congregación, y son objeto de fervoroso culto. Fue beatificada por Pío XII el 27 abril 1958 y canonizada el 27 enero 1974 por Pablo VI, que con tal motivo pronunció una homilía exaltando el valor de su santidad y de su vocación en favor de los ancianos desvalidos. Se celebra su fiesta el 26 de agosto.

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