13 DE AGOSTO - SÁBADO
19~ SEMANA DEL T.O.-C
San Hipólito mártir
Evangelio según san Mateo 19,
13-15
En aquel tiempo, le presentaron
unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero
los discípulos les regañaban.
Jesús dijo:
“Dejadlos, no impidáis
a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el Reino de los
Cielos. Les impuso las manos y se marchó de allí.
1. Los niños se utilizan
con frecuencia, en los países del tercer mundo, para trabajos forzados, como
soldados para las guerras, como siervos y esclavos de las gentes degeneradas,
como negocio para el trasplante de órganos, o sea, los matan, los descuartizan
y los venden troceados para que los ricos se curen sus enfermedades.
Nuestro mundo pos-moderno y desarrollado, el mundo de derechos
humanos y de la dignidad para todos, es el mundo más violento y más criminal
que ha existido en la historia de la humanidad.
En las sociedades de la Antigüedad, los adultos no eran más
humanos con los niños. Lo que ocurría entonces es que los niños eran menos
útiles que ahora. Por eso era frecuente que tiraran fetos y bebés a los
basureros. Eso no era ilegal. Los niños, como los esclavos carecían de
derechos.
2. En una sociedad, que
vivía así y tenía semejante mentalidad respecto a los niños, ¿qué nos dice la
preferencia de Jesús por los “niños’”, los “pequeños”, “últimos”?
Se suele dar a esta mentalidad una “interpretación social”, como
grandes humanos a los que debe preferir el trabajo apostólico y social de los cristianos.
Esta es la hora en que, todavía a estas alturas, la teología y la
exégesis bíblica no
han sabido
aplicar el significado revolucionario de estos grupos sociales desde
“interpretación
eclesial”.
Es decir, en
la Iglesia, los primeros no son los “últimos los “pequeños”, ni por supuesto
los “niños”.
La Iglesia se rige por los
mismos criterios
de poder,
importancia y presencia pública, que se rigen los demás grupos humanos.
Lo que suele fomentar, en no pocos clérigos, es la ambición, el
espíritu de los “trepas” y los deseos de quienes organizan su vida como
“carrera”. Para situarse en la Iglesia.
Pensando que
así es como le harán bien a la Iglesia.
3. Si el cristianismo no
modifica radicalmente esta mentalidad, el cristianismo esta fracasado y, si
miramos a la Iglesia “oficial” efectivamente ha fracasado. Porque la
Iglesia, de
la que se habla todos los días en los medios de comunicación, es lamisma la
manifestación pública y patente de la dominación. Ya que su sistema de gobierno
está montado sobre un poder que, mediante la obediencia de las conciencias,
domina a la gente todo cuanto puede, por más que muchos de sus “funcionarios”
no sean conscientes de lo que realmente hacen. O sea, las aspiraciones de los discípulos
han tenido más fuerza “oficial” que la intuición genial de Jesús sobre los niños.
La intuición que apunta a un proyecto que nos asusta, nos da mucho
miedo.
El proyecto que nos dice esto: el mundo se humaniza “desde abajo”.
Haciéndonos como los últimos es como únicamente podremos conseguir que este
mundo sea más humano y en él haya más felicidad, más paz y más esperanza.
San Hipólito mártir
Debido a un error de los clérigos, Hipólito fue inadvertidamente
listado como dos personas: Hipólito de Romo e Hipólito de Porto, en algunos
calendarios. La segunda entrada tenía la fiesta el 22 de agosto y fue corregida
en la revisión del martirologio de 1969.
Murió despedazado por dos caballos
salvajes a los que le ataron. Los fragmentos de su cuerpo que se recogieron
fueron enterrados a lo largo de la vía Tiburtina en Roma, Italia.
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