3 DE ABRIL - LUNES –
5ª - SEMANA DE CUARESMA
Evangelio según san Juan 8, 1-11
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte
de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo y todo el pueblo
acudía a él y, sentándose, les hablaba.
Los letrados y los fariseos le traen una
mujer sorprendida en adulterio y, colocándola en medio, le dijeron:
"Maestro, esta mujer ha sido
sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las
adúlteras: tú ¿qué dices?"
Le preguntaban esto para comprometerlo y
poder acusarlo.
Pero Jesús,
inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se
incorporó y les dijo:
"El que esté sin pecado, que le
tire la primera piedra".
E inclinándose otra vez siguió
escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo
uno a uno, empezando por los más viejos, hasta el último. Y quedó solo Jesús, y
la mujer en medio, de pie. Jesús se incorporó y le preguntó:
"Mujer, ¿dónde están tus
acusadores?, ¿ninguno te ha condenado?"
Ella contestó:
"Ninguno, Señor".
Jesús le dijo:
"Tampoco yo te condeno. Anda, y en
adelante no peques más".
1. Lo más
evidente que aparece en este relato es el "machismo" violento e
hipócrita que imperaba en aquella sociedad: Los hombres quieren matar a
una
adúltera, pero, al menos por lo que sabemos, jamás las mujeres habrían pretendido
apedrear a un adúltero. Eso no se le pasaba a nadie por la cabeza.
La prepotencia de los hombres, en las sociedades
androcéntricas y patriarcales, se traduce inevitablemente en violencia.
Violencia humillante para las mujeres. Y sobre todo violencia mortal. Lo más
triste es que, después de tantos siglos de fe y de religión, esta espantosa
historia sigue adelante. Y la religión sigue sin excomulgar a esos asesinos.
2. Pero quizá más irritante que el
"machismo" es, en este episodio, la "hipocresía". La ley de
Moisés, a la que aludían los letrados y fariseos, está en dos textos del A. T.:
"Si uno comete adulterio con la mujer de su prójimo, los dos
adúlteros
son reos de muerte" (Lev 20, 10): "Si sorprenden a uno acostado con
la mujer de otro, han de morir los dos: el que se acostó con ella y la mujer.
Así extirparás la maldad de ti" (Deut 22, 22).
De verdad es irritante que, si la ley decía esto y si
además todos aquellos individuos eran adúlteros, y ellos lo sabían,
- ¿cómo es imaginable tanta desvergüenza para ir a
denunciar a una mujer, acusándola de lo que ellos venían haciendo?
3. Los "profesionales" de la religión,
cuando son hombres con "oficio", son, a veces, censores y jueces de
miserias y desvergüenzas de las que ellos son asiduos practicantes. Y ocurre, a
veces, que lo hacen con tal naturalidad, que ni se dan cuenta de la
contradicción en que viven. Al menos, eso es lo que viene a decir este relato.
Con frecuencia, los clérigos pederastas predican
severos sermones contra las inmoralidades sexuales. La ley de Moisés no habla
de "pecados", sino de "delitos", que el delincuente los
tiene que pagar muy caros. "Así se extirpa la maldad".
Jesús no quiso que mataran a la mujer. Pero dejó
intacta aquella ley. Porque el problema no estaba en la ley -que trataba igual al
hombre que a la mujer-, sino en el cinismo, la maldad y la hipocresía de los hombres,
que utilizaban a las mujeres, las humillaban y luego, si podían, las
mataban.
¿Y no nos indigna que estas viejas tradiciones sigan
teniendo manifestaciones de estar vivas todavía, a estas alturas?
SAN SIXTO – I
VII Papa
Martirologio
Romano:
En Roma, san Sixto I, papa, que en tiempo del emperador Adriano rigió la
Iglesia Romana, siendo el sexto tras el bienaventurado Pedro (128).
Etimológicamente: Sixto = Aquel que
es listo, es de origen griego.
Biografía
El Papa San Sixto I (en los documentos más
antiguos se usa "Xystus" para los primeros tres papas con ese
nombre), sucedió a San Alejandro y fue sucedido por San Telesforo.
Según el “Catálogo Liberiano” de papas, fue
la cabeza de la Iglesia durante el reino de Adrián "a conulatu Nigri et
Aproniani usque Vero III et Ambibulo", es decir, desde 117 hasta 126. En
su “Chronicon” Eusebio usó un catálogo de papas distinto al que usó en su
“Historia ecclesiastica”; en su “Chronicon” dice que Sixto I ocupó la posición
de papa de 114 a 124, mientras que en su “Historia” menciona que fue papa de
114 a 128.
Todas las autoridades concuerdan en que la
duración de su papado fue de cerca de diez años.
Era Romano por nacimiento, y su padre se
llamaba Pastor. Según el "Liber Pontificalis", pasó las tres
ordenanzas siguientes:
1.- que no se le permita a nadie excepto por los
sacerdotes tocar los Vasos Sagrados
2.- que los obispos que han sido convocados a la
Santa Sede, no sean recibidos por su diócesis hasta que presenten las Cartas
Apostólicas
3.- que después del prefacio en la Misa, el
sacerdote recite el Sanctus junto con los fieles.
El “Catálogo Feliciano” de papas y las varias
martirologías lo titulan de mártir.
Fue enterrado en el Vaticano junto a la tumba
de San Pedro, y se dice que sus reliquias fueron transferidas a Alatri en 1132,
aunque O Jozzi sostiene que todavía están en la Basílica Vaticana. Butler
(Vidas de los Santos, 6 de Abril) dice que Clemente X le dio algunas de sus
reliquias al Cardenal de Retz, quien las puso en la Abadía de San Miguel en
Lorraine.
El Xystus a quien se conmemora en el Canon de
la Misa es Xystus II, no Xystus I.
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