domingo, 30 de abril de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE MAYO - LUNES – 3ª - SEMANA DE PASCUA SAN JOSE OBRERO, patrono de los trabajadores





1 DE MAYO - LUNES –
3ª - SEMANA DE PASCUA
patrono de los trabajadores
o bien -  Col. 3,14-15.23-24 – Salmo 89 – Mt. 13,54-58

Evangelio según san Juan 6, 22-29
    Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago.
    Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago, notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
    Entre tanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan (sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias).
Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo has venido aquí?"
Jesús les contestó:
"Os lo aseguro: me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, el que os dará el Hijo del Hombre, pues a este lo ha sellado el Padre, Dios”.
Ellos le preguntaron:
“¿Y qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?"
Respondió Jesús:
"La obra que Dios quiere es esta: que creáis en el que Él ha enviado".

1.  La gente busca ansiosamente a Jesús. ¿Por qué?  Porque mediante el milagro les ha quitado el hambre.
El evangelio de Juan (no sabemos si intencionadamente o no) se refiere aquí a la primera tentación que Jesús sufrió en el desierto: convertir las piedras en pan (Mt 4, 3), es decir, utilizar el milagro para quitar el hambre del mundo, para crear riqueza, abundancia, crecimiento económico, prosperidad.
Pero, sorprendentemente, Jesús vivió aquello como una tentación satánica a la que resistió y venció. ¿Por qué?

2.  Porque, como dice Fedor Dostoyevsky, en el discurso de "El Gran Inquisidor" (Hermanos Karamazov, I. V, c. 5), las tres cosas que más ansía el hombre son el "milagro", el "misterio" y la "autoridad". Y el hombre se somete gustoso a esas tres cosas, con tal de escapar al tormento más espantoso para el ser humano: la libertad.
Por eso el Inquisidor, en nombre de la Iglesia, le dice a Jesús: "No existe ninguna ciencia que les dé pan mientras permanezcan libres; por eso acabarán por poner su libertad a nuestros pies diciendo:  "Hacednos vuestros esclavos, pero dadnos de comer". 
Habrán comprendido al fin que la libertad no se puede conciliar con el pan de la tierra, porque jamás sabrán repartírselo".

3.  Se comprende la hondura de lo que Jesús le echó en cara a la gente en Cafarnaúm: "me buscáis... porque comisteis pan hasta saciaros" (Jn 6, 26).
Los hombres queremos el "milagro" del pan, es decir, el "milagro económico" que sacie nuestras apetencias de bienestar. Aunque se consiga a costa de que nos hagan esclavos y nos priven de la libertad.
La fe, que propone Jesús (Jn 6, 28), es la conquista de la libertad. Ahora mismo en Europa, cuando estamos saliendo de la crisis económica, nos ponemos contentos porque estamos recuperando el pan y el bienestar.
Pero, - ¿tenemos más libertad? - ¿Somos real-mente libres?
Creemos que lo somos. Pero realmente ahora es cuando vivimos más sometidos que nunca, más controlados. La informática y todas las tecnologías nos obligan a pensar, desear y hacer lo que al sistema le interesa que seamos y hagamos. Y lo más grave del asunto es que no somos conscientes, ni nos damos cuenta, de que ahora es cuando vivimos más sumisos que jamás
se vivió. VIVIMOS EN TODO COMO  INTERESA  AL SISTEMA  QUE VIVAMOS,  NO COMO      TENDRÍAMOS QUE VIVIR.

SAN JOSE OBRERO,
patrono de los trabajadores

El 1 de mayo la Iglesia celebra la Fiesta de San José Obrero, patrono de los trabajadores, fecha que coincide con el Día Mundial de Trabajo. Esta celebración litúrgica fue instituida en 1955 por el Siervo de Dios, Papa Pío XII, ante un grupo de obreros reunidos en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
El Santo Padre pidió en esa oportunidad que “el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad del obrero manual, sea también el próvido guardián de vosotros y de vuestras familias”.
Pío XII quiso que el Santo Custodio de la Sagrada Familia, “sea para todos los obreros del mundo, especial protector ante Dios, y escudo para tutela y defensa en las penalidades y en los riesgos del trabajo”.
Por su parte, San Juan Pablo II en su encíclica a los trabajadores “Laborem exercens” destacó que “mediante el trabajo el hombre no sólo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido ‘se hace más hombre’”.
Posteriormente, en el Jubileo de los Trabajadores en el 2000, el Papa de la Familia dijo: “Queridos trabajadores, empresarios, cooperadores, agentes financieros y comerciantes, unid vuestros brazos, vuestra mente y vuestro corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo”.
“El hombre vale más por lo que es que por lo que tiene. Cuanto se realiza al servicio de una justicia mayor, de una fraternidad más vasta y de un orden más humano en las relaciones sociales, cuenta más que cualquier tipo de progreso en el campo técnico”, añadió”.

Oración a San José obrero
Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas en nuestros trabajos.
Por la promesa de realizar dignamente nuestras tareas diarias, líbranos de caer en el pecado, de la avaricia, de un corazón corrupto. Se tú el solícito guardián de nuestro trabajo, nuestro defensor y fortaleza contra la injusticia y el error.
Seguimos tu ejemplo y buscamos tu auxilio. Socórrenos en todos nuestros esfuerzos, para así poder obtener contigo el descanso eterno en el Cielo. Amén.


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