11 DE MAYO – VIERNES –
6ª – SEMANA
DE PASCUA – B –
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,9-18):
Cuando estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una
visión:
«No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo, y
nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo
numeroso en esta ciudad».
Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la
palabra de Dios.
Pero, siendo Gallón procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de
común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal diciendo:
«Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley».
Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Gallón dijo a los judíos:
«Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería
razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de
vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos».
Y les ordenó despejar el tribunal.
Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una
paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello.
Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los
hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se había
hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.
Palabra de Dios
Salmo: 46,2-3,4-5.6-7
R/. Dios es el rey del mundo
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a
Dios con gritos de júbilo;
porque el
Señor altísimo es terrible,
emperador de
toda la tierra. R/.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga
las naciones;
él nos
escogió por heredad suya:
gloria de
Jacob, su amado. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al
son de trompetas:
tocad para
Dios, tocad;
tocad para
nuestro Rey, tocad. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,20-23a):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis,
mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra
tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado
su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la
alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se
alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me
preguntaréis nada».
Palabra del Señor
1. Jesús
insiste en que se aproxima un cambio
decisivo, que marcará un antes y un después. La comparación con la mujer que va a dar a luz
así lo
indica.
El parto es un hecho definitivo: una vida nueva está en el mundo a partir del
momento en que la mujer da a luz. Pero a la alegría de la vida nueva precede la
tristeza que acompaña a los dolores del parto.
2. Las
palabras de Jesús, tal como las presenta el IV Evangelio, son una profecía, que
anuncia lo que va a suceder con el paso de la muerte a la vida en la
Resurrección. Pero Jesús hace algo más que anunciar el futuro. Lo que, de
inmediato, preocupa a Jesús es el estado de ánimo en que ve sumidos a sus
amigos. Les invade la tristeza, el
miedo, la oscuridad de un futuro que no saben en qué puede parar. Les preocupa el futuro de Jesús. Pero, como
es lógico, les preocupa también su propio futuro.
3. Y ahí
es donde se pone en evidencia la humanidad de Jesús. Él no soporta verlos
tristes, hundidos, desalentados. Jesús aquí, una vez más, se muestra como el
Hijo del Padre, imagen del Padre en el mundo.
Pero, además de eso y precisamente por eso, se muestra también como el
ser humano más sensible al sufrimiento y a la alegría. No quiere ver a sus
amigos hundidos. De ahí que su última
palabra es alegría.
San Evelio mártir
Mártir
romano que, a pesar de estar relacionado con la familia de Nerón, se atrevió a
profesar el cristianismo en presencia misma del Emperador.
Fue
decapitado en Pisa.
Según la
leyenda, Evelio era consejero del emperador Nerón y estuvo presente en el
proceso de san Torpetes y viendo la confesión de la fe y como salió
milagrosamente incólume de varias pruebas y tormentos, quedó impresionado y
“creyó en Cristo”.
Dejó la
corte de Nerón y huyó a Roma, pero aquí fue arrestado y decapitado.
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