jueves, 10 de mayo de 2018

Párate un momento: El Evangelio del dia 11 DE MAYO – VIERNES – 6ª – SEMANA DE PASCUA – B – San Evelio mártir



11  DE MAYO –  VIERNES –
6ª –  SEMANA  DE   PASCUA – B –

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (18,9-18):
Cuando estaba Pablo en Corinto, una noche le dijo el Señor en una visión:
«No temas, sigue hablando y no te calles, pues yo estoy contigo, y nadie te pondrá la mano encima para hacerte daño, porque tengo un pueblo numeroso en esta ciudad».
Se quedó, pues, allí un año y medio, enseñando entre ellos la palabra de Dios.
Pero, siendo Gallón procónsul de Acaya, los judíos se abalanzaron de común acuerdo contra Pablo y lo condujeron al tribunal diciendo:
«Este induce a la gente a dar a Dios un culto contrario a la ley».
Iba Pablo a tomar la palabra, cuando Gallón dijo a los judíos:
«Judíos, si se tratara de un crimen o de un delito grave, sería razón escucharos con paciencia; pero, si discutís de palabras, de nombres y de vuestra ley, vedlo vosotros. Yo no quiero ser juez de esos asuntos».
Y les ordenó despejar el tribunal.
Entonces agarraron a Sóstenes, jefe de la sinagoga, y le dieron una paliza delante del tribunal, sin que Galión se preocupara de ello.
Pablo se quedó allí todavía bastantes días; luego se despidió de los hermanos y se embarcó para Siria con Priscila y Aquila. En Cencreas se había hecho rapar la cabeza, porque había hecho un voto.
Palabra de Dios

Salmo: 46,2-3,4-5.6-7

R/. Dios es el rey del mundo
Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R/.
Él nos somete los pueblos
y nos sojuzga las naciones;
él nos escogió por heredad suya:
gloria de Jacob, su amado. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan (16,20-23a):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: vosotros lloraréis y os lamentaréis, mientras el mundo estará alegre; vosotros estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente tristeza, porque ha llegado su hora; pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre.
También vosotros ahora sentís tristeza; pero volveré a veros, y se alegrará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestra alegría. Ese día no me preguntaréis nada».
Palabra del Señor

1.  Jesús insiste en que se aproxima un cambio   decisivo, que marcará un antes y un después.  La comparación con la mujer que va a dar a luz así lo
indica. El parto es un hecho definitivo: una vida nueva está en el mundo a partir del momento en que la mujer da a luz. Pero a la alegría de la vida nueva precede la tristeza que acompaña a los dolores del parto.

2.  Las palabras de Jesús, tal como las presenta el IV Evangelio, son una profecía, que anuncia lo que va a suceder con el paso de la muerte a la vida en la Resurrección. Pero Jesús hace algo más que anunciar el futuro. Lo que, de inmediato, preocupa a Jesús es el estado de ánimo en que ve sumidos a sus amigos.  Les invade la tristeza, el miedo, la oscuridad de un futuro que no saben en qué puede parar.  Les preocupa el futuro de Jesús. Pero, como es lógico, les preocupa también su propio futuro.

3.  Y ahí es donde se pone en evidencia la humanidad de Jesús. Él no soporta verlos tristes, hundidos, desalentados. Jesús aquí, una vez más, se muestra como el Hijo del Padre, imagen del Padre en el mundo.  Pero, además de eso y precisamente por eso, se muestra también como el ser humano más sensible al sufrimiento y a la alegría. No quiere ver a sus amigos hundidos.  De ahí que su última palabra es alegría.

San Evelio mártir

Mártir romano que, a pesar de estar relacionado con la familia de Nerón, se atrevió a profesar el cristianismo en presencia misma del Emperador.
Fue decapitado en Pisa.
Según la leyenda, Evelio era consejero del emperador Nerón y estuvo presente en el proceso de san Torpetes y viendo la confesión de la fe y como salió milagrosamente incólume de varias pruebas y tormentos, quedó impresionado y “creyó en Cristo”.
Dejó la corte de Nerón y huyó a Roma, pero aquí fue arrestado y decapitado.

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