13 de Mayo – DOMINGO –
La Ascensión del Señor - Ciclo B
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (1,1-11):
En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue
haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los apóstoles, que
había escogido, movido por el Espíritu Santo, y ascendió al cielo.
Se les presentó después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de
que estaba vivo, y, apareciéndoseles durante cuarenta días, les habló del reino
de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de
Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la que yo os he hablado.
Juan bautizó con agua, dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con
Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole:
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó:
«No os toca a vosotros conocer los tiempos y las fechas que el Padre
ha establecido con su autoridad. Cuando el Espíritu Santo descienda sobre
vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea,
en Samaria y hasta los confines del mundo.»
Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de
la vista. Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron
dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis ahí
plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo
volverá como le habéis visto marcharse.»
Palabra de Dios
Salmo: 46,2-3.6-7.8-9
R/. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas
Pueblos todos batid palmas,
aclamad a
Dios con gritos de júbilo;
porque el
Señor es sublime y terrible,
emperador de
toda la tierra. R/.
Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al
son de trompetas;
tocad para
Dios, tocad,
tocad para
nuestro Rey, tocad. R/.
Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con
maestría.
Dios reina
sobre las naciones,
Dios se
sienta en su trono sagrado. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
(1,17-23):
Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé
espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro
corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la
riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria
grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su
fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y
sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad,
fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este
mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia
como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en
todos.
Palabra de Dios
Conclusión del santo evangelio según san Marcos (16,15-20):
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El
que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A
los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre,
hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno
mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán
sanos.»
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la
derecha de Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el
Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Triunfo y
misión
Nota previa
sobre el evangelio
En el ciclo B se lee el
evangelio de Marcos. El original terminaba de forma bastante abrupta, diciendo
que las mujeres que habían ido al sepulcro, aunque reciben el encargo de ir a
decir a los discípulos que Jesús ha resucitado y que lo verán en Galilea,
muertas de miedo no dijeron nada a nadie (16,8). No sabemos por qué el autor
quiso terminar su obra de esta forma. Como una película que acaba cuando nadie
lo espera y suscita muchos comentarios. Quizá fuese esa su intención: provocar
al lector.
Años más tarde, un autor
que conocía los evangelios de Mateo y Lucas, y el libro de los Hechos, recogió
de ellos, dándoles un enfoque muy personal, algunos relatos de apariciones de
Jesús y la noticia final sobre su ascensión al cielo. Estos versículos 16,9-20
es lo que se conocen como el «final largo de Marcos». De él está tomado el
fragmento de hoy (Mc 16,15-20).
Subir al
cielo como imagen del triunfo (Hechos 1,1-11)
Jesús subiendo al cielo es
una imagen bastante representada por los artistas, y la tenemos incorporada
desde niños, además de formar parte de nuestra profesión de fe. Alguno podría
imaginar que esta escena se encuentra en los cuatro evangelios. Sin embargo, el
único que la cuenta es Lucas, y por dos veces: al final de su evangelio y al
comienzo del libro de los Hechos. Pero lo hace con notables diferencias.
En el evangelio, Jesús
bendice antes de subir al cielo (en Hechos, no).
En Hechos, una nube oculta
a Jesús (en el evangelio no se menciona la nube).
En el evangelio, los
discípulos se postran (en Hch se quedan mirando al cielo).
En el evangelio vuelven a
Jerusalén; en Hch se les aparecen dos personajes vestidos de blanco.
Si el mismo autor, Lucas,
cuenta el mismo hecho de formas tan distintas, significa que no podemos
quedarnos en lo externo, en el detalle, sino que debemos buscar el mensaje
profundo.
La idea de la ascensión
resulta chocante al lector moderno por dos motivos muy distintos:
1) no es un hecho que
hayamos visto;
2) se basa en una
concepción espacial puramente psicológica (arriba lo bueno, abajo lo malo), que
choca con una idea más perfecta de Dios.
Precisamente por esta línea
psicológica podemos buscar la explicación. Desde las primeras páginas
de la Biblia encontramos la idea de que una persona de vida
intachable no muere, es arrebatada al cielo, donde se supone que Dios habita.
Así ocurre en el Génesis con el patriarca Henoc, y lo mismo se cuenta más tarde
a propósito del profeta Elías, que es arrebatado al cielo en un carro de fuego.
Interpretar esto en sentido histórico (como si un platillo volante hubiese
recogido al profeta) significa no conocer la capacidad simbólica de los
antiguos.
Sin embargo, existe una
diferencia radical entre estos relatos del Antiguo Testamento y el de la
ascensión de Jesús. Henoc y Elías no mueren. Jesús sí ha muerto. Por eso, no
puede equipararse sin más el relato de la ascensión con el del rapto al cielo.
Es preferible buscar la
explicación en la línea de la cultura clásica greco-romana. Aquí sí tenemos
casos de personajes que son glorificados de forma parecida tras su muerte. Los
ejemplos que suelen citarse son los de Hércules, Augusto, Drusila, Claudio,
Alejandro Magno y Apolonio de Tiana. Los incluyo al final para los interesados.
Estos ejemplos confirman
que el relato tan escueto de Lucas no debemos interpretarlo al pie de la letra,
como han hecho tantos pintores, sino como una forma de expresar la
glorificación de Jesús.
Sentarse a la
derecha de Dios como imagen del triunfo (Efesios 1,17-23)
La segunda lectura de hoy
es muy interesante para interpretar rectamente la fiesta de hoy. No habla de la
ascensión de Jesús al cielo, pero se explaya hablando de su triunfo con una
imagen distinta: está sentado a la derecha de Dios, por encima todo y de todos.
…El Dios de
nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria,… según la eficacia de su
fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y
sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder,
fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no solo en este mundo,
sino en el futuro. Y «todo lo puso bajo sus pies»,
El final del evangelio de
Marcos une las dos imágenes: «fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de
Dios». Una forma muy humana de hablar, pero habitual en la Biblia. Jesús subió
triunfalmente al cielo y ahora sigue ocupando la máxima dignidad junto a Dios
Padre.
Pero el evangelio concede
más importancia aún al tema de la misión de los apóstoles, como se advierte
comparándolo con la 1ª lectura.
En Hechos, los
discípulos muestran una vez más su preocupación política por la restauración
del reino de Israel, y Jesús desvía la atención hacia la próxima venida del
Espíritu Santo, que les dará fuerzas para ser sus testigos en todo el mundo.
En Marcos, el tema de la misión se trata en cinco puntos:
1) Orden de ir al mundo entero a proclamar la
buena nueva.
2) Esa noticia puede ser aceptada o rechazada,
pero con consecuencias muy distintas en cada caso.
3) Se mencionan las señales que acompañarán a los
misioneros: expulsión de demonios, don de lenguas, inmunidad ante ataques de
serpientes, curaciones. Estas señales recuerdan lo que se cuenta en el libro de
los Hechos de los Apóstoles a propósito de Pablo.
4) En Hechos, la reacción de los discípulos es
quedarse embobados mirando al cielo. En Marcos, se ponen en marcha de inmediato
a pregonar el evangelio por todas partes.
5) En Hechos se habla de la fuerza del Espíritu
Santo que acompañará a los apóstoles. En Marcos, «el Señor cooperaba y
confirmaba el mensaje con las señales que lo acompañaban».
Por eso, la Ascensión o
triunfo de Jesús no es motivo para quedarse mirando al cielo. Hay que mirar a
la tierra, al mundo entero, en el que los discípulos de Jesús debemos continuar
su misma obra, contando con la fuerza del Espíritu y la compañía continua del
Señor.
Los cuarenta
días
El evangelio no dice nada
de este período de 40 días entre la resurrección y la ascensión.
- ¿Qué significa, y por qué lo introduce
Lucas?
El número 40 se usa en la
Biblia para indicar plenitud, sobre todo cuando se refiere a un período de
tiempo. - El diluvio dura 40 días y 40
noches; la marcha de los israelitas por el desierto, 40 años; el ayuno de
Jesús, 40 días… Se podrían citar otros muchos ejemplos. En este caso, lo que
pretende decir Lucas es que los discípulos necesitaron más de un día para convencerse
de la resurrección de Jesús, y que Jesús se les hizo especialmente presente
durante el tiempo que consideró necesario.
Textos clásicos sobre la subida al cielo de un
gran personaje
A propósito de Hércules escribe
Apolodoro en su Biblioteca Mitológica: “Hércules... se fue al monte
Eta, que pertenece a los traquinios, y allí, luego de hacer una pira, subió y
ordenó que la encendiesen (...) Mientras se consumía la pira cuenta que una
nube se puso debajo, y tronando lo llevó al cielo. Desde entonces
alcanzó la inmortalidad...” (II, 159-160).
Suetonio cuenta sobre Augusto:
“No faltó tampoco en esta ocasión un antiguo pretor que declaró bajo juramento
que había visto que la sombra de Augusto, después de la incineración, subía a
los cielos” (Vida de los Doce Césares, Augusto, 100).
Drusila, hermana de Calígula, pero tomada por éste como esposa,
murió hacia el año 40. Entonces Calígula consagró a su memoria una estatua de
oro en el Foro; mandó que la adorasen con el nombre de Pantea y le tributasen
los mismos honores que a Venus. El senador Livio Geminio, que afirmó haber
presenciado la subida de Drusila al cielo, recibió en premio un millón de
sestercios.
De Alejandro Magno escribe el Pseudo Calístenes: “Mientras
decía estas y otras muchas cosas Alejandro, se extendió por el aire la tiniebla
y apareció una gran estrella descendente del cielo hasta el mar, acompañada por
un águila, y la estatua de Babilonia, que llaman de Zeus, se movió. La estrella
ascendió de nuevo al cielo y la acompañó el águila. Y al ocultarse la estrella
en el cielo, en ese momento se durmió Alejandro en un sueño eterno" (Libro
III, 33).
Con respecto a Apolonio de Tiana,
cuenta Filóstrato que, según una tradición, fue encadenado en un templo
por los guardianes. “Pero él, a medianoche se desató y, tras llamar a quienes
lo habían atado, para que no quedara sin testigos su acción, echó a correr
hacia las puertas del templo y éstas se abrieron y, al entrar él, las puertas
volvieron a su sitio, como si las hubiesen cerrado, y que se oyó un griterío de
muchachas que cantaban, y su canto era: Marcha de la tierra, marcha al
cielo, marcha” (Vida de Apolonio de Tiana VIII, 30).
Sobre la nube véase también Dionisio de Halicarnaso, Historia
antigua de Roma I,77,2: “Y después de decirle esto, [el dios] se
envolvió en una nube y, elevándose de la tierra, fue transportado hacia arriba
por el aire”.
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