19 DE
MAYO – SÁBADO –
7ª – SEMANA
DE PASCUA – B
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
(28,16-20.30-31):
Cuando llegamos a Roma, le permitieron a Pablo vivir por su cuenta en
una casa, con un soldado que lo vigilase.
Tres días después, convocó a los judíos principales; cuando se
reunieron, les dijo:
«Hermanos, estoy aquí preso sin haber hecho nada contra el pueblo ni
las tradiciones de nuestros padres; en Jerusalén me entregaron a los romanos.
Me interrogaron y querían ponerme en libertad, porque no encontraban nada que
mereciera la muerte; pero, como los judíos se oponían, tuve que apelar al
César; aunque no es que tenga intención de acusar a mi pueblo. Por este motivo
he querido veros y hablar con vosotros; pues por la esperanza de Israel llevo
encima estas cadenas.»
Vivió allí dos años enteros a su propia costa, recibiendo a todos
los que acudían, predicándoles el reino de Dios y enseñando lo que se refiere
al Señor Jesucristo con toda libertad, sin estorbos.
Palabra de Dios
Salmo:10,4.5.7
R/. Los buenos verán tu rostro, Señor
El Señor está en su templo santo,
el Señor
tiene su trono en el cielo;
sus ojos
están observando,
sus pupilas
examinan a los hombres. R/.
El Señor examina a inocentes y culpables,
y al que ama
la violencia él lo odia.
Porque el
Señor es justo y ama la justicia:
los buenos
verán su rostro. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (21,20-25):
En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo
a quien Jesús tanto amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho
y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?»
Al verlo, Pedro dice a Jesús:
«Señor, y éste ¿qué?»
Jesús le contesta:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.»
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese
discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero
que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»
Éste es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito;
y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo
Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que los libros no cabrían ni en
todo el mundo.
Palabra del Señor
1. Este
diálogo final explica por qué el autor del IV evangelio añadió el capítulo 21 a
la primera redacción del texto.
El "discípulo amado", autor de este
evangelio, no iba a vivir hasta la
definitiva venida del Señor. Pero ¿qué
hay detrás de este incidente, a primera vista, sin importancia?
2. En el
grupo de escritos que forman el IV evangelio y las tres cartas, cuya autoría se
atribuye a "Juan", Pedro ocupa un lugar eminente. Pero también
es
verdad que el IV evangelio se caracteriza por la mención de un personaje
particular de quien no puede afirmarse que perteneciera al grupo de los Doce.
Se
le designa en dos pasajes como "el otro discípulo" (Jn 18, 15-16; 20,
3-4. 8) y seis veces como "el discípulo a quien Jesús amaba" (Jn 13, 23-26; 19, 25-27; 20,
2;
21, 7; 21, 20-23; 21, 24).
3.
Reconociendo la singularidad de Pedro en la comunidad de los creyentes y
el servicio de "pastoreo" (que implica la "estructura
jerárquica") que Jesús le encomendó, "el discípulo amado" nos
indica que existe "otra" manera de ser discípulo, que es la de ser
especialmente amado por Jesús. En todo
caso, la teología del IV evangelio y las cartas de Juan indican que la
comunidad de Jesús es un tejido de relaciones de amor entre los creyentes, sin
que haya nada que decir de cómo se organiza cada comunidad. Para quienes viven esta "otra"
manera de ser discípulo de Jesús, la organización se basa exclusivamente en el
servicio mutuo” (X. Léon-Dufour).
SAN CELESTINO – V
Santo
monje, eremítico. Llamado a ser papa medio de crisis eclesial.
Papa
#192.
Nacido
en Isernia, Italia (1221)
Pontificado:
Elegido, 5 Julio 1294, ordenado obispo de Roma, 29 agosto, Renuncia el 13
Diciembre, 1294.
Muere en
Ferentino, 19 Mayo 1296.
Único
Papa que ha abdicado. Ultimo Papa que lleva ese nombre.
Pedro de Murrone nació en
Molina, Nápoles, en 1215, en una familia de labradores. Su madre era muy
piadosa y de ella aprendió las oraciones y el buscar siempre la voluntad de
Dios. Muy joven profesa como benedictino, y buscando el ideal del eremitismo,
se retira a unas cuevas en Murrone y en Majella. Allí vive con algunos
discípulos largos años, hasta que la necesidad jurídica, le hace fundar una
orden nueva en 1264, con la aprobación del Papa Urbano IV: los "ermitaños
de San Damián", llamados "celestinos". Seguían la regla
benedictina con gran severidad. En 1274, se dirigió al concilio de Lyon, muy
severo con las nuevas órdenes monásticas, a defender su obra y logró que el
Beato Gregorio X (10 de enero) le confirmara su orden.
La orden se extendió lo
suficiente para que a su muerte contara con más de 600 monjes y más de 30
monasterios, ya sea fundando nuevos, o reformando algunos poco fervientes. Con
los años fue languideciendo y finalmente fue absorbida por la orden benedictina.
También fundó una congregación piadosa para los seglares, en la que se
comprometían a rezar un Padrenuestro a visitar a un pobre o enfermo todos los
días. Era muy austero y penitente, en una ocasión vivió en su celda durante
trece meses seguidos sin salir. Todos los miércoles y viernes los dedicaba
enteros a ayunar y orar. Pero no le dejaban en paz, era visitado por clérigos o
fieles en busca de apoyo y consejos.
En 1284, cansado,
abandonó el gobierno de la Orden, para volver a la soledad, pero poco le duró
la cosa. En 1294, luego de la muerte de Nicolás IV, la iglesia quedó sin Pastor
más de dos años, por causas políticas, peleas e intereses económicos.
Negociaciones e influencias del rey de Nápoles, Carlos II, sobrino de San Luis
de Francia (25 de agosto), hicieron que se eligiera a aquel monje santo,
alejado de Roma y la corrupción, y que vivía en una cueva: Pedro de Murrone. Ya
le conocía el rey, pues le había visitado en Sulmona y concedido privilegios
para la orden. Hay que decir que el mismo Pedro Murrone se metió, como se suele
decir "en camisa de once varas", pues había escrito una carta a los
cardenales, amenazándoles de un castigo terrible de parte de Dios si en cuatro
meses, el Colegio no había elegido al Papa. Así las cosas y con el visto bueno de
Carlos II, se le eligió papa. No porque pensaran que no sería manipulable, sino
porque sabían que era pacífico y lo podrían manipular ellos, los cardenales y
el rey: sería un papa de trancisión hasta que se pudiera elegir uno con temple
y condujera a la iglesia con corrección y firmeza. Además, se quitaban de
enmedio a los Orsini y los Colonna, familias que tenían a los cardenales
divididos, para elegir a un papa de propia conveniencia.
Le llevaron casi a la
fuerza a Nápoles, donde dice la tradición que entró sobre un borrico, como
Jesús, cuyas riendas sostenían Carlos II y su hijo. Allí fue coronado, el 29 de
agosto de 1294 y estableció su corte papal. Siguió alejado de todo lujo y
boato, ahora del pontificio, y su habitación fue una celda que mandó a construir.
No se quitó su hábito pobre y penitente, que usaba debajo de todos sus ricos
ornamentos.Pero poco duró la cosa, pues fue un desastre. Hombre bueno, pero
inútil para gobernar la Iglesia: No sabía retórica, ni tenía conocimientos
jurídicos, ni experiencia diplomática o política. Legisló por buenismo, sin
tener idea de lo que hacía. Se buscó problemas de todo tipo, con romanos y
franceses, con el rey de Nápoles y con el de Francia. Intentó reformar la
iglesia, haciendo que numerosos monasterios adoptaran su regla, y vendiendo
propiedades eclesiásticas.
En fin, que el papado le
quedaba grande,así que pensó en la abdicación, cosa que vieron los cardenales
con los ojos al cielo. El cardenal Gaetani le proporcionó los argumentos por
los que un papa podía abdicar del solio pontificio. Así, el 13 de diciembre de
1294, a los cinco meses, reunió a la corte pontificia y anunció su abdicación.
A los 9 días, fue elegido ¡el cardenal Gaetani!, el mismo que le había allanado
la abdicación, que tomó el nombre de Bonifacio VIII. El nuevo papa suprimió lo
poco que había hecho Celestino que, entre otras cosas de dudosa transparencia,
había nombrado arzobispo de Lyon al hijo del rey de Nápoles, el conocido San
Luis de Tolosa (19 de agosto), que tenía solo 21 años y ni siquiera era
sacerdote. Bonifacio VIII lo dejó en la dignidad arzobispal, sin sede, con la
condición de que se ordenase presbítero.
Sabía Bonifacio que
Celestino tenía admiradores, discípulos y que su orden era poderosa. Así que,
por miedo a otro cisma y otro papa rodando por ahí, mandó apresarlo y llevarlo
a Roma. Celestino se se escondió en los Abruzzos e intentó huir a Grecia, pero
su nave zozobró, fue capturado y encerrado en Fumone. Nueve meses después
falleció, a los 81 años, el 19 de mayo de 1296. La leyenda dirá que fue
envenenado por Bonifacio VIII, pero solo es eso, leyenda. Clemente V lo
canonizó en 1313. Su cuerpo incorrupto reposa en la iglesia que los
benedictinos "celestinos" tienen en Ferentino, L´Aquila, y que pueden
verse en este vídeo.
Fuente:-"Vidas de los Santos". Tomo V. Alban Butler. REV.
S. BARING-GOULD.
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