lunes, 3 de agosto de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 5 DE AGOSTO – MIÉRCOLES – 18ª – SEMANA DEL T. O. – A – Nuestra Señora de las Nieves






5 DE AGOSTO – MIÉRCOLES –
18ª – SEMANA DEL T. O. – A –
Nuestra Señora de las Nieves

Lectura del libro del profeta Jeremías (31,1-7):
En aquel tiempo –oráculo del Señor–, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo.
Así dice el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré y serás reconstruida, Doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaría, y los que plantan cosecharán. «Es de día» gritarán los centinelas en la montaña de Efraín:
«Levantaos y marchemos a Sión, al Señor nuestro Dios.» Porque así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el amor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: "El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel."»

Palabra de Dios

Salmo: Jr 31,10-13

R/. El Señor nos guardará como pastor a su rebaño
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como pastor a su rebaño.» R/.
Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte.
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (15,21-28):
En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:
«Atiéndela, que viene detrás gritando.»
Él les contestó:
«Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»
Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»
Él le contestó:
«No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»
En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor

1.  Ante este relato, son muchas las personas que, de entrada, se sienten mal.  
Porque no es propio de una persona bien educada responder a una mujer que pide ayuda, lo que dice este evangelio que respondió Jesús. Por eso cabe preguntarse si efectivamente este episodio sucedió tal y como se cuenta.

2.  Para comprender lo que este evangelio quiere enseñar, hay que tener presente que la mujer, que acude a Jesús, era cananea. Es decir, era una mujer pagana. Esto supuesto, la clave de interpretación del relato está en que primero hay un rechazo del paganismo (representado por la mujer), y después hace un elogio de lo que antes se ha rechazado.  
Sucediera o no sucediera tal como se cuenta, el hecho es que, en Jesús, se produce un cambio:  el pasa del exclusivismo religioso a la aceptación y el elogio de la fe de quien pertenece a otra religión.

3.  Por tanto, Jesús representa el fin del exclusivismo religioso. Que no solamente es la aceptación de la tolerancia y el respeto a quien tiene otras creencias y otras prácticas religiosas. Es, sobre todo, el elogio de quien, tenga creencias, que tenga, tiene una profunda humanidad, que se manifiesta en el
cariño a su hija, la preocupación por ella, la bondad del que soporta un rechazo humillante y, sobre todo, la fe-confianza en Jesús, es decir, fiarse de quien puede poner fin al sufrimiento. Jesús no le pidió a la mujer que cambiara religión. Jesús solo se fijó en la humanidad de aquella madre.

Nuestra Señora de las Nieves


Dedicación de la Basílica de Santa María (en tiempos del Papa Sixto III, 432-440)

Vida de Nuestra Señora de las Nieves
Una vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad divina de María, el papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde habìa de construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en pleno verano.
El origen se atribuye a la época del papado de Liberio (352 - 366). Según una tradición, en el siglo IV vivía en Roma una piadosa pareja. Habían sido bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años habían rezado por un hijo y heredero. En esta situación pasaron muchos años sin ningún resultado; él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su esposa se desconoce. Se atribuía gran caridad hacia los demás y eran en extremo devotos de la Madre de Jesus, y no sabiendo a quien dejarle su enorme fortuna, le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.
La tradición católica cuenta que la Virgen se manifestó ante ellos y les indicó que, allá donde señalara, se le construyese el templo. Así, en la mañana de un 5 de agosto, amaneció nevado el monte Esquilino de Roma, lo que, como hecho extraordinario, el matrimonio interpretó voluntad de la Virgen y así lo hizo saber al Papa.
Otras versiones afirman que la Virgen les agradeció sobremanera y la noche del 4 de agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y desapareció una vez señalado el lugar.
La obra se concluyó un año después, con la financiación de la familia patricia y el apoyo eclesiástico. La iglesia desapareció no mucho tiempo después, y se reconstruyó por el Papa Sixto III alrededor del año 434, siendo en la actualidad la Basílica de Santa María la Mayor, por lo que hoy se celebra la Memoria facultativa de la Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor.

DEVOCIÓN:

En la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o “SALUS POPULI ROMANI” (Auxilio del Pueblo Romano). El Señor también ha obrado milagros -por medio de María- a través de numerosas réplicas, particularmente sobre una que pertenecía a los Jesuitas.
Los Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora para así poder morir a sus pies.

Instauración de la fiesta de Santa María, Reina:

El 1 de noviembre de 1954, al final del Año Mariano, el papa Pío XII colocó una corona sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento, se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla bajo ese título.
No era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad esta fiesta se celebra el 22 de agosto.
La fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y, finalmente, san Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo XVII.
Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.
Hoy se celebran las advocaciones de María: Nieves y Blanca



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