25 DE AGOSTO – MARTES –
21ª – SEMANA DEL T. O. – A –
San José de Calasanz
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (2,1-3a.14-17):
Os
rogamos, hermanos, a propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de
nuestra reunión con él, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por
supuestas revelaciones, dichos o cartas nuestras, como si afirmásemos que el
día del Señor está encima. Que nadie en modo alguno os desoriente. Dios os
llamó por medio del Evangelio que predicamos, para que sea vuestra la gloria de
nuestro Señor Jesucristo. Así, pues, hermanos, manteneos firmes y conservad las
tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de viva voz o por carta. Que
Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre que nos ha amado tanto y nos
ha regalado un consuelo permanente y una gran esperanza, os consuele internamente
y os dé fuerzas para toda clase de palabras y de obras buenas.
Palabra de Dios
Salmo: 95,10.11-12a.12b-13
R/. Llega el Señor a regir la
tierra
Decid
a los pueblos: «El Señor es rey,
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente.» R/.
Alégrese
el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos. R/.
Aclamen
los árboles del bosque,
delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia y los pueblos con fidelidad. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (23,23-26):
En
aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
«¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y
del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la
sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que
filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y
fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por
dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero
la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.»
Palabra del Señor
1. El evangelista pone en
boca de Jesús un tercer "Ay" de denuncia y amenaza, que se refiere al
problema del diezmo, la décima parte de los ingresos, que los israelitas debían
pagar al Templo. Se trataba, por tanto, de un impuesto religioso. En
la Biblia, se prescribía un impuesto por los frutos del campo (Lev 27, 30) y de
algunos productos de la siembra (Dt 14,22 s). El dinero que se recolectaba con
estos diezmos iba destinado al Templo, concretamente a los sacerdotes
y empleados. Pero, además de esto, la Misná había establecido otro segundo
diezmo por toda clase de frutos secos y legumbres. El hecho es que con
estos impuestos se oprimía a la pobre gente trabajadora, en provecho
del clero judío.
2. Así las cosas, lo que
Jesús denuncia es la exigencia escrupulosa que ponían los letrados y fariseos a
la hora de exigir el pago de estos impuestos, mientras que las exigencias
éticas básicas, el derecho, la misericordia y la fidelidad, se descuidaban
y hasta se atropellaban de forma escandalosa.
Es impresionante la actualidad que
tienen estas denuncias del evangelio de Mateo. En los tiempos
actuales,
cuando tantos millones de criaturas humanas se mueren de hambre por la
explotación que sufren de los países ricos y de las grandes empresas
multinacionales, los obispos y el clero ayudan a los pobres con la caridad,
pero se callan cuando la defensa de la justicia y de los derechos humanos ponen
el peligro
la seguridad y los privilegios que suele tener la Iglesia.
3. El cuarto ¡Ay! habla
directamente de la hipocresía que cuida con esmero la imagen externa, la
apariencia pública, al tiempo que "por dentro" las cosa están
impresentables. La distinción entre el interior y el exterior de los
vasos era cosa frecuente en tiempos de Jesús. Los rabinos distinguían incluso
entre la cara interna y la cara externa de los vasos. Lo que les importaba es
que por fuera estuvieran limpios. Son conocidas las controversias que había
entre los seguidores de Hillel y los de Schammai sobre este asunto (J.
Neusner), tan ridículo y de tan mala educación. En las religiones que conocemos
es algo que, por desgracia, se vive a diario, a veces hasta extremos
difíciles de explicar.
No terminamos de aceptar que lo que
importa en la vida es la sinceridad, la claridad y la autenticidad de nuestras
vidas.
San
José de Calasanz
Nació en Aragón
(España) en el año 1557. Obtuvo una excelente formación y ejerció el sacerdocio
en su patria.
Más tarde, se trasladó
a Roma, donde se dedicó a la instrucción de los niños pobres y fundó una
Sociedad destinada a este fin.
Tuvo que sufrir duras
pruebas, entre ellas las calumnias de los envidiosos. Murió en Roma en el año
1648.
José
de Calasanz nació en Peralta de la Sal, un pequeño pueblo situado en la actual
provincia de Huesca, en 1557. Con doce años, José deja su pueblo para estudiar
en el colegio de los padres Trinitarios de Estadilla, a unos 20 Km. Al cumplir
los catorce años, José de Calasanz manifiesta la decisión de hacerse sacerdote.
Su entrega, su generosidad, su anhelo por ayudar a los demás, van unidos a una
fuerte y vivencial fe en Dios, aumentada por el ejemplo y la educación recibida
por parte de su familia.
Terminados
sus estudios eclesiásticos, José es ordenado sacerdote en 1583, a los 25 años.
Aconsejado por el obispo de Urgell, Andrés Capilla, Calasanz se va a Roma en
1592. Antes de cumplir los 6 años de su estancia en Roma, el río Tíber, se
desborda, provocando la más catastrófica inundación del siglo. Como resultado
de ésta, centenares de familias pobres quedaron sin techo, sin alimentos y hay
más de dos mil muertos. Calasanz, con gran integridad, trabaja infatigablemente
en la operación de ayuda a los afectados.
Se
integra en Roma en las denominadas Cofradías, asociaciones que se dedicaban a
la caridad. Calasanz encontrará junto a los necesitados, a los niños. Con el
tiempo, los niños pobres de aquellos barrios romanos se convertirán en su
principal punto de atención.
Fruto
de este descubrimiento, comienza a pensar en crear una escuela gratuita abierta
a todos los niños, especialmente a los más necesitados. No todos a los que les
propuso la idea la vieron con buenos ojos. Y entonces decide lanzarse solo a la
aventura. Y hacia 1597, en la sacristía de una iglesia que solía visitar, Santa
Dorotea, en el Trastévere romano, comienza la primera escuela gratuita de Europa.
Al
principio los alumnos no eran muchos, con el tiempo la idea se fue dando a
conocer y con la ayuda de sacerdotes y algunos laicos, con el dinero que le dan
unos y otros, las escuelas fueron creciendo. La Iglesia de San Pantaleón se
convertirá en la primera escuela estable de Calasanz. La primera escuela
cristiana, popular y gratuita.
Calasanz
nunca volvió a su tierra. Se quedó definitivamente en Roma hasta su muerte en
1648. Y desde allí su obra ha ido esparciéndose por todo el mundo.
Calasanz
es un ejemplo de vida que muchos jóvenes -hombres y mujeres- han seguido y
siguen aún hoy. Su festividad se celebra el 25 de agosto.
Pensamiento espiritual y pedagógico
La
larga vida de San José de Calasanz ocupa prácticamente la segunda mitad del
siglo XVI y toda la primera parte del XVII. Persona abierta a la realidad
circundante, recibió el impacto de las ideas y problemas que le rodeaban, y con
su compromiso personal, contribuyó al progreso de las ideas y a la solución de
los problemas. Se puede afirmar que, junto con otros de sus contemporáneos, fue
protagonista -aunque poco conocido- de la transición del renacimiento a la
modernidad.
En la
formación espiritual de Calasanz mucho influyeron las corrientes renovadoras
del siglo XVI en España, personificadas en algunos autores ascéticos y místicos
como Juan de Ávila y Teresa de Jesús.
Fue
precisamente a partir de la dedicación de Calasanz a la educación de los hijos
de las clases populares en Roma, en los años de transición del siglo XVI al
XVII, cuando fue elaborando de modo explícito su pensamiento pedagógico, fruto
de su personal itinerario espiritual y social. Precedentemente algunos
pensadores humanistas como Juan Luis Vives, Erasmo y el mismo Lutero habían
teorizado sobre la educación de niños y jóvenes. En diversos escritos
fundacionales, Calasanz hace un planteamiento teórico claro de lo que pretende
con la obra iniciada: contribuir a la reforma de la sociedad y a la felicidad
temporal y eterna de las personas, educando a los niños en la fe cristiana y en
las letras humanas, por medio de escuelas pías, es decir, populares y
cristianas.
Esta
filosofía fue llevada a la práctica por Calasanz durante cincuenta años hasta
su muerte Y organizó no menos de treinta colegios en diversos estados europeos,
dotándolos de educadores preparados, estructuras adecuadas y reglamentos
escritos por él mismo. Para Calasanz, la figura del educador es elemento
fundamental en la consecución de los objetivos pedagógicos y sociales de su
obra.
En su
persona confluyen una vocación religiosa y una vocación educativa que se
integran en una identidad propia.
El
pensamiento espiritual y pedagógico de San José de Calasanz, y la práctica de
la misma propuesta a sus primeros compañeros en Roma al comenzar el siglo XVII,
dio origen en la Iglesia a una espiritualidad pedagógica y a una pedagogía
espiritual de rasgos característicos que son una de las primeras
manifestaciones modernas.
Fuente:
escolapiosalgemesi.es/san-jose-de-calasanz
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