25 - DE
SEPTIEMBRE – SÁBADO –
25ª –
SEMANA DEL T. O. – B –
Beato Marcos
Criado,
misionero en
La Alpujarra
Lectura de la profecía de Zacarías
(2,5-9.14-15a):
Alcé la vista
y vi a un hombre con un cordel de medir. Pregunté:
«¿Adónde vas?»
Me contestó:
«A medir Jerusalén, para comprobar su
anchura y longitud.»
Entonces se adelantó el ángel que
hablaba conmigo, y otro ángel le salió al encuentro, diciéndole:
«Corre a decirle a aquel muchacho:
"Por la multitud de hombres y ganado que habrá, Jerusalén será ciudad
abierta; yo la rodearé como muralla de fuego y mi gloria estará en medio de
ella –oráculo del Señor–."»
«Alégrate y goza, hija de Sión, que yo
vengo a habitar dentro de ti –oráculo del Señor–. Aquel día se unirán al Señor
muchos pueblos, y serán pueblo mío, y habitaré en medio de ti.»
Palabra de Dios
Salmo: Jr 31,10.11-12ab.13
R/. El Señor nos guardará como un
pastor a su rebaño
Escuchad,
pueblos, la palabra del Señor, anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá, lo
guardará como un pastor a su rebaño.» R/.
«Porque el
Señor redimió a Jacob, lo rescató de una mano más fuerte.»
Vendrán con aclamaciones a la altura de
Sión, afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
Entonces se
alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Lucas (9,43b-45):
En aquel
tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus
discípulos:
«Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo
del hombre lo van a entregar en manos de los hombres.»
Pero ellos no entendían este lenguaje;
les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle
sobre el asunto.
Palabra del Señor
1. La fuerza temible de este
relato está en el significado del verbo parad! mi, que, concretamente en Lucas, aparece con frecuencia relacionado con
Pasión: entrega del Hijo del Hombre (Lc 9, 44; 18,32; 22, 22; 24, 7), entrega
traición) por Judas (22, 4. 6. 21 s. 48), por Pilato (23, 25) y por las
autoridades judías (20, 20; 24, 20) (W. Popkes). El contraste es patente:
cuando Jesús está en el culmen de su éxito popular y goza de la admiración
general, precisamente entonces Jesús insiste de nuevo en que lo van a entregar
en manos de los hombres. Lo que
claramente se refiere, en el lenguaje de Lucas, a la pasión muerte.
El evangelio recalca, por tanto, que el
Jesús admirado por todos va a ser el Jesús traicionado y rechazado con infamia.
2. La reacción de los
discípulos es comprensible, si la cosa se mira desde
punto de vista de lo que humanamente alcanzamos los mortales: "no
entendían semejante lenguaje", "les resultaba oscuro", para
ellos, "no tenía sentido.
Es más, "les daba miedo
preguntarle". Y es que lo de Jesús, tal como sucedió y
acabó, no cabe en cabeza humana: el Salvador salva fracasando.
- ¿Qué sentido puede tener eso?
3. El que triunfa y vence, inevitablemente
hace eso dominando o humillando a alguien, a quien sea. Así, es posible que
salve a alguien o a algunos. Pero cierto como eso es que condena y frustra a
otros.
Por lo demás, nunca debemos olvidar que
todo el que sube y se impone, por eso mismo divide, genera dolor y sufrimiento.
Jesús no quiso hacer nada de eso.
Jesús enseño a la humanidad que la
solución a los muchos problemas que nos angustian no podemos ver su solución
"desde arriba" (el triunfo), sino "desde abajo (poniéndose donde
están los últimos). De forma que todo el que hace eso, eso mismo, y por eso
solo, une a los demás y saca de cada cual lo mejor que llevamos en las
entrañas.
Ante el dolor, la debilidad, el
sufrimiento, insignificancia de un niño o un enfermo, todos nos humanizamos. Por
ahí va la solución.
Porque cuando, en un ser “humano”, todo
se queda destrozado, ¿qué queda? Su "humanidad".
Ahí, en eso, está la salvación: en nuestra
humanización.
Beato Marcos
Criado,
misionero en La
Alpujarra
Presbítero Trinitario y Mártir
Martirologio Romano: En la sierra de las
Alpujarras, cerca de la ciudad de Granada, beato Marcos Criado, presbítero de
la Orden de la Santísima Trinidad, para la redención de cautivos, y mártir,
víctima de los moriscos (1569).
Fue un valiente misionero declarado Beato por dejarse hasta su vida
como misionero anunciando la Palabra, la de Cristo, la de la vida, sin más
medio ni arma que la palabra. Tan potente fue esta arma que suscitó la fe en
unos y en otros el rechazo. Como respuesta encontró la violencia, y hostilidad
hasta la muerte. Pero la violencia venció, y la Palabra convenció. La fe y su testimonio siguen vivos.
Inicios y
vocación Este trinitario nació en La Higuera, lugar cercano, Andújar, y una
fecha lejana, en 1522. Como es natural tenía una gran devoción a la Virgen de
la Cabeza. De hecho, pierde a su madre siendo niño y ante este dolor acude a su
madre del cielo, a la Virgen de la Cabeza. A ella le hablaría de su soledad y
de ella sentiría su abrazo de madre, que siempre está ahí, atenta a sus hijos.
Marcos, aquel día se encomendó a la madre de Dios y madre nuestra y se consagró
a ella.
Años más tarde,
aún muy joven pide entrar en la comunidad de Trinitarios de su ciudad, quizá
como respuesta a su consagración de niño. Tras un año de noviciado realizó su
profesión religiosa como trinitario. Después realizó los estudios teológicos
hasta que fue ordenado sacerdote.
El trinitario de la Palabra. La lectura del Evangelio y de los libros
de teología le hacían escuchar la Palabra de Jesús que lo llamaba a seguirlo
dejándolo todo en pobreza, obediencia y castidad. Aquellas palabras le hicieron
encontrarse con la Palabra hecha carne en la realidad y el sufrimiento humano.
También él quería anunciar la palabra de vida y esperanza. Marcos destacó por
ser un gran predicador, de hecho, pasó por diversas comunidades Andújar, Ronda,
Jaén y finalmente Úbeda- con el ministerio de predicador mayor. También en el
confesionario su palabra trasmitía la acogida y el perdón de Dios Padre,
destacando como confesor.
Misión.
Marcos leía la
Biblia y meditaba sobre la obediencia de Jesús a la voluntad del Padre. Se
encontraba en la comunidad de Úbeda. Aquella tarde tenían capítulo, el Ministro
Local lo había convocado de forma extraordinaria, le intrigaba pensar que
nuevas tenía que comunicarles. Tras una oración comenzaron la reunión, en el
orden del día sólo un punto. Los Obispos de Guadix y Almería pedían a los
trinitarios tres o cuatro misioneros para afianzar la fe de los moriscos en la
zona de las Alpujarras. La mayoría de los moriscos se habían bautizado para
evitar ser expulsados y sólo habían recibido una superficial evangelización.
Los obispos querían consolidar la fe de aquellos pueblos apartados y aislados
por la abrupta Sierra Nevada. Junto a las palabras de los obispos el provincial
añadió que esta empresa se equiparaba a la redención de cautivos, por la
redención de almas. Al pedir voluntarios llenos de Espíritu se ofrecen el P.
Pedro de San Martin y el P. Marcos Criado. Era el momento de encarnar la
Palabra.
Como los
apóstoles, de dos en dos, parten nuestros hermanos. Pedro iría a Almería,
mientras que Marcos a Guadix. Repentinamente el P. Pedro enferma y tras varios
días muere. Marcos se encuentra sólo en su misión, pero de nuevo siente como la
Virgen de la Cabeza, le dice que está con él, y que le acompaña en su
encomienda. Tras presidir el funeral se pone en camino, había sido nombrado
vicario del párroco de la Peza (Granada).
Misionero en las Alpujarras. Desde la Peza va visitando los distintos
pueblos de la Alpujarra. Sus dotes de predicador movilizaban a los cristianos y
sus palabras en el confesionario trasmitían el amor de Dios. Lo mismo impartía
catequesis a los niños en la calle que visitaba a enfermos. Su fama corrió por
la sierra, las autoridades civiles y religiosas le facilitaban su trabajo y le
pedían a los vecinos que lo acogiesen como a un apóstol. Sin embargo, esta fama
también le ganó detractores, en la Peza recibe una paliza para que deje su
actividad. Un clima de hostilidad se levantaba contra los cristianos, Marcos
recibe una nueva paliza en la sierra de Filabres, lo dan por muerto, pero
sorprendentemente se recupera. Algunos pueblos cristianos son arrasados y
profanados sus templos.
Palabra contra violencia. Nuestro misionero sufre en este contexto de
confrontación por lo que decide hablar con Abencotha, líder de los moriscos. Le
pide que respete y deje tranquilos a los cristianos y lo invita a cambiar de
actitud en nombre de Jesús. Tan insultante le pareció a Abencotha el encuentro
que a las palabras responde con violencia. Lo prenden con una soga y lo atan a
un caballo arrastrándolo por abruptos caminos. Lo abandonaron como muerto.
De nuevo se recupera y continúa su misión, predicando, visitando a los cristianos acosados. Sus milagrosas recuperaciones, su fidelidad a su misión, y predicaciones producen conversiones, hasta de renegados de la fe; al mismo tiempo que la persecución se hace más hostil contra los cristianos. Son asesinados los primeros sacerdotes en Vera y Marcos estando en Cadiar se ve obligado a huir para evitar su muerte.
Vuelve a
la Peza.
Las autoridades civiles publican el Edicto del Primero de Mayo para
reprimir a los moriscos. Este documento consigue el efecto contrario, los
moriscos se quieren vengar de la opresión y obligaciones impuestas por el
edicto atacando a la población cristiana. En la noche de Navidad de 1568
comienza el levantamiento de las Alpujarras. Aben Humeya capitanea una revuelta
contra los critianos que irá recorriendo todos los pueblos de la zona, acabando
con sacerdotes y cristianos. Año y medio más tarde llegan a la Peza
atemorizando a la comunidad cristiana que se refugia en el castillo, junto a
sus pastores. El párroco que increpó a los agresores encontró allí su muerte.
El P. Marcos celebró sus funerales y desde aquel momento se instala en la
Iglesia presintiendo su fin violento. El 22 de septiembre de 1569 tras celebrar
la Eucaristía se dirigió a los fieles manifestando su deseo de dar la vida por
Cristo.
¿Vence la
violencia?
De repente un grupo de moriscos entra violentamente en el templo, les
habla, pero la respuesta es violencia sorda. Los fanáticos lo sacan a golpes y
puntapiés y lo llevan hasta a las afueras del pueblo. Allí un grupo mayor le
esperaba. Le torturaron para que renegara de Cristo, y de su boca ensangrentada
emergió una clara palabra: - ¡Jamás! Entre golpes e insultos lo amarraron a una
encina con los pies al aire, esperando contemplar su agonía y muerte. El día 23
aún estaba vivo y de repente comenzó a cantar salmos, palabras de confianza, de
perdón, de alabanza, por lo que apedrearon hasta que ellos creían que estaba
muerto. El 24 comprobaron que aún vivía, intentaba balbucear alguna palabra.
Aquel día murió, o nació a la vida definitiva. Permaneció en el árbol hasta el
25 y para verificar su muerte un morisco cruel le abrió el pecho y le sacó el
corazón.
Los testigos de aquel macabro espectáculo estaban conmovidos tras
tres días de violencia y agonía, aceptada en fidelidad y amor ¿Quién le daba
aquella fuerza? Al sacarle el corazón todos los presentes quedaron admirados y
cayeron en tierra. En el corazón aparecía estar escrita una palabra: Jesús, el
nombre que apasionó aquel corazón y que le hizo dar la vida por amor.
Triunfo de la Palabra.
Habían terminado con su vida, pero la palabra triunfó, venció la fe.
Todos fueron a anunciar el hecho prodigioso, los cristianos recogieron el
cuerpo y el corazón de su mártir. Comenzaron a llamarlo el Santo Marcos. La
sangre de los mártires fue semilla de auténticos cristianos y de generación en
generación contaban como el Santo Marcos encarnó la Palabra de Dios en el
Pueblo de la Peza y fue signo de su amor.
Debido al culto y veneración que recibió durante siglos en este pueblo y comarca se comienza el proceso de beatificación hasta que en 1899 el Papa León XIII lo elevó a los altares como mártir.
Fuente:
Trinijoven.com
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