sábado, 18 de septiembre de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 20 - DE SEPTIEMBRE – LUNES – 25ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Andrés Kim Taegön y compañeros mártires


20 - DE SEPTIEMBRE – LUNES – 25ª – SEMANA DEL T. O. – B –

San Andrés Kim Taegön y compañeros mártires

 

    Comienzo del libro de Esdras (1,1-6):

 

El año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para cumplir lo que había anunciado por boca de Jeremías, movió a Ciro, rey de Persia, a promulgar de palabra y por escrito en todo su reino: «Ciro, rey de Persia, decreta: "El Señor, Dios del cielo, me ha entregado todos los reinos de la tierra y me ha encargado construirle un templo en Jerusalén de Judá.

Los que entre vosotros pertenezcan a ese pueblo, que su Dios los acompañe, y suban a Jerusalén de Judá para reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén. Y a todos los supervivientes, dondequiera que residan, la gente del lugar proporcionará plata, oro, hacienda y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios de Jerusalén."»

Entonces, todos los que se sintieron movidos por Dios, cabezas de familia de Judá y Benjamín, sacerdotes y levitas, se pusieron en marcha y subieron a reedificar el templo de Jerusalén. Sus vecinos les proporcionaron de todo: plata, oro, hacienda, ganado y otros muchos regalos de las ofrendas voluntarias.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

 

    R/. El Señor ha estado grande con nosotros

 

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,

nos parecía soñar:

la boca se nos llenaba de risas,

la lengua de cantares. R/.

 

Hasta los gentiles decían:

«El Señor ha estado grande con ellos.»

El Señor ha estado grande con nosotros,

y estamos alegres. R/.

 

Que el Señor cambie nuestra suerte,

como los torrentes del Negueb.

Los que sembraban con lágrimas

cosechan entre cantares. R/.

 

Al ir, iba llorando,

llevando la semilla;

al volver, vuelve cantando,

trayendo sus gavillas. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Lucas (8,16-18):

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

«Nadie enciende un candil y lo tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama; lo pone en el candelero para que los que entran tengan luz.

Nada hay oculto que no llegue a descubrirse, nada secreto que no llegue a saberse o a hacerse público.

A ver si me escucháis bien: al que tiene se le dará, al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Si Jesús se define a sí mismo como "la luz" Un 1, 4; 8, 12; 9, 5; 12, 35. 46), el Evangelio tiene que ser un mensaje de transparencia y de ejemplaridad.  Por eso la vida y las enseñanzas de Jesús se entienden a partir de la metáfora de la luz. Ahora bien, la luz -si es verdaderamente luz- se enciende para ver y para que sea vista. Una luz oculta, deja de ser luz.

Esto explica por qué Jesús está tan radicalmente en contra de todo lo que sea ocultar, tapar, disimular y, en general, todo lo que represente llevar una vida que no puede ser transparente.

 

2.  Lo que ocurre es que existen condicionamientos sociales que hacen que muchas personas se sientan violentadas para disimular, ocultar, tapar la luz.

Estas situaciones pueden ser graves cuando dañan a terceros. Esto es frecuente en asuntos relacionados con el dinero, los negocios, los bienes que hay que ocultar. Cuando estas situaciones se mantienen por la mal llamada "prudencia", pueden ser la prueba más clara de la falta de libertad, que antepone la imagen social a la verdad de la vida y de las cosas.

Lo que es mucho más grave cuando se hace en detrimento de los más indefensos o marginados sociales.

Es lo que estamos viendo y sufriendo en estos tiempos de crisis económica y corrupción política.

 

3.  En otros casos, lo que ocurre es que nos sentimos esclavos de condicionamientos institucionales.  Como es bien sabido, la "patología social de las instituciones" hace que estas antepongan, muchas veces, sus intereses a sus fines. Por esto ocurre que se ocultan escándalos, cosas vergonzosas o auténticos delitos, con tal que la institución no se vea desprestigiada. Y es que la "libertad social" y la "libertad institucional" son los dos pilares que hacen posible que la luz del Evangelio ilumine en este mundo. Jesús lo dijo en los interrogatorios de la pasión: "Yo he hablado con libertad (parresía = "abiertamente") al mundo" (Jn  18, 20).

 

San Andrés Kim Taegön y compañeros mártires

                                                                                                             


 

Memoria de los santos Andrés Kim Taegön, presbítero, Pablo Chöng Hasang y compañeros, mártires en Corea.Se veneran este día en común celebración todos los ciento tres mártires que en aquel país testificaron intrépidamente la fe cristiana, introducida fervientemente por algunos laicos y después alimentada y reafirmada por la predicación y celebración de los sacramentos por medio de los misioneros. Todos estos atletas de Cristo —tres obispos, ocho presbíteros, y los restantes laicos, casados o no, ancianos, jóvenes y niños—, unidos en el suplicio, consagraron con su sangre preciosa las primicias de la Iglesia en Corea (1839-1867).

 

Fecha de canonización:

Los 103 mártires fueron canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.

 

Andrés Kim Tae-Gon

Nació el 21 de agosto de 1821 en Solmoe (Corea). Sus padres eran Ignacio Kim Chejun y Ursula Ko. Era niño cuando la familia se trasladó a Kolbaemasil para huir de las persecuciones. Su padre murió mártir el 26 de septiembre de 1839. También su bisabuelo Pío Kim Chunhu había muerto mártir en el año 1814, después de diez años de prisión. Tenía quince años de edad cuando el padre Maubant lo invitó a ingresar al seminario.

Fue enviado al seminario de Macao. Hacia el año 1843 intentó regresar a Corea con el obispo Ferréol, pero en la frontera fueron rechazados.

Se ordenó diácono en China en el año 1844. Volvió a Corea el 15 de enero de 1845. Por su seguridad sólo saludó unos cuantos catequistas; ni siquiera vio a su madre quien, pobre y sola, tenía que mendigar la comida. En una pequeña embarcación de madera guió, a los misioneros franceses hasta Shangai, a la que arribaron soportando peligrosas tormentas.

 

Ordenación sacerdotal

En Shangai recibió la ordenación sacerdotal de manos de monseñor Ferréol el 17 de agosto de 1845, convirtiéndose en el primer sacerdote coreano. Hacia fines del mismo mes emprendió el regreso a Corea con el obispo y el padre Daveluy. Llegaron a la Isla Cheju y, en octubre del mismo año, arribaron a Kanggyong donde pudo ver a su madre.

El 5 de junio de 1846 fue arrestado en la isla Yonpyong mientras trataba con los pescadores la forma de llevar a Corea a los misioneros franceses que estaban en China. Inmediatamente fue enviado a la prisión central de Seúl. El rey y algunos de sus ministros no lo querían condenar por sus vastos conocimientos y dominar varios idiomas. Otros ministros insistieron en que se le aplicara la pena de muerte. Después de tres meses de cárcel fue decapitado en Saenamt´õ el 16 de septiembre de 1846, a la edad de veintiséis años.

Antes de morir dijo: ¡Ahora comienza la eternidad! y con serenidad y valentía se acercó al martirio.

 

Pablo Chong Ha-Sang

Nació en el año 1795 en Mahyon (Corea) siendo miembro de una noble familia tradicional. Después del martirio de su padre, Agustín Chong Yakjong, y de su hermano mayor Carlos, ocurridos en el año 1801, la familia sufrió mucho. Pablo tenía siete años. Su madre, Cecilia Yu So-sa, vio cómo confiscaban sus bienes y les dejaban en extrema pobreza. Se educó bajo los cuidados de su devota madre.

los veinte años dejó su familia para reorganizar la iglesia católica en Seúl y pensó en traer misioneros. En el año 1816 viajó a Pekín para solicitar al obispo algunos misioneros; se le concedió uno que falleció antes de llegar a Corea. Él y sus compañeros escribieron al papa para que enviara misioneros. Finalmente gracias a los ruegos de los católicos, el 9 de septiembre de 1831 se estableció el vicariato apostólico de Corea y se nombró su primer obispo encargando a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París la evangelización de Corea.

Pablo introdujo al obispo Ímbert en Corea

Lo recibió en su casa y lo ayudó durante su ministerio. Monseñor Ímbert pensó que Pablo podía ser sacerdote y comenzó a enseñarle teología... Mientras tanto brotó una nueva persecución. El obispo pudo escapar a Suwon. Pablo, su mamá y su hermana Isabel fueron arrestados en el año 1839.

Aguantó las torturas hasta que fue decapitado a las afueras de Seúl el 22 de septiembre. Poco después también su madre y su hermana sufrieron el martirio.

Los dos forman parte de 103 mártires canonizados por S.S. Juan Pablo II el 6 de mayo de 1984, en Seúl, Corea.

 

Fuente: https://www.es.catholic.net/

 

 


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