domingo, 5 de septiembre de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 6 - DE SEPTIEMBRE – LUNES – 23ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Zacarías profeta

 

 

6 - DE SEPTIEMBRE – LUNES –

 23ª – SEMANA DEL T. O. – B –


San Zacarías profeta

 

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,24–2,3):

 

Ahora me alegro de sufrir por vosotros: así completo en mi carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado ministro, asignándome la tarea de anunciaros a vosotros su mensaje completo: el misterio que Dios ha tenido escondido desde siglos y generaciones y que ahora ha revelado a sus santos.

A éstos Dios ha querido dar a conocer la gloria y riqueza que este misterio encierra para los gentiles: es decir, que Cristo es para vosotros la esperanza de la gloria. Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para que todos lleguen a la madurez en su vida en Cristo: ésta es mi tarea, en la que lucho denodadamente con la fuerza poderosa que él me da.

Quiero que tengáis noticia del empeñado combate que sostengo por vosotros y los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente. Busco que tengan ánimos y estén compactos en el amor mutuo, para conseguir la plena convicción que da el comprender, y que capten el misterio de Dios. Este misterio es Cristo, en quien están encerrados todos los tesoros del saber y el conocer.

 

Palabra de Dios

                                               

    Salmo: 61,6-7.9

 

    R/. De Dios viene mi salvación y mi gloria

 

Descansa sólo en Dios, alma mía, porque él es mi esperanza;

sólo él es mi roca y mi salvación,

mi alcázar: no vacilaré. R/.

 

Pueblo suyo, confiad en él,

desahogad ante él vuestro corazón,

que Dios es nuestro refugio. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,6-11):

 

Un sábado, entró Jesús en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.

Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico:

«Levántate y ponte ahí en medio.»

Él se levantó y se quedó en pie.

Jesús les dijo:

«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»

Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre:

«Extiende el brazo.»

Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido.

Ellos se pusieron furiosos y discutían qué había que hacer con Jesús.

                                                            

Palabra del Señor

 

1.  Empezamos recordando, de nuevo el libro que los judíos observantes -no fundamentalistas- leen con profunda piedad. El comentario al Pentateuco, "La Voz de la Torah", del rabino Eli Munk (Paris, 2001), un enorme volumen de 1876 pgs.

Este valioso estudio, al comentar el día séptimo de la creación, explica (como ya he dicho) el sentido del descanso del Shabbat: "El descanso, obra del séptimo día, es lo que le da todo su valor y su dignidad al trabajo de los seis días anteriores. Al ser el último día, el Shabbat consigue la victoria sobre la esclavitud que el trabajo conlleva inevitablemente. Con este don del Shabbat, Dios ha elevado a los hombres concediéndoles a todos libertad, dignidad e igualdad".

     Este es el sentido que le dan los judíos, en la actualidad, al descanso del sábado. Es la puesta en práctica, no del sometimiento a lo divino, sino de la libertad de lo humano.

 

2.  Pero sabemos que las religiones se deforman con el paso del tiempo.  Y, a veces, llegan a decir y hacer exactamente lo contrario de lo que tienen que decir y hacer. Esta era una de las deformaciones más duras que sufría la religión de Israel en tiempo de Jesús. Por eso él fue tan tajante. Y dejó bien claro que, antes que el sometimiento a la Torah, estaba -y tiene que estar siempre- la libertad, la dignidad y la igualdad de todos los seres humanos. Solo una religión así puede presentar un Dios aceptable y digno de ser amado.

                          

3.  El enfrentamiento entre Jesús y los observantes fundamentalistas fue brutal, exactamente por este asunto. Jesús se dio cuenta del verdadero sentido que podía tener el Shabbat. Y eso es lo que le llevó a curar a los enfermos en sábado, haciéndolo incluso de forma provocativa.  Tan provocativa, que aquel sábado (cuando curó al hombre del brazo atrofiado), se jugó la vida.

El relato, en la redacción de Marcos (3, 6) termina diciendo que allí mismo decidieron "acabar con él".

Algo muy grave debió ver Jesús en esta desviación religiosa, cuando, por remediarla, no dudó en verse condenado a muerte.

Impresiona la coherencia de Jesús en defensa de la libertad y de la dignidad de cualquier ser humano.

 

San Zacarías profeta

 


 

Profeta bíblico que desplegó su actividad profética hacia los años 520-518 a. de C. y al que se atribuye la autoría del Libro de Zacarías, libro del Antiguo Testamento perteneciente a los Libros Proféticos, concretamente al grupo de los llamados Libros de los Profetas Menores.

El Libro de Zacarías se divide en dos secciones: capítulos 1-8 y 9-14. En general, se piensa que tan sólo la primera parte es obra propiamente de Zacarías, mientras que la segunda, añadida posteriormente, es obra de un autor o autores anónimos. En la primera parte, Zacarías es llamado el hijo de Baraquías, hijo de Ado, lo cual da a entender que pertenecía a una familia sacerdotal. Así se explica el impulso que da al proceso iniciado por Ezequiel en favor del sacerdocio, impulso que más tarde desembocaría en el sometimiento de la función profética a la sacerdotal. Zacarías se muestra como un hombre de firme esperanza y de lenguaje claro. Por eso proclama sus visiones mirando hacia el futuro, en un estilo apocalíptico (1,7-6.8). Nunca, sin embargo, logró la independencia que caracterizó a los profetas anteriores al exilio.

La primera parte del Libro de Zacarías se inicia con una exhortación al arrepentimiento y a la conversión, a la que siguen un conjunto de ocho visiones nocturnas que el profeta experimentó en el 518 a.C. y una colección de oráculos. En la exhortación se pone de manifiesto su exigencia de pureza y moralidad interiores, pues no se contenta con condenar los errores rituales, sino que en sus palabras se descubre el sentido de pecado y de malicia; la transformación de la ciudad debe llevar a la transformación del pueblo. Las visiones nocturnas, interpretadas por un ángel para Zacarías, predicen la inminente llegada de una era mesiánica.

A diferencia de la primera, la segunda parte carece de alusiones históricas, y falta toda precisión en torno a fechas y nombres; tampoco existe la preocupación por la construcción del templo, constante en la primera parte. Mientras que el estilo de la primera parte es prosaico y redundante, el de la segunda es poético y a menudo de difícil interpretación. No obstante, el espíritu apocalíptico de la primera continúa en ésta y alcanza en el capítulo 14 su más alta expresión. Más que la obra de un determinado autor, esta segunda parte parece la expresión final de una tradición inspirada. Su composición se debió prolongar a lo largo del primer siglo de la época helenista (a partir del 332, probablemente antes del 200 a.C.), pues en el Eclesiástico ya se mencionan los doce profetas menores.

En esta segunda parte se distinguen tres secciones: en la primera el oráculo se dirige a los pueblos sirio, fenicio y filisteo, de los que Dios sacará un resto que le servirá (9,1-11,3); la segunda es una especie de acción simbólica en la imagen del pastor para expresar el abuso de los malos pastores y la venganza que sobre ellos tomará el Señor, a quien han menospreciado (11,4-17 con 13,7-9); finalmente, la tercera es una exposición de diecisiete unidades escatológicas, introducidas todas con la expresión "aquel día". El mensaje de esta segunda parte se centra en la doctrina mesiánica: se anuncia el resurgimiento de la estirpe del rey David y la llegada de un Mesías humilde. Estos rasgos se armonizan en la persona de Jesucristo, razón por la cual el Nuevo Testamento hará referencia frecuente al profeta Zacarías.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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