23ª – SEMANA DEL T. O. – B –
San Pedro
Claver
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-17):
Como
elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable,
bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos,
cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha
perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es
el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en
vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed
agradecidos.
La palabra de Cristo
habite en vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda
sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con
salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra
realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por
medio de él.
Palabra de
Dios
Salmo: 150
R/. Todo ser que alienta
alabe al Señor
Alabad
al Señor en su templo,
Alabadlo en su fuerte firmamento.
Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. R/.
Alabadlo
tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras,
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas. R/.
Alabadlo
con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Lucas (6,27-38):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A los que me escucháis
os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a
los que os maldicen, orad por los que os injurian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la
otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo
tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
Pues, si amáis sólo a
los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También
los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen
bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.
Y si prestáis sólo
cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a
otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada;
tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los
malvados y desagradecidos.
Sed compasivos como
vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y
no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os
verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que
uséis, la usarán con vosotros.»
Palabra del
Señor
1. Este evangelio es duro y
fuerte. De forma que, si algo hay claro, en este discurso de Jesús, es que
vivir este modelo de conducta, en las relaciones de
unos con otros y tal como somos los mortales, no está a nuestro alcance.
Por eso, cuando encontramos alguien que vive de esta forma siempre,
absolutamente siempre, y es bueno con todos, incluso con sus peores enemigos,
en esa persona intuimos con sorpresa algo que nos impresiona, que nos llama
poderosamente la atención. Algo, en suma, que nos trasciende.
Porque vivir así es algo que,
humanamente hablando, no tiene explicación.
Por eso es tan importante la fe en Jesús
y el seguimiento en Jesús, siempre que esa fe esté bien orientada. Una fe
que no nos hace más "religiosos", sino más "respetuosos",
más "transparentes", más "desprendidos" de todo, más
"buenas personas" siempre, nos pase lo que nos pase en la
vida.
2. Pero a lo dicho, hay que
añadir: la "bondad" no puede suplir al "derecho". No
podemos vivir a merced de la posible bondad de los demás. En una
sociedad, bien organizada y gestionada, todas las personas han de tener
derechos garantizados, de tal modo que, si alguien se ve atropellado en esos
derechos, pueda poner una demanda judicial, con las debidas garantías de lograr
aquello a lo que en justicia tiene derecho.
En las sociedades antiguas, la seguridad
de las personas dependía de la "bondad". En la sociedad actual, a la
bondad hay que añadir el "derecho". Por eso, la primera forma de
bondad actual es
luchar por los derechos de todos, o sea, que no haya personas "sin
papeles". Y
derechos en la "igualdad" de todos.
Como bien ha escrito el profesor
Ferrajoli: tal como están las cosas, debemos aspirar a "la ley del más
débil".
3. Y otra observación
capital: la bondad antigua se centraba en el "desinterés" y el
"desprendimiento". Hoy sigue siendo tan necesario como entonces.
Pero a eso hay que añadir la
"responsabilidad" en la mejor distribución de la riqueza y la
"productividad" mediante el rendimiento en el trabajo. Solo así podemos dominar la
"codicia", raíz de tantos males.
San Pedro Claver
San Pedro Claver, presbítero de la
Compañía de Jesús, que, en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de
cuarenta años consumió su vida
con admirable abnegación y eximia caridad para
con los esclavos negros, bautizando con su propia mano a casi trescientos mil
de ellos.
Vida de San
Pedro Claver
Pedro Claver y
Juana Corberó, campesinos catalanes, tuvieron seis hijos, pero solo
sobrevivieron Juan, el mayor, y los dos mas pequeños, Pedro e Isabel. El padre
apenas podía firmar su nombre, pero era un hombre trabajador y buen cristiano.
La infancia de Pedro quedó oculta para la historia como la de tantos santos,
incluso la de Nuestro Señor. Trabajaba en el campo con su familia.
Pedro se graduó de la Universidad de
Barcelona. A los 19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras
estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso Rodriguez,
portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por inspiración de
Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro y desde entonces no paró
de animarlo a ir a evangelizar lo territorios españoles en América.
Pedro creyó en esta inspiración y con gran fe y el beneplácito de sus
superiores se embarcó hacia la Nueva Granada en 1610. Debía estudiar su
teología en Santa Fe de Bogotá. Allí estuvo dos años, uno en Tunja y luego es
enviado a Cartagena, en lo que hoy es la costa de Colombia. En Cartagena es
ordenado sacerdote el 20 de Marzo de 1616.
Al llegar a América, Pedro encontró la terrible injusticia de la esclavitud
institucionalizada que había comenzado ya desde el segundo viaje de Colón el 12
de Enero de 1510, cuando el rey mandó a emplear negros como esclavos. Se trata
de una tragedia que envolvió a unos 14 millones de infelices seres humanos. Un
millón de ellos pasaron por Cartagena. Los esclavos venían en su mayoría de Guinea,
del Congo y de Angola. Los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían a
sus súbditos y sus prisioneros. En América los usaban en todo tipo de trabajo
forzado: agricultura, minas, construcción.
Cartagena por ser lugar estratégico en la ruta de las flotas españolas se
convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo.
Mil esclavos desembarcaban cada mes. Aunque se murieran la mitad en la
trayectoria marítima, el negocio dejaba grandes ganancias. Por eso, las
repetidas censuras del papa no lograron parar este vergonzoso mercado humano.
Pedro no podía cambiar el sistema. Pero si había mucho que se podía hacer
con la gracia de Dios. Pero hacía falta tener mucha fe y mucho amor. Pedro supo
dar la talla. En la escuela del gran misionero, el padre Alfonso Sandoval,
Pedro escribió: "Ego Petrus Claver, etiopum semper servus" (yo Pedro
Claver, de los negros esclavo para siempre". Así fue. San Pedro no se
limitó a quejarse de las injusticias o a lamentarse de los tiempos en que vivía.
Supo ser santo en aquella situación y dejarse usar por Jesucristo plenamente
para su obra de misericordia. En Cartagena durante cuarenta años de intensa
labor misionera se convirtió en apóstol de los esclavos negros. Entre tantos
cristianos acomodados a los tiempos, el supo ser luz y sal, supo hacer constar
para la historia lo que es posible para Dios en un alma que tiene fe.
A pesar de su timidez la cual tubo que vencer, se convirtió en un
organizador ingenioso y valiente. Cada mes cuando se anunciaba la llegada del
barco esclavista, el padre Claver salía a visitarlos llevándoles comida. Los
negros se encontraban abarrotados en la parte inferior del barco en condiciones
inhumanas. Llegaban en muy malas condiciones, víctimas de la brutalidad del trato,
la mala alimentación, del sufrimiento y del miedo. Claver atendía a cada uno y
los cuidaba con exquisita amabilidad. Así les hacia ver que el era su defensor
y padre. Enseña a los esclavos
Los esclavos hablaban diferentes dialectos y era difícil comunicarse con
ellos. Para hacer frente a esta dificultad, el padre Claver organizó un grupo
de intérpretes de varias nacionalidades, los instruyó haciéndolos catequistas.
Mientras los esclavos estaban retenidos en Cartagena en espera de ser
comprados y llevados a diversos lugares, el padre Claver los instruía y los
bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus necesidades y los defendía de sus
opresores. Esta labor de amor le causó grandes pruebas. Los esclavistas no eran
sus únicos enemigos. El santo fue acusado de ser indiscreto por su celo por los
esclavos y de haber profanado los Sacramentos al dárselos a criaturas que a
penas tienen alma. Las mujeres de sociedad de Cartagena rehusaban entrar en las
iglesias donde el padre Claver reunía a sus negros. Sus superiores con
frecuencia se dejaron llevar por las presiones que exigían se corrigiesen los
excesos del padre Claver. Este sin embargo pudo continuar su obra entre muchas
humillaciones y obstáculos. Hacia además penitencias rigurosas. Carecía de la
comprensión y el apoyo de los hombres pero tenia una fuerza dada por Dios.
Muchos, aun entre los que se sentían molestos con la caridad del padre
Claver, sabían que hacia la obra de Dios siendo un gran profeta del amor
evangélico que no tiene fronteras ni color. Era conocido en toda Nueva Granada
por sus milagros. Llegó a catequizar y bautizar a mas de 300,000 negros.
En la mañana del 9 de Septiembre de 1654, después de haber contemplado a
Jesús y a la Santísima Virgen, con gran paz se fue al cielo.
Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX.
Canonizado el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodriguez.
El 7 de Julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones
católicas entre los negros.
El papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San Pedro Claver en
la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de Julio de 1986.
Su fiesta se celebra el 9 de Septiembre.
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