miércoles, 8 de septiembre de 2021

Párate un momento: El Evangelio del dia 9 - DE SEPTIEMBRE –JUEVES – 23ª – SEMANA DEL T. O. – B – San Pedro Claver

 

 


9 - DE SEPTIEMBRE –JUEVES –

 23ª – SEMANA DEL T. O. – B –

San Pedro Claver

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3,12-17):             

   Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.

    El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro corazón; a ella habéis sido convocados, en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.

    La palabra de Cristo habite en vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; corregíos mutuamente. Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

 

Palabra de Dios

                

    Salmo: 150

 

    R/. Todo ser que alienta alabe al Señor

 

    Alabad al Señor en su templo,

Alabadlo en su fuerte firmamento.

Alabadlo por sus obras magníficas,

alabadlo por su inmensa grandeza. R/.

 

   Alabadlo tocando trompetas,

alabadlo con arpas y cítaras,

alabadlo con tambores y danzas,

alabadlo con trompas y flautas. R/.

 

   Alabadlo con platillos sonoros,

alabadlo con platillos vibrantes.

Todo ser que alienta alabe al Señor. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

 

   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

    «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.

     Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica.     A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.

    Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen.

    Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos.

    Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Este evangelio es duro y fuerte. De forma que, si algo hay claro, en este discurso de Jesús, es que vivir este modelo de conducta, en las relaciones de

unos con otros y tal como somos los mortales, no está a nuestro alcance. Por eso, cuando encontramos alguien que vive de esta forma siempre, absolutamente siempre, y es bueno con todos, incluso con sus peores enemigos, en esa persona intuimos con sorpresa algo que nos impresiona, que nos llama poderosamente la atención. Algo, en suma, que nos trasciende.

Porque vivir así es algo que, humanamente hablando, no tiene explicación.

Por eso es tan importante la fe en Jesús y el seguimiento en Jesús, siempre que esa fe esté bien orientada. Una fe que no nos hace más "religiosos", sino más "respetuosos", más "transparentes", más "desprendidos" de todo, más "buenas personas" siempre, nos pase lo que nos pase en la vida.       

 

2.  Pero a lo dicho, hay que añadir: la "bondad" no puede suplir al "derecho". No podemos vivir a merced de la posible bondad de los demás.  En una sociedad, bien organizada y gestionada, todas las personas han de tener derechos garantizados, de tal modo que, si alguien se ve atropellado en esos derechos, pueda poner una demanda judicial, con las debidas garantías de lograr aquello a lo que en justicia tiene derecho.

En las sociedades antiguas, la seguridad de las personas dependía de la "bondad". En la sociedad actual, a la bondad hay que añadir el "derecho". Por eso, la primera forma de bondad actual es

luchar por los derechos de todos, o sea, que no haya personas "sin papeles". Y

derechos en la "igualdad" de todos.  

Como bien ha escrito el profesor Ferrajoli: tal como están las cosas, debemos aspirar a "la ley del más débil".

 

3.  Y otra observación capital: la bondad antigua se centraba en el "desinterés" y el "desprendimiento". Hoy sigue siendo tan necesario como entonces.

Pero a eso hay que añadir la "responsabilidad" en la mejor distribución de la riqueza y la "productividad" mediante el rendimiento en el trabajo.    Solo así podemos dominar la "codicia", raíz de tantos males.

 

San Pedro Claver

                                   

San Pedro Claver, presbítero de la Compañía de Jesús, que, en Nueva Cartagena, ciudad de Colombia, durante más de cuarenta años consumió su vida
con admirable abnegación y eximia caridad para con los esclavos negros, bautizando con su propia mano a casi trescientos mil de ellos.

 

Vida de San Pedro Claver

 

Pedro Claver y Juana Corberó, campesinos catalanes, tuvieron seis hijos, pero solo sobrevivieron Juan, el mayor, y los dos mas pequeños, Pedro e Isabel. El padre apenas podía firmar su nombre, pero era un hombre trabajador y buen cristiano. La infancia de Pedro quedó oculta para la historia como la de tantos santos, incluso la de Nuestro Señor. Trabajaba en el campo con su familia.

 

    Pedro se graduó de la Universidad de Barcelona. A los 19 años decide ser Jesuita e ingresa en Tarragona. Mientras estudiaba filosofía en Mallorca en 1605 se encuentra con San Alonso Rodriguez, portero del colegio. Fue providencial. San Alonso recibió por inspiración de Dios conocimiento de la futura misión del joven Pedro y desde entonces no paró de animarlo a ir a evangelizar lo territorios españoles en América.

 

   Pedro creyó en esta inspiración y con gran fe y el beneplácito de sus superiores se embarcó hacia la Nueva Granada en 1610. Debía estudiar su teología en Santa Fe de Bogotá. Allí estuvo dos años, uno en Tunja y luego es enviado a Cartagena, en lo que hoy es la costa de Colombia. En Cartagena es ordenado sacerdote el 20 de Marzo de 1616.

   Al llegar a América, Pedro encontró la terrible injusticia de la esclavitud institucionalizada que había comenzado ya desde el segundo viaje de Colón el 12 de Enero de 1510, cuando el rey mandó a emplear negros como esclavos. Se trata de una tragedia que envolvió a unos 14 millones de infelices seres humanos. Un millón de ellos pasaron por Cartagena. Los esclavos venían en su mayoría de Guinea, del Congo y de Angola. Los jefes de algunas tribus de esas tierras vendían a sus súbditos y sus prisioneros. En América los usaban en todo tipo de trabajo forzado: agricultura, minas, construcción.

 

   Cartagena por ser lugar estratégico en la ruta de las flotas españolas se convirtió en el principal centro del comercio de esclavos en el Nuevo Mundo. Mil esclavos desembarcaban cada mes. Aunque se murieran la mitad en la trayectoria marítima, el negocio dejaba grandes ganancias. Por eso, las repetidas censuras del papa no lograron parar este vergonzoso mercado humano.

 

   Pedro no podía cambiar el sistema. Pero si había mucho que se podía hacer con la gracia de Dios. Pero hacía falta tener mucha fe y mucho amor. Pedro supo dar la talla. En la escuela del gran misionero, el padre Alfonso Sandoval, Pedro escribió: "Ego Petrus Claver, etiopum semper servus" (yo Pedro Claver, de los negros esclavo para siempre". Así fue. San Pedro no se limitó a quejarse de las injusticias o a lamentarse de los tiempos en que vivía. Supo ser santo en aquella situación y dejarse usar por Jesucristo plenamente para su obra de misericordia. En Cartagena durante cuarenta años de intensa labor misionera se convirtió en apóstol de los esclavos negros. Entre tantos cristianos acomodados a los tiempos, el supo ser luz y sal, supo hacer constar para la historia lo que es posible para Dios en un alma que tiene fe.

 

   A pesar de su timidez la cual tubo que vencer, se convirtió en un organizador ingenioso y valiente. Cada mes cuando se anunciaba la llegada del barco esclavista, el padre Claver salía a visitarlos llevándoles comida. Los negros se encontraban abarrotados en la parte inferior del barco en condiciones inhumanas. Llegaban en muy malas condiciones, víctimas de la brutalidad del trato, la mala alimentación, del sufrimiento y del miedo. Claver atendía a cada uno y los cuidaba con exquisita amabilidad. Así les hacia ver que el era su defensor y padre. Enseña a los esclavos

 

   Los esclavos hablaban diferentes dialectos y era difícil comunicarse con ellos. Para hacer frente a esta dificultad, el padre Claver organizó un grupo de intérpretes de varias nacionalidades, los instruyó haciéndolos catequistas.

 

   Mientras los esclavos estaban retenidos en Cartagena en espera de ser comprados y llevados a diversos lugares, el padre Claver los instruía y los bautizaba. Los reunía, se preocupaba por sus necesidades y los defendía de sus opresores. Esta labor de amor le causó grandes pruebas. Los esclavistas no eran sus únicos enemigos. El santo fue acusado de ser indiscreto por su celo por los esclavos y de haber profanado los Sacramentos al dárselos a criaturas que a penas tienen alma. Las mujeres de sociedad de Cartagena rehusaban entrar en las iglesias donde el padre Claver reunía a sus negros. Sus superiores con frecuencia se dejaron llevar por las presiones que exigían se corrigiesen los excesos del padre Claver. Este sin embargo pudo continuar su obra entre muchas humillaciones y obstáculos. Hacia además penitencias rigurosas. Carecía de la comprensión y el apoyo de los hombres pero tenia una fuerza dada por Dios.

 

   Muchos, aun entre los que se sentían molestos con la caridad del padre Claver, sabían que hacia la obra de Dios siendo un gran profeta del amor evangélico que no tiene fronteras ni color. Era conocido en toda Nueva Granada por sus milagros. Llegó a catequizar y bautizar a mas de 300,000 negros.

 

   En la mañana del 9 de Septiembre de 1654, después de haber contemplado a Jesús y a la Santísima Virgen, con gran paz se fue al cielo.

 

   Beatificado el 16 de Julio de 1850 por Pío IX.

 

   Canonizado el 15 de Enero de 1888 por León XIII junto con Alfonso Rodriguez.

 

   El 7 de Julio de 1896 fue proclamado patrón especial de todas las misiones católicas entre los negros.

 

   El papa Juan Pablo II rezó ante los restos mortales de San Pedro Claver en la Iglesia de los Jesuitas en Cartagena el 6 de Julio de 1986.

 

     Su fiesta se celebra el 9 de Septiembre.

 

 

 

 

 

 

 

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