lunes, 1 de agosto de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 3 - DE AGOSTO – MIERCOLES – 18 – SEMANA DEL T. O. – C – Stª. LIDIA

 

 

 


3 - DE AGOSTO – MIERCOLES –

18 – SEMANA DEL T. O. – C –

Stª. LIDIA

 

Lectura del libro del profeta Jeremías (31,1-7):

En aquel tiempo –oráculo del Señor–, seré el Dios de todas las tribus de Israel, y ellas serán mi pueblo.

Así dice el Señor: Halló gracia en el desierto el pueblo escapado de la espada; camina Israel a su descanso, el Señor se le apareció de lejos. Con amor eterno te amé, por eso prolongué mi misericordia. Todavía te construiré y serás reconstruida, Doncella de Israel; todavía te adornarás y saldrás con panderos a bailar en corros; todavía plantarás viñas en los montes de Samaría, y los que plantan cosecharán. «Es de día» gritarán los centinelas en la montaña de Efraín:

«Levantaos y marchemos a Sión, al Señor nuestro Dios.» Porque así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el amor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: "El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel."»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: Jr 31,10-13

 

R/. El Señor nos guardará como pastor a su rebaño

Escuchen, pueblos, la palabra del Señor,

anunciadla en las islas remotas:

«El que dispersó a Israel lo reunirá,

lo guardará como pastor a su rebaño.» R/.

Porque el Señor redimió a Jacob,

lo rescató de una mano más fuerte.

Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,

afluirán hacia los bienes del Señor. R/.

Entonces se alegrará la doncella en la danza,

gozarán los jóvenes y los viejos;

convertiré su tristeza en gozo,

los alegraré y aliviaré sus penas. R/.

 

        Lectura del santo Evangelio según san Mateo (15,21-28):

En aquel tiempo, Jesús se marchó y se retiró al país de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:

«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.»

Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:

«Atiéndela, que viene detrás gritando.»

Él les contestó:

«Sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel.»

Ella los alcanzó y se postró ante él, y le pidió: «Señor, socórreme.»

Él le contestó:

«No está bien echar a los perros el pan de los hijos.»

Pero ella repuso:

«Tienes razón, Señor; pero también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.»

Jesús le respondió:

«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas.»

En aquel momento quedó curada su hija.

 

Palabra del Señor

 

1.  Ante este relato, son muchas las personas que, de entrada, se sienten mal.  Porque no es propio de una persona bien educada responder a una mujer que pide ayuda, lo que dice este evangelio que respondió Jesús. Por eso cabe preguntarse si efectivamente este episodio sucedió tal y como se cuenta.

 

2.  Para comprender lo que este evangelio quiere enseñar, hay que tener presente que la mujer, que acude a Jesús, era cananea. Es decir, era una mujer pagana. Esto supuesto, la clave de interpretación del relato está en que primero hay un rechazo del paganismo (representado por la mujer), y después hace un elogio de lo que antes se ha rechazado.  Sucediera o no sucediera tal como se cuenta, el hecho es que, en Jesús, se produce un cambio:  el pasa del exclusivismo religioso a la aceptación y el elogio de la fe de quien pertenece a otra religión.

 

3.  Por tanto, Jesús representa el fin del exclusivismo religioso. Que no solamente es la aceptación de la tolerancia y el respeto a quien tiene otras creencias y otras prácticas religiosas. Es, sobre todo, el elogio de quien, tenga creencias, que tenga, tiene una profunda humanidad, que se manifiesta en el cariño a su hija, la preocupación por ella, la bondad del que soporta un rechazo humillante y, sobre todo, la fe-confianza en Jesús, es decir, fiarse de quien puede poner fin al sufrimiento. Jesús no le pidió a la mujer que cambiara religión. Jesús solo se fijó en la humanidad de aquella madre.

 

Stª. LIDIA

Comerciante – S. I

 

      Martirologio Romano:  

Conmemoración de santa Lidia de Tiatira, vendedora de púrpura, que fue la primera que creyó en el Evangelio en Filipos, en Macedonia, cuando lo predicó el apóstol san Pablo (s. I).

Ser el primero en hacer algo es un modo seguro de hacer que tu nombre figure en el libro de los récords. La primera persona en dar la vuelta al globo. La primera persona en correr la milla en menos de tres minutos. La primera persona en llegar al Polo Sur. Lidia también fue una de las primeras. Su familia fue la primera en Europa en convertirse al cristianismo y ser bautizada.

Lidia era una comerciante de púrpuras. Eso podría no significar mucho para nosotros hoy en día, pero en el siglo primero eso significaba que era una mujer muy rica. Dado que el tinte de la púrpura se extraía con muchas dificultades de cierto molusco, sólo una elite podía permitirse tener telas teñidas de ese color. Una mercader que vendiera ese tinte tan extremadamente costoso era rica, se mirase como se mirase.

La riqueza se cita a menudo como uno de los principales obstáculos al crecimiento espiritual.

Se nos advierte que "es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de los Cielos". Eso no significa, sin embargo, que ser pobre te haga mejor automáticamente. Una persona pobre que acumula unas pocas posesiones no es mejor que una persona rica que acumula muchas. No hay indicaciones de que Lidia abandonara su negocio tras convertirse al cristianismo. Pero hay muchas pruebas de que utilizó su fortuna sabiamente.

Entendió que el valor real de la riqueza reside en el modo en que la usas, no en cuánto tienes.

 

 

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