sábado, 6 de agosto de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 - DE AGOSTO – LUNES – 19 – SEMANA DEL T. O. – C – Santo Domingo de Guzmán

 

 


8 - DE AGOSTO – LUNES –

19 – SEMANA DEL T. O. – C –

Santo Domingo de Guzmán

 

Lectura de la profecia de Ezequíel (1,2-5.24–2,1a):

El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequíel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar.

Entonces se apoyó sobre mí la mano del Señor, y vi que venia del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro. En medio de éstos aparecia la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecia un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 148,1-2.11-12.13.14

R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria

Alabad al Señor en el cielo,

alabad al Señor en lo alto.

Alabadlo, todos sus ángeles;

alabadlo, todos sus ejércitos. R/.

Reyes y pueblos del orbe,

príncipes y jefes del mundo,

los jóvenes y también las doncellas,

los viejos junto con los niños. R/.

Alaben el nombre del Señor,

el único nombre sublime.

Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.

Él acrece el vigor de su pueblo.

Alabanza de todos sus fieles,

de Israel, su pueblo escogido. R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,22-27):

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo Jesús:

«Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se pusieron muy tristes.

Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:

«¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?»

Contestó:

«Sí.»

Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:

«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»

Contestó:

«A los extraños.»

Jesús le dijo:

«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti.»

 

Palabra del Señor

 

1.   Jesús no era un adivino que sabía de antemano lo que iba a ocurrir en el futuro, sin embargo, sabía que lo iban a matar porque era consciente de que el conflicto que las autoridades religiosas mantenían con él iba en aumento.

Jesús veía claro que su vida terminaba mal y que eso se acercaba inevitablemente, tal como se habían puesto las cosas. Jesús lo anuncia con claridad y serenidad. Pero no da signos de dar marcha atrás o de moderar su lenguaje y cambiar de vida. Jesús sabía lo que tenía que hacer. Y lo hizo, hasta el final.

 

2.   El impuesto por el que le preguntan a Pedro era el impuesto del Templo.

No era, por tanto, el impuesto civil que cobraban los romanos, sino el impuesto religioso que cobraban los sacerdotes. Esto está bien estudiado y se sabe con seguridad. El impuesto era la didrakma, una moneda de plata, que, según parece, equivalía al jornal de dos días. Pero su equivalencia con nuestras monedas actuales es difícil de establecer.

 

3.  La respuesta de Jesús a Pedro equivale a decir que "los hijos" (los cristianos) no están obligados a los deberes con el templo y, además, están exentos de todo lo que se relaciona con el templo: culto, sacerdocio, impuestos, etc.

Hay quien piensa que "los hijos" serían los israelitas. También en este caso Jesús viene a decir que todos, israelitas y cristianos, están exentos de todo el sagrado y solemne tinglado del templo y lo que eso supone. El apéndice final de la moneda en la boca del pez no pasa de ser una pequeña leyenda añadida por el redactor. En todo caso, lo importante es que Jesús da un paso más en el planteamiento de su proyecto: la mediación para el encuentro con Dios no es la buena relación con el templo, sino la buena relación con las personas.

 

Santo Domingo de Guzmán

 


Memoria de santo Domingo, presbítero, que siendo canónigo de Osma se hizo humilde ministro de la predicación en los países agitados por la herejía albigense y vivió en voluntaria pobreza, hablando siempre con Dios o acerca de Dios.

Deseoso de una nueva forma de propagar la fe, fundó la Orden de Predicadores, para renovar en la Iglesia la manera apostólica de vida, mandando a sus hermanos que se entregaran al servicio del prójimo con la oración, el estudio y el ministerio de la Palabra. Su muerte tuvo lugar en Bolonia, el día seis de agosto.

 

Vida de Santo Domingo de Guzmán

Nació en Caleruega (Burgos) en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y muy encumbrada. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés.

De los siete a los catorce años (1177-1184), bajo la preceptoría de su tío el Arcipreste don Gonzalo de Aza, recibió esmerada formación moral y cultural. En este tiempo, transcurrido en su mayor parte en Gumiel de Izán (Burgos), despertó su vocación hacia el estado eclesiástico.

De los catorce a los veintiocho (1184-1198), vivió en Palencia: seis cursos estudiando Artes (Humanidades superiores y Filosofía); cuatro, Teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia.

Al terminar la carrera de Artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando en un rasgo de caridad heroica vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España.

Al concluir la Teología en 1194, se ordenó sacerdote y es nombrado Regente de la Cátedra de Sagrada Escritura en el Estudio de Palencia.

Al finalizar sus cuatro cursos de docencia y Magisterio universitario, con veintiocho años, se recogió en su Cabildo, en el que enseguida, por sus relevantes cualidades intelectuales y morales, el Obispo le encomienda la presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de Vicario General de la misma.

En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de Castilla, acompaña al Obispo de Osma, Diego, como embajador extraordinario para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo, tuvo que hacer nuevos viajes, siempre acompañando al obispo Diego a Dinamarca y a Roma, decidiéndose durante ellos su destino y clarificándose definitivamente su ya antigua vocación misionera. En sus idas y venidas a través de Francia, conoció los estragos que en las almas producía la herejía albigense. De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Rehúsa a los obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido canónicamente

Para remediar los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad, en 1215 establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores, cedida a Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás de Tolosa se asocia a su obra.

En septiembre del mismo año, llega de nuevo a Roma en segundo viaje, acompañando del Obispo de Tolosa, Fulco, para asistir al Concilio de Letrán y solicitar del Papa la aprobación de su Orden, como organización religiosa de Canónigos regulares. De regreso de Roma elige con sus compañeros la Regla de San Agustín para su Orden y en septiembre de 1216, vuelve en tercer viaje a Roma, llevando consigo la Regla de San Agustín y un primer proyecto de Constituciones para su Orden. El 22 de Diciembre de 1216 recibe del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam” por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.

Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de Agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París, decidiendo marchar él a Roma. Allí se manifiesta su poder taumatúrgico con numerosos milagros y se acrecienta de modo extraordinario el número de sus frailes. Meses después enviará los primeros Frailes a Bolonia.

Habrá que esperar hasta finales de 1218 para ver de nuevo a Domingo en España donde visitará Segovia, Madrid y Guadalajara.

Por mandato del Papa Honorio III, en un quinto viaje a Roma, reúne en el convento de San Sixto a las monjas dispersas por los distintos monasterios de Roma, para obtener para los Frailes el convento y la Iglesia de Santa Sabina.

En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asiste al primer Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactan la segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente Capítulo celebrado también en Bolonia, acordará la creación de ocho Provincias.

Con su Orden perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.

 

(Fuente: dominicos.org)

 

 

 

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