8 - DE AGOSTO
– LUNES –
19 – SEMANA
DEL T. O. – C –
Santo Domingo
de Guzmán
Lectura de la profecia de Ezequíel
(1,2-5.24–2,1a):
El año quinto
de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra
del Señor a Ezequíel, hijo de Buzi, sacerdote, en tierra de los caldeos, a
orillas del río Quebar.
Entonces se apoyó sobre mí la mano del
Señor, y vi que venia del norte un viento huracanado, una gran nube y un
zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo,
como el brillo del electro. En medio de éstos aparecia la figura de cuatro
seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo
de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío
de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas.
También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas;
cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba
sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta
especie de trono sobresalía una figura que parecia un hombre. Y vi un brillo
como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura
para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego.
Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco que
aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del
Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra.
Palabra de Dios
Salmo: 148,1-2.11-12.13.14
R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu
gloria
Alabad al
Señor en el cielo,
alabad al Señor en lo alto.
Alabadlo, todos sus ángeles;
alabadlo, todos sus ejércitos. R/.
Reyes y
pueblos del orbe,
príncipes y jefes del mundo,
los jóvenes y también las doncellas,
los viejos junto con los niños. R/.
Alaben el
nombre del Señor,
el único nombre sublime.
Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.
Él acrece el
vigor de su pueblo.
Alabanza de todos sus fieles,
de Israel, su pueblo escogido. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (17,22-27):
En aquel
tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo
Jesús:
«Al Hijo del hombre lo van a entregar en
manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día.» Ellos se
pusieron muy tristes.
Cuando llegaron a Cafarnaún, los que
cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron:
«¿Vuestro Maestro no paga las dos
dracmas?»
Contestó:
«Sí.»
Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a
preguntarle:
«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del
mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?»
Contestó:
«A los extraños.»
Jesús le dijo:
«Entonces, los hijos están exentos. Sin
embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer
pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y
págales por mí y por ti.»
Palabra del Señor
1. Jesús no era un
adivino que sabía de antemano lo que iba a ocurrir en el futuro, sin embargo,
sabía que lo iban a matar porque era consciente de que el conflicto que las
autoridades religiosas mantenían con él iba en aumento.
Jesús veía claro que su vida terminaba mal y que eso se acercaba inevitablemente, tal como se habían puesto las cosas. Jesús lo anuncia con claridad y serenidad. Pero no da signos de dar marcha atrás o de moderar su lenguaje y cambiar de vida. Jesús sabía lo que tenía que hacer. Y lo hizo, hasta el final.
2. El impuesto por el
que le preguntan a Pedro era el impuesto del Templo.
No era, por tanto, el impuesto civil que
cobraban los romanos, sino el impuesto religioso que cobraban los sacerdotes.
Esto está bien estudiado y se sabe con seguridad.
El impuesto era la didrakma, una moneda de plata, que, según parece,
equivalía al jornal de dos días. Pero su equivalencia con nuestras monedas
actuales es difícil de establecer.
3. La respuesta de Jesús a
Pedro equivale a decir que "los hijos" (los cristianos) no están
obligados a los deberes con el templo y, además, están exentos de todo lo que
se relaciona con el templo: culto, sacerdocio, impuestos, etc.
Hay quien piensa que "los hijos" serían los israelitas. También en este caso Jesús viene a decir que todos, israelitas y cristianos, están exentos de todo el sagrado y solemne tinglado del templo y lo que eso supone. El apéndice final de la moneda en la boca del pez no pasa de ser una pequeña leyenda añadida por el redactor. En todo caso, lo importante es que Jesús da un paso más en el planteamiento de su proyecto: la mediación para el encuentro con Dios no es la buena relación con el templo, sino la buena relación con las personas.
Santo Domingo de Guzmán
Memoria de
santo Domingo, presbítero, que siendo canónigo de Osma se hizo humilde ministro
de la predicación en los países agitados por la herejía albigense y vivió en
voluntaria pobreza, hablando siempre con Dios o acerca de Dios.
Deseoso de una nueva forma de propagar
la fe, fundó la Orden de Predicadores, para renovar en la Iglesia la manera
apostólica de vida, mandando a sus hermanos que se entregaran al servicio del
prójimo con la oración, el estudio y el ministerio de la Palabra. Su muerte
tuvo lugar en Bolonia, el día seis de agosto.
Vida
de Santo Domingo de Guzmán
Nació en
Caleruega (Burgos) en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y
muy encumbrada. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes
de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los
condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés.
De los siete a
los catorce años (1177-1184), bajo la preceptoría de su tío el Arcipreste don
Gonzalo de Aza, recibió esmerada formación moral y cultural. En este tiempo,
transcurrido en su mayor parte en Gumiel de Izán (Burgos), despertó su vocación
hacia el estado eclesiástico.
De los catorce
a los veintiocho (1184-1198), vivió en Palencia: seis cursos estudiando Artes
(Humanidades superiores y Filosofía); cuatro, Teología; y otros cuatro como
profesor del Estudio General de Palencia.
Al terminar la
carrera de Artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo Canónigo Regular en la
Catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando en un rasgo de
caridad heroica vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que
asolaba España.
Al concluir la
Teología en 1194, se ordenó sacerdote y es nombrado Regente de la Cátedra de
Sagrada Escritura en el Estudio de Palencia.
Al finalizar
sus cuatro cursos de docencia y Magisterio universitario, con veintiocho años,
se recogió en su Cabildo, en el que enseguida, por sus relevantes cualidades
intelectuales y morales, el Obispo le encomienda la presidencia de la comunidad
de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de Vicario General de la
misma.
En 1205, por
encargo del Rey Alfonso VIII de Castilla, acompaña al Obispo de Osma, Diego,
como embajador extraordinario para concertar en la corte danesa las bodas del
príncipe Fernando. Con este motivo, tuvo que hacer nuevos viajes, siempre
acompañando al obispo Diego a Dinamarca y a Roma, decidiéndose durante ellos su
destino y clarificándose definitivamente su ya antigua vocación misionera. En sus
idas y venidas a través de Francia, conoció los estragos que en las almas
producía la herejía albigense. De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206,
al terminar las embajadas, se estableció en el Langüedoc como predicador de la
verdad entre los cátaros. Rehúsa a los obispados de Conserans, Béziers y
Comminges, para los que había sido elegido canónicamente
Para remediar
los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad, en 1215
establece en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores, cedida a
Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás de Tolosa se asocia a su obra.
En septiembre
del mismo año, llega de nuevo a Roma en segundo viaje, acompañando del Obispo
de Tolosa, Fulco, para asistir al Concilio de Letrán y solicitar del Papa la
aprobación de su Orden, como organización religiosa de Canónigos regulares. De
regreso de Roma elige con sus compañeros la Regla de San Agustín para su Orden
y en septiembre de 1216, vuelve en tercer viaje a Roma, llevando consigo la
Regla de San Agustín y un primer proyecto de Constituciones para su Orden. El
22 de Diciembre de 1216 recibe del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam”
por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.
Al año
siguiente retorna a Francia y en el mes de Agosto dispersa a sus frailes,
enviando cuatro a España y tres a París, decidiendo marchar él a Roma. Allí se
manifiesta su poder taumatúrgico con numerosos milagros y se acrecienta de modo
extraordinario el número de sus frailes. Meses después enviará los primeros
Frailes a Bolonia.
Habrá que
esperar hasta finales de 1218 para ver de nuevo a Domingo en España donde
visitará Segovia, Madrid y Guadalajara.
Por mandato
del Papa Honorio III, en un quinto viaje a Roma, reúne en el convento de San
Sixto a las monjas dispersas por los distintos monasterios de Roma, para
obtener para los Frailes el convento y la Iglesia de Santa Sabina.
En la Fiesta
de Pentecostés de 1220 asiste al primer Capítulo General de la Orden, celebrado
en Bolonia. En él se redactan la segunda parte de las Constituciones. Un año
después, en el siguiente Capítulo celebrado también en Bolonia, acordará la
creación de ocho Provincias.
Con su Orden
perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento,
agotado físicamente, tras breve enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los
cincuenta y un años, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen
sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo
canonizó.
(Fuente: dominicos.org)
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