5 - DE AGOSTO
– VIERNES –
18 – SEMANA DEL T. O. – C –
Nuestra Señora de las
Nieves
Lectura de la profecía
de Nehemías (2,1.3;3,1-3.6-7):
Mirad
sobre los montes los pies del heraldo que pregona la paz, festeja tu fiesta,
Judá;
cumple tus votos, porque el criminal no volverá a pasar por ti,
pues ha sido aniquilado. Porque el Señor restaura la gloria de Jacob y la
gloria de Israel; lo habían desolado los salteadores, habían destruido sus
sarmientos.
Ay de la ciudad
sangrienta, toda ella mentirosa, llena de crueldades, insaciable de despojos.
Escuchad: látigos, estrépito de ruedas, caballos al galope, carros rebotando,
jinetes al asalto, llamear de espadas, relampagueo de lanzas, muchos heridos,
masas de cadáveres, cadáveres sin fin, se tropieza en cadáveres.
Arrojaré basura sobre
ti, haré de ti un espectáculo vergonzoso. Quien te vea se apartará de ti,
diciendo: «Desolada está Nínive, ¿quién lo sentirá?; ¿dónde encontrar quien te
consuele?»
Palabra de
Dios
Salmo: Dt 32,35cd-36ab. 39abcd. 41
R/. Yo doy la muerte y la
vida
El día
de su perdición se acerca
y su suerte se apresura,
porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R/.
Pero
ahora mirad: yo soy yo,
y no hay otro fuera de mí;
yo doy la muerte y la vida,
yo desgarro y yo curo. R/.
Cuando
afile el relámpago de mi espada
y tome en mi mano la justicia,
haré venganza del enemigo
y daré su paga al adversario. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Mateo (16,24-28):
En aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que quiera
venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si
uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la
encontrará.
¿De qué le sirve a un
hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
¿O qué podrá dar para
recobrarla?
Porque el Hijo del
hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a
cada uno según su conducta. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no
morirán sin antes haber visto llegar al Hijo del hombre con majestad.»
Palabra del
Señor
1. ¿Alguna
vez has intentado "perder" algo conscientemente, por ejemplo, querer
perder una cartera? Es bastante difícil, ¿verdad? Es cuando no somos
conscientes de algo que podemos terminar perdiéndolo. Ahora, aplica esto a
"perder la vida por Cristo".
2. Cuánto
se empeñan algunas personas en "perder" su vida por Cristo y acaban
haciéndose daño a sí mismos y a los demás. Cuando Jesús nos invita a negarnos a
nosotros mismos o a perder la vida por él, no está abogando por la violencia
autoinfligida. He aquí un ejercicio: En este momento, si estás pensando en tu
cabeza/dientes, lo más probable es que estés sufriendo un dolor de
cabeza/dientes. En cambio, si tu cabeza/diente está sano, simplemente te
olvidas de que tienes una cabeza/diente, ¡pero la usas bien!
3. Lo
mismo ocurre con la vida. Cuando tienes una actitud sana ante la vida, no te
aferras a ella, sino que simplemente te "olvidas" de tu vida y la
dejas caer, para fines mayores. Hay un "olvido de sí mismo" cuando
relativizas tu propia vida y te preocupas por la de los demás, una verdadera
muerte que dejamos entrar sin violencia.
Dedicación de la
Basílica de Santa María (en tiempos del Papa Sixto III, 432-440)
Después del
Concilio de Éfeso (431), en el que la madre de Jesús fue proclamada Madre de
Dios, el papa Sixto III (432-440) erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una
basílica dedicada a la Santa Madre de Dios, basílica que fue llamada más tarde
«Santa María la Mayor». Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la
Virgen María.
Vida de Nuestra Señora de las
Nieves
Una
vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad divina de
María, el papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica
dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también el nombre de Santa María de
las Nieves porque el sitio donde habìa de construirse quedó señalado de modo
milagroso con una fuerte nevada en pleno verano.
El
origen se atribuye a la época del papado de Liberio (352 - 366). Según una
tradición, en el siglo IV vivía en Roma una piadosa pareja. Habían sido
bendecidos con abundancia de bienes y también de fe. Sin embargo, su gran dolor
era no tener hijos con los que pudieran compartir sus dones. Durante años
habían rezado por un hijo y heredero. En esta situación pasaron muchos años sin
ningún resultado; él se llamaba Juan Patricio mientras que el nombre de su
esposa se desconoce. Se atribuía gran caridad hacia los demás y eran en extremo
devotos de la Madre de Jesus, y no sabiendo a quien dejarle su enorme fortuna,
le rezaron con devoción para que los guiara en la asignación de la herencia.
La
tradición católica cuenta que la Virgen se manifestó ante ellos y les indicó
que, allá donde señalara, se le construyese el templo. Así, en la mañana de un
5 de agosto, amaneció nevado el monte Esquilino de Roma, lo que, como hecho
extraordinario, el matrimonio interpretó voluntad de la Virgen y así lo hizo
saber al Papa.
Otras
versiones afirman que la Virgen les agradeció sobremanera y la noche del 4 de
agosto, se le apareció a Juan Patricio y a su esposa, diciéndoles que deseaba
que construyeran una basílica en el Monte Esquilino (una de las siete colinas
de Roma), en el punto preciso que ella señalaría con una nevada. También se le
apareció al Papa Liberio con el mismo mensaje. En la mañana siguiente, el 5 de
agosto, mientras brillaba el sol en pleno verano, la ciudad quedó sorprendida
al ver un terreno nevado en el Monte Esquilino. La pareja, feliz, se apresuró
al lugar y el Papa Liberio marchó hacia el mismo en solemne procesión. La nieve
cubrió exactamente el espacio que debía ser utilizado para la basílica y
desapareció una vez señalado el lugar.
La
obra se concluyó un año después, con la financiación de la familia patricia y
el apoyo eclesiástico. La iglesia desapareció no mucho tiempo después, y se
reconstruyó por el Papa Sixto III alrededor del año 434, siendo en la
actualidad la Basílica de Santa María la Mayor, por lo que hoy se celebra la
Memoria facultativa de la Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor.
DEVOCIÓN:
En
la actualidad, esta advocación se le llama Nuestra Señora, Protectora de Roma o
“SALUS POPULI ROMANI” (Auxilio del Pueblo Romano). El Señor también ha obrado
milagros -por medio de María- a través de numerosas réplicas, particularmente
sobre una que pertenecía a los Jesuitas.
Los
Papas siempre han sentido una tierna devoción por esta imagen de la Virgen
María. Algunos han pasado incluso noches enteras en oración ante él. Benedicto
XIV hizo el compromiso de hacerse presente para el canto de las letanías de
Sta. María la Mayor todos los sábados. El Papa Pablo V, la noche en que iba a
morir, manifestó el deseo de que lo llevaran a la capilla de Nuestra Señora
para así poder morir a sus pies.
Instauración de la fiesta de
Santa María, Reina:
El
1 de noviembre de 1954, al final del Año Mariano, el papa Pío XII colocó una
corona sobre la pintura de Nuestra Señora, Protectora de Roma. En ese momento,
se levantó un fuerte llanto de entre la gran multitud congregada en Sta. María
la Mayor: "¡Viva la Reina!". El Papa nombró a la Virgen Reina de
cielos y tierra y decretó que se celebrara una fiesta especial para honrarla
bajo ese título.
No
era éste un nuevo privilegio para la Madre de Dios. Ella siempre ha sido
considerada nuestra Reina, como lo testifica el arte Mariano desde los primeros
siglos y las oraciones, especialmente la Letanía de Loreto. Sin embargo, no
había hasta entonces fiesta en particular que lo conmemorara. En la actualidad
esta fiesta se celebra el 22 de agosto.
La
fiesta de Nuestra Señora de las Nieves, 5 de agosto, se celebraba, en
principio, solamente en la basílica, se extendió en el siglo XIV a toda Roma y,
finalmente, san Pío V la declaró fiesta de la Iglesia universal en el siglo
XVII.
Es
la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los
templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.
Hoy
se celebran las advocaciones de María: Nieves y Blanca
No hay comentarios:
Publicar un comentario