27 - DE
SEPTIEMBRE – MARTES –
26 – SEMANA
DEL T. O. – C
San
Vicente de Paúl
Lectura del libro de Job
(3,1-3.11-17.20-23):
Job abrió la boca y maldijo su
día diciendo:
«¡Muera el día en que nací, la noche que
dijo: "Se ha concebido un varón"!
¿Por qué al salir del vientre no morí o
perecí al salir de las entrañas?
¿Por qué me recibió un regazo y unos
pechos me dieron de mamar?
Ahora dormiría tranquilo, descansaría en
paz, lo mismo que los reyes de la tierra que se alzan mausoleos, o como los
nobles que amontonan oro y plata en sus palacios.
Ahora sería un aborto enterrado, una
criatura que no llegó a ver la luz. Allí acaba el tumulto de los malvados, allí
reposan los que están rendidos.
¿Por qué dio luz a un
desgraciado y vida al que la pasa en amargura, al que ansía la muerte que no
llega y escarba buscándola más que un tesoro, al que se alegraría ante la tumba
y gozaría al recibir sepultura, al hombre que no encuentra camino porque Dios
le cerró la salida?»
Palabra de Dios
Salmo: 87
R/. Llegue hasta ti mi
súplica, Señor.
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor. R/.
Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido. R/.
Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano. R/.
Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tu cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Lucas (9,51-56):
Cuando se iba
cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a
Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de
Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a
Jerusalén.
Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos
suyos, le preguntaron:
«Señor, ¿quieres que mandemos bajar
fuego del cielo que acabe con ellos?»
Él se volvió y les regañó y dijo:
«No sabéis de que espíritu sois. Porque
el Hijo del Hombre no ha venido a perder a los hombres, sino a salvarlos.»
Y se marcharon a otra aldea.
Palabra del
Señor
1. Jesús, camino de
Jerusalén, sabía perfectamente que iba a morir pronto.
Y que iba a morir de muerte violenta. Jesús vivía con los pies en el suelo
y era consciente de cómo acababan los profetas en Israel.
Pues bien, en una situación tan
extremadamente peligrosa, fue el propio Jesús el que tomó la decisión de ir a
la capital, Jerusalén, donde estaba el Templo, donde residían los sumos
sacerdotes, donde, por tanto, el peligro era máximo. Pero donde también, por
eso mismo, él tenía que hacer la denuncia suprema de la corrupción de aquellos
dirigentes y de aquel sistema religioso, tal como lo tenían organizado los
funcionarios del Templo.
2. En este viaje hacia
Jerusalén, Jesús tenía que pasar por Samaria. Jesús había mantenido siempre la
mejor relación posible con los samaritanos. Así quedó patente en su encuentro
con la mujer samaritana (Jn 4), en la parábola del buen samaritano (Lc 10,
25-37), en la curación de los diez leprosos (Lc 17, 11-19). Y sin embargo, en
la aldea que aquí se menciona no quisieron ni verlo, simplemente porque iba a
Jerusalén.
Es evidente que las religiones,
demasiadas veces, dividen, enfrentan, alejan a las personas. Aquí se ve de
forma patente.
3. Los discípulos de Jesús
reaccionaron, ante semejante desprecio, intentando responder con la mayor
violencia. Con violencia "del cielo".
Ellos, sin duda, creían en un cielo
violento, en una religión de venganza, de agresión y muerte.
Pero Jesús pensaba -y piensa- de manera radicalmente opuesta a todo lo que sea violencia o venganza. Jesús no tolera eso.
Para Jesús, es inconcebible cualquier
forma de enfrentamiento por motivos religiosos. Una religión que produce
violencia sea de la forma que sea, es la "anti-religión". Y, por
supuesto, el "anticristianismo". Por esto hay que decir con firmeza
que el cristianismo, si quiere ser fiel al Evangelio, tiene que asumir una
presencia laica. Es el mensaje del Evangelio, presente en el mundo, para
humanizar nuestra convivencia y nuestra vida en general.
Sacerdote francés
Nació el 24 de abril de 1581 en una pequeña casa rural en las afueras de la
aldea de Pouy, a unos cinco kilómetros de la ciudad de Dax, en la región de las
Landas, suroeste de Francia.
En el lugar de su nacimiento, conocido hoy como Berceau de Saint Vincent de
Paul, se levanta una modesta construcción de ladrillo y vigas de madera muy
parecida a la casa en que nació Vicente en abril de 1580 ó 1581 (el año exacto
no es seguro).
Era el tercero de seis hermanos. La modesta condición de la familia hizo que
muy pronto el niño Vicente tuviera que contribuir con su trabajo de pastor de
ovejas y de cerdos a la economía familiar.
Pronto también dio muestras de una inteligencia despierta, lo que llevó a su
padre a pensar que este hijo podía muy bien 'hacer carrera' expresamente, una
carrera eclesiástica. Cursó estudios primarios y secundarios en Dax, y
posteriormente filosofía y teología en Toulouse durante siete años. Hizo
también algunos estudios en Zaragoza.
Se ordenó muy joven, a los veinte años, con la intención de ser párroco de
inmediato y así poder ayudar a su familia.
Parece ser que en 1606 fue capturado por los piratas en un viaje a Narbona y
vendido como esclavo en Túnez, aunque logró huir y regresó a Francia.
San Vicente de Paúl ejerció durante veinte años como párroco y capellán de
una familia aristocrática. Además, fue capellán general de las galeras
francesas y trabajó en favor de los galeotes.
En el año 1617 fundó la primera Confraternidad de la Caridad, constituida
por mujeres acaudaladas dedicadas a ayudar a los enfermos y a los pobres en
Châtillon-les-Dombes, cerca de Lyon. En 1622 san Francisco de Sales le nombró
superior de los conventos parisinos de la orden de la Visitación de Santa
María. Con la ayuda de la familia para la que trabajaba como capellán fundó la
Congregación de la Misión, dedicada a predicar entre los campesinos de las
propiedades de la familia, y en 1626 estableció una de sus comunidades en el
College des Bons-Enfants de París.
Además, creó otras organizaciones altruistas, como las Hermanas de la
Caridad, que se formó en 1633 bajo su dirección y con la ayuda de Santa Luisa
de Marillac; a ellas se debe la fundación del Hospital de París.
San Vicente de Paúl falleció en París el 27 de septiembre de 1660.
Fue canonizado en 1737 y nombrado patrón de las obras de caridad en 1885.
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