5 - DE SEPTIEMBRE
– LUNES –
23 – SEMANA
DEL T. O. – C
Santa Madre Teresa de
Calcuta
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5,1-8):
Se sabe de buena tinta
que hay un caso de unión ilegítima en vuestra comunidad, y tan grave que ni los
gentiles la toleran: me refiero a ése que vive con la mujer de su padre. ¿Y
todavía tenéis humos? Estaría mejor ponerse de luto y pidiendo que el que ha hecho
eso desaparezca de vuestro grupo. Lo que es yo, ausente en el cuerpo, pero
presente en espíritu, ya he tomado una decisión como si estuviera presente:
reunidos vosotros en nombre de nuestro Señor Jesús, y yo presente en espíritu,
con el poder de nuestro Señor Jesús, entregar al que ha hecho eso en manos del
diablo; humanamente quedará destrozado, pero así la persona se salvará en el
día del Señor.
Ese orgullo vuestro no tiene razón de ser. ¿No sabéis que un poco de
levadura fermenta toda la masa? Barred la levadura vieja para ser una masa
nueva, ya que sois panes ázimos. Porque ha sido inmolada nuestra víctima
pascual: Cristo. Así pues, celebramos la Pascua, no con levadura vieja
(levadura de corrupción y de maldad), sino con los panes ázimos de la sinceridad
y la verdad.
Palabra de Dios
Salmo:
5
R/.
Señor, guíame con tu justicia
Tú no eres un Dios que
ame la maldad,
ni el malvado es tu
huésped,
ni el arrogante se
mantiene en tu presencia. R/.
Detestas a los
malhechores,
destruyes a los
mentirosos;
al hombre sanguinario
y traicionero
lo aborrece el
Señor. R/.
Que se alegren los que
se acogen a ti, con júbilo eterno;
protégelos, para que
se llenen de gozo
los que aman tu
nombre. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Lucas (6,6-11):
Un sábado, entró Jesús
en la sinagoga a enseñar. Había allí un hombre que tenía parálisis en el brazo
derecho. Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en
sábado, y encontrar de qué acusarlo.
Pero él, sabiendo lo que pensaban, dijo al hombre del brazo paralítico:
«Levántate y ponte ahí en medio.»
Él se levantó y se quedó en pie.
Jesús les dijo:
«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado, hacer el bien
o el mal, salvar a uno o dejarlo morir?»
Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo al hombre:
«Extiende el brazo.»
Él lo hizo, y su brazo quedó restablecido. Ellos se pusieron furiosos y
discutían qué había que hacer con Jesús.
Palabra del Señor
1.- Hay estudiosos de los evangelios que consideran
"razonable que los fariseos se opusieran a esta acción (la curación)
cuando la vida no estaba en peligro" (Geza Vermes).
En cualquier caso, parece razonable decir que las agresiones del sábado,
que se cuentan en los evangelios, no son importes (R. Pesch).
Este caso del manco es muy claro en ese sentido.
2.- Pero es que el problema serio, que se plantea en estos
relatos, no está en saber si Jesús transgredió o no la Ley de Moisés y sus
interpretaciones oficiales. El problema está en saber qué era importante para
Jesús y qué cosas no tenían importancia para él.
Es
importante tener esto en cuenta. Por más que las historias, que se relaten,
sean cosas de poca importancia. En la vida diaria, lo que hace
felices o desgraciados, son muchas veces cosas (aparentemente) de poca
importancia.
3.- Planteado así el problema, lo que está claro es que para
Jesús era más importante la felicidad de los seres humanos que la observancia
de los rituales religiosos. Como también está claro que para los observantes
fariseos era más importante el fiel cumplimiento de las normas religiosas que
la salud y el bienestar de las personas. Por eso Jesús desplazó el centro de la religión.
Jesús descolocó a la gente religiosa. Porque hizo que el centro de la
acción religiosa pasara del ritual (fielmente observado) a la conducta
(honradamente vivida).
Macedonia, 1910 - Calcuta, 1997
(Agnes Gonxha Bojaxhiu; Skopje, actual Macedonia,
1910 - Calcuta, 1997) Religiosa albanesa nacionalizada india, premio Nobel de
la Paz en 1979.
Cuando en 1997
falleció la Madre Teresa de Calcuta, la congregación de las Misioneras de la
Caridad contaba ya con más de quinientos centros en un centenar de países. Pero
quizá la orden que fundó, cuyo objetivo es ayudar a "los más pobres de los
pobres", es la parte menor de su legado; la mayor fue erigirse en un
ejemplo inspirador reciente, en la prueba palpable y viva de cómo la generosidad,
la abnegación y la entrega a los demás también tienen sentido en tiempos
modernos.
Nacida en el seno de una
familia católica albanesa, la profunda religiosidad de su madre despertó en
Agnes la vocación de misionera a los doce años. Siendo aún una niña ingresó en
la Congregación Mariana de las Hijas de María, donde inició su actividad de
asistencia a los necesitados. Conmovida por las crónicas de un misionero
cristiano en Bengala, a los dieciocho años abandonó para siempre su ciudad
natal y viajó hasta Dublín para profesar en la Congregación de Nuestra Señora
de Loreto. Como quería ser misionera en la India, embarcó hacia Bengala, donde
cursó estudios de magisterio y eligió el nombre de Teresa para profesar.
Apenas hechos los votos
pasó a Calcuta, la ciudad con la que habría de identificar su vida y su
vocación de entrega a los más necesitados. Durante casi veinte años ejerció
como maestra en la St. Mary's High School de Calcuta. Sin embargo, la profunda
impresión que le causó la miseria que observaba en las calles de la ciudad la
movió a solicitar a Pío XII la licencia para abandonar la orden y entregarse
por completo a la causa de los menesterosos. Enérgica y decidida en sus
propósitos, Santa Teresa de Calcuta pronunció por entonces el que sería el
principio fundamental de su mensaje y de su acción: "Quiero llevar el amor
de Dios a los pobres más pobres; quiero demostrarles que Dios ama el mundo y
que les ama a ellos".
En 1947, como culminación
de aquella dilatada lucha liderada por Gandhi, la India alcanzó la independencia.
Un año después, Teresa de Calcuta obtuvo la autorización de Roma para dedicarse
al apostolado en favor de los pobres. Mientras estudiaba enfermería con las
Hermanas Misioneras Médicas de Patna, Teresa de Calcuta abrió su primer centro
de acogida de niños. En 1950, año en que adoptó también la nacionalidad india,
fundó la congregación de las Misioneras de la Caridad, cuyo pleno
reconocimiento encontraría numerosos obstáculos antes de que Pablo VI lo
hiciera efectivo en 1965.
Al tiempo que su congregación,
cuyas integrantes debían sumar a los votos tradicionales el de dedicarse
totalmente a los necesitados, abría centros en diversas ciudades del mundo,
ella atendía a miles de desheredados y moribundos sin importarle si profesaban
el cristianismo u otra religión: "Para nosotras no tiene la menor
importancia la fe que profesan las personas a las que prestamos asistencia.
Nuestro criterio de ayuda no son las creencias, sino la necesidad. Jamás
permitimos que alguien se aleje de nosotras sin sentirse mejor y más feliz,
pues hay en el mundo otra pobreza peor que la material: el desprecio que los
marginados reciben de la sociedad, que es la más insoportable de las
pobrezas."
En concordancia con estas
palabras, Santa Teresa de Calcuta convirtió en el premio de una rifa un coche
descapotable que le dio el papa Pablo VI durante su visita a la India en 1964
(regalo a su vez de la comunidad católica) y destinó los fondos recaudados a la
creación de una leprosería en Bengala; posteriormente convencería al papa Juan Pablo
II de abrir un albergue para indigentes en el mismo Vaticano.
El enorme prestigio moral
que la Madre Teresa de Calcuta supo acreditar con su labor en favor de
"los pobres más pobres" llevó a la Santa Sede a designarla
representante ante la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas celebrada en
México en 1975 con ocasión del Año Internacional de la Mujer, donde formuló su
ideario basado en la acción por encima de las organizaciones. Cuatro años más
tarde, santificada no sólo por aquellos a quienes ayudaba sino también por
gobiernos, instituciones internacionales y poderosos personajes, recibió el
premio Nobel de la Paz.
Teresa de
Calcuta: "El
trabajo que hacemos no tiene nada de heroico. Cualquiera que tenga la gracia de
Dios puede hacerlo."
Consciente del respeto que
inspiraba, el papa Juan Pablo II la designó en 1982 para mediar en el conflicto
del Líbano, si bien su intervención se vio dificultada por la complejidad de
los intereses políticos y geoestratégicos del área. Desde posiciones que
algunos sectores de opinión consideraron excesivamente conservadoras, participó
vivamente en el debate sobre las cuestiones más cruciales de su tiempo, a las
que no fue nunca ajena. Así, en mayo de 1983, durante el Primer Encuentro
Internacional de Defensa de la Vida, defendió con vehemencia la doctrina de la
Iglesia, conceptiva, antiabortista y contraria al divorcio.
En 1986 recibió la visita
de Juan Pablo II en la Nirmal Hidray o Casa del Corazón Puro, fundada por ella
y más conocida en Calcuta como la Casa del Moribundo. En el curso de los años
siguientes, aunque mantuvo su mismo dinamismo en la lucha para paliar el dolor
ajeno, su salud comenzó a declinar y su corazón a debilitarse. En 1989 fue
intervenida quirúrgicamente para implantarle un marcapasos, y en 1993, tras ser
objeto de otras intervenciones, contrajo la malaria en Nueva Delhi, enfermedad
que se complicó con sus dolencias cardíacas y pulmonares.
Finalmente, tras superar
varias crisis, cedió su puesto de superiora a sor Nirmala, una hindú convertida
al cristianismo. Pocos días después de celebrar sus 87 años ingresó en la
unidad de cuidados intensivos del asilo de Woodlands, en Calcuta, donde
falleció. Miles de personas de todo el mundo se congregaron en la India para
despedir a la Santa de las Cloacas. Seis años después de su muerte, en octubre
de 2003, y coincidiendo con la celebración del 25º aniversario del pontificado
de Juan Pablo II, la Madre Teresa de Calcuta fue beatificada en una
multitudinaria misa a la que acudieron fieles de todas partes del mundo. A
finales de 2015, el Vaticano aprobó su canonización; el 4 de septiembre de
2016, ante más de cien mil fieles congregados en la plaza de San Pedro, el papa
Francisco ofició la ceremonia que elevaba a los altares a Santa Teresa de
Calcuta, cuya festividad (5 de septiembre), incorporada al santoral católico,
se celebró por primera vez al día siguiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario