jueves, 6 de octubre de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 - DE OCTUBRE – SÁBADO – 27 – SEMANA DEL T. O. – C Santa Faustina Kowalska

  


8 - DE OCTUBRE – SÁBADO –

27 – SEMANA DEL T. O. – C

Santa Faustina Kowalska

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,22-29):

La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree. Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase. Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la fe. Una vez que la fe ha llegado, ya no estarnos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 104,2-3.4-5.6-7

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

 

Cantadle al son de instrumentos,

hablad de sus maravillas;

gloriaos de su nombre santo,

que se alegren los que buscan al Señor. R/.

Recurrid al Señor y a su poder,

buscad continuamente su rostro.

Recordad las maravillas que hizo,

sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;

hijos de Jacob, su elegido!

El Señor es nuestro Dios,

él gobierna toda la tierra. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,27-28):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo:

«Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»

Pero él repuso:

«Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

 

Palabra del Señor

 

1.-  Algunos exegetas se preguntan si este breve relato no será una variante del otro en que la madre y los hermanos de Jesús fueron a buscarlo a él (Lc. 8, 19-21) (E. Klostermann). Hay quienes descartan esa hipótesis (J. A. Fitzmyer).

Sea lo que sea de esta cuestión, el hecho es que la respuesta de Jesús en ambos casos es la misma: la mayor grandeza y la mayor dicha es escuchar la palabra de Dios y cumplirla.

Eso es más importante en la vida que incluso tener la relación de parentesco más íntima que se puede tener con Jesús, la relación "madre - hijo".

 

2.   Pero ¡atención!: lo decisivo no es "oír" la palabra de Dios, sino "cumplirla". O sea, lo decisivo es que la Palabra de Dios se constituya en el principio determinante y organizativo de nuestra vida. Hay que recordar aquí que, en las culturas del antiguo oriente, la palabra no tenía principalmente la función de signo que transmite un conocimiento, sino que era considerada como una fuerza que transformaba el ámbito en que penetraba.

Toda la Biblia se ha de entender desde este punto de vista. De ahí que integrar la Palabra de Dios en la propia vida es más determinante que ser de la misma familia de Jesús.

 

3.   Pero hay algo más fuerte aún. Según el N. T., la Palabra de Dios es Jesús.

Esto ya se dice en los sinópticos (Mc 4, 14 ss; Lc 5, 1...). Pero, sobre todo, es en el evangelio de Juan en el que se afirma que la Palabra se ha hecho carne (Jn 1,14), es decir, la Palabra de Dios se ha hecho humanidad. Lo cual es como decir debilidad, bondad, cercanía humana, amor. Por eso, lo que en definitiva afirma Jesús -y en lo que insiste- es que lo más importante en la vida es ser profundamente humano. Esto es lo que importa de verdad. Porque es mediante nuestra humanización como encontramos a Dios. De la misma manera que haciéndose humano es como Dios nos encontró a nosotros.

Santa Faustina Kowalska

 



(1905 – 1938)

 

Cofundadora espiritual

 

Llamada apóstol de la Divina Misericordia, fue una religiosa y mística polaca de la orden de las Hermanas de Nuestra Señora de la Misericordia.

Los teólogos la consideran entre los más notables místicos del cristianismo.

Su confesor, el beato Michał Sopoćko, le pidió que escribiera sus vivencias en un diario espiritual, que consta de varios cuadernos.

Fue canonizada por Juan Pablo II el 30 de abril de 2000, día en que también instituyó la fiesta de la Divina Misericordia.

 

   Nació como la tercera hija, de entre diez hermanos, en el seno una pobre familia de campesinos de la aldea Glogowiec, Mariana y Estanislao Kowalski, en la parroquia de Świnice Warckie. En el santo bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Swinice Warckie, le pusieron el nombre de Elena. Sólo pudo ir a la escuela por un breve período de menos de tres años, y ya a la edad de 16 años abandonó la casa familiar para trabajar como sirviente doméstica en Aleksandrów y Lodz, para así mantenerse a sí misma y poder ayudar a sus padres. Después de haber sido apresurada por una visión de Cristo sufriente, estuvo sirviendo en la casa de una familia, en Ostrówkek, municipio de Klembów, y el 1 de agosto de 1925, ingresó finalmente en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, en la que, en el día de la toma de hábito, recibió el nombre religioso de Sor María Faustina. Durante trece años de vida religiosa, residió en diversos conventos y casas de la Congregación; Los períodos más largos los pasó en Cracovia, Vilna y Płock. Padecía tuberculosis pulmonar y del tubo digestivo, Por esta razón, tuvo que ser ingresada y recibir tratamiento prolongado en el hospital el Pradnik, en dos ocasiones, en Cracovia.

     Su vida, aparentemente ordinaria, ocultaba en su interior la extraordinaria profundidad de su unión con Dios, y la gran misión profética que Dios le había confiado. Recibió muchas gracias extraordinarias, alcanzando las más altas cimas a las que se puede llegar en la tierra, de unión con Dios. A través de Sor Faustina, Jesús recordó al mundo la verdad bíblica del amor misericordioso de Dios para con cada persona e hizo una llamada a todos para que proclamemos al mundo su amor misericordioso con fuerzas renovadas. A cada una de estas nuevas formas de culto y a la proclamación del mensaje de la Misericordia, el Señor vinculó grandes promesas con tal de cultivar la actitud de confianza en Dios, es decir, de cumplir su voluntad y ejercer la misericordia al prójimo.

     Para ello, Jesús transmitió nuevas formas de culto: la imagen con la inscripción „Jesús, en Ti confío”, la Fiesta de la Misericordia, la Coronilla a la Divina Misericordia y la oración en la hora de su agonía en la cruz, la llamada la Hora de la Misericordia. A cada uno de estas formas de culto, y también al hecho de proclamar el honor de la Misericordia, el Señor vinculó grandes promesas bajo la condición de esforzarse por conseguir la actitud de confianza en Dios (hacer su voluntad) y la caridad hacia el prójimo.

     En el cumplimiento de esta misión profética, ayudaban a Sor Faustina su director espiritual en Vilna, el P. Miguel Sopoćko y el Padre José Andrasz SJ confesor de Cracovia. Del carisma y experiencia mística de San Sor Faustina surgió en la Iglesia el Movimiento Apostólico de la Divina Misericordia, que se ha propuesto continuar su misión de anunciar el misterio de la misericordia de Dios al mundo a través del testimonio de vida, mediante obras, palabras y con la oración.

   Sor Faustina falleció el 5 de octubre de 1938, a los 33 años de edad, en el convento de la Congregación en Cracovia-Lagiewniki. En 1966, sus restos mortales fueron trasladados desde el cementerio a la capilla de la Comunidad. Desde la beatificación, el día 18 de abril de 1993, que hizo el Santo Padre Juan Pablo II, el sepulcro con las reliquias, se encuentra en el altar lateral de la capilla del convento de Cracovia, lugar donde se encuentra la milagrosa imagen de Jesús Misericordioso, en el santuario de Cracovia-Lagiewniki. El día 30 de abril de 2000, el Papa Juan Pablo II la inscribió en el registro de los santos, y de ese modo, entregó a toda la Iglesia y al mundo, para el tercer milenio de la fe, el mensaje de misericordia, que santa Faustina, dejo escrito en su „Diario”, siguiendo el mandato de Jesús.

   El 25 de agosto de 1995, la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, cumpliendo con su misión carismática, reconoció a Sor Faustina como co-fundadora espiritual de la Congregación.

Sor M. Elżbieta Siepak ZMBM

 

Traducción del polaco: Xavier Bordas Cornet

 

 

 

 

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