13 – DE
FEBRERO – LUNES – 6ª SEMANA DEL T. O. – A
San Benigno de Todi
Lectura del libro del
Génesis (4,1-15.25):
EL hombre conoció a
Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y ella dijo:
«He adquirido un hombre con la ayuda del Señor».
Después dio a luz a
Abel, su hermano. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo.
Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor
dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de
sus ovejas.
El Señor se fijó en
Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se
enfureció y andaba abatido.
El Señor dijo a Caín:
«Por qué te enfureces
y andas abatido? ¿No estarías animado si obraras bien?; pero, si no obras bien,
el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú podrás dominarlo».
Caín dijo a su hermano
Abel:
«Vamos al campo».
Y, cuando estaban en
el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.
El Señor dijo a Caín:
«Dónde está Abel, tu
hermano?».
Respondió Caín:
«No sé; ¿soy yo el guardián
de mi hermano?».
El Señor le replicó:
«¿Qué has hecho? La
sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo.
Por eso te maldice ese suelo que ha
abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano.
Cuando cultives el
suelo, no volverá a darte sus productos. Andarás errante y perdido por la
tierra».
Caín contestó al
Señor:
«Mi culpa es demasiado
grande para soportarla. Puesto que me expulsas hoy de este suelo, tendré que
ocultarme de ti, andar errante y perdido por la tierra, y cualquiera que me
encuentre me matará».
El Señor le dijo:
«El que mate a Caín lo
pagará siete veces».
Y el Señor puso una señal a Caín para
que, si alguien lo encontraba, no lo matase.
Adán conoció otra vez
a su mujer, que dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo:
«Dios me ha dado otro
descendiente en lugar de Abel, asesinado por Caín».
Palabra de Dios
Salmo:
49,1.8.16bc-17.20-21
R/. Ofrece a Dios un
sacrificio de alabanza
V/. El Dios de los dioses,
el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a
occidente.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante
mí. R/.
V/. ¿Por qué recitas
mis preceptos,
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis
mandatos? R/.
V/. Te sientas a hablar
contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara». R/.
Lectura del santo
evangelio según san Marcos (8,11-13):
EN aquel tiempo, se
presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a
prueba, le pidieron un signo del cielo.
Jesús dio un profundo
suspiro y dijo:
«Por qué esta
generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a
esta generación».
Los dejó, se embarcó
de nuevo y se fue a la otra orilla.
Palabra del Señor
1. Lo que piden los fariseos, los observantes de la religión es un
"signo del cielo". Pedir un signo así, era en realidad no fiarse de
Jesús no creer en él. Los hombres de la religión veían en Jesús un hombre. Por
eso ellos querían un "signo del cielo".
La religión no se fía de Él y solamente pone su seguridad en lo divino.
Pero esto es lo que indignaba a Jesús: que le pidieran un
"signo del cielo" (Mc 8, 11 ss; Mt 16, 1; Lc 11, 16; cf. Mt 12, 38).
Para Jesús, pedir "signos del cielo" es una perversión (Mc 8, 12;
Mt 16, 4; 12, 39).
- ¿Por qué esta reacción de Jesús?
- ¿Qué podía haber de malo en pedir una señal del cielo?
2. Sencillamente, que quien solo se fía del cielo y de los signos
divinos, con eso demuestra que no cree en lo humano. Y, por tanto, no se fía de
nada ni de nadie de este mundo. Lo cual quiere decir que un tipo así es
un ser deshumanizado. Lo cual, por desgracia es frecuente. Porque la
religión, a fuerza de ponderar tanto a Dios y lo divino, lo celestial y lo
angélico, termina por maltratar a lo humano y a los humanos. Por eso es tan
frecuente el hecho escandaloso de las religiones que no aceptan los derechos
humanos, ni los defienden, ni los
aprueban, ni de esos derechos sacan las consecuencias que deberían deducir para
la vida y la convivencia humana.
3. Cuando en los evangelios se habla de esta generación (Mt 11, 16;
Lc 7, 31; Mt 23, 36; Lc 11, 50; Mt 12, 42; Lc 11, 31; Mt 13, 45) se habla de
gente sin fe, que no tiene buenas intenciones. Jesús viene a decir que las
personas, a quienes les interesan más los signos extraordinarios
que el Evangelio, son gente sin fe y no muy de fiar. Por eso Jesús
los dejó y se fue a otra parte.
Las personas que solamente se tranquilizan mediante "signos
extraordinarios" o "signos celestiales" son gente que sitúa lo
importante de la vida, no en lo normal, lo cotidiano, lo que hacemos o dejamos
de hacer a diario. Lo importante es "lo celestial". Pero aquí
se nos dice que Jesús quiere "la honradez y la bondad en la vida diaria". Esto es lo importante.
En Todi, ciudad de la Umbría, san
Benigno, presbítero y mártir. Benigno pertenece a la innumerable multitud de
víctimas de la última cruenta persecución anticristiana de Diocleciano y
Maximiano, al comienzo del siglo IV. Los datos de este Santo son muy escasos.
Se sabe que nació y vivió en Todi (Italia), en donde fue ordenado sacerdote por
su bondad y rectitud. Soportó valientemente la tortura y la muerte, y fue
enterrado por manos piadosas a la orilla de un camino, en donde después se
construyó un monasterio benedictino.
En 1904 se colocaron sus reliquias en el altar mayor de la iglesia de San
Silvestre. El culto de este Santo no se ha difundido mucho; casi se lo recuerda
sólo en Todi, su pueblo natal.
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