jueves, 23 de febrero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 25 – DE FEBRERO – SÁBADO DESPUES DE CENIZA – A San Valerio de Astorga

 


25 – DE FEBRERO – SÁBADO

 DESPUES DE CENIZA – A

San Valerio de Astorga

 

Lectura del libro de Isaías (58,9b-14):

 

ESTO dice el Señor:

«Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía.

El Señor te guiará siempre,

hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos.

Serás un huerto bien regado,

un manantial de aguas que no engañan.

Tu gente reconstruirá las ruinas antiguas, volverás a levantar los cimientos de otros tiempos; te llamarán “reparador de brechas”,

“restaurador de senderos”,

para hacer habitable el país.

Si detienes tus pasos el sábado,

para no hacer negocios en mi día santo, y llamas al sábado “mi delicia” y lo consagras a la gloria del Señor; si lo honras, evitando viajes, dejando de hacer tus negocios y de discutir tus asuntos,

entonces encontrarás tu delicia en el Señor.

Te conduciré sobre las alturas del país y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.

Ha hablado la boca del Señor».

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 85,1-2.3-4.5-6

 

R/. Enséñame, Señor, tu camino,

para que siga tu verdad

 

V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame,

que soy un pobre desamparado;

protege mi vida, que soy un fiel tuyo;

salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. R/.

 

V/. Piedad de mí, Señor,

que a ti te estoy llamando todo el día;

alegra el alma de tu siervo,

pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R/.

 

V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,

rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración,

atiende a la voz de mi súplica. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (5,27-32):

 

EN aquel tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

«Sígueme».

Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:

«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»

Jesús les respondió:

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».

 

Palabra del Señor

 

     1.  Dos ideas fundamentales son los ejes sobre los que Lucas ha construido este relato, tan breve como profundo.

 

     - La primera idea es la importancia decisiva del "seguimiento" de Jesús.

 

     - La segunda idea es la experiencia de Dios.

 

     El seguimiento es el criterio y el hecho que define la nueva vida que asume Levi.

La idea y la experiencia de Dios es lo que no aceptan, ni les cabe en la cabeza, a los fariseos. La teología de los fariseos no podía tolerar la idea de un Dios que acoge a los pecadores y se alegra con ellos, sin que hayan dado muestra alguna de conversión o cambio de vida.

 

     2.  Por ello, al comienzo del camino cuaresmal hacia la Pascua, la Iglesia nos propone, como modelo, la respuesta de Mateo, un hombre valiente que se despega de su vida pasada para lanzarse a amar a Dios y al prójimo. ¡Qué audacia y qué humildad la de este publicano que, estando en el ejercicio de su trabajo, se levanta de su asiento al sentirse querido e invitado a una amistad! No hizo falta mucho más que el hecho de que Cristo, buen Pastor, fuera a buscar a su lugar a una oveja perdida. Solo una palabra: ¡Sígueme!, bastó para transformar a un publicano que había vendido su conciencia a Roma en un apóstol arrebatado por la fascinación de Cristo; como él, también daría su vida cruentamente por quien le enseñó a amar.

 

      3.   Con su respuesta Levi se convierte además en cauce de encuentro con el Señor para todos aquellos descartados que vivían al margen de Dios. Gracias a la respuesta de Mateo, muchos otros se colocan ante Cristo y este tiene la oportunidad de ganarles el corazón y, como buen médico que es, de darles un tratamiento adecuado. En el comienzo de la Cuaresma, despojémonos de los signos de victoria que nos hacen creernos superiores y volvamos a la sinceridad de quien sabe que no es más que un poco de polvo invitado a la comunión con Dios y a hacer obras grandes y buenas en el amor a Dios.

 

San Valerio de Astorga


Confesor († s. VII)

 

Vida de San Valerio de Astorga

Santo de heroicas virtudes y de invicta paciencia en la adversidad.

Nacido en Astorga y cristiano desde pequeño. La región del Bierzo es el escenario de sus virtudes y de su vida. Quiso entrar en el monasterio que fundó san Fructuoso en Compludo, pero por razones todavía hoy desconocidas no pudo entrar.

Fallido el intento monacal, comienza una vida de oración y penitencia viviendo al estilo de los antiguos eremitas. Su modo de vivir, poco frecuente en la época, hace que de boca en boca vaya pasando la noticia de su existencia entre los habitantes del lugar que empiezan a visitarle en la ermita que hay junto al castillo llamado de la Piedra, en Astorga. Allá concurren con deseos de escucharle y de ser confortados en sus penas. El clérigo el cuidador de la ermita sólo comienza a interesarse por ella cuando advierte el sonar de las monedas y huele los pingües beneficios de las ofrendas; como se posesiona de ellas de mala manera, el santo se marcha para no facilitar su codicia extrema; pero hasta los pocos libros que tenía hubo de dejarlos en la ermita por considerar el clérigo chupón que fueron de ella.

La gente del lugar le echa de menos y le sugieren un nuevo sitio para vivir, rezar y predicar. En Ebronato le edifican los fieles un oratorio donde se instala y recomienza. Como la gente se arremolina en torno a él, el obispo nombra un presbítero para que atienda la pequeña iglesia construida; Justo se llama el pastor y su justicia en el nombre se queda. De nuevo queda Valerio sin techo y reducido a la miseria. La gente sigue queriéndole y sufre la mala envidia de Justo que en alguna ocasión llegó a emplear la violencia física contra Valerio.

En el mismo Bierzo, allí donde Fructuoso fundó el monasterio de san Pedro, encuentra un lugar tranquilo y puede reanudar una vez más su vida penitente y orante de eremita. El obispo de Astorga, Isidoro, le llama y pide su compañía para asistir al concilio de Toledo, al que no llegan por la muerte del prelado.

También escribió dejando por escrito testimonio de la época. Esta literatura se conservó en el monasterio de Carracedo y la mantuvo como tesoro la iglesia de Oviedo. Su pluma dejó a la posteridad la vida de san Fructuoso, un abundante grupo de máximas y consejos a los religiosos del Bierzo, las revelaciones de los monjes Máximo y Bonelo y la historia del abad Donadeo.

Terminó su vida a finales del siglo VII y sus reliquias se conservaron en el Altar Mayor de la iglesia del monasterio de san Pedro de los Montes, de la orden benedictina, cerca de Ponferrada.

A quien se interna en su vida le da la sensación de que Dios lo preparó para la contrariedad. Y lo muy curioso del caso es que sus enfrentados siempre fueron clérigos. ¿Tan feo les pareció Valerio? Muchos de los buenos afirman, con pueril benevolencia, que es muy difícil convivir en esta tierra con un santo verdadero; pero quizás no caen en la cuenta de que a quien seriamente le cuesta convivir con los demás es al que lleva vida recta.

Fuente: Spider + archimadrid

 

 

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