25 – DE
FEBRERO – SÁBADO
DESPUES DE CENIZA – A
San Valerio de Astorga
Lectura del libro de Isaías (58,9b-14):
ESTO dice el
Señor:
«Cuando alejes de ti la opresión, el
dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies
al alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el
mediodía.
El Señor te guiará siempre,
hartará tu alma en tierra abrasada, dará vigor a tus huesos.
Serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas que no engañan.
Tu gente reconstruirá las ruinas
antiguas, volverás a levantar los cimientos de otros tiempos; te llamarán
“reparador de brechas”,
“restaurador de senderos”,
para hacer habitable el país.
Si detienes tus pasos el sábado,
para no hacer negocios en mi día santo, y llamas al sábado “mi delicia” y
lo consagras a la gloria del Señor; si lo honras, evitando viajes, dejando de
hacer tus negocios y de discutir tus asuntos,
entonces encontrarás tu delicia en el Señor.
Te conduciré sobre las alturas del país
y gozarás del patrimonio de Jacob, tu padre.
Ha hablado la boca del Señor».
Palabra de Dios
Salmo: 85,1-2.3-4.5-6
R/. Enséñame, Señor, tu camino,
para que siga tu verdad
V/. Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. R/.
V/. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R/.
V/. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(5,27-32):
EN aquel
tiempo, vio Jesús a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los
impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él, dejándolo todo, se levantó y lo
siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la
mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Y murmuraban los fariseos
y sus escribas diciendo a los discípulos de Jesús:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con
publicanos y pecadores?»
Jesús les respondió:
«No necesitan médico los sanos, sino los
enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se
conviertan».
Palabra del Señor
1. Dos ideas fundamentales son
los ejes sobre los que Lucas ha construido este relato, tan breve como
profundo.
- La primera idea es la importancia
decisiva del "seguimiento" de Jesús.
- La segunda idea es la experiencia de
Dios.
El
seguimiento es el criterio y el hecho que define la nueva vida que asume Levi.
La
idea y la experiencia de Dios es lo que no aceptan, ni les cabe en la cabeza, a
los fariseos. La teología de los fariseos no podía tolerar la idea de un Dios
que acoge a los pecadores y se alegra con ellos, sin que hayan dado muestra
alguna de conversión o cambio de vida.
2. Por ello, al comienzo del camino cuaresmal
hacia la Pascua, la Iglesia nos propone, como modelo, la respuesta de Mateo, un
hombre valiente que se despega de su vida pasada para lanzarse a amar a Dios y
al prójimo. ¡Qué audacia y qué humildad la de este publicano que, estando en el
ejercicio de su trabajo, se levanta de su asiento al sentirse querido e
invitado a una amistad! No hizo falta mucho más que el hecho de que Cristo,
buen Pastor, fuera a buscar a su lugar a una oveja perdida. Solo una palabra:
¡Sígueme!, bastó para transformar a un publicano que había vendido su
conciencia a Roma en un apóstol arrebatado por la fascinación de Cristo; como
él, también daría su vida cruentamente por quien le enseñó a amar.
3.
Con su respuesta Levi se convierte además en cauce de encuentro con el
Señor para todos aquellos descartados que vivían al margen de Dios. Gracias a
la respuesta de Mateo, muchos otros se colocan ante Cristo y este tiene la
oportunidad de ganarles el corazón y, como buen médico que es, de darles un
tratamiento adecuado. En el comienzo de la Cuaresma, despojémonos de los signos
de victoria que nos hacen creernos superiores y volvamos a la sinceridad de
quien sabe que no es más que un poco de polvo invitado a la comunión con Dios y
a hacer obras grandes y buenas en el amor a Dios.
San Valerio de Astorga
Confesor († s. VII)
Vida de San Valerio de Astorga
Santo de heroicas virtudes y de invicta paciencia en la adversidad.
Nacido en Astorga y cristiano desde pequeño. La región del Bierzo es el
escenario de sus virtudes y de su vida. Quiso entrar en el monasterio que fundó
san Fructuoso en Compludo, pero por razones todavía hoy desconocidas no pudo
entrar.
Fallido el intento monacal, comienza una vida de oración y penitencia
viviendo al estilo de los antiguos eremitas. Su modo de vivir, poco frecuente
en la época, hace que de boca en boca vaya pasando la noticia de su existencia
entre los habitantes del lugar que empiezan a visitarle en la ermita que hay
junto al castillo llamado de la Piedra, en Astorga. Allá concurren con deseos
de escucharle y de ser confortados en sus penas. El clérigo el cuidador de la
ermita sólo comienza a interesarse por ella cuando advierte el sonar de las
monedas y huele los pingües beneficios de las ofrendas; como se posesiona de
ellas de mala manera, el santo se marcha para no facilitar su codicia extrema;
pero hasta los pocos libros que tenía hubo de dejarlos en la ermita por
considerar el clérigo chupón que fueron de ella.
La gente del lugar le echa de menos y le sugieren un nuevo sitio para vivir,
rezar y predicar. En Ebronato le edifican los fieles un oratorio donde se
instala y recomienza. Como la gente se arremolina en torno a él, el obispo
nombra un presbítero para que atienda la pequeña iglesia construida; Justo se
llama el pastor y su justicia en el nombre se queda. De nuevo queda Valerio sin
techo y reducido a la miseria. La gente sigue queriéndole y sufre la mala
envidia de Justo que en alguna ocasión llegó a emplear la violencia física
contra Valerio.
En el mismo Bierzo, allí donde Fructuoso fundó el monasterio de san Pedro,
encuentra un lugar tranquilo y puede reanudar una vez más su vida penitente y
orante de eremita. El obispo de Astorga, Isidoro, le llama y pide su compañía
para asistir al concilio de Toledo, al que no llegan por la muerte del prelado.
También escribió dejando por escrito testimonio de la época. Esta literatura
se conservó en el monasterio de Carracedo y la mantuvo como tesoro la iglesia
de Oviedo. Su pluma dejó a la posteridad la vida de san Fructuoso, un abundante
grupo de máximas y consejos a los religiosos del Bierzo, las revelaciones de
los monjes Máximo y Bonelo y la historia del abad Donadeo.
Terminó su vida a finales del siglo VII y sus reliquias se conservaron en el
Altar Mayor de la iglesia del monasterio de san Pedro de los Montes, de la
orden benedictina, cerca de Ponferrada.
A quien se interna en su vida le da la sensación de que Dios lo preparó
para la contrariedad. Y lo muy curioso del caso es que sus enfrentados siempre
fueron clérigos. ¿Tan feo les pareció Valerio? Muchos de los buenos afirman,
con pueril benevolencia, que es muy difícil convivir en esta tierra con un
santo verdadero; pero quizás no caen en la cuenta de que a quien seriamente le
cuesta convivir con los demás es al que lleva vida recta.
Fuente: Spider + archimadrid
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