16 – DE
FEBRERO – JUEVES –
6ª
SEMANA DEL T. O. – A
santa Juliana, virgen y mártir
Lectura del libro del
Génesis (9,1-13):
DIOS
bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:
«Sed fecundos, multiplicaos y llenad
la tierra. Todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo os
temerán y os respetarán; todos los reptiles del suelo y todos los peces del mar
están a vuestra disposición. Todo lo que vive y se mueve os servirá de
alimento: os lo entrego todo, lo mismo que los vegetales.
Pero no comáis carne con sangre, que
es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las
pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano.
Quien derrame la sangre de un
hombre, por otro hombre será su sangre derramada; porque a imagen de Dios hizo
él al hombre.
Vosotros sed fecundos y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».
Dios dijo a Noé y a sus hijos:
«Yo establezco mi alianza con
vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan,
aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la
tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros:
el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que
devaste la tierra».
Y Dios añadió:
«Esta es la señal de la alianza que
establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las
generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la
tierra».
Palabra de
Dios
Salmo:
101,16-18.19-21.29.22-23
R/. El Señor desde
el cielo se ha fijado en la tierra
V/. Los
gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sion,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.
V/. Quede
esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R/.
V/. Los
hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sion el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R/.
Lectura del santo
Evangelio según San Marcos (8,27-33):
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de
Cesarea de Felipe; por el camino preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice
la gente que soy yo?»
Ellos le
contestaron:
«Unos, Juan
Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas.»
Él les
preguntó:
«Y vosotros,
¿quién decís que soy?»
Pedro le
contestó:
«Tú eres el
Mesías.»
Él les
prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos:
«El Hijo del
Hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores,
sumos sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días. Se lo
explicaba con toda claridad.
Entonces
Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió, y de cara a los
discípulos increpó a Pedro:
«¡Quítate de
mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»
Palabra del Señor
1. Este
relato es central en los cuatro evangelios. Porque, con formulaciones
distintas, es el momento en el que los discípulos, representados por su
portavoz (Pedro), reconocen y confiesan que Jesús es el Mesías (Mt 16, 13-20;
Mc 8, 27-30; Lc 9, 18-21; in 6, 66-69).
Por eso, este
episodio marca un antes y un después en el conjunto del Evangelio (J. D. G. Dunn).
A partir de
este momento, el gran relato del Evangelio se orienta hacia el destino final de
Jesús en Jerusalén: su conflicto definitivo, su fracaso y su muerte.
2. Pero
el relato está redactado de manera que aquí se nos presentan dos hechos y dos
momentos que son literalmente contradictorios. Porque, en primer lugar, se
relata la confesión de la fe de Pedro. Y, en segundo lugar, se nos presenta a
Pedro como "Satanás", como algo que Jesús no quiere ni ver.
¿Por qué esta
contradicción?
Porque Pedro
reconoce a Jesús como Mesías. Pero no tolera que Jesús sea un Mesías que
termina fracasando.
Pedro, por lo
visto, quería un Mesías triunfante y glorioso. Pero el proyecto de Jesús era
exactamente lo contrario.
Jesús sabía y
aceptaba que iba a morir como un delincuente ajusticiado, o sea en el fracaso
total.
3. Y en
esto tenemos el dato más elocuente de este relato. En el enfrentamiento directo
de Jesús con Pedro, aparece que Pedro fue quien con más fuerza manifestó su
oposición al fracaso final de Jesús.
Y a él fue a
quien Jesús rechazó como si fuera el mismísimo Satanás. Lo cual quiere decir
que las pretensiones de poder son pretensiones satánicas. Es lo que, con más
energía, y de forma más tajante rechaza Jesús. Por el contrario, las
pretensiones de Jesús son de cercanía y de identificación con quienes carecen
de poder. La verdadera revolución del movimiento de Jesús consiste en
esto. Hasta tal punto que, solo desde esta toma de postura, decidida y decisiva en la vida,
es posible entender a Jesús, asumir su Evangelio, y poder comunicarlo a otros.
Querer explicar
el Evangelio, y la fe en él, desde pretensiones de poder o desde posiciones de
privilegio, es lo mismo que intentar hacer posible la cuadratura del círculo.
Hacer eso es
vivir en la contradicción. Es lo que vemos en la Iglesia, en el Vaticano, en
las catedrales, en las curias episcopales, en no pocas parroquias, etc.
¿Y nos
sorprende que la Iglesia se vea marginada, desautorizada, sin credibilidad?
santa Juliana, virgen y mártir
Cuando llegó la paz de Constantino, la
matrona Sofronia tomó las reliquias del cuerpo de la mártir Juliana con la
intención de llevarlas consigo a Roma. Por una tempestad, tuvo que desembarcar
en Puzoli donde le edificó un templo que luego destruyeron los lombardos. Las
reliquias se vieron peligrar y prudentemente se trasladaron a Nápoles donde
reposan y se veneran con gran devoción.
En Nicomedia tuvieron lugar los hechos, de
mil maneras narrados y con toda clase de matices comentados, en torno a esta
santa que hizo un proyecto de su vida contrapuesto al deseado por su padre. Los
narraré escuetamente adelantando ya que fue por la persecución de Maximiano.
Juliana es hija de una conocida familia
ilustre pero con un padre pagano metido en el ejercicio del Derecho - que
cuando llega el momento llega a convertirse en perseguidor de los cristianos -
y una madre agnóstica. Ella, por la situación del entorno familiar nada
favorable para la vivencia cristiana, se ha hecho bautizar en secreto. Además,
se le ha ocurrido entregarse enteramente a Cristo y no entra el casamiento en
sus planes de futuro. Este es el marco.
La dificultad del caso comienza cuando Eluzo,
que es un senador joven, quiere casarse con Juliana. La cosa se pone aún más
interesante porque, conociendo que Eluzo bebe los vientos por su hija, ya ha
concertado el padre el matrimonio entre el senador y la joven, comprometiendo
su honorabilidad.
La supuesta novia lo recibe amablemente y con
cortesía haciendo gala de su esmerada educación. Pero, al llegar el momento
culminante de los detalles matrimoniales, salta sobre el tapete una condición
al aspirante con la intención de desligarse del compromiso. No lo aceptará -le
dice- mientras no sea juez y prefecto de la ciudad. Claro que eso era como
pedir la luna; pero se vio pillada en sus palabras ya que, en poco tiempo,
gracias a influencias, dinero y valía personal, Eluzo se ha convertido en juez
y prefecto de Nicomedia; además, continúa insistiendo en sus pretensiones
matrimoniales con Juliana. La doncella mantiene la dignidad dándole toda clase
de felicitaciones y parabienes, al tiempo que le asegura no poder aceptar el
matrimonio hasta que se dé otra condición imprescindible para cubrir la sima
que los separa: debe hacerse cristiano.
Ante tamaño disparate es el propio Eluzo
quien pondrá al padre al corriente de lo que está pasando y de la «novedad» que
se presenta. «Si eso es verdad, seremos juez y fiscal para mi hija». Juliana
sólo sabe contestar a su padre furioso que ansía ser la primera dama de la
ciudad, pero que, sin ser cristiano, todo lo demás lo estima en nada.
«Por Apolo y Diana! Más quiero verte muerta que cristiana».
Convertida al cristianismo, se destacó por su
entusiasmo y ardor en la difusión de la fe, por lo que fue encarcelada,
torturada y finalmente decapitada el año 305. Su cuerpo fue trasladado a Cumas,
en Italia, y posteriormente sus reliquias llegaron a España, donde en su honor
los condes de Castilla levantaron el célebre monasterio de Santillana (Santa
Ileana), uno de los mejores monumentos de la Edad Media española
En la conversación tratará a su padre con
respeto y amor de hija, pero... «mi Salvador es Jesucristo en quien tengo
puesta toda mi confianza». Vienen los tormentos esperados cuando las razones no
son escuchadas. Estaño derretido y fuego; además, cárcel para darle tiempo a
pensar y llevarla a un cambio de actitud. Finalmente, con 18 años, se le corta
la cabeza el 16 de febrero del 308.
Alguna vez hay padres «se pasan» al forzar a
sus hijos cuando tienen que elegir estado. Esto tiene más complicaciones si
razones profundas, como la fe práctica, dificulta la comprensión de los motivos
que distancian. ¿No pensaría el padre de Juliana que sin matrimonio y cristiana
su hija sería desgraciada? Quizá con viva fe cristiana llegara a vislumbrar que
Jesucristo llena más que el dinero, el poder, la dignidad y la fama.
Uno de los hechos más característicos de las
«Actas», es la discusión que tuvo la santa con el demonio, el cual, disfrazado
como un ángel de luz, trataba de persuadirla para que accediese a los deseos de
su padre y de su pretendiente. Por ello, el arte medieval representaba
comúnmente a Santa Juliana con una cadena o una cuerda disponiéndose a atar a
un demonio alado.
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