miércoles, 8 de febrero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 – DE FEBRERO – VIERNES – 5ª SEMANA DEL T. O. – A Santa Escolástica, virgen

 


10 – DE FEBRERO – VIERNES –

5ª SEMANA DEL T. O. – A  

Santa Escolástica, virgen

 

Lectura del Génesis (3,1-8):

 

LA serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer:

«Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?».

La mujer contestó a la serpiente:

«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios:

“No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”».

La serpiente replicó a la mujer:

«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».

Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.

Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, Adán y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 31,1-2.5.6.7

 

      R/. Dichoso el que está absuelto de su culpa

 

V/. Dichoso el que está absuelto de su culpa,

a quien le han sepultado su pecado;

dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito

y en cuyo espíritu no hay engaño. R/.

 

V/. Había pecado, lo reconocí,

no te encubrí mi delito;

propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,

y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.

 

V/. Por eso, que todo fiel te suplique

en el momento de la desgracia:

la crecida de las aguas caudalosas

no lo alcanzará. R/.

 

V/. Tú eres mi refugio,

me libras del peligro,

me rodeas de cantos de liberación. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (7,31 37):

 

EN aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.

Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.

Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:

«Effetá» (esto es, «ábrete»).

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.

Y en el colmo del asombro decían:

«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».

                                                                                                                                         

Palabra del Señor

 

1.  El problema de fondo, que resuelve aquí Jesús, es el problema de la incomunicación humana.  Y lo resuelve en la Decápolis, una región cuya localización no se puede precisar con certeza.  - ¿Fue un error de Marcos?  - ¿Es un error nuestro? Importa poco este punto concreto. Lo que interesa es que Jesús, a su paso por una región probablemente de Siria (cf. Marcus Joel, G. Theissen, R. G. Lang), resuelve (simbólicamente) el problema de la incomunicación entre religiones y culturas.

La incomunicación que se simboliza en un hombre que era sordo y mudo. No oír ni poder hablar es vivir incomunicado.

 

2.  Además, la sociedad de los "medios de comunicación" es la sociedad de la "incomunicación". Se nos oculta la verdad de lo que realmente ocurre y se hace insoportable la incapacidad de empatizar con el otro, ponerse en el lugar del otro. Y así, el aislamiento en que viven muchas personas es aterrador. Como aterradora es la información manipulada que nos llega sobre asuntos que son los que más nos importan a todos.

 

3.   Superar la incomunicación humana es algo tan difícil, que este evangelio termina diciendo que, cuando la gente vio que el sordo y mudo empezó a comunicarse con normalidad, todo el mundo llegó al "colmo del asombro". Y decía la gente: "todo lo ha hecho bien".

La sinceridad y la libertad para hablar, así como la capacidad de escucha y la paciencia para atender, sin duda son las cosas más difíciles que hay en la relación humana. Pero esto es lo que, antes que nada, tiene que resolver el Evangelio. Y para ello, lo primero que tenemos que hacer es interpretar el Evangelio, no como una "religión" más, sino como un "proyecto de vida" cuyo centro está en la "bondad" y el "respeto con todos". 

 

Santa Escolástica, virgen

 



 

Nació en el año 480, en Nursia, Italia. Su madre murió de parto. Es hermana gemela de San Benito. Ambos se entregaron a Dios desde muy jóvenes y le siguió a Montecassino y alcanzaron la santidad en la vida religiosa. Murió en el año 547. San Benito murió poco después.

 

Después que su hermano se fuera a Montecasino a establecer el famoso monasterio, ella se estableció a unas cinco millas de distancia, en Plombariola, donde fundó un monasterio y la orden de las monjas benedictinas la cual gobernó siguiendo la regla de su hermano.

Hermana de San Benito, se consagró a Dios desde su más tierna edad. Mientras su hermano residió en Monte Casino, ella se hallaba en Plombariola, fundando y gobernando un monasterio.

Tenía la costumbre de visitar a San Benito una vez al año y como no estaba permitido que entrar al monasterio, él salía a su encuentro para llevarla a una casa de confianza, donde los hermanos pasaban la velada orando, cantando himnos de alabanza a Dios y discutiendo asuntos espirituales. Sobre la última visita, San Gregorio hace una notable descripción, en la cual, la santa presintiendo que no volvería ver más a su hermano, le rogó que no partiera esa noche sino al día siguiente, pero San Benito se sintió incapaz de romper las reglas de su monasterio.

Entonces, Santa Escolástica apeló a Dios con una ferviente oración para que interviniera en su ayuda, y acto seguido, estalló una fuerte tormenta que impidió que su hermano regresara al monasterio. Los dos santos pasaron la noche hablando de las cosas santas y de asuntos espirituales. Tres días después, la santa murió, y su hermano que se encontraba absorto en la oración tuvo la visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma.

 

 

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