jueves, 2 de febrero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 – DE FEBRERO – SÁBADO – 4ª SEMANA DEL T. O. – A Santa Catalina de Ricci, virgen

 

 


4 – DE FEBRERO – SÁBADO –

4ª SEMANA DEL T. O. – A  

Santa Catalina de Ricci, virgen

 

      Lectura de la carta Hebreos (13,15-17.20-21):

 

HERMANOS:

Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.

No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.

Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.

Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo.

A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 22

 

R/. El Señor es mi pastor, nada me falta

 

    El Señor es mi pastor, nada me falta:

en verdes praderas me hace recostar;

me conduce hacia fuentes tranquilas

y repara mis fuerzas. R/.

Me guía por el sendero justo,

por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,

nada temo, porque tú vas conmigo:

tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

 Preparas una mesa ante mí,

enfrente de mis enemigos;

me unges la cabeza con perfume,

y mi copa rebosa. R/.

 Tu bondad y tu misericordia me acompañan

todos los días de mi vida,

y habitaré en la casa del Señor

por años sin término. R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):

 

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.

 

Palabra del Señor

 

1.  Cuando leemos los relatos que nos presenta el Evangelio, tenemos que hacernos esta pregunta:

- ¿Qué le preocupaba a Jesús?

O, para ser más precisos,

- ¿a qué era sensible aquel hombre singular?

Sin duda alguna, era sumamente sensible a todo cuanto pudiera ser motivo, no digamos ya de sufrimiento, sino incluso de simple malestar en las personas con las que convivía y se rozaba a diario. Por eso, Jesús quiso llevarse a los discípulos a descansar a un sitio tranquilo. Este simple hecho define la profunda humanidad de una persona.

 

2.  Más fuerte fue su reacción al ver el gentío que le buscaba. En este caso, el sentimiento de Jesús fue más hondo: una "conmoción visceral'.

El verbo (splagch-nizomai), que utiliza Marcos (6, 34), se compone sobre la base del sustantivo splagchnon, que indica las entrañas, especialmente el corazón, la sede a la que atribuimos los sentimientos más profundos del ser humano (N. Walter).

Jesús se conmocionó, cosa que le ocurría con frecuencia (Mc 1, 41; 8, 2; Mt 9, 36; 14,14; 15, 32; 20, 34; cf. Mc 10,42; Lc 7, 13; Lc 9, 22).

Es el sentimiento determinante del padre del hijo extraviado (Lc 15, 20) y el del buen samaritano (Lc 10, 30 ss).

 

3.  Jesús no soportó ver aquel pueblo abandonado por sus pastores, por sus dirigentes religiosos, especialmente por los sacerdotes.  Es conmovedor leer el cap. 34 del profeta Ezequiel. Como hoy nos sentimos demasiado afectados cuando nos enteramos del abandono en que viven más de la mitad de las parroquias de la Iglesia en el mundo. El Vaticano está cada día más sensible a la "ortodoxia doctrinal" y la observancia de los rituales", dos cosas por las que Jesús no se interesó jamás. Y, sin embargo, la corrupción de tantos clérigos es motivo diario de escándalos insoportables, que, paradójicamente, la Curia Romana (hasta el Papa actual) viene ocultando y consintiendo.  Seguimos en la Iglesia y la queremos. Pero, precisamente por eso, nos duelen tanto estas cosas.

 

Santa Catalina de Ricci, virgen

 




Martirologio Romano: En Prato, de la Toscana, santa Catalina de’ Ricci, virgen, de la Tercera Orden Regular de Santo Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la religión y por su asidua meditación de los misterios de la pasión de Jesucristo, obtuvo experimentarla de alguna manera (1590).

Fecha de canonización: 29 de junio de 1746 por el Papa Benedicto XIV.

 

Breve Biografía

El 23 de abril de 1522 nace en Florencia, Alejandra Lucrecia Rómola, hija de la noble familia de´ Ricci, que tuvo mucho poder e importancia en la ciudad.

Muerta su madre cuando ella era todavía muy niña, quedó bajo el cuidado de una madrastra. Poco después la puso su padre en el convento de las monjas de Monteceli donde estaba una tía suya. Allí recibe su primera educación y sobresale por su aplicación en los estudios.

A la niña le gustan los relatos de la Pasión de Cristo. Celebérrimo es el Crucifijo que se venera en aquel monasterio y que desde entonces se llama el Crucifijo de la Alejandrina.

A los doce años participa en un retiro en la comunidad del monasterio de san Vicente Ferrer en Prato, perteneciente a la Tercera Orden Regular de Santo Domingo.

Queda impactada por el estilo de vida y trabajo de las hermanas y pide la admisión en la comunidad. Cuando su padre fue a buscarla para volverla a casa, no quiso ir. El lunes de Pentecostés, 18 de mayo de 1535, a los trece años, tomó el hábito de terciaria de Santo Domingo, de manos de su tío Timoteo de´ Ricci O.P., mudando el nombre de Alejandrina por el de Catalina.

Profesó al año siguiente y lo en tal forma a la contemplación, singularmente de la Pasión del Señor, que de ordinario estaba abstraída de los sentidos. Por su gran humildad, siempre se puso bajo la obediencia de los superiores.

Dotada de natural prudencia, fue superiora dieciocho años, ganando mucho las religiosas en lo espiritual y en lo temporal por las muchas limosnas que le enviaban, con lo que pudo acabar la fábrica del convento y acoger muchas jóvenes.

Piénsese que Catalina era Madre Priora de una comunidad de, por lo menos, 120 monjas y que en unos años llegó a contar hasta 160 religiosas... Durante doce años, 1542-1554, revivió en su cuerpo las llagas del Crucificado y la Pasión del Señor.

Poco después de su profesión, el Señor vino a visitarla enviándole una terrible y múltiple enfermedad, ya que fueron varias las dolencias que a la vez afligían su débil cuerpo. Las mismas religiosas y los médicos quedaban admirados cómo era posible que pudiera resistir tanto dolor de todo tipo.

Se le apareció un alma beata de su Orden, hizo sobre ella la señal de la cruz y quedó curada por varios años. Durante estos atroces tormentos tenía una medicina que la curaba, por lo menos le daba paz y alivio: Era el meditar en la Pasión del Señor, en los muchos dolores que Él sufrió por nosotros... Meditaba paso a paso, en toda su viveza y a veces se le manifestaba el Señor bien con la Cruz a cuestas, bien coronado de espinas o clavado en la Cruz.

Recibió muchos dones y regalos del cielo: revelaciones, gracias de profecía y milagros, el don de leer los corazones... Luces especiales en los más delicados asuntos de los que ella nada sabía. Por ello acudieron a consultarla Papas, cardenales, los príncipes de Florencia, el Hijo del Rey de Baviera, igual que personas sencillas y humildes.

A todos atendía con gran bondad y humildad ya que se veía anonada por sus miserias y se sentía la más pecadora de los mortales. Tuvo gran amistad y correspondencia con San Carlos Borromeo, San Felipe Neri, San Pío V y Santa María Magdalena de´ Pazzi.

El día Primero de febrero de 1590 recibió los santos sacramentos. Recibió el viático de rodillas, su rostro se resplandecía como él de un ángel.

Llamó después a las religiosas, le hizo una exhortación al amor de Dios y a la observancia regular, poniéndose de nuevo en oración hasta la noche. Murió poco después, era el día dos de febrero del año 1590 y toda la ciudad de Prato se conmovió.

Fue beatificada por Clemente XII el 23 de noviembre de 1732 y canonizada por Benedicto XIV el 29 de Junio de 1746. Catalina es también compatrona de la ciudad y diócesis de Prato en Italia, y en Guantánamo, desde 1836, una parroquia está dedicada a ella (hoy catedral).

Llena del fuego del Espíritu Santo buscó incansablemente la gloria del Señor. Promovió la reforma de la vida regular, inspirada especialmente por fray Jerónimo Savonarola, a quien admiraba con agradecido afecto. Su amor a la Pasión del Señor la llevó a componer el "Cántico de la Pasión", una meditación reposada sobre los sufrimientos de Cristo.

Debemos a su maestra, Sor María Magdalena Strozzi, si Catalina empezó a escribir sus extraordinarias experiencias místicas. Una muchedumbre de "Cartas" son muestra de su profundo itinerario en el Espíritu. Trabajó con solicitud en la atención de enfermos, hermanas o laicos. La extraordinaria abundancia de carismas celestiales, junto con una exquisita prudencia y especial sentido práctico, hicieron de ella la superiora ideal.

El cuerpo incorrupto de la santa se venera en la Basílica menor de San Vicente Ferrer y Santa Catalina de´ Ricci en Prato, donde las monjas dominicas siguen viviendo su espiritualidad y su mensaje de amor.

 

 

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