4 – DE
FEBRERO – SÁBADO –
4ª
SEMANA DEL T. O. – A
Santa Catalina de Ricci, virgen
Lectura de la carta Hebreos
(13,15-17.20-21):
HERMANOS:
Por medio de
Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el
fruto de unos labios que confiesan su nombre.
No os olvidéis de hacer el bien y de
ayudaros mutuamente; esos son los sacrificios que agradan a Dios.
Obedeced y someteos a vuestros guías,
pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán
con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.
Que el Dios de la paz, que hizo retornar
de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en
virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que
cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio
de Jesucristo.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Salmo: 22
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.
Me guía por el
sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas una
mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R/.
Tu bondad y tu
misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Marcos (6,30-34):
En aquel
tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que
habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros a solas a un lugar
desierto a descansar un poco».
Porque eran tantos los que iban y
venían, que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a solas a un lugar
desierto.
Muchos los vieron marcharse y los
reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel
sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se
compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso
a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor
1. Cuando leemos los relatos
que nos presenta el Evangelio, tenemos que hacernos esta pregunta:
- ¿Qué le preocupaba a Jesús?
O, para ser más precisos,
- ¿a qué era sensible aquel hombre
singular?
Sin duda alguna, era sumamente sensible a todo cuanto pudiera ser motivo, no digamos ya de sufrimiento, sino incluso de simple malestar en las personas con las que convivía y se rozaba a diario. Por eso, Jesús quiso llevarse a los discípulos a descansar a un sitio tranquilo. Este simple hecho define la profunda humanidad de una persona.
2. Más fuerte fue su reacción al ver el gentío que le buscaba. En este caso, el sentimiento de Jesús fue más hondo: una "conmoción visceral'.
El verbo (splagch-nizomai), que utiliza
Marcos (6, 34), se compone sobre la base del sustantivo splagchnon, que indica
las entrañas, especialmente el corazón, la sede a la que atribuimos los
sentimientos más profundos del ser humano (N. Walter).
Jesús se conmocionó, cosa que le ocurría
con frecuencia (Mc 1, 41; 8, 2; Mt 9, 36; 14,14; 15, 32; 20, 34; cf. Mc 10,42;
Lc 7, 13; Lc 9, 22).
Es el sentimiento determinante del padre
del hijo extraviado (Lc 15, 20) y el del buen samaritano (Lc 10, 30 ss).
3. Jesús no soportó ver aquel pueblo abandonado por sus pastores, por sus dirigentes religiosos, especialmente por los sacerdotes. Es conmovedor leer el cap. 34 del profeta Ezequiel. Como hoy nos sentimos demasiado afectados cuando nos enteramos del abandono en que viven más de la mitad de las parroquias de la Iglesia en el mundo. El Vaticano está cada día más sensible a la "ortodoxia doctrinal" y la observancia de los rituales", dos cosas por las que Jesús no se interesó jamás. Y, sin embargo, la corrupción de tantos clérigos es motivo diario de escándalos insoportables, que, paradójicamente, la Curia Romana (hasta el Papa actual) viene ocultando y consintiendo. Seguimos en la Iglesia y la queremos. Pero, precisamente por eso, nos duelen tanto estas cosas.
Santa Catalina de Ricci, virgen
Martirologio Romano: En Prato, de la
Toscana, santa Catalina de’ Ricci, virgen, de la Tercera Orden Regular de Santo
Domingo, que se dedicó de lleno a la restauración de la religión y por su
asidua meditación de los misterios de la pasión de Jesucristo, obtuvo
experimentarla de alguna manera (1590).
Fecha de canonización: 29 de junio de 1746
por el Papa Benedicto XIV.
Breve Biografía
El 23 de abril de 1522 nace en Florencia,
Alejandra Lucrecia Rómola, hija de la noble familia de´ Ricci, que tuvo mucho
poder e importancia en la ciudad.
Muerta su madre cuando ella era todavía
muy niña, quedó bajo el cuidado de una madrastra. Poco después la puso su padre
en el convento de las monjas de Monteceli donde estaba una tía suya. Allí
recibe su primera educación y sobresale por su aplicación en los estudios.
A la niña le gustan los relatos de
la Pasión de Cristo. Celebérrimo es el Crucifijo que se venera en aquel
monasterio y que desde entonces se llama el Crucifijo de la Alejandrina.
A los doce años participa en un
retiro en la comunidad del monasterio de san Vicente Ferrer en Prato,
perteneciente a la Tercera Orden Regular de Santo Domingo.
Queda impactada por el estilo de vida y
trabajo de las hermanas y pide la admisión en la comunidad. Cuando su padre fue
a buscarla para volverla a casa, no quiso ir. El lunes de Pentecostés, 18 de
mayo de 1535, a los trece años, tomó el hábito de terciaria de Santo Domingo,
de manos de su tío Timoteo de´ Ricci O.P., mudando el nombre de Alejandrina por
el de Catalina.
Profesó al año siguiente y lo en tal
forma a la contemplación, singularmente de la Pasión del Señor, que de
ordinario estaba abstraída de los sentidos. Por su gran humildad, siempre se
puso bajo la obediencia de los superiores.
Dotada de natural prudencia, fue
superiora dieciocho años, ganando mucho las religiosas en lo espiritual y en lo
temporal por las muchas limosnas que le enviaban, con lo que pudo acabar la
fábrica del convento y acoger muchas jóvenes.
Piénsese que Catalina era Madre Priora de
una comunidad de, por lo menos, 120 monjas y que en unos años llegó a contar
hasta 160 religiosas... Durante doce años, 1542-1554, revivió en su cuerpo las
llagas del Crucificado y la Pasión del Señor.
Poco después de su profesión, el Señor
vino a visitarla enviándole una terrible y múltiple enfermedad, ya que fueron
varias las dolencias que a la vez afligían su débil cuerpo. Las mismas
religiosas y los médicos quedaban admirados cómo era posible que pudiera
resistir tanto dolor de todo tipo.
Se le apareció un alma beata de su Orden,
hizo sobre ella la señal de la cruz y quedó curada por varios años. Durante
estos atroces tormentos tenía una medicina que la curaba, por lo menos le daba
paz y alivio: Era el meditar en la Pasión del Señor, en los muchos dolores que
Él sufrió por nosotros... Meditaba paso a paso, en toda su viveza y a veces se
le manifestaba el Señor bien con la Cruz a cuestas, bien coronado de espinas o
clavado en la Cruz.
Recibió muchos dones y regalos del cielo:
revelaciones, gracias de profecía y milagros, el don de leer los corazones...
Luces especiales en los más delicados asuntos de los que ella nada sabía. Por
ello acudieron a consultarla Papas, cardenales, los príncipes de Florencia, el
Hijo del Rey de Baviera, igual que personas sencillas y humildes.
A todos atendía con gran bondad y
humildad ya que se veía anonada por sus miserias y se sentía la más pecadora de
los mortales. Tuvo gran amistad y correspondencia con San Carlos Borromeo, San
Felipe Neri, San Pío V y Santa María Magdalena de´ Pazzi.
El día Primero de febrero de 1590 recibió
los santos sacramentos. Recibió el viático de rodillas, su rostro se
resplandecía como él de un ángel.
Llamó después a las religiosas, le hizo
una exhortación al amor de Dios y a la observancia regular, poniéndose de nuevo
en oración hasta la noche. Murió poco después, era el día dos de febrero del
año 1590 y toda la ciudad de Prato se conmovió.
Fue beatificada por Clemente XII el 23 de
noviembre de 1732 y canonizada por Benedicto XIV el 29 de Junio de 1746.
Catalina es también compatrona de la ciudad y diócesis de Prato en Italia, y en
Guantánamo, desde 1836, una parroquia está dedicada a ella (hoy catedral).
Llena del fuego del Espíritu Santo buscó
incansablemente la gloria del Señor. Promovió la reforma de la vida regular,
inspirada especialmente por fray Jerónimo Savonarola, a quien admiraba con
agradecido afecto. Su amor a la Pasión del Señor la llevó a componer el
"Cántico de la Pasión", una meditación reposada sobre los sufrimientos
de Cristo.
Debemos a su maestra, Sor María Magdalena
Strozzi, si Catalina empezó a escribir sus extraordinarias experiencias
místicas. Una muchedumbre de "Cartas" son muestra de su profundo
itinerario en el Espíritu. Trabajó con solicitud en la atención de enfermos,
hermanas o laicos. La extraordinaria abundancia de carismas celestiales, junto
con una exquisita prudencia y especial sentido práctico, hicieron de ella la
superiora ideal.
El cuerpo incorrupto de la santa se
venera en la Basílica menor de San Vicente Ferrer y Santa Catalina de´ Ricci en
Prato, donde las monjas dominicas siguen viviendo su espiritualidad y su
mensaje de amor.
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