jueves, 16 de febrero de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 – DE FEBRERO – SABADO – 6ª SEMANA DEL T. O. – A San Eladio

 


 

18 – DE FEBRERO – SABADO –

6ª SEMANA DEL T. O. – A  

 San Eladio

      Lectura de la carta a los Hebreos (11,1-7):     

 

      HERMANOS:
     La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.
     Por ella son recordados los antiguos.
    Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios, de manera que lo visible procede de lo invisible.
    Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto.
     Por la fe fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo encontraron, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible complacerlo, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan.
    Por la fe, advertido Noé de lo que aún no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por ella condenó al mundo y heredó la justicia que viene de la fe.

 

Palabra de Dios

 

     Salmo: 144,2-3.4-5.10-11

    R/. Bendeciré tu nombre; Señor, por siempre

     V/. Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza.
R/.

     V/. Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas.
R/. 

 

     V/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.
R/. 

 

     Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-13):

 

   En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús.

    Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:

    «Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.»

    Estaban asustados, y no sabía lo que decía.

    Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo amado; escuchadlo.»

    De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

    Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:

    «No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos.»

    Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de «resucitar de entre los muertos».

    Le preguntaron:

    «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?»

    Les contestó él:

    «Elías vendrá primero y lo restablecerá todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado?

    Os digo que Elías ya ha venido, y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito.»

 

Palabra del Señor

 

     1.- En el camino de la vida, hay momentos de oscuridad y tiempos de luz. En el camino del seguimiento de Jesús, hay momentos de confusión y tiempos de ser confortado.

     Hoy la Palabra nos habla de un momento de luz de los discípulos. A partir de su camino con el Maestro, desde la luz de la Pascua, los más cercanos descubren su verdadera identidad:

          Jesús es el Profeta, que, siguiendo la tradición de Moisés y Elías, viene a traer la Palabra definitiva del Padre. Jesús es el Hijo amado de Dios, en quien el Padre nos la ha dado todo. Él es el Camino que nos lleva a Dios, la Verdad más auténtica sobre la existencia y el mundo, la Vida que nos abre horizontes insospechados, que se prolongan incluso más allá de la muerte. El Agua que sacia toda sed. La Luz que ilumina toda oscuridad. El Pan que alimenta en todo cansancio. La Palabra que da sentido… incluso a la cruz.

 

     2.- Al contemplarle, todo cobra un nuevo sentido. A veces, nos gustaría quedarnos ahí, haciendo tres tiendas… Aunque, como a Pedro, también a nosotros nos invita a bajar de la montaña, al valle donde está la vida de cada día, para vivir desde esa luz y con ese horizonte que hemos recibido de su Persona.

 

     3.- En medio de tus luces y tus sombras, en la mitad del camino de tu vida, también Jesús quiere mostrar su ser Hijo y Hermano para, mostrándote la meta, hacer más fácil el recorrido. Que tú también puedas experimentar, como aquellos primeros discípulos, la fuerza que da saberse amado y enviado.

 

San Eladio

 




En Toledo, en Hispania, san Eladio, que, después de haber dirigido los asuntos públicos en el palacio real, fue abad del monasterio de Agali y, elevado después al obispado de Toledo, se distinguió por los ejemplos de caridad.

 

VIDA

Arzobispo importante por su cometido entre los visigodos toledanos de su tiempo. Tuvo el buen gusto de admitir al diaconado a san Ildefonso que le sucedería también en la sede arzobispal de Toledo. Pasó dieciocho años al servicio de los cristianos como sucesor de los Apóstoles, desde que murió Aurasio, su antecesor en el mismo ministerio, y construyó también el templo de santa Leocadia.

Su padre llevó antes que él su nombre y ocupaba un cargo importante en la Corte. En familia de buenos cristianos nació Eladio, en Toledo, pasando la segunda mitad del siglo VI. Llega a sobresalir tanto en el cuidado de los negocios y tan merecedor es de confianza que el rey lo nombra administrador de sus finanzas ¡un antecedente de los ministros de Hacienda de hoy!

No se le sube a la cabeza de mala manera el honor, ni las riquezas, ni el poder que su cargo conlleva. No, no se dejó deslumbrar por la grandeza. Desde siempre era conocida su devoción y la fidelidad a las prácticas de vida cristiana. San Ildefonso dice de él que «aunque vestía secular, vivía como un monje». Y no le faltaba razón, porque frecuentaba el retiro monacal del monasterio Agaliense próximo a Toledo y algo se le pegaría.

Entre los afanes de las cuentas, recaudaciones, ajustes y distribución de dineros le llega la hora de la vocación a cosas más altas. Hay un cambio de negocio y quien lo propone es el Señor. Con voluntad desprendida deja bienes, afanes terrenos, comodidades, familia y mucho honor. Tomado hábito, a la muerte del abad, los monjes le eligen para esa su misión.

Después viene otra muerte, porque así vamos pasando los hombres. Se resiste Eladio a aceptar la distinción de arzobispo, pero la silla toledana necesita un sucesor después de la muerte de Aurasio. Los años no son obstáculo para reformar el estamento eclesiástico, mejorar el estado secular y cuidar el culto divino. Como obispo no puede olvidar a los más necesitados en lo material porque sin caridad no hay cristianismo creíble; y es en este punto donde su discípulo y sucesor Ildefonso escribe: «Las limosnas y misericordias que hacía Eladio eran tan copiosas que era como si entendiese que de su estómago estaban asidos como miembros los necesitados, y de él se sustentaban sus entrañas»; este era un motivo más para cuidar la austeridad de su mesa arzobispal, debía ser frugal en la comida para no defraudar a los pobres.

Aún tuvo más entresijos su vida; negoció delicadamente con Sisebuto la ardua cuestión que planteaba la convivencia diaria entre las comunidades de judíos y cristianos que era fuente permanente de conflictos religiosos y de desorden social.

Murió el 18 de febrero del año 632.

Fuente: Archidiócesis de Madrid

 

 

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