miércoles, 23 de agosto de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 25 DE AGOSTO – VIERNES – 20 – SEMANA DE T.O. – A San José de Calasanz

 

 

 


 

25 DE AGOSTO – VIERNES –

20 – SEMANA DE T.O. – A

San José de Calasanz

 

       Comienzo del libro de Rut (1,1.3-6.14b-16.22):

 

En tiempo de los jueces, hubo hambre en el país, y un hombre emigró, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la campiña de Moab. Elimelec, el marido de Noemí murió, y quedaron con ella sus dos hijos, que se casaron con dos mujeres moabitas: una se llamaba Orfá y la otra Rut. Pero, al cabo de diez años de residir allí, murieron también los dos hijos, y la mujer se quedó sin marido y sin hijos. Al enterarse de que el Señor había atendido a su pueblo dándole pan, Noemí, con sus dos nueras, emprendió el camino de vuelta desde la campiña de Moab. Orfá se despidió de su suegra y volvió a su pueblo, mientras que Rut se quedó con Noemí.

Noemí le dijo:

«Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios. Vuélvete tú con ella.»

Pero Rut contestó:

«No insistas en que te deje y me vuelva. Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios.»

Así fue como Noemí, con su nuera Rut, la moabita, volvió de la campiña de Moab. Empezaba la siega de la cebada cuando llegaron a Belén.

 

Palabra de Dios

 

     Salmo: 145,5-6ab.6c-7.8-9a.9be-10

 

R/. Alaba, alma mía, al Señor

 

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,

el que espera en el Señor, su Dios,

que hizo el cielo y la tierra,

el mar y cuanto hay en él. R/.

 

Que mantiene su fidelidad perpetuamente,

que hace justicia a los oprimidos,

que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos. R/.

 

El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos. R/.

 

Sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

 

      Lectura del santo evangelio según san Mateo (22,34-40):

 

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?»

Él le dijo:

«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser."

Este mandamiento es el principal y primero.

El segundo es semejante a él:

"Amarás a tu prójimo como a ti mismo."

Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.»

 

Palabra del Señor

 

1.  Como es bien sabido, los fariseos eran los más estrictos y fieles observantes de la ley religiosa judía. Una ley que era sumamente complicada. 

Se componía en total de 248 preceptos y 365 prohibiciones.  

Como es lógico, todo ese enorme cuerpo legal no podía tener la misma importancia en todos y cada uno de esos preceptos y prohibiciones. Pero con frecuencia los rabinos insistían en que los preceptos "pequeños" eran de la máxima importancia (U. Luz).

De ahí, la intención de poner a Jesús en un aprieto al preguntarle cuál era el mandamiento principal. Los más sumisos observantes suelen ser gente que disfruta acosando y poniendo en aprietos a quienes son personas abiertas, liberales, progresistas.

 

2.  Jesús pone la cumbre de todos los mandamientos en lo que se dice en Deut 6, 5. Por encima de cualquier otro precepto o prohibición está el amor a Dios.

La originalidad de Jesús -en principio- está en que, sin que le pregunten eso, une al amor de Dios el amor al prójimo (Lev 19, 18). Con lo cual viene a decir que no es posible amar a Dios si el amor al prójimo no es equivalente. 

Se trata, en el fondo, de un mismo e idéntico amor.

 

3.  El planteamiento de Jesús es decisivo.  Porque, como a Dios nadie lo ve, nos podemos equivocar, y nos equivocamos constantemente, pensando que amamos a Dios, cuando en realidad, el único comprobante infalible que tenemos de nuestro amor a Dios es el amor que nos une a los demás, sobre todo a los que más lo necesitan. Y no olvidemos jamás que la comprobación del amor, que se tiene a otras personas, no es lo que siente el presunto amante, sino lo que piensan, dicen y sienten los que tienen que ser amados.

Este es el test del verdadero amor a los demás. Y, en definitiva, a Dios. Todo lo demás son formas de engañarse uno a sí mismo. Teniendo presente que la medida del cariño, que tenemos a los demás, no está en la conciencia del amante, sino en el rostro del que se siente (o no se siente) querido.

 

San José de Calasanz

 


 

Nació en Aragón (España) en el año 1557. Obtuvo una excelente formación y ejerció el sacerdocio en su patria.

Más tarde, se trasladó a Roma, donde se dedicó a la instrucción de los niños pobres y fundó una Sociedad destinada a este fin.

Tuvo que sufrir duras pruebas, entre ellas las calumnias de los envidiosos. Murió en Roma en el año 1648.

 

José de Calasanz nació en Peralta de la Sal, un pequeño pueblo situado en la actual provincia de Huesca, en 1557. Con doce años, José deja su pueblo para estudiar en el colegio de los padres Trinitarios de Estadilla, a unos 20 Km. Al cumplir los catorce años, José de Calasanz manifiesta la decisión de hacerse sacerdote. Su entrega, su generosidad, su anhelo por ayudar a los demás, van unidos a una fuerte y vivencial fe en Dios, aumentada por el ejemplo y la educación recibida por parte de su familia.

Terminados sus estudios eclesiásticos, José es ordenado sacerdote en 1583, a los 25 años. Aconsejado por el obispo de Urgell, Andrés Capilla, Calasanz se va a Roma en 1592. Antes de cumplir los 6 años de su estancia en Roma, el río Tíber, se desborda, provocando la más catastrófica inundación del siglo. Como resultado de ésta, centenares de familias pobres quedaron sin techo, sin alimentos y hay más de dos mil muertos. Calasanz, con gran integridad, trabaja infatigablemente en la operación de ayuda a los afectados.

Se integra en Roma en las denominadas Cofradías, asociaciones que se dedicaban a la caridad. Calasanz encontrará junto a los necesitados, a los niños. Con el tiempo, los niños pobres de aquellos barrios romanos se convertirán en su principal punto de atención.

Fruto de este descubrimiento, comienza a pensar en crear una escuela gratuita abierta a todos los niños, especialmente a los más necesitados. No todos a los que les propuso la idea la vieron con buenos ojos. Y entonces decide lanzarse solo a la aventura. Y hacia 1597, en la sacristía de una iglesia que solía visitar, Santa Dorotea, en el Trastévere romano, comienza la primera escuela gratuita de Europa.

Al principio los alumnos no eran muchos, con el tiempo la idea se fue dando a conocer y con la ayuda de sacerdotes y algunos laicos, con el dinero que le dan unos y otros, las escuelas fueron creciendo. La Iglesia de San Pantaleón se convertirá en la primera escuela estable de Calasanz. La primera escuela cristiana, popular y gratuita.

Calasanz nunca volvió a su tierra. Se quedó definitivamente en Roma hasta su muerte en 1648. Y desde allí su obra ha ido esparciéndose por todo el mundo.

Calasanz es un ejemplo de vida que muchos jóvenes -hombres y mujeres- han seguido y siguen aún hoy. Su festividad se celebra el 25 de agosto.

 

Pensamiento espiritual y pedagógico

La larga vida de San José de Calasanz ocupa prácticamente la segunda mitad del siglo XVI y toda la primera parte del XVII. Persona abierta a la realidad circundante, recibió el impacto de las ideas y problemas que le rodeaban, y con su compromiso personal, contribuyó al progreso de las ideas y a la solución de los problemas. Se puede afirmar que, junto con otros de sus contemporáneos, fue protagonista -aunque poco conocido- de la transición del renacimiento a la modernidad.

 

En la formación espiritual de Calasanz mucho influyeron las corrientes renovadoras del siglo XVI en España, personificadas en algunos autores ascéticos y místicos como Juan de Ávila y Teresa de Jesús.

Fue precisamente a partir de la dedicación de Calasanz a la educación de los hijos de las clases populares en Roma, en los años de transición del siglo XVI al XVII, cuando fue elaborando de modo explícito su pensamiento pedagógico, fruto de su personal itinerario espiritual y social. Precedentemente algunos pensadores humanistas como Juan Luis Vives, Erasmo y el mismo Lutero habían teorizado sobre la educación de niños y jóvenes. En diversos escritos fundacionales, Calasanz hace un planteamiento teórico claro de lo que pretende con la obra iniciada: contribuir a la reforma de la sociedad y a la felicidad temporal y eterna de las personas, educando a los niños en la fe cristiana y en las letras humanas, por medio de escuelas pías, es decir, populares y cristianas.

Esta filosofía fue llevada a la práctica por Calasanz durante cincuenta años hasta su muerte Y organizó no menos de treinta colegios en diversos estados europeos, dotándolos de educadores preparados, estructuras adecuadas y reglamentos escritos por él mismo. Para Calasanz, la figura del educador es elemento fundamental en la consecución de los objetivos pedagógicos y sociales de su obra.

En su persona confluyen una vocación religiosa y una vocación educativa que se integran en una identidad propia.

El pensamiento espiritual y pedagógico de San José de Calasanz, y la práctica de la misma propuesta a sus primeros compañeros en Roma al comenzar el siglo XVII, dio origen en la Iglesia a una espiritualidad pedagógica y a una pedagogía espiritual de rasgos característicos que son una de las primeras manifestaciones modernas.

 

Fuente: escolapiosalgemesi.es/san-jose-de-calasanz

 

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