31 DE AGOSTO
– JUEVES –
21 –
SEMANA DE T.O. – A
Beato Enrique
Vidaurreta Palma
Lectura de la primera carta del apóstol
san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-13):
En medio de todos nuestros aprietos y
luchas, vosotros, con vuestra fe, nos animáis; ahora nos sentimos vivir,
sabiendo que os mantenéis fieles al Señor. ¿Cómo podremos agradecérselo
bastante a Dios?
¡Tanta alegría como gozamos delante de Dios por causa vuestra, cuando pedimos
día y noche veros cara a cara y remediar las deficiencias de vuestra fe! Que
Dios, nuestro Padre, y nuestro Señor Jesús nos allanen el camino para ir a
veros.
Que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo
mismo que nosotros os amamos. Y que así os fortalezca internamente, para que,
cuando Jesús, nuestro Señor, vuelva acompañado de todos sus santos, os
presentéis santos e irreprensibles ante Dios, nuestro Padre.
Palabra de Dios
Salmo: 89,3-4.12-13.14.17
R/. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres
Tú reduces al hombre a polvo, diciendo:
«Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en
tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela
nocturna. R/.
Enséñanos a calcular nuestros años,
para que
adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete,
Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión
de tus siervos. R/.
Por la mañana sácianos de tu
misericordia,
y toda
nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a
nosotros la bondad del Señor
y haga
prósperas las obras de nuestras manos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (24,42-51):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus
discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que
si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en
vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros
preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a
quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues,
dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así.
Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el
criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus
compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos
se lo espera, llegará el amo y lo hará pedazos, mandándolo a donde se manda a
los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Palabra del Señor
1. Para explicar la "vigilancia", que deben tener los
seguidores de Jesús, el evangelio de Mateo utiliza el verbo gregorein, que,
como exigencia ética, es una novedad aportada por el cristianismo.
Esta vigilancia incluye:
1) La responsabilidad ante los semejantes (Mt 24, 45-51).
2) No dejarse dominar por el miedo a un "dios imaginario y amenazante"
Mt 25, 15-23).
3) Sobre todo la bondad con los hermanos más humildes (Mt 25, 31-40).
A lo que hay que sumar la vigilancia en la oración: Estad en vela y orad
conmigo, como dijo Jesús en Getsemaní (Mt 26, 41).
La vigilancia fue importante, en el cristianismo primitivo, por lo frecuentes
que, en no pocas comunidades, eran las vigilias de oración, atestiguadas desde
el s. II y que, desde el s. III y especialmente en el monacato, fueron centrales
en la vida de los cristianos, que tenían la costumbre de levantarse a media
noche para orar, cada cual, en su casa, como testifica, por ejemplo, Tertuliano
(Ad Uxor. II, 4 y 8).
2. Esta vigilancia, entendida como se acaba de indicar, fue tema en el
que Jesús insistió. Se trata de la vigilancia referida a las relaciones que
cada cual mantiene con los demás.
Primero, Jesús pone como ejemplo al criado "fiel cuidadoso" que da la
comida a su tiempo.
Y, en segundo lugar, Jesús reprueba al que, en lugar de ser buena persona con
los demás, es un hombre violento y egoísta que solo se preocupa por comer y
beber, o sea darse buena vida y pasarlo lo mejor posible.
En el conjunto del relato, esta vigilancia constante para ser siempre bueno con
todos es lo central del mensaje que aquí transmite Jesús.
La vigilancia que pide Jesús es la postura atenta y vigilante ante las
necesidades de los otros, sobre todo las situaciones de dolor de los más
necesitados: el hambre de los pobres, la soledad de los ancianos, el desamparo
de los niños, la desesperanza de tantos enfermos. A estas cosas es a lo
que tenemos que estar vigilantes.
Beato Enrique Vidaurreta
Palma
Enrique Vidaurreta Palma (Antequera, 10
de octubre de 1896 – 31 de agosto de 1936.
Fue mártir de la persecución religiosa durante la Guerra Civil española y
beatificado en Roma el 28 de octubre de 2007 junto a 498 mártires del siglo XX
en España.
Su
padre, Enrique Vidaurreta Carrillo, Teniente de Navío de la Armada Española, murió
en el buque Oquendo durante la batalla de Santiago de Cuba en la Guerra contra
los Estados Unidos en 1898, quedando el joven Enrique y su hermano mayor
Santiago bajo el cuidado de su madre Purificación Palma González del Pino.
Los dos hijos estudiaron en
el colegio de San Estanislao, de El Palo (Málaga), regentado por los jesuitas,
donde es nombrado Prefecto de la Congregación Mariana. Terminados los estudios
de bachillerato, su madre se trasladó a Madrid para que sus hijos continuasen
los estudios superiores. Enrique ingresó en el seminario diocesano, donde
estuvo dos años como alumno externo. Pensaba hacerse jesuita, pero cambió de
opinión después de hablar con el obispo malagueño Manuel González.
Terminados los estudios
eclesiásticos fue ordenado de diácono el 21 de diciembre de 1918 y de
presbítero el 14 de junio de 1919, ambas órdenes conferidas en la capilla de
seminario conciliar de Madrid por el obispo de Madrid-Alcalá, Prudencio Melo
Alcaide. Celebró la primera misa en la iglesia de San Francisco o de San Zoilo,
de Antequera el 24 de junio de 1919. Posteriormente se le nombró capellán del
asilo de San Manuel, en Málaga, donde trabajo en la administración de El
Granito de arena, con los sacerdotes Pablo González Domínguez y Emilio Cabello.
Comenzó a actuar en el
seminario de Málaga a raíz de la marcha de los josefinos en 1920. Fue prefecto
de disciplina de mayores y posteriormente vicerrector. El obispo diocesano
Beato Manuel González García hizo construir de nueva planta el seminario
diocesano en 1923. Don Enrique fue nombrado rector del seminario en 1929 y a
través de los años fue profesor de varias materias filosóficas y teológicas. A
causa de su formación musical se encargaba de los ensayos de la música
litúrgica y de preparar a los seminaristas en el espíritu litúrgico y canto
gregoriano.
El
18 de julio de 1936, al producirse el levantamiento militar, Enrique Vidaurreta
estaba en el seminario haciendo ejercicios espirituales con un grupo de
sacerdotes. El día 21 se produce el asalto al seminario por un grupo de
milicianos, Enrique Vidaurreta se presentó ante ellos diciendo que todos los
que allí estaban eran sacerdotes, inmediatamente fueron detenidos y bajados por
la fuerza al cuartel de Capuchinos donde permanecieron 24 horas. El 22 pasaron
a la comisaría del Gobierno Civil y de allí a la Cárcel Provincial donde fueron
asignados a la brigada 5ª que era el dormitorio destinado a los eclesiásticos.
Allí rezaban el rosario, hacían meditación y lectura espiritual. Tenían dos o
tres breviarios que se pasaban unos a otros. Hubo varias sacas de presos
ajusticiados.
La noche del 30 al 31 de
agosto a eso de la 5 de la mañana, a la voz de “Arriba canallas”, entraron unos
milicianos preguntando que quienes eran, a lo que respondieron que sacerdotes.
A esta respuesta indicaron que salieran fuera. Entre los señalados estaba Don
Francisco Palomo; Don Enrique intercede por él diciéndoles que estaba enfermo.
El miliciano no hizo caso, sino que dio a Enrique Vidaurreta un empujón y lo
metió en el grupo de los señalados para morir. Según testimonios de los
presentes, poco después se oyeron descargas y a la mañana siguiente los mismos
oficiales de prisiones confirmaron que los habían ido matando por el camino
hasta el cementerio de San Rafael y que todo el camino estaba sembrado de
cadáveres.
Don Enrique y los demás
fallecidos el día 31 de agosto fueron enterrados en una fosa común en el
cementerio de San Rafael. Exhumados en 1940 y 1941, los restos de Don Enrique
fueron reconocidos porque en el bolsillo tenia el Epitome de Moral. Se los
trasladó a la catedral de Málaga. Ahora reposan en la Capilla de los Mártires,
donde hay 2100 nichos, los restos del Beato Enrique reposa en uno de ellos. Se
realizó su proceso diocesano en Málaga de 1964 a 1967 juntamente con cuatro
agustinos y el diacono Juan Duarte.
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