miércoles, 30 de agosto de 2023

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE SEPTIEMBRE – VIERNES – 21 – SEMANA DE T.O. – A San Josué

 

 

 


1 DE SEPTIEMBRE – VIERNES –

21 – SEMANA DE T.O. – A

San Josué

 

      Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (4,1-8):

 

   Por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos:

    Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.

    Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada, que os apartéis del desenfreno, que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y respetuosamente, sin dejarse arrastrar por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie ofenda a su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y aseguramos. Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada.

    Por consiguiente, el que desprecia este mandato no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.

 

Palabra de Dios

 

       Salmo: 96,1.2b.5-6.10.11-12

 

       R/. Alegraos, justos, con el Señor.

 

    El Señor reina, la tierra goza,

se alegran las islas innumerables.

Justicia y derecho sostienen su trono. R/.

 

    Los montes se derriten como cera

ante el dueño de toda la tierra;

los cielos pregonan su justicia,

y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.

 

    El Señor ama al que aborrece el mal,

protege la vida de sus fieles

y los libra de los malvados. R/.

     

   Amanece la luz para el justo,

y la alegría para los rectos de corazón.

Alegraos, justos, con el Señor,

celebrad su santo nombre. R/.

 

    Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

 

   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

    «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

    El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:

    "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!"

    Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas."

    Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis."

      Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

    Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:

    "Señor, señor, ábrenos."

    Pero él respondió:

    "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

 

Palabra del Señor

 

     1.  Esta parábola produce una impresión de extrañeza, de sorpresa y de estupor.  Hay en este relato un "corte" con la realidad de la vida cotidiana. Ni el retraso inexplicable del novio, ni la negativa de las muchachas que no quisieron dar el aceite, ni eso de mandar a la tienda a alguien a las tantas de la noche, ni lo de dar con la puerta en las narices a unas chicas que piden entrar a la fiesta, ni siquiera el cerrar la puerta en una boda que, en aquellos pueblos, era una fiesta para toda la gente, todo eso, sencillamente no tiene ni pies ni cabeza. Ni Jesús pudo poner eso como ejemplo para nadie.

 

         2.  El "corte" y la "extravagancia del relato" (Paul Ricoeur) son la mejor garantía de una parábola evangélica auténtica. El "novio" (nymphíos), en los evangelios, es Jesús (Mc 2, 19; Mt 9, 15; Lc 5, 34; Jn 3, 29). Y viene a celebrar un banquete de boda, la gran metáfora del Reino (Mt 22, 2 par).

     Ahora bien, de acuerdo con lo que dicen estos textos evangélicos, estar con el novio es cortar con los ayunos y privaciones que imponía la religión de los fariseos. Y es también cortar con los intereses y conveniencias de los que no entraron al banquete de boda del Reino, al banquete en el que entraron los pobres y vagabundos de los caminos.

 

     3.  La parábola no es una amenaza para estar preparados para el juicio de Dios (no se celebra un juicio, sino un banquete). Ni es una exhortación ética para ser generoso con quien pide un poco de aceite. La parábola viene a recordar que, al banquete de boda, que es la presencia de Jesús en esta vida, entran los que viven preparados para eso: los que no centran su vida en cumplir observancias y privaciones religiosas, los pobres, sencillos, humildes y gentes que no son los que se ven como los importantes y los selectos de este mundo. Las jóvenes invitadas, que finalmente no entraron en la boda, tuvieron una equivocación fatal: ellas se vieron como las preferidas y escogidas. Y por eso se sintieron seguras. No les importó la falta de aceite. El hecho de sentirse las "elegidas selectas" fue su perdición.

     ¡Qué peligroso es sentirse superior a los demás!

 

San Josué

 


 

 

Martirologio Romano: 

Conmemoración de san Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, que, al recibir la imposición de manos por Moisés, fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de Moisés introdujo de modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra de promisión (Jos, 1, 1). Muerto Moisés, Josué es el capitán que introducirá a su gente Tierra Prometida. Ya era la hora de poseer la tierra que Dios prometió a los israelitas al sacarlos de Egipto. Han pasado cuarenta años. Es un pueblo joven el que está en las proximidades de Canán. Son los hijos de los que Yahvé sacó con mano poderosa. Se han curtido en el desierto inhóspito donde han vivido del mimo de Dios y presenciando a diario sus grandezas. Tienen esculpida en su alma la idea de que sólo en la fidelidad a la Alianza tienen garantía de la protección de Dios.

 

Breve Reseña

Josué es un varón pletórico de fe y casto, joven y fuerte, que mantiene la seguridad de que será Dios quien vencerá a los poderosos habitantes de la tierra que se les da en posesión. Tienen que pelearla, pero sólo Dios les dará la victoria.

Jericó es la plaza fuerte que les abrirá las puertas a la conquista. Posee murallas duras y sus habitantes están aprestados a defenderla.

Es Dios quien habla ahora con Josué, como antes lo hiciera con Moisés, dándole instrucciones para la empresa. No se le pedirá pasividad, sino una disposición absoluta al misterio. La táctica guerrera sugerida es la más impensada y la menos descrita en las praxis de la guerra: hay que dar vueltas a la ciudad, cantando y tocando las trompetas. Así se caerán las potentes murallas de defensa.

Sin un "pero" de Josué y con la presteza originada por la fe sucede como Dios dice. Y es que Dios se ríe de las encuestas, la lógica humana se ve superada en su potencia y las estadísticas de los hombres se tornan enanas en su presencia. Sin embargo, la fe hace que se derriben las más altas murallas de la tierra.

 

Fuente: Archiciócesis de Madrid.

 

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